martes, 2 de septiembre de 2014

En la cruz está la vida




En la cruz está la vida

 En la cruz está la vida
y el consuelo,
y ella sola es el camino
para el cielo.



En la cruz está "el Señor
de cielo y tierra",
y el gozar de mucha paz,
aunque haya guerra.
Todos los males destierra
en este suelo,
y ella sola es el camino
para el cielo.
De la cruz dice la Esposa
a su Querido
que es una "palma preciosa"
donde ha subido,
y su fruto le ha sabido
a Dios del cielo,
y ella sola es el camino
para el cielo.



Es una "oliva preciosa"
la santa cruz
que con su aceite nos unta
y nos da luz.
Alma mía, toma la cruz
con gran consuelo,
que ella sola es el camino
para el cielo.



Es la cruz el "árbol verde
y deseado"
de la Esposa, que a su sombra
se ha sentado
para gozar de su Amado,
el Rey del cielo,
y ella sola es el camino
para el cielo.



El alma que a Dios está
toda rendida,
y muy de veras del mundo
desasida,
la cruz le es "árbol de vida"
y de consuelo,
y un camino deleitoso
para el cielo.



Después que se puso en cruz

el Salvador,
en la cruz está "la gloria
y el honor",
y en el padecer dolor
vida y consuelo,
y el camino más seguro
para el cielo.


Teresa de Ávila

Pensamiento

A lo largo de toda la Biblia, desde el Génesis hasta el Apoca­lipsis, se nos presenta la historia del Buen Pastor que vino desde el cielo a este abrupto mundo de tinieblas a fin de conocer, cortejar y conquistar una Esposa para El. Luego, Él se marchó, pero dijo: "¡Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis!" (Juan 14:3).

      Y así, la Iglesia ha esperado ya cerca de dos milenios, y, algún día Él vendrá a cumplir su palabra.

