Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. Efesios 5:1–2
La importancia de nuestro ‘andar’
cristiano abarca todas las áreas de nuestras vidas, desde nuestro nuevo
nacimiento hasta el momento en el que seremos llevados a nuestro hogar en la
gloria.
En Efesios, el término ‘andar’ se
menciona siete veces. En el pasaje de hoy, se nos exhorta a andar en amor,
tomando a Cristo como nuestro ejemplo supremo. Sin embargo, seguir su ejemplo
no es lo que nos convierte en sus “hijos amados”, pues somos hijos de Dios por
su gracia soberana por medio de Cristo, quien nos amó y se entregó a sí mismo
por nosotros. Su glorioso sacrificio ascendió como un aroma agradable a Dios, y
esta victoria triunfante será celebrada por toda la eternidad.
Hubo un tiempo en el que andábamos
según “la corriente de este mundo” (Ef. 2:2). Gracias a Dios, ese tiempo
ha pasado. Él ha hecho algo nuevo de aquellos que antes éramos ignorantes,
muertos en delitos y pecados. No se trata simplemente de algo viejo que se ha
reparado para que luzca como nuevo, sino de algo realmente nuevo. Dios nos ha
dado vida en Cristo Jesús, capacitándonos para andar en el camino que él
preparó de antemano (véase Ef. 2:10). Al considerar la grandeza de Dios,
las riquezas de su misericordia y el pleno amor que nos tiene, ¡con razón
podemos gloriarnos solo en la cruz de Cristo (véase Gá. 6:14)!
Con el fin de ser coherentes con
nuestro llamamiento, debemos caminar en conformidad con la maravillosa posición
en la que hemos sido puestos por gracia (véase Ef. 4:1). El apóstol nos
recuerda que nuestro andar ahora es diferente; no debe ser gobernado por la
inutilidad de la mente, sino que debemos reconocer de forma práctica que
Jesucristo es el Señor y que tiene el control de nuestra vida (véase Ef.
4:17). En este mundo oscuro, debemos andar como hijos de luz (véase Ef.
5:8) y con sabiduría espiritual, manteniendo nuestros corazones y mentes
centrados en Cristo (véase Ef. 5:15).
Jacob Redekop
No hay comentarios:
Publicar un comentario