viernes, 2 de noviembre de 2012

DIOS SATISFECHO


Si usted ha ofendido gravemente a una persona y un amigo desea ofrecer a esa persona una satisfacción, o sea una reparación, ¿quién debe aceptarla?
—    Indudablemente, la persona ofendida.
—    Pues, ¿a quién ha ofendido usted con sus peca­dos?
—    A Dios.
—    ¿Y quién debe aceptar la reparación?
—    Es Dios también.
—    ¡Esta es la verdad! ¿Cree usted que Dios haya aceptado la reparación?
—    Sí, lo creo.
—    ¿Y que Dios esté...?
—    ¡Satisfecho!
—    Y usted, ¿no está satisfecho, tranquilo?
—    Ya comprendo claramente ahora. Cristo ha hecho toda la obra y Dios la ha aceptado, de modo que ya no hay problema en cuanto a mi culpabilidad o a mi justicia. Cristo es mi justicia. Cristo es mi justicia ante Dios. Es maravilloso y sencillo a la vez. ¿Cómo es que mis ojos estaban cerrados ante la verdad de la Palabra?
—    Esta es la fe en la obra de Cristo: no que nosotros aceptemos esta obra, por felices que seamos en hacerlo, sino que creamos que Dios la ha aceptado, que Dios está satisfecho.

Cuando Peca el Cristiano



EL CAMINO HACIA EL PERDON Y LA LIMPIEZA.
Cuando el cristiano peca, puede parecerle que ha llegado ya al fin de su pequeño mundo.
Pedro había negado tres veces a su Señor y cuando cantó el gallo, salió y lloró amargamente. Dejó de pensar en su obra de pescador de hombres, y resolvió volver a su barco. Puedo com­prender bien la desesperación que debe haberse apoderado de su espíritu. La comunión con Dios había sido interrumpida, y el go­zo había desaparecido. Pedro no tenia ninguna seguridad de que Dios lo utilizaría nuevamente, de que Dios escucharla sus oracio­nes. Creo que su alma habrá estado llena de odio, a sí mismo y a su pecado, y desesperación frente a la aparente imposibilidad de volver a la comunión y utilidad del servicio cristiano. No me sorprenden sus lágrimas. Tampoco me sorprende que el Señor haya tenido que preguntarle solemnemente tres veces para probar su amor.
Supongo que Pedro no se habrá dado cuenta que en un solo instante, podría haber obtenido el perdón completo, ¡a limpieza perfecta, y la restauración de su comunión con el Salvador. He conocido a creyentes que, después de haber pecado, han caído en la desesperación. Algunos se han suicidado. Muchos miles de cristianos han pasado por aquel Pantano del Desaliento de que ha­bla Bunyan. Sintiéndose culpables y tan alejados de la presencia de Dios, se han imaginado que han cometido el pecado imperdo­nable y que han sido alejados para siempre del rostro de Dios.
¡Oh, pobre pecaminoso hijo de Dios, tengo buenas noticias para ti! Es cierto que el pecado es malvado y odioso. Que el pe­cado es asesino. Que es una tragedia indescriptible. No es po­sible expresar el peligro, el daño, la maldad de aquel paso que lleva a pecar a un hijo de Dios. Pero, gracias al Señor, el Salva­dor ha preparado un camino de inmediato perdón, limpieza y paz. Como pobre pecador que he encontrado la misericordia de Dios, déjame que te cuente acerca del camino al perdón inmediato, el camino que lleva a la completa restauración de la comunión con Dios.

LA CONDICION SENCILLA QUE PONE DIOS PARA PERDONAR Y LIMPIAR ES LA CONFESION Y EL APARTAMIENTO.
La tenemos expresada en 1ª Juan 1:9. Cualquier cristiano que confiesa honestamente su pecado a Dios, recibe instantáneamente el perdón y la limpieza. La misma verdad la encontramos en Pro­verbios 28:13. "El que encubre sus pecados, no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta, alcanzará misericordia". Es decir que la confesión honrada, que incluye el apartamiento del pecado, trae inmediatamente la misericordia, Alabado sea Dios.
Cuando un niño viene corriendo a su padre y le dice: "Papá he hecho mal. Lo siento mucho. Perdóname, papá", el padre ya no necesita castigar al niño. Esta, ya ha abandonado su pecado, odiado y juzgado su pecado. Como respuesta a esta clase de con­fesión, viene el inmediato perdón de Dios. ¿Parece demasiado fá­cil?
¿Parece que Dios trata con demasiada liviandad al pecado cuando perdona instantáneamente al cristiano que con honestidad juzga sus faltas, las deja y confiesa?
No, de ninguna manera. Dios no hace mal en perdonar ins­tantáneamente el pecado que es confesado con sinceridad de co­razón. Por el contrario, Dios no podría ser fiel, ni honrado, ni justo, si no perdonara ese pecado que odiamos, que juzgamos, que confesamos y que abandonamos.
¿Qué entendemos por "confesar nuestros pecados”? En pri­mer lugar, la confesión no sólo significa que reconocemos que co­metimos el hecho, sino que reconocemos que éste era pecado. Ten cuidado de que tu corazón no le diga al Señor: "Si, efectiva­mente yo cometí ese hecho pero no tuve la culpa". Eso no es con­fesar tus pecados, sino tratar de disculparlos. Luego, toda confe­sión sincera lleva en si ya la idea de abandonar el pecado confe­sado. Si con tus labios dices: "Señor me arrepiento de este peca­do", pero con tu corazón estas diciendo "mas todavía quiero con­tinuar en él ", no estas confesando nada, sino que eres un hipócrita.
¿Has confesado tu pecado a Dios? Entonces te ruego, que­rido hermano afligido, que creas en su Palabra y aceptes su perdón. No hace falta que mires hacia el pasado ni que llores sobre aque­llos pecados que has confesado con sinceridad y has abandonado. No debes mirar hacia adelante con temor, pensando en que tal vez en el futuro caigas de nuevo. Eres débil, pero Dios lo sabe, y bástate su gracia. Mí querido lector cristiano: ¿Aceptas el perdón que Dios promete? Espero que hagas de esto un asunto de todos los días; que cada día confieses cualquier pecado conocido que se ha­ya levantado para dañar la comunión con Dios; que cada día exijas para ti mismo el perdón, una vez que lo hayas juzgado y abando­nado. De esa manera podrás vivir una vida alegre y gozosa de co­munión con Cristo.
Contendor por la fe,  Nº 145-146, 1975