LAS PUERTAS EN LA VIDA PRÁCTICA

Nehemías 3


Introducción
Los días de restablecimiento descritos en los libros de Esdras y Nehemías nos sirven de exhortación y aliento. El capítulo 3 de Nehemías nos presenta a todo el pueblo de Israel trabajando para la reconstrucción del muro de Jerusalén. Consideraremos solamente algunas aplicaciones prácticas que nos sugieren los nombres de las puertas.
El remanente que volvió de la cautividad de Babilonia puso “el altar sobre su base” tan pronto como llegaron a Jerusalén (Esdras 1; 3:1-3). Después de haber aprendido bastante mediante la disciplina, tomó muy a pecho los intereses de su Dios (Esdras 3). Su primera preocupación fue reedificar el templo, a pesar de muchas oposiciones y dificultades. Animado por el ministerio de los profetas, el remanente prosiguió y concluyó esta tarea, de manera que el servicio de Dios fue restablecido (Esdras 6). El ejemplo de Esdras y su apego a la Palabra de Dios nos hablan para hoy día.
Nehemías fue suscitado en vista de una nueva etapa en el proceso de restablecimiento y restauración. Los muros y las puertas de Jerusalén estaban aún destruidos. Entonces Dios preparó a Nehemías, y luego inclinó el corazón del rey de Persia, quien lo envió a Jerusalén con la misión de reconstruir la muralla. Esta reconstrucción era necesaria para proteger al pueblo y preservar el servicio de la casa de Dios. Esdras apareció de nuevo. La Palabra de Dios fue presentada con gran claridad y dio resultados notables (Nehemías 8). Frente a todas estas cosas, podemos preguntarnos cuál es nuestra actitud en la época actual. ¿Qué valor tiene para nosotros la ciudad de Dios? En el libro de Nehemías, el énfasis está puesto sobre la administración (compárese con Apocalipsis 21, referente a la nueva Jerusalén). Lo esencial es que todo pueda funcionar como Dios lo desea; esto atañe a todas las esferas de nuestra vida.
Llegamos a las puertas. Éstas eran indispensables para dejar entrar lo que era bueno y dejar afuera lo que era malo; dejar entrar a los que servían a Dios e impedir a los que no lo hacían. Esto se halla ilustrado en Nehemías 13. Así, las puertas en la Escritura nos hablan de autoridad y poder: el que poseía una puerta tenía una función estratégica. Durante el milenio, las puertas de Jerusalén funcionarán sobre la tierra y estarán en comunicación con las puertas de la Jerusalén celestial. Habrá una distinción entre la compañía sacerdotal del Señor Jesús (que es al mismo tiempo su esposa) y los hombres que habitarán sobre la tierra (Apocalipsis 21). Tanto los muros como las puertas se mencionan en Isaías 60:18; los muros están en relación con la salvación (o la protección) y las puertas en relación con la alabanza. Necesitamos las dos cosas. Entonces, nos preguntamos: ¿Desempeñan su papel las puertas en nuestra vida?
Nehemías 3 pone un énfasis especial sobre la responsabilidad: se mencionan diez puertas, mientras que existían doce (ese número se relaciona con la administración, como en Apocalipsis 21). Las otras dos puertas están mencionadas en Nehemías 12:39: la puerta de Efraín y la puerta de la Cárcel. Además se nombran ciertas torres, así como varios otros detalles.
1) La puerta de las Ovejas (3:1)
Esta puerta estaba colocada cerca del templo. Probablemente por ella pasaban los animales que debían ser llevados a Dios para ser sacrificados. Esto dirige nuestros pensamientos hacia el Señor Jesús. “Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca” (Isaías 53:7). “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).
