miércoles, 19 de enero de 2022

La separación del creyente la enseña el Espíritu Santo

 Lot, Jonatán, Dina, Demas

            La máxima regla de la separación la explicó nuestro Señor Jesucristo el día que le presentaron la moneda del tributo, un denario. Cristo dijo: “Pagad pues a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.” (Mateo 22:15-22)

            La separación, más que una regla, es una doctrina establecida desde el principio del mundo. Dios separó la luz de las tinieblas; separó los cielos de la tierra; separó las aguas de la seco; separó el día de la noche. Esta línea de separación que comenzó en Génesis llega hasta el Apocalipsis: “Salid de ella, pueblo mío, porque no seáis participantes de sus plagas.” (18:4) Los salmos de David empiezan con la separación: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado.” (Salmo 1:1)

            El Señor vivió entre los hombres haciendo bien, separado de su sociedad. “Cada uno se fue a su casa; y Jesús se fue al monte de las Olivas.” (Juan 7:58, 8:1) Jeremías dijo: “Me senté solo.” (Jeremías 15:17) Daniel se apartó de las comidas y costumbres paganas de la corte de Babilonia. (Daniel 1:8, 5:17) Cristo no quiso ser juez en la política de su país. (Lucas 12:14)

            Pablo resume la doctrina de la separación de una manera más amplia, dándonos el valor y carácter que influye la separación en la vida espiritual del cristiano. “No os juntéis enyugo con los infieles: porque ¿qué compañía tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el fiel con el infiel? ¿Qué concierto el templo de Dios con los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré en ellos, seré el Dios de ellos, y ellos serán mi pueblo.” (2 Corintios 6:14-16)

            Tengo en la mente y en la punta del lápiz meditaciones bíblicas de varias personas consideradas entre los santos, algunas de ellas fieles en sus compromisos, pero no estaban en el lugar de la separación. A ninguno de ellos mandó Dios a escoger o permanecer en el lugar oposición que escogieron.

·  Lot estaba en Sodoma por amor a los bienes terrenales

            Muchos justos levantaron sus ojos en oración al Señor para escoger la voluntad de Dios. Pero de Lot se dice: “Alzó Lot sus ojos y vió toda la llanura del Jordán.” Ocho palabras nos dan la clave de cómo se puede perder la visión de las virtudes del siglo venidero, y de una manera gradual dejar el lugar de separación: Lot miró, escogió, se fue, se asentó, se apartó. (Génesis 13:10,11) Parece que había esperanza en las seis palabras primeras, pero, ¡qué triste! las dos últimas palabras: “se apartó.” ¿Era la sal de su tío Abraham que lo sazonaba?

            Hay hermanos que sólo están sostenidos en la asamblea por el influjo de otros. A veces es el esposo por la esposa o viceversa, hijos sostenidos por la tutela y confianza de sus padres, o por un anciano firme en sus convicciones. Hay otros cuyo corazón no es recto, que han escogido en secreto; se solazan en los deseos carnales y sólo esperan el momento cuando el enemigo les presenta la ocasión.

            De Lot sabemos que no participó del pecado de los sodomitas, pero ¡pobre hombre! aunque la hacienda hubiera prosperado mucho, no sentía ningún gozo en su vida. Parece que Dios mismo le envió como disciplina una conciencia viva y acusadora: “Porque este justo con ver y oir, morando entre ellos, afligía cada día su alma justa con los hechos de aquellos injustos.” (2 Pedro 2:8) El que es de Dios no puede sentirse satisfecho fuera del lugar de separación. Abraham volvió por sus jornadas, Isaac regresó a Beer-seba, Jacob subió a Beth-el.