CARACTERÍSTICAS DE LA IGLESIA NUEVO TESTAMENTARIA


En estos días cuando hay una multiplicidad de divisiones, todos diciendo ser la iglesia, cabe preguntar de la manera en qué se presenta en el Nuevo Testamento sin que haya prejuicios en nuestra mente. Procuraremos darle el sentido que se le ha dado en el Nuevo Testamento.
La primera impresión dada es que la iglesia en cualquier localidad se compone de todo creyente en tal lugar y no incluye a nadie que no sea verdadero creyente en el Señor Jesucristo. No se congregan necesariamente en un solo edificio para adorar, alabar o ser edifi­cados, por el hecho de que puede haber porciones de toda la compañía de creyen­tes en diferentes sectores de la localidad, hasta en casas particulares como se ve cuando fueron mandados saludos a las iglesias que se reunían en las casas de ciertos individuos. (Cabe mencionar que ningún grupo se justificó en reunirse aparte por disensión o dificultad.) Esto demuestra que la iglesia no tiene conexión necesaria con ciertos edificios, gran­des o pequeños, en que los creyentes pue­dan reunirse. Cuando el Nuevo Testa­mento se refiere a la iglesia, señala la compañía que se distingue de los demás por la fe que la liga al Señor Jesucristo.
En seguida por nuestra lectura del Nuevo Testamento nos impresionamos por el hecho de que la iglesia es una com­pañía donde el Espíritu Santo es opera­tivo, máxime en el libro de los Hechos donde vemos a la iglesia funcionando. El vino manifiestamente a la iglesia en Jerusalén en el día de Pentecostés, y si­guieron manifestaciones de su obra y presencia provisto que los grupos de cre­yentes se quedaran leales al verdadero señorío de Jesucristo. Si no existe la evidente manifestación del Espíritu San­to en una compañía de creyentes, tal grupo es deficiente de esta característica destacada de la iglesia nuevotestamentaria. En donde tal sucede debe haber una preocupación por la razón de la de­ficiencia.
Quizá la próxima impresión que logramos respecto a esta iglesia es que está poseída de Escrituras a las cuales se hace referencia en toda ocasión y que son autoritativas para toda doctrina y práctica. Nunca hay referencia a otros libros u hombres fuera de la autoridad de estas Escrituras para instrucción en cualquier doctrina o la corrección de los pensamientos y la conducta. Entonces, cualquier grupo de "creyentes" que fun­da la vida de su iglesia o su práctica afuera de estas Escrituras inspiradas, la Biblia, no sigue la norma nuevotestamentaria.
Otra cosa que caracteriza la igle­sia del Nuevo Testamento es la observan­cia de dos ordenanzas; el bautismo y la cena del Señor. Si una persona ha llegado a ser discípulo por creer en el Se­ñor Jesucristo (esto abarca el arreglo de cualquier anoma-lía pendiente en la vida que no sea consistente con su nueva pro­fesión) no se le puede impedir el bautismo. Tal bautismo siempre será por inmersión en agua, así simbolizando la experiencia del creyente en su comunión con Cristo en su muerte, sepultura y re­surrección. Vemos también que la orde­nanza de la cena del Señor se celebra ca­da primer día de la semana y que consis­te en la reunión de los creyentes para participar del pan y tomar de la copa; el pan significando el cuerpo de Cristo ofre­cido en la cruz del Calvario, y la copa, o sea su contenido, el vino, representando su sangre redentora derramada. El pro­pósito de esto es doble: Primeramente es un recordatorio de Cristo y luego es un anuncio de su muerte (1ª Corintios 11:24-25). El Pan y la copa están separados, así representando el cuerpo y la sangre, los cuales fueron separados en su muerte y por esto nos es dada efectivamente una ilustración de su muerte.
Ahora vemos otra característica distintiva de la iglesia del Nuevo Testa­mento en que hay ancianos, obispos o sobreveedores (una y la misma persona) quienes tienen la responsabilidad de cui­dar y dirigir en su compañía local. No son puestos por ningún hombre sino co­mo Pablo dijo a los ancianos de Éfeso: "El Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Se­ñor" (Hechos 20:28). (Nótese que en v.17 estos mismos "obispos" se llaman "ancianos" y hay una pluralidad.) A los hombres capaces, el Espíritu Santo les dota de esta obra y responsabilidad y cuando son cumplidos al respecto, son reconocidos por la iglesia como tales y por lo tanto no son como oficiales sino obreros. (El obispado es más bien una función u obra y no una posición de mando.) A la par de los ancianos van los siervos o diáconos viniendo a ser los que hacen toda clase de servicio del cual hay una variedad abundante en conexión con estos grupos de creyentes.
A continuación vemos un ministe­rio especial levantado adentro de estas iglesias nuevo testamentarías por el Señor resucitado y ascendido como se describe ampliamente en la epístola a los efesios, capítulo 4:8-16. "Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas;" y a estos siempre tenemos en las Escrituras inspiradas del Nuevo Testamento. Tam­bién constituyó "a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros." Cualquier iglesia de la norma que establece el Nue­vo Testamento oirá en su medio el mi­nisterio de las Escrituras inspiradas de los apóstoles y profetas. Los pastores y maestros se ocuparán en enseñar las doc­trinas de los apóstoles y profetas y en guiar y cuidar a los creyentes en la sen­da por Cristo trazada. Pero este minis­terio no tiene poderío para monopolizar todo el ministerio para sí, sino es "a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo..." porque todo cre­yente tiene un ministerio que cumplir. El ministerio especial dado por el Señor ascendido tiene como propósito estimu­lar y habilitar este otro ministerio indi­vidual para que cada creyente realice su deber al respecto.
Otra característica que se evidencia en la iglesia del Nuevo Testamento es que ella se hace responsable para evange­lizar a la localidad donde está puesta. Cada creyente individualmente es llama­do a esta obra en la comunidad donde vive para dar testimonio del Señor según las oportunidades y capacidades dadas, y así la obra de evangelización continuará. Es en esta esfera que el evangelista cabe con su obra. A algunos el Señor les da ese don especial de la evangelización y tales dones no son limitados solamente a la localidad en donde fueron dados prime­ramente, sino el evangelista tiende a ir a campos más lejanos, siguiendo la direc­ción del Espíritu Santo. Así hay una salida de aquellos que son especialmente dotados para la obra de evangelización, que pudría ser hasta los cuatro cantones de la tierra. Pastores y maestros, así como Timoteo, son llamados también a la obra evangelizadora - "haz obra de evangelista" (2ª Timoteo 4:5) - aunque su don especial y responsabilidad es de pastorear y enseñar. Este trabajo de evangelizar, sea en la misma localidad o lugares leja­nos, no fue delegado por la iglesia nuevotestamentaria a una sociedad distinta o aparte de tal iglesia, sino las iglesias mismas lo hicieron y mandaron sus pro­pios evangelistas o misioneros y hoy en día la verdadera iglesia, leal a estos principios perdurables, seguirá el mismo estilo.
La gracia de la hospitalidad fue otra marca destacada de la iglesia primitiva. A través de esa gracia se mantenía una comunión amorosa en la iglesia local, proveyendo hogares en donde ayu­da y comunión fueron dispuestas para los que habían salido de sus hogares e iglesias locales para trabajar abnegada­mente en la obra del Señor. Tales hoga­res hospitalarios formaban una base pa­ra la recepción espontánea de creyentes y obreros que necesitaban viajar en me­dio de una comunidad pagana.
No podemos pasar por alto el re­curso de la iglesia del Nuevo Testamen­to a la oración en todo tiempo, mayor­mente en las horas de prueba o dificul­tad. No se convocaron para ver que debería hacerse en tales circunstancias. Tenían el recurso inmediato de la ora­ción, y oraban esperando la respuesta en seguida, y fueron muchas las respuestas e interposiciones que recibieron del Se­ñor.
Nos haría bien y nos ayudaría mucho en seguir la norma nuevotestamentaria si consideráramos nuestra igle­sia local y nuestras ideas al respecto, a la luz de la misma norma ejemplificada en la Palabra de Dios.
(Traducido. Palabras o frases entre paréntesis son del traductor para dilucidar ciertos puntos.)
Contendor por la fe,  Nº 109-110, 1971.