La puerta de las Ovejas nos lleva a hacernos las siguientes preguntas:
— ¿Apreciamos la persona y la obra de Aquel que fue el Cordero de Dios?
— ¿Apreciamos el fundamento que ha puesto, y entendemos que “no hay otro nombre bajo el cielo... en que podamos ser salvos”? (Hechos 4:12).
— ¿Hemos pasado por la puerta de las ovejas (Juan 10:7) y traemos sacrificios de alabanza a Dios por Cristo? (Hebreos 13:15; 1 Pedro 2: 5).
— ¿Presentamos nuestros cuerpos en sacrificio vivo? (Romanos 12:1).
Si podemos responder «sí» a estas preguntas, la puerta de las Ovejas tiene su papel en nuestra vida. Notemos que no se mencionan cerraduras ni cerrojos, como en el caso de las otras puertas. Los sacerdotes, que tenían una función especial en cuanto al templo, no supieron terminar su trabajo. Esta negligencia tuvo terribles consecuencias como lo leemos en el capítulo 13. Desgraciadamente, la puerta de las Ovejas no siempre funcionó correctamente, aun en la vida del sumo sacerdote.
2) La puerta del Pescado (3:3)
Estando ya establecidos sobre el fundamento de la primera puerta, pasemos a la segunda. Dios quiere que le sean traídas muchas personas. El Señor llamó a discípulos para que estuviesen con él, para seguirle, para aprender de él y para trabajar por él: “Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres” (Mateo 4:19).
¿Somos pescadores de hombres, formados en la escuela de Dios, y que siguen al Maestro? ¿Sabemos discernir los peces buenos? Versículos como Mateo 13:47-48 y 1 Corintios 3:12-13 se dirigen a nuestra conciencia. Además, en lo que se refiere a las puertas, hay que tener gran cuidado, como se nos enseña en 2 Timoteo 2:19-22. El principio de separación bíblico debe ser fielmente mantenido. Sin embargo, no nos conduce a vivir en el aislamiento (véase Juan 17:15), sino, ¿cómo podríamos alcanzar a los hombres?
3) La puerta Vieja (3:6)
Esta puerta debía ser restaurada, mientras que las otras debían ser edificadas. Esto introduce la idea de que debemos construir sobre lo que ya fue una vez establecido. Esta puerta se encontraba en un ángulo de la muralla. Para la Iglesia del Dios viviente, la piedra del ángulo es Cristo (Efesios 2:20). El ángulo sugiere la estabilidad (Éxodo 26:23-24).
Para nosotros se trata de edificar sobre el buen fundamento. Ya sea en un día de restablecimiento o en un día de decadencia, tenemos que volver a lo que Dios estableció. Jeremías 6:16 nos invita a preguntarnos acerca de las sendas antiguas y del buen camino. El libro de los Proverbios nos recuerda que no hay que traspasar el lindero antiguo (22:28; 23:10). Es necesario que, en dependencia de Dios, hagamos un esfuerzo para volver a lo que fue establecido. Esos linderos en particular son la autoridad, la infalibilidad y la suficiencia absoluta de las Escrituras.
¿Es legítimo introducir otras fuentes de autoridad para completar la Biblia? ¿Añadimos o quitamos algo de la Palabra revelada y de la voluntad de Dios? La renovación es necesaria continuamente (Colosenses 3:10), pero el fundamento permanece sin variación. La puerta Vieja (según nuestra interpretación libre de este versículo) ¿cumple su función en nuestras vidas, en nuestro testimonio colectivo? ¿Estamos listos para aceptar lo que viene de Dios, de acuerdo con la puerta Vieja? ¿Rechazamos lo que se aparta del fundamento antiguo?
4) La puerta del Valle (3:13; 2:13, 15)
