Lot, Jonatán, Dina, Demas
La máxima regla de la separación la
explicó nuestro Señor Jesucristo el día que le presentaron la moneda del
tributo, un denario. Cristo dijo: “Pagad pues a César lo que es de César, y a
Dios lo que es de Dios.” (Mateo 22:15-22)
La separación, más que una regla, es
una doctrina establecida desde el principio del mundo. Dios separó la luz de
las tinieblas; separó los cielos de la tierra; separó las aguas de la seco;
separó el día de la noche. Esta línea de separación que comenzó en Génesis
llega hasta el Apocalipsis: “Salid de ella, pueblo mío, porque no seáis
participantes de sus plagas.” (18:4) Los salmos de David empiezan con la
separación: “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni
estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado.”
(Salmo 1:1)
El
Señor vivió entre los hombres haciendo bien, separado de su sociedad. “Cada uno
se fue a su casa; y Jesús se fue al monte de las Olivas.” (Juan 7:58, 8:1)
Jeremías dijo: “Me senté solo.” (Jeremías 15:17) Daniel se apartó de las
comidas y costumbres paganas de la corte de Babilonia. (Daniel 1:8, 5:17)
Cristo no quiso ser juez en la política de su país. (Lucas 12:14)
Pablo
resume la doctrina de la separación de una manera más amplia, dándonos el valor
y carácter que influye la separación en la vida espiritual del cristiano. “No
os juntéis enyugo con los infieles: porque ¿qué compañía tiene la justicia con
la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Qué concordia Cristo
con Belial? ¿O qué parte el fiel con el infiel? ¿Qué concierto el templo de
Dios con los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como
Dios dijo: Habitaré y andaré en ellos, seré el Dios de ellos, y ellos serán mi
pueblo.” (2 Corintios 6:14-16)
Tengo
en la mente y en la punta del lápiz meditaciones bíblicas de varias personas
consideradas entre los santos, algunas de ellas fieles en sus compromisos, pero
no estaban en el lugar de la separación. A ninguno de ellos mandó Dios a
escoger o permanecer en el lugar oposición que escogieron.
·
Lot estaba
en Sodoma por amor a los bienes terrenales
Muchos
justos levantaron sus ojos en oración al Señor para escoger la voluntad de
Dios. Pero de Lot se dice: “Alzó Lot sus ojos y vió toda la llanura del
Jordán.” Ocho palabras nos dan la clave de cómo se puede perder la visión de
las virtudes del siglo venidero, y de una manera gradual dejar el lugar de
separación: Lot miró, escogió, se fue, se asentó, se apartó. (Génesis 13:10,11)
Parece que había esperanza en las seis palabras primeras, pero, ¡qué triste!
las dos últimas palabras: “se apartó.” ¿Era la sal de su tío Abraham que lo
sazonaba?
Hay
hermanos que sólo están sostenidos en la asamblea por el influjo de otros. A
veces es el esposo por la esposa o viceversa, hijos sostenidos por la tutela y
confianza de sus padres, o por un anciano firme en sus convicciones. Hay otros
cuyo corazón no es recto, que han escogido en secreto; se solazan en los deseos
carnales y sólo esperan el momento cuando el enemigo les presenta la ocasión.
De
Lot sabemos que no participó del pecado de los sodomitas, pero ¡pobre hombre!
aunque la hacienda hubiera prosperado mucho, no sentía ningún gozo en su vida.
Parece que Dios mismo le envió como disciplina una conciencia viva y acusadora:
“Porque este justo con ver y oir, morando entre ellos, afligía cada día su alma justa con los hechos
de aquellos injustos.” (2 Pedro 2:8) El que es de Dios no puede sentirse
satisfecho fuera del lugar de separación. Abraham volvió por sus jornadas,
Isaac regresó a Beer-seba, Jacob subió a Beth-el.