Hombres y Mujeres En La Iglesia


Quisiera que en este tiempo de cumplimientos proféticos, aprendiéramos a conocer las personalidades de diversos hombres y mujeres del Nuevo Testamento, algunos de ellos de los evangelios y otros de Los Hechos y las Epístolas.
      Nos interesan éstos particularmente, porque son personajes iguales a nosotros, hijos de la gracia y miembros de la Iglesia, muchos de ellos (en su mayoría) sin letras, quienes trabajaron para Cristo y sirvieron a la obra con sus dones y talentos.
      Es privilegio del creyente trabajar. La Iglesia de Cristo está formada de todos los redimidos por Su sangre, aunque muchos son llamados pero de éstos, pocos los escogidos. De ello estoy seguro, será una Iglesia santa, pura y sin mancha, como el Señor quiere para su esposa por cuanto El es Santo. La gran doctrina del sacerdocio universal de creyentes está expuesta en las vidas de estas personas, quienes sin títu­los eclesiásticos fueron sacerdotes en el mejor sentido del término (1 Pedro 2:9).
            Tenemos a Lidia, por ejemplo (Hechos 16). Una mujer de negocios, que una vez convertida pone su casa y sus bienes para la obra del evangelio, y hospeda sin temor alguno a los apóstoles recién salidos de la cárcel. Lidia no tuvo miedo de perder clientela o desprestigiarse socialmente, dándose por entero a la obra del Señor, el Hijo de Dios, temor que coarta a tantos creyentes de hoy en día, sino puso todo lo suyo sobre el altar de la consagración, empezando por su negocio.
      Aquila y Priscila (Hechos 15:1-4, 26) son otro ejemplo contundente del valor de unos hermanos consagrados. Eran industriales, fabricantes de tiendas. Convertidos bajo el ministerio del apóstol Pablo, parecieron adquirir las vir­tudes del grande hombre. En tres ciudades donde vivieron, Corinto, Éfeso y Roma, levan­taron iglesias en su casa. Sin duda que fueron maestros y predicadores, predicando la Palabra a los perdidos y edificando luego a los creyentes por medio de las Escrituras. No se puede edificar una iglesia sin buenos conocimientos bíblicos, y este matrimonio ejemplar debió ser instruido en las Sagradas Escrituras para hacer el trabajo que hicieron (Hechos 18:2).
      Gayo es otro simpático personaje de esta lista (3 Juan). Es un líder de la iglesia de Éfeso. Parece que nunca salió de su ciudad, nunca fue pastor, misionero o delegado a algún congreso o conferencia. Trabajó en la iglesia local sin mo­verse de allí; ¡pero qué obra hizo! Halló un ministerio grande hospedando a los siervos de Dios que recorrían los caminos llevando el evangelio. Los sostuvo con sus bienes materiales y con su apoyo moral, y sin duda con sus oraciones. Fue un hombre de la retaguardia, ¡pero qué hombre! La iglesia necesita muchos hombres como Gayo, cuyo amor, consagración y espíritu de sacrificio, unido a su humildad lo hacen factor imprescindible en la epopeya evangélica. No todos han de salir al frente de batalla. Algunos tienen que quedarse en las iglesias para juntar las ofrendas, el dinero indis­pensable, y para socorrer con toda clase de ayuda a los soldados que vuelven del frente, muchas veces heridos y desalentados. Un gran ministerio para muchos hombres fieles.
      Timoteo era joven y pastor. Tito también era pastor. Sus vidas de abnegación, su profunda espiritualidad, su deseo de darse enteramente a los hermanos, su capacitación escritural y su llamado y consagración por el Espíritu Santo, corren parejos con su aprobación por Cristo. Son un ejemplo eterno para pastores y líderes. La obra pastoral requiere mucho sacrificio, mucha paciencia, mucho, muchísimo del Espíritu de Cristo. Sin eso no se puede ser pastor, ni obrero de tiempo completo, ni nada. En todos y cada uno de estos personajes encon­traremos abundante inspiración. Esforcémonos en estos últimos tiempos en presentar sin temor la Palabra de Dios a todos los hombres. Leccio­nes que llenen las necesidades de los alumnos y de nuestro propio corazón. Puede ser que estos primeros meses del año sean magníficos para la gloria del Señor, si nos compenetramos de estas personalidades y afianzamos algo de su fibra en nuestras almas, y luego sabemos inspirar a nues­tros discípulos su mismo ejemplo imperecedero.
      Guarde nuestra alma el encomio que Juan le dirige a Gayo: "Amado, fielmente haces todo lo que haces para con los hermanos y los extranje­ros, los cuales han dado testimonio de su amor en presencia de la iglesia, a los cuales, si ayuda­res como conviene según Dios, harás mucho bien" (3 Juan 5-6).
            Sendas de Vida, 1986, Volumen 4, Nº 1.

Corrupción del Cristianismo y sus Resultados finales


2ª Tesalonicense 2:1-12; Apocalipsis 17, 18.
                       