Por esta puerta, Nehemías, de noche, había dejado la ciudad para inspeccionar los muros de Jerusalén (2:13). Con dolor, tomó conciencia de las ruinas. ¿Tomamos conciencia del estado de ruina que caracteriza nuestras vidas, nuestras familias, nuestras iglesias locales, pero también toda la cristiandad, a pesar de hermosas apariencias?
¿Conocemos el significado del valle?, y la puerta del Valle ¿desempeña su papel en nuestras vidas? El valle nos habla evidentemente de lo que es bajo y nos recuerda aquí lo que tenemos que aprender realmente, la humillación, el arrepentimiento y el juicio de nosotros mismos.
El Señor Jesús se humilló a sí mismo. No tenía nada que confesar, sino que se humilló siempre más, tal como lo vemos en Filipenses 2:5-7. Es nuestro gran Modelo.
Consideremos también el ejemplo de Pablo. Saulo (cuyo nombre significa «deseado») tuvo que perder su orgullo cuando encontró al Señor en la gloria (Hechos 9). Pero desde entonces, adoptó la humilde posición de siervo. Cuando comenzó su obra misionera, fue llamado Pablo (que significa «pequeño»), y el Espíritu Santo pudo emplearlo. ¿Somos suficientemente pequeños a nuestros propios ojos —y a los ojos de los demás— para ser utilizados por el Señor? ¿Hemos pasado por la puerta del Valle, a fin de humillarnos en relación con el estado del testimonio cristiano, así como el de nosotros mismos? En Efesios 4:1-3, el apóstol insiste en la actitud de humildad, necesaria para guardar la unidad del Espíritu. Como discípulos del reino de Dios, debemos tomar el lugar de un niño (Mateo 18:3); entonces, sólo desde ese momento podremos ser útiles a los demás (Isaías 11:6).
5) La puerta del Muladar (2:13; 3:13-14; 12:31)
La puerta del Valle es seguida por la del Muladar, situada también en la parte baja de la ciudad. En realidad, las dos puertas están ligadas en el versículo 13.
Cuando Pablo se humilló, también se libró de sus basuras. En Filipenses 3:3-8, explica lo que sucedió en su vida. Todos sus prejuicios religiosos, todo el sistema de la religión del hombre, toda su fama y ascendencia de la que estaba orgulloso, debía salir por la puerta del Muladar. Es la lección que aprendió cuando encontró al Señor, y permaneció siempre presente en su vida. Dijo: “Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” (Filipenses 3:8).
Cuando Nehemías llegó a Jerusalén, era evidente que la puerta del Muladar y las demás no podían funcionar (2:13-14) ¡Cuán importante es mantener en buen estado, en nuestra vida, lo que corresponde a la enseñanza de la puerta del Muladar, es decir nuestra apreciación sobre todo lo que tan fácilmente nos invade!
6) La puerta de la Fuente (3:15; 2:14; 12:37)
Cuando las basuras son eliminadas (véase también la experiencia relatada en Romanos 7), los recursos de la fuente pueden ser eficaces (compárese con Romanos 8). Los escritos de Juan ponen un acento especial sobre la fuente y los ríos de agua viva (Juan 4:14; 7:38; Apocalipsis 21:6). Vale la pena examinar todos los versículos de las Escrituras que hablan de fuente. Citemos algunos: Dios mismo es el manantial de la vida (Salmo 36:9), la fuente de agua viva (Jeremías 2:13; 17:13); en el futuro, Israel volverá a esta fuente (Zacarías 13:1; Joel 3:18). En el libro de los Proverbios, un manantial de vida se asocia al temor de Dios y al sabio (13:14; 14:27), lo que recalca nuestra responsabilidad.
