En 1ª Corintios 2: 6, el Apóstol
dice: "Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado
madurez". Y luego, en 1ª Corintios 3: 1-3, él dice, "Y yo,
hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a
niños en Cristo. Os di a beber leche, y no alimento sólido; porque aún no erais
capaces, ni sois capaces todavía, porque aún sois carnales". 1ª
Corintios 3: 1-3 – RV1977). Aunque estos dos términos no se encuentran en el
mismo versículo ellos parecen ser otro contraste donde Pablo compara el estado
y la madurez de los cristianos.
EL HOMBRE CARNAL
"Carnal"
significa, 'guiado por las sensaciones de los sentidos'. Dicha palabra
Indica un estado en que la persona es gobernada por la carne y no por el
Espíritu. Un hombre "carnal" podría incluso ser un cristiano
que tiene el Espíritu de Dios, pero no vive según el Espíritu. Un cristiano
carnal se anquilosará en su crecimiento espiritual. Este era el problema con
muchos de los corintios.
Hay tres ocasiones
en las que el apóstol Pablo habla de un niño de forma no recomendable. Muchos
de los creyentes judíos estaban aún en aquel estado porque no habían abandonado
las formas y rituales de la religión terrenal, — el Judaísmo. (Hebreos 5:
11-14). Del mismo modo, un creyente que se aferra a un orden religioso externo,
formal, en la cristiandad, también se verá impedido en su crecimiento. Luego,
en Efesios 4, Pablo habla de los cristianos que permanecen como "niños"
por no aprovechar los dones que Cristo, la Cabeza celestial, ha concedido a la
Iglesia. (Efesios 4: 14). El propósito de estos dones es ayudar a los santos a
entender la verdad y a andar conforme a ella. Luego estaban los corintios que
eran "niños" por otro motivo, — la carnalidad al seguir a
hombres. (1ª Corintios 3: 1-4). Ninguno de estos, obviamente, son encomiables.
El único momento en que la niñez espiritual es aceptable es cuando una persona
es joven en la fe, siendo recién salva. (1ª. Juan 2: 18-27).
EL HOMBRE MADURO
Maduro conlleva
el pensamiento de 'perfecto' o 'crecimiento pleno'. Un hombre maduro
no es uno que nunca comete un error sino un creyente que tiene un solo
objeto en Su vida, — Cristo. (Filipenses 3: 13-15). Cuando el Señor venga,
seremos hechos perfectos en todo el sentido de la Palabra. Ya no
tendremos la carne y por lo tanto ya no fallaremos en nada. (Filipenses 3: 12;
Hebreos 11: 40; Hebreos 12: 23). Pero hasta ese momento el deseo de Dios es que
espiritualmente "lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del
Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de
Cristo; para que ya no seamos niños". (Efesios 4: 13, 14).
La costumbre de Pablo era hablar de la sabiduría de
Dios "entre los que han alcanzado madurez". (1ª Corintios 2:
6). Comentando acerca de este versículo Hamilton Smith dijo: «El término ["madurez"]
no designa simplemente a un creyente en contraste con un pecador. Dicho término
es usado más bien para describir a un creyente adulto y maduro en contraste con
aquellos de quienes el Apóstol habla como siendo niños». Ello significa que
Pablo procuraba llegar a aquellos de su audiencia que estaban avanzando
espiritualmente. Si ellos recibían su doctrina y eran edificados mediante ella a
su vez podían presentarla a los demás cuando ellos podían recibirla. Pablo
enseñó a Timoteo a hacer lo mismo. Él debía presentar la verdad a "hombres
fieles" para que enseñaran también a otros (2ª Timoteo 2: 2). Aunque
la mayoría de los corintios eran "niños" debido a su
carnalidad, había algunos que eran "maduros" en este sentido.
1ª Corintios 16: 15-18 indica esto. Era a éstos a quienes Pablo procuraba
comunicar el "alimento sólido" de la verdad, pero a los "niños"
él los alimentaba sólo con "leche".
Perfil Escritural del Hombre Maduro (Perfecto).
1.
Tiene un solo interés
en la vida, — Cristo. (Filipenses 3: 13-15).
2.
Toma alimento sólido y
no sólo leche. (Hebreos 5: 11, 12).
3.
Anda en separación del
mundo. (2ª Corintios 6: 14-17).
4.
Se juzga a sí mismo.
(2ª Corintios 7: 1).
5.
Ha abandonado el
judaísmo y todos sus principios judaicos. (Hebreos 6: 1-4).
6.
Es gobernado por la
obediencia sencilla. (1ª. Juan 2: 5).
7.
Tiene un amor más
profundo y amplio por los demás. (1ª. Juan 4: 11, 12).
8.
Está menos ansioso en
la prueba. (Santiago 1: 2-4).
9.
Controla su lengua.
(Santiago 3: 2).
10.
Es generoso con sus
posesiones. (Mateo 19: 21).
11.
Anda en coincidencia
con sus hermanos. (Juan 17: 21-23).
12.
Su servicio es
conforme al pensamiento de Dios. (Hebreos 13: 21).
Algunas consideraciones prácticas
Podemos preguntarnos por qué es
que algunos cristianos después de ser salvos, progresan rápidamente en las
cosas divinas mientras que otros parecen progresar más lentamente con muchos altibajos.
Si nosotros lo tuviéramos marcado en un gráfico la línea sería casi vertical
para algunos mientras que para otros ascendería y descendería. Algunos imaginan
que esto es debido a que todos tenemos distintos niveles de inteligencia. Otros
dirán que ello tiene que ver con que, si usted es estudioso o no, — a menudo
excusándose ellos mismos diciendo que no son lectores. Y además algunos piensan
que usted necesita tener un don para ello y que no todos los cristianos lo
tienen. Pero estos no son los motivos por los que unos crecen más rápido que
otros.
Alguien dijo que el crecimiento
espiritual es como encender una fogata. Usted puede colocar la leña de tal
manera que cuando encienda el fuego este realmente prenda y arda bien. Pero
usted también puede colocar la leña descuidadamente de modo que el fuego no
enciende muy bien. Lo mismo ocurre en las cosas de Dios. Nosotros necesitamos
tener ciertos principios a punto en nuestras vidas para que el Espíritu de Dios
pueda tomar la verdad de Dios y aplicarla a nuestros corazones y conciencias
para crear un crecimiento verdadero. Ya que hay un paralelo entre el
crecimiento natural y el crecimiento espiritual nosotros necesitamos tener las
siguientes cosas a punto en nuestras vidas, a saber,
Buen alimento,
— alimentarse de Cristo en la Palabra de Dios. (1ª Pedro 2: 1, 2).
Aire fresco,
— Respirar la atmósfera celestial de la comunión con Dios Padre y con Su Hijo. (Juan
14: 23).
Ejercicio regular,
— Juicio propio mediante el cual toda cosa carnal es eliminada de nuestras vidas.
(1ª Timoteo 4: 7).
Un entorno libre de
contaminación, — comunión cristiana en separación
del mundo. (2ª Corintios 6: 14-17; Hechos. 4: 23; 2ª Timoteo 2: 22).
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