            Debemos considerar "la predicha corrupción del Cristianismo y sus resultados finales"; la historia, carácter y destino de "Ministerio, Babilonia la grande, la madre de todas las fornicaciones y abominaciones de la tierra". Debemos apartar nuestra vista de una escena de pureza, santidad y gloria, a otra de impureza, embriaguez y vergüenza. Tenemos que apartar nuestra vista de la contemplación de la celestial y verdadera Iglesia, (el cuerpo viviente que está unido a su Cabeza, resucitada y glorificada, y que aun ahora está llamado a una conversación y conducta celestiales, a la participación de su gloria y de su trono después) y lejos de todo esto, dirigirla al repugnante espectáculo de una desvergonzada mujer, que embriagada, se sienta sobre una bestia salvaje y ministrando a expensas de la religión, a las más viles pasiones de los reyes y gobernantes en los pueblos en la tierra.
            Es bueno observar de cuánta importancia es evitar la confusión de pensamientos en nuestros esfuerzos a interpretar las maravillosas y variadas imágenes que se nos presentan en las escrituras proféticas. Ha sido muy generalizado entre los expositores explicar todos los símbolos proféticos del mal, como significando el Papado. Cuán a menudo oímos decir: "Esta bestia significa el Papado: la mujer sentada sobre ella significa el Papado: el cuerno pequeño que creció en su cabeza significa el Papado: y aun la misma bestia con dos cuernos del cap. 13 para algunos significa el Papado". Ahora bien, de seguro que vemos aquí la más extraña confusión. Todos estos variados y diferentes símbolos, y aun en muchos casos en contraste, no pueden ser interpretados correctamente como significando uno y el mismo sistema. ¡Ciertamente la mujer denota algo más que la misma bestia que la lleva! ¡De seguro que la mujer sentada sobre la bestia significa algo más que lo que se quiere dar a entender con el cuerno sobre la cabeza de la bestia! Y ¡de seguro que la bestia, la mujer que la monta, los cuernos sobre la cabeza de la bestia, y la otra bestia de dos cuernos, no pueden significar una y la misma cosa!
            La porción que hemos leído en 2 Tesalonicenses predice en términos muy claros que habría una "caída" o apostasía en la Iglesia. El misterio de la iniquidad ya estaba "obrando" en el tiempo del apóstol; debiendo dar por resultado la manifestación del "hombre de pecado", "aquel inicuo"; el cual solamente será destruido por la manifestación gloriosa del Señor en llama de fuego. Tales, en suma, son las predicciones de las Escrituras respecto a la corrupción del cristianismo y sus finales resultados.
            Así pues, por el símbolo de Babilonia la Grande vemos, que "el ministerio de iniquidad", ha llegado a plena madurez, "misterio", es la inscripción que hallamos puesta sobre la frente de la mística mujer del capitulo 17 del libro del Apocalipsis. Creemos que es el mismo misterio de iniquidad que trata Pablo en 2 Tesalonicenses.
            Se debe observar atentamente a la visión que se nos presenta aquí. Especialmente al leer del versículo 1 al 6. Allí se ve una mujer vestida de púrpura y de escarlata, y dorada con oro, adornada de piedras preciosas y de perlas, teniendo un cáliz de oro en su mano, lleno de abominaciones y de la suciedad de su fornicación. Esta mujer está sentada sobre una bestia, la bestia tiene siete cabezas y diez cuernos. Los diez cuernos, por fin, ocasionan la destrucción de la mujer; "estos aborrecerán a la ramera, y la dejarán desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la quemarán con fuego". Después estos mismos cuernos como también la bestia salvaje, cuyo poder tuvieron, son vencidos en final combate por el Rey de reyes, y Señor de señores. Es bueno considerar lo siguiente, no se debe tener temor y por tanto dejar estos misterios de lado. Estos son misterios revelados y nos pertenecen; por cuanto son revelados. Dios no nos hubiera dado, si juzgara que es mejor que su pueblo los hiciera a un lado. De este mismo libro, lleno como está de místicas escenas como la presente, está escrito "Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas, porque el tiempo está cerca". Entonces valoremos bien la revelación que se presenta a nuestra vista.
            La mujer está sentada sobre una bestia, como también sobre muchas aguas. Bien, esta bestia representa ciertamente al Imperio Romano; el Imperio Romano a través de toda su duración: ya se considere como pagano, papal o en su futuro estado anticristiano. Significa lo mismo por las muchas aguas, "pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas". Significa Roma secular, Roma civil y política. Sea cual fuere la religión que profese Roma, todavía será el imperio secular o temporal de Roma lo que se denota con "la bestia". Ya sea considerado el imperio en su pasada y completa condición, o como actualmente, dividido, siempre está representado en este símbolo de la bestia con siete cabezas. Pero, si con la bestia se denota el poder secular y político, ¿qué explicación daremos de la mujer sentada sobre ella? ¿Qué gran sistema hay que está sentado sobre, y soportado por, el poder secular de Europa? ¿No es claramente el eclesiástico, o poder de la Iglesia? ¿No está la Iglesia en " alianza con, y mantenida por el estado? Es necesario repetir: creemos que este símbolo denota el corrupto y apóstata Cristianismo nacional. Uno de los siete ángeles vistos anteriormente, llama al apóstol para venir y ver "el juicio de la gran ramera". Después (ver Apocalipsis 21:1-9) otro de aquellos ángeles le llama para venir y contemplar "la desposada, la esposa del Cordero". Entonces, vemos aquí lo que es verdadero y lo que es falso, lo que es casto y lo que es corrupto. Vemos aquí lo que es genuino y real, y lo que es espurio y ficticio; la que está desposada con el Cordero, y la que está unida con y sentada sobre la bestia.
            Observamos que en cada uno de estos casos tenemos un doble símbolo: una mujer y una ciudad. Cada mujer está representada también como una ciudad: cada ciudad está simbolizada también como una mujer. En un caso se dice: "Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén." (Apocalipsis 21:9,10). También leemos: "La mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra" (17:18). Así que la Jerusalén celestial es vista como la esposa, mujer del Cordero; y aquella gran ciudad, Babilonia mística, se ve como "La gran ramera... con la cual han fornicado los reyes de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación". (17:1,2)
            ¿No podemos, entonces, presumir, que por esta mística Babilonia se significa, en principio, la corrupción del Cristianismo? ¿No podemos considerar que aquel que es fiel a Cristo, está perteneciendo en principio a un símbolo (a una ciudad) y aquel que es nominalmente de Cristo, en realidad es falso a Él, como perteneciendo en principio al otro símbolo (la otra ciudad)? ¿No podemos decir, que mientras cada verdadero cristiano es un miembro del cuerpo de Cristo, todo aquel que es espurio es miembro del corrupto sistema que pretende serlo? ¿Qué mientras cada persona verdaderamente vivificada es una piedra viva de la ciudad celestial, todo aquél que meramente tiene "nombre que vive" puede considerarse como una piedra de esta mística Babilonia?
            Pero, además de esto ¿No hay una organización definida, prominente entre la Cristiandad, a la cual, de un modo especial, podamos en justicia aplicar este símbolo de la grande y mística ramera? No dudamos que la hay. De verdad, en el mismo capitulo 17 tenemos señalada a la mujer, tanto una localidad general, como especial. En el versículo 3 se dice que está sentada "sobre muchas aguas" y en el versículo 15 explica el ángel que esta agua significan "pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas" y en el versículo 9 leemos que "las siete cabezas (de la bestia) son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer". Esto parece fijar distintamente a la misma Roma - aquella notable ciudad de siete colinas - ciudad que, no -solo respecto a su sistema eclesiástico sino también, en edades pasadas, por su poder secular, ha reinado sobre los reyes de la tierra - la misma Roma, decimos, es el centro del poder y asiento especial de esta gran ramera vestida de escarlata. Sí; y aunque en sentido más amplio, "pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas"  son el asiento de Babilonia; no obstante, el centro y localidad especial se hallarán en Roma.
            No tenemos dudas, pues, que mientras todo lo que es Cristiano meramente de profesión y solo de nombre pertenece, hablando en general, aunque en verdadero y solemne sentido, a Babilonia la Grande; sin embargo, aquel enorme sistema de inmunda corrupción eclesiástica, de sucia fornicación espiritual y cuya metrópoli se halla en Roma, es lo que de manera especial se nos muestra aquí, en sus verdaderos y terribles colores. El poder de la mujer es distinto del poder de la bestia, podemos verlo por medio de esta importante consideración; la bestia reina con poder supremo después que la mujer ha sido destruida. (Leer desde el vers. 12 al 14 y también en el cap. 19, vers. 19 y 20). Hay diez cuernos que dan su poder a la bestia y destruyen a la mujer. Finalmente el poder de la bestia prueba ser la destrucción de la mujer. La mujer cabalga en la bestia, hasta que la bestia, cansada de las extorsiones, insolentes pretensiones y actitud arrogante de la ramera, no soportará más su odiosa carga. La mujer es derribada, pisoteada y herida de muerte. Sin embargo, la bestia que en todo su poder.
            Es presentado un "cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación". Con este vino hace que los reyes y naciones de la tierra se embriaguen y enfurezcan. Y ¿qué cosa hay que haya causado esto salvo el Papado, y aquello que participa de su naturaleza y principios? Y ¿qué cosa pudiera manifestarnos más vivamente mucho de lo que vemos en actual y poderosa operación, aún en nuestros mismos días, como el emblema que se nos presenta aquí? Es la lucha entre el poder temporal y el eclesiástico. La lucha entre la mujer y la bestia. La mujer quiere, si fuera posible, no sólo cabalgar; sino llevar las riendas. Es una lucha respecto a las condiciones en que la bestia condescenderá a llevar, a soportar la mujer. ¿Llevará ella las riendas? Este es el punto capital de la seria y animada lucha de estos "postreros días".
            Sin embargo, estos pensamientos nos llevan a un contraste aun mucho más importante. La gran ramera está sentada sobre y soportada por la bestia. Por otra parte, ¿cuál es el sostén, el apoyo, la fuerza, la esperanza, el gozo, de "la esposa, mujer del Cordero"? La vemos en otro lugar (o lo que es de una vida y espíritu con ella) representada como "subiendo del desierto recostada sobre su amado".
            Sí, aquí tenemos la respuesta. La verdadera Iglesia se apoya en Jesús. Ciertamente, Él es invisible ahora; pero, no obstante, la fe descansa en Él. "En el cual creyendo, aunque al presente no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorificado". Aquí está la fuente de energía y consolación de la esposa. Esto explica el misterio de su infatigable pie y su porte ajeno al mundo. Está sostenida por y destinada para el cielo, por cuanto es nacida - del cielo, "nacida de lo alto". Cristo es, o debiera ser, "todo en todos", para ella. En verdad, es una con Cristo, por medio de "las coyunturas y bandas", recibe alimento de Él. Pero esta mujer falsa, por más que se gloríe, no conoce nada de aquella vida que es por fe. No; "la vista" el mundo, su patrocinio y sus dones, es todo lo que ella conoce. Conoce a "la bestia que la lleva", "las muchas aguas" (y nótese de paso, que "las muchas aguas" es precisamente lo que el símbolo de "la bestia" manifiesta) ella bien conoce "las muchas aguas" sobre las cuales está sentada.
            El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo; el cual a la verdad es la más pequeña de todas las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas" (Mateo13:31-32). Tal debía ser el progreso del Cristianismo, y de la gran institución que de allí debiera resultar. La semilla del evangelio era muy pequeña al principio: pero la planta que de allí brotó creció muy grande. Mientras el evangelio era muy pequeño, el mundo lo despreció. Cuando creció un tanto más fuerte, en su fuerza natural del cielo, el mundo comenzó a odiarlo y oponérsele; pero como sucede con ciertas plantas, más y más crecía, a medida que el mundo lo hollaba más. Por fin, aun llegó a tener la primacía, tanto en riqueza como en influencia mundanal.
            Entonces sucedió una crisis y un cambio. El mundo ansiaba celebrar convenio con ella. El mundo vino a la Iglesia, no en realidad; sino solamente en pretensión. El mundo será, profesará y adoptará cualquier cosa que al cabo se torne en ganancia temporal. El mundo irá a donde quiera que haya provecho terrenal que obtener. Cuando el árbol eclesiástico hubo crecido grande, y prestaba cómodo abrigo entonces fue que personas mundanas procuraron anidar en él. Entonces, las aves inmundas, arpías, buitres, corvejones, búhos y murciélagos, buscaron con gusto abrigo bajo sus ramas. ¡Cuánto atractivo poseen las ramas de este místico árbol! ¡Qué dulce engaño encuentra el mundano en sus dignidades y dones, en sus derechos, estipendios y diezmos; sus prerrogativas episcopales y jerárquicas, monásticas y señoriales! ¡Verdaderamente este árbol es grande! Aún al mismo Nabucodonosor se le representó como un gran árbol (ver Daniel 4:10-12 y 19-22). Tal era literalmente la antigua Babilonia. ¡Cuán a propósito entonces, esta parábola del gran árbol de mostaza para simbolizar La Mística Babilonia de los tiempos modernos!
            El libro de Judas, se ocupa de hablarnos detenidamente acerca de hombres malos y apóstatas, como del tiempo mismo de la apostasía. Era necesario que con toda diligencia escribiera acerca de esto. Algunos hombres impíos se habían introducidos encubiertamente. "Nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados; fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas". Enoc había profetizado de ellos, que el Señor vendría con sus santos millares a ejecutar el justo juicio sobre ellos. Sólo de este modo será el mal vencido y terminado.
            "Diez reyes" se levantarán y se les da poder por "una hora", con el fin de destruir a la mujer. Esto parece significar una revolución de los poderes seculares contra el eclesiástico. La bestia está cansada de la violencia y falsedad de la mujer. La insolencia de la mujer le acarrea por fin su propia destrucción. Los diez reyes formarán liga con la masa "de pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas"; y "aborrecerán a la ramera y la dejarán desolada y desnuda; y devorarán sus carnes y la quemarán con fuego". Despojarán el sistema de todas sus riquezas y honores, y de todos sus poderes investidos. Demolerán sus establecimientos, y se apropiarán de sus ganancias. Lo diez reyes unidos a las naciones llevarán a cabo todo esto. Babilonia la Grande por fin hará perder su paciencia. Sí: "Porque sus pecados han llegado hasta el cielo y Dios se ha acordado de sus maldades". La divina palabra es: "Dadle a ella como ella os ha dado, y pagadle doble según sus obras; en el cáliz en que ella preparó bebida, preparadle a ella el doble". ¡Muy señalada retribución! Así terminará la supremacía de la falsa Iglesia.
Extracto