Juan 4 muestra cómo el conocimiento de Dios, en el temor de Dios, lleva a la adoración. El agua viva brota en nosotros de su Fuente: en la adoración ella vuelve a su Donador. Esta corriente vital y esta comunicación necesitan ser mantenidos en ambos sentidos: primero hacia Dios (Juan 4:14, 23); segundo, hacia el hombre (Juan 7:37-38). Así pues, es necesario que la puerta de la Fuente esté en buen estado y mantenida en funcionamiento. ¿Somos conducidos por el Espíritu de Dios y somos llenos del Espíritu?
7) La puerta de las Aguas (3:26; 8:1, 3, 16; 12:37)
Esta puerta no necesitaba reparaciones. ¿Qué podemos aprender de ella? La puerta de las Aguas está asociada a la Palabra de Dios, como lo leemos en el capítulo 8.
Sin embargo ¿funciona en la práctica? ¿Nos sometemos a la autoridad de la Palabra de Dios? ¿Aplicamos sus normas; es ella nuestro alimento, nuestra guía cotidiana? (Salmo 1). La Palabra de Dios tiene tantas funciones que no mencionaremos ninguna. Pero preguntémonos: ¿tiene la puerta de las Aguas realmente su aplicación en mi vida, en mi familia y en la iglesia local?
¿Por qué el oriente es mencionado en el versículo 26? Porque geográficamente esta puerta se colocaba al este de la ciudad. En las Escrituras, el oriente tiene relación con la salida del sol, con la luz del día. Por la Palabra de Dios, recibimos la luz divina. Dejémonos penetrar por ella cada mañana.
8) La puerta de los Caballos (3:28; 2 Crónicas 23:15)
Cuando hemos recibido los recursos de Dios por la puerta de la Fuente y por la puerta de las Aguas, estamos preparados para la batalla. Como lo sabemos, el caballo es utilizado en la guerra. El cristiano necesita una preparación para la lucha espiritual que tiene que llevar adelante (Efesios 6:10-20). Sus armas no son carnales (2 Corintios 10:4). Cuando la puerta de los Caballos funciona correctamente, estamos listos para combatir según los pensamientos de Dios. Quiere dirigirnos en la batalla, como instrumentos preparados (Proverbios 21:31).
9) La puerta Oriental (3:29)
El oriente evoca la venida del Señor. Todo servicio y actividad necesitan ser efectuados en la espera de esta venida. No sólo tenemos que estar listos para nuestro arrebatamiento (1 Tesalonicenses 4:16-17), sino que también hay que amar la aparición en gloria del Señor (2 Timoteo 4:8), deseando con ardor el día en que el Hijo del hombre, que fue rechazado y crucificado, reinará públicamente sobre esta tierra. Qué gozo será para él ser glorificado en todos aquellos que lo sirvieron durante su rechazo (2 Tesalonicenses 1:9-10).
¿Tiene la puerta Oriental su aplicación en nuestra vida? Este mundo se halla bajo el juicio de Dios. ¿Tratamos de mejorarlo pensando que podemos prepararlo para Él? ¿O somos un testimonio vivo para Cristo, como verdaderos embajadores, peregrinos y extranjeros, y al mismo tiempo como siervos e intendentes fieles? ¡Vivamos a la luz de su venida en gloria!
10) La puerta del Juicio (3:31)
Llegamos así a la última puerta. La palabra “juicio” contiene la idea de una convocación, como las siete fiestas de Levítico 23. Nosotros también tenemos una convocación con Dios: es la reunión al nombre del Señor. Tener un encuentro con él, según sus direcciones, para realizar la comunión, es a la vez serio y feliz.
Recordemos también nuestra próxima manifestación delante del tribunal de Cristo (Romanos 14:10; 2 Corintios 5:10). Pablo vivía y trabajaba bajo la perspectiva de esta futura manifestación. No se trata de juicio ni de condenación, sino de que todo habrá de ser puesto en la luz. La venida en gloria del Señor tiene como resultado la comunión para el tiempo presente con miras a esa «convocación» eterna con el Señor.