            Lot no podía hallar regocijo en ninguna parte de Sodoma. Tal vez lo que más le afligía el alma era la corrupción sodomítica en su propia casa. Sabemos muy poco: dónde halló Lot su mujer, si en Egipto, en Beth-el o el Sodoma. Debía ser muy tediosa la vida de Lot sin tener ninguna colaboración con los de su casa, sólo oír chanzas, blasfemias, inmoralidades. El mismo Lot no parece que fuera muy espiritual, pues no encontramos en su historia ni una oración hecha por él, pero sí debía ser muy experto en el comercio. “Fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma.”

·         Dina “salió a ver las hijas del país.” Sintió fastidio en el lugar de separación. (Génesis 34:1,2)

            Se necesitan años de explicación para mitigar o deshacer la sombra que deja un mal ejemplo. Jacob y su poligamia abrió en aquella joven el deseo de lo desconocido. Posiblemente Dina estaba en la edad de la coquetería, cuando las jóvenes creen que pueden alcanzar lo que desean por imitar las conversaciones, las modas y los ademanes de las mundanas.

            ¡Cuánto tino necesitan los padres para mantenerse en el lugar de separación y obtener limpia conducta delante de sus hijos! Hay madres que le importa un pito decir mentiras, o criticar o poner sobrenombres delante de sus hijos. Los padres son la cabeza de casa: “Que gobiernen bien su casa, que tengan sus hijos en sujeción con toda honestidad,” (1 Timoteo 3:4) La madre en la crianza y formación de los sentimientos: “Que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.” (Tito 2:4,5)

·  Jonatán tenía mucho amor a David, pero mucho apego a las comodidades de la corte. (1 Samuel 20:43)

Para muchos es difícil mantenerse en el lugar de separación. Cristo tiene muchos amigos de su reino, pero no quieren llevar la cruz. Hasta cierta medida Jonatán tenía más luz que Moisés. Moisés hizo su escogimiento por fe: “Escogiendo antes ser afligido con el pueblo de Dios, que gozar de comodidades temporales del pecado.” (Hebreos 11:25) Jonatán tenía señales a la vista de que David iba a reinar, pero antes tenía que identificarse primero con los sufrimientos de David.

            Ciertamente muchos aman al Señor, pero no quieren salir fuera del real llevando su vituperio. Algunos como Lot no están completamente en el mundo, pero han llevado el mundo a la casa. La mujer de Lot y sus hijas “borrachas” de vino, ¡y qué vino tan sabroso es el de Sodoma! Lot aprendió a beberlo hasta emborracharse. Hay creyentes que tiene hijos e hijas borrachos de mundo también, las hijas con pantalones, algunas divorciadas y casadas de nuevo. La televisión en la casa enseña todo lo que se necesita para corromper las buenas costumbres. Ahí se sienta también el padre y la madre a ver su película, y la excusa es que los hijos ya están grandes y no podemos dominarlos. Lo que pasó es que no hubo separación absoluta desde el principio, y el monte que no se arrancó chiquito ha crecido con espinas y abrojos.

·  Demas, ingrato, abandonó al anciano apóstol en la cárcel por amor a mundo. (2 Timoteo 4:10)

            Demas es el hombre que empezó bien y terminó mal. Demas, el creyente que sufrió reproches, posiblemente cárcel, junto con otros hermanos. Demas, que llegó hasta las alturas de codearse en el saludo con los santos insignes. Demas, el discípulo que tuvo el honor de oír las preciosas enseñanzas del gran apóstol Pablo.

            No sabemos si sería en la ciudad o en la cárcel de Roma donde Demas oyó las palabras persuasivas de la serpiente antigua que le cautivaron. Dejó el lugar de separación. Las flaquezas, las afrentas, las necesidades, las persecuciones y angustias por Cristo le escandalizaron. Dejó de militar en las filas de Cristo y se afilió a la política de este mundo. Posiblemente salió empleado para Tesalónica, pero ...

            “¡Oh Jehová, esperanza de Israel! todos los que te dejan serán avergonzados, y los que de ti se apartan, serán escritos en el polvo; porque dejaron la vena de aguas vivas, a Jehová.” (Jeremías 17:13).

José Naranjo

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