Tomado de Casa Alquilada, Abril 2005

Doctrina Acerca de los ángeles


Naturaleza de los ángeles


            Criaturas. En otras palabras, son seres creados (Salmo 148:2-5). Fueron hechos de la nada por el poder extraordinario de Cristo  para que lo alabaran (Colosenses 1:16). No se nos dice la época de su creación, pero se supone que al séptimo día ya lo estaban (vea Job 38:6-7). La rebelión de Satanás dejó dos clases: los ángeles buenos, y los malos. Por ser criaturas, los ángeles “buenos” no aceptan la adoración (Apocalipsis 19:10; Apocalipsis 22:8-9) y el hombre, por su parte, ha recibido orden de no adorarlos (Colosenses 2:18).
            Espíritus. Las Escritura describe a los ángeles como espíritus (Hebreos 1:14), que a diferencia del hombre, no están limitados por las condiciones naturaleza o físicas. Aparecen y desaparecen a voluntad, y viajan con rapidez inimaginable sin empleo de medios naturales.  Aunque son puramente espíritus, tienen la capacidad de asumir la forma humana con el objeto de que su presencia sea visible para el hombre (Génesis. 19:1-3). Ellos no están sujetos a la muerte (Lucas 20:36), indicado por  el mismo Señor Jesucristo. En el mismo pasaje se describe a los ángeles como si fueran varones, pero en realidad son asexuales, es decir, no se propagan, no tienen necesidad de matrimonios para perpetuar su descendencia (Lucas 20:34-35).
            Obedientes y Reverentes. Cumplen su comisión sin discutir ni vacilar. Por lo tanto, cuando oramos de la siguiente manera: "Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra",  de modo que cumplen lo que Dios les manda. (Mateo 6:10 compare Salmos 103:20; Judas 1:6; 1ª Pedro 3:22).
            Su Actividad más elevada es la adoración de Dios (Nehemías 9:6; Filipenses 2:9-11; Hebreos 1:6) y su forma es de la máxima reverencia (Isaías 6:1-7)