Lot no podía hallar regocijo en
ninguna parte de Sodoma. Tal vez lo que más le afligía el alma era la corrupción
sodomítica en su propia casa. Sabemos muy poco: dónde halló Lot su mujer, si en
Egipto, en Beth-el o el Sodoma. Debía ser muy tediosa la vida de Lot sin tener
ninguna colaboración con los de su casa, sólo oír chanzas, blasfemias,
inmoralidades. El mismo Lot no parece que fuera muy espiritual, pues no
encontramos en su historia ni una oración hecha por él, pero sí debía ser muy
experto en el comercio. “Fue poniendo sus tiendas hasta Sodoma.”
·
Dina “salió a ver las hijas del país.” Sintió fastidio en el lugar de
separación. (Génesis 34:1,2)
Se
necesitan años de explicación para mitigar o deshacer la sombra que deja un mal
ejemplo. Jacob y su poligamia abrió en aquella joven el deseo de lo
desconocido. Posiblemente Dina estaba en la edad de la coquetería, cuando las
jóvenes creen que pueden alcanzar lo que desean por imitar las conversaciones,
las modas y los ademanes de las mundanas.
¡Cuánto tino necesitan los padres
para mantenerse en el lugar de separación y obtener limpia conducta delante de
sus hijos! Hay madres que le importa un pito decir mentiras, o criticar o poner
sobrenombres delante de sus hijos. Los padres son la cabeza de casa: “Que
gobiernen bien su casa, que tengan sus hijos en sujeción con toda honestidad,”
(1 Timoteo 3:4) La madre en la crianza y formación de los sentimientos: “Que
enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser
prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para
que la palabra de Dios no sea blasfemada.” (Tito 2:4,5)
·
Jonatán tenía mucho amor a David, pero mucho apego a las comodidades de la
corte. (1 Samuel 20:43)
Para muchos es difícil mantenerse en el lugar de
separación. Cristo tiene muchos amigos de su reino, pero no quieren llevar la
cruz. Hasta cierta medida Jonatán tenía más luz que Moisés. Moisés hizo su
escogimiento por fe: “Escogiendo antes ser afligido con el pueblo de Dios, que
gozar de comodidades temporales del pecado.” (Hebreos 11:25) Jonatán tenía
señales a la vista de que David iba a reinar, pero antes tenía que
identificarse primero con los sufrimientos de David.
Ciertamente muchos aman al Señor,
pero no quieren salir fuera del real llevando su vituperio. Algunos como Lot no
están completamente en el mundo, pero han llevado el mundo a la casa. La mujer
de Lot y sus hijas “borrachas” de vino, ¡y qué vino tan sabroso es el de
Sodoma! Lot aprendió a beberlo hasta emborracharse. Hay creyentes que tiene
hijos e hijas borrachos de mundo también, las hijas con pantalones, algunas
divorciadas y casadas de nuevo. La televisión en la casa enseña todo lo que se
necesita para corromper las buenas costumbres. Ahí se sienta también el padre y
la madre a ver su película, y la excusa es que los hijos ya están grandes y no
podemos dominarlos. Lo que pasó es que no hubo separación absoluta desde el
principio, y el monte que no se arrancó chiquito ha crecido con espinas y
abrojos.
·
Demas, ingrato, abandonó al anciano apóstol en la cárcel por amor a mundo. (2
Timoteo 4:10)
Demas
es el hombre que empezó bien y terminó mal. Demas, el creyente que sufrió
reproches, posiblemente cárcel, junto con otros hermanos. Demas, que llegó
hasta las alturas de codearse en el saludo con los santos insignes. Demas, el
discípulo que tuvo el honor de oír las preciosas enseñanzas del gran apóstol
Pablo.
No
sabemos si sería en la ciudad o en la cárcel de Roma donde Demas oyó las
palabras persuasivas de la serpiente antigua que le cautivaron. Dejó el lugar
de separación. Las flaquezas, las afrentas, las necesidades, las persecuciones
y angustias por Cristo le escandalizaron. Dejó de militar en las filas de
Cristo y se afilió a la política de este mundo. Posiblemente salió empleado
para Tesalónica, pero ...
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