Creced 1999 - N° 6.

EL VELO DE LA MUJER (Una perspectiva bíblica)

La verdadera liberación femenina
En la sociedad actual el movimiento de la “Libe­ración Femenina” se ha atrasado tristemente con relación a los tiempos. Una de las características distintivas del evangelio de nuestro Señor Jesucristo dondequiera que haya sido predicado, ha sido ele­var a la mujer de su estado de degradación en el paganismo a un lugar noble al lado del hombre. El paganismo casi siempre ha despreciado a la mujer: el evangelio siempre la ha librado y le ha entregado un ministerio dado por Dios especialmente diseña­do para su capacidad y sus características.
Por supuesto cada moda y movimiento en el mundo tiende a introducirse en la Iglesia. La prue­ba de eso puede verse en las modas y en los patrones de comportamiento que se están haciendo más comunes entre los creyentes. Uno de los más generalizados de estos es el número creciente de mujeres que se puede encontrar en las reuniones de la congregación sin velo para cubrirse.
¿Tradición o verdad?
Un pequeño grupo de hermanos estaba dis­cutiendo esto un día, cuando se les unió un “an­ciano”. Cuando él supo que su conversación trata­ba del velo de la mujer, descartó el asunto dicien­do: “Es de poca importancia.” No podemos culpar entonces a las mujeres que entran a una congre­gación sin velo cuando nunca han sido instruidas correctamente por sus líderes espirituales acerca de lo que es espiritualmente correcto. Surge la pregunta: ¿de veras es sin importancia o es un principio, una tradición, o una verdad espiritual? Despojémonos por un momento de las preferen­cias personales y procuremos encontrar en las Escrituras cuál es la enseñanza en cuanto a este tema, especialmente de 1 Corintios 11. Sería de ayuda al lector interesado tener a la mano su Biblia abierta para referencia.
Tres símbolos
En este capítulo hay tres símbolos. Está la cabeza, el pan y el vino. ¿Podemos atrevemos a decir que uno de estos símbolos es “sin importan­cia”? Si es así, ¿cuál de ellos? Podríamos omitir el pan en la Cena del Señor el próximo día del Señor? ¿O el vino? Semejante alejamiento no sería tolera­do en ninguna congregación del pueblo del Señor. ¿Cuál entonces es la base para pensar que el otro símbolo es “sin importancia”, como tantos hacen hoy en día?
Una lectura, aun superficial, de 1 Corintios 11 nos muestra claramente que hay dos lecciones en la primera parte de este capítulo que tratan sobre la cabeza. La primera es la lección de señorío, la se­gunda una lección de gloria.
Señorío
El versículo tres es la base para la lección de señorío. Nos enseña el orden divino para la autori­dad. Es de gran importancia notar que aun aquí el Espíritu de Dios no pone primero a la mujer, aun­que sería el orden lógico en la escala ascendente de autoridad en el reino espiritual. Más bien está escri­to, “Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.” En Efesios el señorío de Cristo se relaciona cor­poralmente al cuerpo entero de la Iglesia. En 1 Co­rintios Su señorío se relaciona individualmente al creyente. En el versículo cuatro el varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza (“Cristo es la cabeza de todo varón”). Aquí se usa la palabra sencilla “cubrir”. Así que Cristo no debe ser deshonrado (o afrentado) al ser cubierto en forma simbólica, al cubrirse el varón su cabeza.
La mujer recibe una amonestación en el versí­culo cinco. La cabeza descubierta deshonra (o afrenta) a su cabeza simbólica (“y el varón es la cabeza de la mujer”). El motivo por el cual el varón no debe ser afrentado lo veremos más clara­mente en la lección de “GLORIA”. “Pues él es imagen y gloria de Dios” (v. 7). La palabra “afrentar” es un superlativo, significa “hacer aver­gonzar profundamente.” En el contexto del pasaje cuando el varón aparece con la cabeza cubierta, o la mujer con la cabeza descubierta, hay una negación implícita de la enseñanza divina en cuan­to al señorío, sea intencional o de otra manera.
Gloria
Ahora el Espíritu lleva a Pablo a enfatizar el asunto y a mostrar sus solemnes implicaciones con un ejemplo de gloria, y fuertes motivos para cum­plir con esta palabra de instrucción. Podríamos decir que gloria es una manifestación visible de la naturaleza interna. La gloria de un rosal es la rosa. No es todo el rosal, pero la flor es la manifestación de su naturaleza. Por la rosa, aprendemos la natu­raleza del rosal. La razón para la cabeza descubier­ta del hombre, como ya lo mencionamos, está en el versículo siete, “pues él es imagen y gloria de Dios”. Imagen no es semejanza; son dos ideas dis­tintas. Semejanza es similitud, algo parecido; ima­gen es representación, siendo o no semejante. Del Señor Jesucristo nunca leemos que es semejante a Dios. No puede ser “semejante” a Dios, El ES Dios.
El hombre entonces, no debe cubrir su cabeza durante el ejercicio de las funciones espirituales ya nombradas, por cuanto él representa a Dios como Su imagen. Además, él es la gloria de Dios. Si imagen es representación, entonces gloria es manifestación. La autoridad de Dios no debe ser desafiada ni Su gloria escondida. Este es el aspecto doble para la cabeza descubierta del hombre.