Carácter de los ángeles
            Sabios. En 2ª Samuel 14:17 se presenta una mujer ante David y en su adulación expresa: "…mi señor el rey es como un ángel de Dios para discernir entre lo bueno y lo malo”. Este proverbio expresa que se tenía en cuenta la sabiduría de los ángeles y su capacidad de discernir entre lo bueno y lo malo. La inteligencia y sabiduría de los ángeles excede a la del hombre en esta vida, pero es necesariamente finita. Los ángeles no pueden directamente discernir nuestros pensamientos (1ª Reyes 8:39), donde solo Dios puede ver completamente; y su conocimiento de los misterios de la gracia es limitado (1ª Pedro 1:12).  Un escritor hace la siguiente conjetura: "Se afirma que su imagen intelectual es tanto más amplia que la nuestra, que una sola imagen en la mente angelical puede abarcar más detalles que una vida de estudio podría revelarnos a nosotros aquí."
            Humildes. No abrigan resentimientos personales, ni tampoco denuncian o vilipendian a sus opositores (2ª Pedro 2:11, Judas 1:9). Sólo visualizamos que uno de ellos se llenó de orgullo y arrastró una tercera parte de los ángeles en su caída.
            Poderosos. Son "poderosos en fortaleza." (Salmos 103:20). En la resurrección del Señor, ellos removieron la piedra que tapiaba la entrada a la tumba para demostrar que Él ya no estaba allí (Mateo 28:2).  Ellos pudieron destruir a Sodoma y Gomorra  (Génesis 19) y un ejército enemigo de Israel (2ª Reyes 19:35).
            Santos. Los ángeles  son Separados por Dios y para Él, son "santos ángeles"  (Mateo 5:21; Marcos 8:38; Lucas 9:26; Apocalipsis 14:10).  Ellos cumplen la voluntad de Dios (Apocalipsis 7:1; 8:2)  y son de apoyo a los creyentes (Hechos 5:19; 8:26; 10:3).

Personalidad de los Ángeles
            La personalidad se define por existir tres atributos en la persona: Inteligencia, Sensibilidad (sentimientos) y Voluntad. Y encontramos estos tres atributos en los ángeles. Revisemos cada uno de ellos.
            Inteligencia.   La capacidad e interés de aprender y conocer es inherente a las personalidades con inteligencia, sino fuese así el hombre estaría todavía atrasado en cuanto a conocimientos y no veríamos todos los avances tecnológicos que a diario nos llegan hasta nosotros. Los ángeles  ponen en evidencia el deseo de aprender de nuestra maravillosa creación en Cristo (1ª Pedro 1:12).  Con el surgimiento del pecado, la sabiduría e inteligencia de los ángeles que pecaron se corrompió, se decía de Satanás (posiblemente el más poderoso de los ángeles) antes de su caída, que era “el sello de la perfección, lleno de sabiduría” (Ezequiel 28:12). Tras su caída, Dios dijo de él: “corrompiste tu sabiduría” (Ezequiel 28:17).
            Además, el lenguaje es medio de comunicación de los seres inteligentes, y  los  ángeles se comunican  con el hombre en su idioma natural del receptor del mensaje (Mateo 2:13; Lucas 1:10-22); damos por sentado que los ángeles se comunican entre ellos en un lenguaje sublime e incompresible para el hombre (1 Corintios 13:1).
            Ellos están al corriente de cosas como la oración de los hombres o lo que espera alguna persona (Lucas 1:13-16), porque Dios se los informa. Conocen los juicios de Dios para el mundo, porque Dios se los ha revelado (Apocalipsis. 10:5,6; 17:1-18).
            Este conocimiento también es extensible a los demonios, ellos saben que Jesús es el Hijo de Dios (Marcos 1:24-34), conocen su poder (Marcos. 5:7), son consientes de lo que les espera (Lucas. 8:31) y de su inevitable tormento (Marcos. 8:28-29).
            Son  suficientemente inteligentes para llevar a cabo las sabias y grandes obras de Dios (Marcos. 13:27; Hebreos 1:7,14). A pesar de ser tan inteligentes, su inteligencia es limitada: son criaturas, no son omniscientes como Dios. ¿Qué no entienden en totalidad? (1) La redención y la admirable obra de humillación del Señor en su encarnación y muerte (1ª Pedro 1:11-12); (2) su conocimiento se incrementa mediante la observación y la indagación (Hebreos 12:1); (3) ellos no saben el momento exacto de la segunda venida del Señor (Mateo 24:36).
a)            Sentimientos. Otra característica de las personalidades son los sentimientos, ya sean estos buenos o malos. Teniendo en cuenta su gran inteligencia, podemos pensar que de ella derivan profundos y delicados sentimientos. Encontramos en la Escritura algunos hechos que manifiestan sus profundos sentimientos: (1) Se regocijan en la creación con la obra que Dios realizaba (Job 38:7). (2) Los Serafines adoran con profundo temor y humilde reverencia (Isaías 6:3). (3) Los ángeles se regocijan por la salvación de un pecador arrepentido (Lucas 15:10).
Voluntad. El último rasgo de la personalidad es la voluntad. En el hombre es la capacidad de emprender empresas con algún fin, aunque alguna de ellas parezcan locura como en el caso de Colón y su nueva ruta que llevaba a las Indias. Este rasgo de voluntad es propio de Dios que lo impuso en sus criaturas. En los ángeles  lo podemos encontrar. Del estudio de las Escrituras podemos sacar las siguientes conclusiones:
            Se les creó para que hiciesen  la voluntad de Dios con inteligencia y lealtad.
            Los ángeles tienen voluntad propia y podrían tomar sus propias decisiones. Podemos visualizar este rasgo en Lucifer y los que le siguieron (Isaías 14:12-15) ya tuvieron la voluntad de revelarse contra Dios. Por lo cual, Dios hace un llamado a la voluntad de los ángeles y los insta a adorar a Cristo, su Hijo (Hebreos. 1:6).

Números  y Organización.
¿Cuántos son?
            La Biblia no contiene información respecto al número de los ángeles, pero indica muy claramente que constituyen un ejército poderoso y numeroso. Repetidamente se le llama el ejército del cielo, o de Dios, y este término por sí mismo señala a un número de grande proporción (Deuteronomio 33: 2; Salmo 68: 17).  En  Marcos 5: 9, 15, cuando el Señor le pregunta al demonio que tenía el gadareno su nombre, este le indica que se llama “Legión”; y en Getsemaní (Mateo 26: 53), el Señor le recrimina a Pedro que no tenía necesidad de la ayuda  que le estaba dando, hiriendo a las personas, el Señor no había venido para eso, si hubiese querido ayuda para destruir, hubiese orado y el Padre le hubiese enviado doce legiones.  Para que tengamos una idea de lo que significa, la legión romana no era siempre igual sino que variaba de 3.000 a 6.000 soldados. La sola idea de limitarnos a eso sería exactamente eso, limitarnos a un número, ya que por los otros pasajes citados, se habla de millares y no de miles.
            En Apocalipsis 5:11 nos dice: “…y su número era millones de millones…” (Hebreos 12:22 dice: “…compañía de muchos millares de ángeles…”).  Podemos ver  que la expresión se puede describir numéricamente del siguiente modo: 1.000.000 * 1.000.000. La operación matemática entrega como resultado “1.000.000.000.000” (UN BILLÓN) de ángeles, una cantidad astronómica. En retórica tenemos el término de “figura literaria” para expresar una idea que no alcanza a dimensionar en su totalidad y se usa para dar una idea de la inmensidad. Por lo cual, esta medida sólo puede ser una expresión o figura de la gran cantidad de ángeles que veía Juan en la visión del Cordero que tomaba el libro y todos lo alababan, incluyendo los ángeles. Es muy posible que Juan cuando veía su visión,  con su vista no alcanzaba ver cuando terminaba los “escuadrones de Dios”.

Organización
      Dios es un Dios de orden  y nada  esta desorganizado en su creación. Los astros giran en perfecta simetría entre ellos, sin que nada los distraiga en su rumbo a menos que Él lo permita. Sólo el ser humano vive en desorden porque su vida está desordenada a causa del pecado y se complace en tal desorden, exceptuando a los que salen de tal regla.
      En el Orden establecido, podemos encontrar en las Escrituras que los ángeles estaban perfectamente organizados, podemos presumir que son:
            Asambleas: En Job 1:6 se menciona que los “hijos de Dios” se presentaron delante de “Jehová”, indicando que se reunían en asambleas.  De acuerdo al pasaje de Job 2:1 podemos saber que eran periódicas, que seguramente estaban ajustados a un plan. De hecho todos estaban reunidos, de acuerdo a Job 38:7, durante la creación.
            Orden Militar: Otro tipo de organización que podemos visualizar al leer en la Biblia es la Militar, lo cual nos indica que es una estructura perfectamente ordenada.  Miguel conducirá ordenadamente a las huestes celestiales en la gran tribulación que pelearán contra “el dragón y sus ángeles” (Ap. 12:7-9).  Este mismo orden militar lo encontramos en los ejércitos de Satanás que también son ordenados (Ap. 9:1-11).
            En Otras Referencias podemos encontrar otras formas de organización respecto a los ángeles, y estas son: Tronos, dominios, principados, potestades, poderes, señoríos, huestes espirituales del mal (Romanos 8:38; 1ª Corintios 15:24; Efesios 1:21; 3:10; 6:12; Colosenses 1:16; 2:10,15).
            Los ángeles no constituyen un organismo, pero  es evidente que tienen alguna organización. Esto se ve en el hecho de que al lado del nombre general "ángel" un prefijo que lo identifica con una función. La Biblia usa ciertos nombres específicos para indicar diferentes clases de ángeles. Y el  mismo significado de  algunos de los nombres de los ángeles indica su rango

Clasificación.
            En nuestro estudio sobre los ángeles, la clasificación de cada jerarquía se determina en base a la proximidad de los ángeles a Dios.
            Arcángel: Su etimología implica un primer rango entre los ángeles. Al prefijo Arche (gr.)  significa primero. Sólo Miguel lo ostenta (Judas 1:9) y es a él que también se le llama “uno de los principales príncipes” (Daniel 10:13). Lo anterior puede implicar que existen otros de mismo rango. Otra referencia al nombre  se encuentra en 1ª Tesalonicense. 4.16 y este pasaje está en relación a la venida del Señor.
            Querubines: Esta palabra deriva del Plural del hebreo cherub,  que es de un origen incierto. La palabra querubín que nosotros conocemos viene del griego querub, que pudiera significar “toro, o los próximos, o segundos”.
            Estos ocupan un lugar muy alto y cerca del trono de Dios. Creados con gran belleza e indescriptible poder. Su ocupación mayor es la defensa del santo carácter y presencia de Dios. Revelan  la majestad, el poder y la gloria de Dios. A ellos se les encomendó a cuidar el acceso al Edén para evitar que el hombre volviese a comer del árbol de la vida (Génesis 3:24). En el tabernáculo, dos figuras de ellos estaban en el propiciatorio donde la sangre fue rociada en el día de la expiación (Éxodo 25:18-20; Levítico 16:15; Hebreos 9:5).  Además se encuentran en el velo del tabernáculo (Éxodo 26:31). Ellos son el vehículo de Dios  (Salmo 8:10).
            En ellos  predomina una apariencia humana (Ezequiel 1:5; 10:8). De acuerdo a Ezequiel 10:9 se presume que son cuatro. 
            Ezequiel nos da una descripción  general de ellos. Ellos tienen cuatro rostros: el primera era rostro de querubín;  el segundo,  de hombre;  el tercero,  cara de león;  el cuarto,  cara de águila (Ezequiel 10:14, cf. 1.10). Y todo su cuerpo,  sus espaldas,  sus manos,  sus alas […] estaban llenos  de ojos… (Ezequiel 10:12).  Poseen cuatro alas. El estruendo de las alas de los querubines se oía hasta el atrio de afuera,  como la voz del Dios Omnipotente cuando habla (Ezequiel 10.5). Lucero es un Querubín (Ezequiel 28:14,16).
            Algunos  identifican a los Querubines  con los Seres Vivientes que describe el apóstol Juan  en  Apocalipsis 4:6. Pero veremos que lo descrito por Juan difiere a lo expuesto por Ezequiel.
            Serafines (saráf): La palabra deriva de una raíz  que significa “quemar” (ardiendo) o posiblemente, “ser noble”. Otros eruditos  piensan que la palabra significa Amor o está relacionado con ella.
            En las Escrituras  sólo se menciona  en dos versículos, y estos se encuentran en el Libro de Isaías (Isaías 6:2,6).  De acuerdo a lo descrito por Isaías, es una orden  similar a los Querubines. Su obra es permanente alrededor  del trono de Dios, y ellos están ocupados en la santidad divina, porque uno de ellos se acercó al profeta con un carbón encendido tomado del altar, de modo que la culpa  fue quitada y de su pecado fue limpio (6:6). Por lo cual podemos concluir que se interesan en la reconciliación del  hombre por medio de la purificación del pecado.
            Se ocupan de la adoración y la alabanza a Dios continuamente (6:3): “Y el uno al otro daba voces,  diciendo: Santo,  santo,  santo,  Jehová de los ejércitos;  toda la tierra está llena de su gloria”.
Algunas características son: Agente de limpieza, Alabanzas a Dios; Tienen seis alas,  con dos cubrían sus caras y rostros de la majestad divina;  con dos para cubrir sus pies, que representan las imperfecciones naturales ante la perfección divina;  y dos para volar y ejecutar las órdenes de Dios
            Los seres vivientes mostrados Apocalipsis 4 y 5 y otros pasajes (6:1,6; 7:11:14:3; 15:7; 19:4)  están relacionados con el trono de Dios, y lo guardan, y en la alabanza. Si comparamos  con Querubines, por su oficio son muy parecidos, de modo que algunos piensan que son idénticos a los Querubines, pero su oficio (4-8) es la alabanza y  adoración de Dios, como hacen los Serafines. Con seguridad sabemos que son ángeles ministrando en la posición que Dios escogió para ellos.
            El siguiente cuadro sinóptico muestra las similitudes de la visión de Ezequiel y la de Isaías con la vista de Juan.  Vemos que a pesar de ser tan similares a la mostrada en Ezequiel, no son iguales; y al mismo tiempo la visión de Juan tiene características  mostradas por Isaías. Por tanto, la conclusión es: los “seres vivientes” presentada por Juan es un tipo diferente de ángel, que reúne características  de la visión de  Ezequiel e Isaías.







Ángeles escogidos: Se hace referencia  por única vez  en 1 Timoteo 5:21. Es muy posible que se haga referencia a los ángeles que pasaron la gran prueba que fue la rebelión de Satanás, por tanto corresponde a los ángeles aprobados por Dios.
Principales Príncipes: La frase “Principales Príncipes” se encuentra en Daniel 10:13 y  se refiere a un grupo de ángeles superiores.  De este grupo de principales príncipes,  Miguel es aparentemente el principal, porque él es el arcángel.  En un libro no escriturario llamado Enoc  se menciona a Gabriel, entre otros,  como dotado de pararse alrededor del trono de Dios (Enoc 9:1; 40:9). También enumera a siete ángeles como arcángeles (también mencionados en el libro deuterocanónico Tobías 12:15).
Rangos y lugar entre los rangos    
            La siguiente lista de nombres se encuentra en Efesios 1:21; 3:10; Colosense.1:16; 2:10; 1ª Pedro 3.22  y también sirven para designar a los ángeles. Esta clasificación no señala diferentes tipos de ángeles, sino  el hecho que existe diferencia de rangos y lugar entre los rangos.
            Principados o Autoridades: Estas palabras, usadas siete veces por Pablo, indican una orden de ángeles tanto buenos como malos que participan en el gobierno del universo (Romanos 8:38; Efesios 1:21; 3:10; 6:12; Colosenses 1:16; 2:10,15).
            Potestades: Esta palabra enfatiza el hecho de que los ángeles y los demonios tienen mayor poder que los humanos (2 Pedro 2:11). Véase Efesios 1:21 y 1 Pedro 3:22
            Tronos o Dominios: Esta designación en-fatiza la dignidad y la autoridad de los gobernadores angélicos en el uso que Dios hace de ellos en Su gobierno (Efesios 1:21; Colosenses 1:16; 2 Pedro 2:10; Judas 8).
            Gobernadores: En un pasaje de la Biblia los demonios se designan como los gobernadores de las tinieblas de este siglo (Efesios 6:12).

Nombres
            En la antigüedad los nombres eran significativos a los rasgos de la persona que lo llevaba. En la Biblia  los ángeles también poseen nombres con el que son designados. Las Sagradas Escrituras sólo nos revelan  algunos nombres:
            Gabriel. Este nombre hebreo significa  “Hombre de Dios” o “Héroe de Dios”, “el fuerte de Dios”. Aparece por primera vez Daniel 8: 16; 9: 21, y vuelve a aparecer  Lucas 1: 19, 26 trayendo el mensaje más grandioso dado al hombre: anuncia el nacimiento del Hijo de Dios. Por la relevancia de los mensajes traídos  por Gabriel,  puede que sea uno de los siete ángeles que se dice que permanecen delante de Dios (vea Apocalipsis 8: 2  y compárese con Lucas. 1: 19).
            La gran mayoría de comentadores lo reconocen como un ángel creado, pero algunos de ellos niegan que el nombre Gabriel sea nombre propio y lo consideran como nombre común, es decir, es un sinónimo de ángel. Algunos de los comentadores primitivos y otros de los más recientes ven en Gabriel un ser increado, y algunos hasta sugieren que debe ser la tercera persona de la Santa Trinidad, lo cual en sí constituye una serie de errores, porque no hay nada en la Escritura que lleve a pensar en eso, excepto la imaginación del comentarista.
            Miguel. Este nombre significa “¿Quién como Dios?”.  Miguel se menciona en las Escrituras en Daniel 10: 13, 21; 12:1, y en el Nuevo Testamento en Judas 9 y Apocalipsis 12:7. Rescatando el hecho de que se le menciona como "arcángel" en Judas 9, y a la expresión usada en Ap. 12: 7: “Miguel y sus ángeles”,  parecería que ocupa un sitio importante entre los ángeles.
            Los pasajes de Daniel también señalan el hecho de que Miguel es un príncipe entre los ángeles. Vemos en él al valiente guerrero que libra las batallas de Jehová en contra de los enemigos de Israel y de los malos poderes del mundo de los espíritus.
            Algunos creen que no es imposible que el título "arcángel" también se aplique a Gabriel y a otros cuantos ángeles. Pero desgraciadamente, al igual que el caso de Gabriel, algunos lo han  interpretado como una designación de la segunda persona de la Trinidad. Pero esto no es más sostenible que la identificación de Gabriel con el Espíritu Santo.
            Lucero. Este nombre  significa “El que porta o aporta la luz”. Desde el siglo III se da  el nombre de  Lucifer a Satanás, el ángel rebelde expulsado del cielo. Los poetas propagaron este apelativo en  base a lo que Señor Jesucristo indicó a los discípulos que volvían de la misión que el Señor le había encomendado: “Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo” (Lucas 10:18); y el texto en Isaías dice: “¡Cómo caíste del cielo,  oh Lucero,  hijo de la mañana!  Cortado fuiste por tierra,  tú que debilitabas a las naciones” (Isaías 14:12).
            Lucero tenía la graduación más alta, ya que se le describe como: Querubín Grande y  Protector (Ezequiel 28:12, 14,16). Miguel no pudo proferir ningún Juicio contra él (Judas 9), y por tal motivo  se infiere que él no  ha perdido su dignidad o grado a pesar de su rebelión.

Otros  nombres de Ángeles encontramos en las Escrituras y  que detallamos a continuación:
  • Vigilante (Dan 4.13-23)
  • Ángel de las aguas (Ap. 16:5)
  • Ángel que tiene poder sobre el fuego (Ap. 14:8)
  • El Ángel que ata a Satanás (Ap. 20:1.2)