No se habla de la mujer como la imagen del hombre, sino como su gloria. Aquí no tenemos representación, sino manifestación. La gloria del hombre no debe manifestarse en los ejercicios espirituales, por eso esa gloria debe ser cubierta. Ninguna gloria, sino la de Dios, debe verse en el reino espiritual.
La escuela de ángeles
La razón por la cual la mujer se debe cubrir es también doble: primero es natural. El versículo ocho nos muestra que el hombre fue primero en el reino natural y por eso es la imagen de Dios, “porque Adán fue formado primero, después Eva” (1 Timoteo 2:13). Segundo, el versículo diez nos muestra un motivo espiritual. “Por lo cual la mujer debe tener señal de autoridad [indicación de sumi­sión a la autoridad] sobre su cabeza, por causa de los ángeles”.
Notemos, que no es por causa de su esposo o la presencia de otros hombres en el grupo, sino, “por causa de los ángeles”. ¿Por qué es esto? Efesios 3:10 nos da un indicio en cuanto a la importancia de la observación angélica. Dios usa la Iglesia para enseñarles algo de Su multiforme sabiduría. ¿Cómo pueden estos seres espirituales aprender el significado bíblico del señorío de Cristo, el lugar de la Iglesia, y el creyente individual? Tales cosas son para ellos un completo misterio. Dios se los muestra a través de símbolos o lecciones objetivas.
Así como Aarón es un tipo de Cristo en ciertos aspectos aunque él nunca se dio cuenta de esto, y tal como el Señor usó un niño pequeño para enseñar­les a Sus discípulos una lección sobre la entrada al reino, aunque el niño ignoraba su papel, así aunque nosotros no nos damos cuenta en todo momento, estamos siendo observados por seres espirituales. Dios nos está usando como lecciones objetivas para dar a conocer a los ángeles las gloriosas verdades de autoridad y sujeción que en otra forma les sería imposible entender. ¡Cuán solemne! Sin embargo Abraham aprendió una verdad aun mayor cuando dijo, “Jehová, en cuya presencia he andado”.
Cuando una mujer entra a una congregación para ejercicio espiritual con su cabeza cubierta, llega a ser para los ángeles un ejemplo de sujeción al señorío divino. ¡Qué reprensión para los ángeles caídos! El pecado de ellos es el de rebelión contra la autoridad divina. ¡Qué gozo para los ángeles obedientes, al ver también la cabeza descubierta del varón, tipificando la gloria descubierta de Dios y Su autoridad aceptada!
Sin embargo, hay una seguridad en el versículo once indicando que posicionalmente “en el Señor” no existe la idea de prioridad por motivo de sexo.
La doble cubierta
Algunas excusan su cabeza descubierta citando el versículo 15. “En lugar de velo le es dado el cabello”. Ellas dicen, si tiene cabello es suficiente. La lectura cuidadosa del texto nos muestra clara­mente que tal interpretación es una negación débil de la verdad propuesta. Notemos que para la mujer hay dos glorias involucradas. Ella es una gloria: “La mujer es gloria del varón” (v. 7). Pero también tiene su propia gloria — su cabello su gloria (v. 15). Para la gloria que ella es (la gloria del hom­bre), Dios le ha dado una cubierta natural, su cabe­llo largo. Para la gloria que tiene (su cabello), debe sujetar su voluntad para cubrirlo con otra cubierta la cual pone encima de su propia gloria.
Para todos los que pueden recibir el ministerio de la Palabra directamente de sus páginas o de otros, hay una responsabilidad de obedecer. An­cianos y ministros de la Palabra de Dios también son responsables de dar las debidas instrucciones y no negarse a anunciar todo el consejo de Dios. Si fallamos al tratar estos asuntos, no nos debemos sorprender cuando aparezcan desviaciones entre nosotros de forma regular y hasta descaradamente.
Hombres con cabello largo
No quedan fuera de estos versículos los hombres con cabello largo (1 Corintios 11:1-16). En estos días cuando aún algunos creyentes parecen seguir esta moda, puede ser oportuna una palabra aunque no sea muy bienvenida. El versículo 14 enseña que es contra el orden natural que el hombre tenga cabello largo. ¿Por qué? El versículo 15 nos expli­ca. El cabello largo es la gloria de la mujer. Por eso cuando el hombre lleva esta gloria es una paradoja a la vista de Dios y de los ángeles. La gloria de la mujer no debe ser vista en la iglesia ya sea exhibi­da por mujer u hombre.
La apariencia del Señor
Este tema usualmente hace surgir algunas dis­cusiones. Algunos dicen que el mismo Señor lle­vaba cabello largo. ¿Será cierto? ¿Cómo podría­mos saber desde el punto de vista bíblico? De esto no tenemos ninguna información. De todos modos, para los que sinceramente quieren pare­cerse a Cristo, las Escrituras nos enseñan clara­mente que por ahora Dios desea más la semejanza moral a Su Hijo que la semejanza física. Cierta­mente el Espíritu está obrando en toda nuestra vida procurando transformarnos en corazón y con­ducta para el mismo Señor. La especulación no es ninguna autoridad ni excusa para contradecir la clara instrucción de la Palabra de Dios.
¿De dónde viene la moda moderna del cabello largo para el hombre? No viene, como muchos piensan, de los Beatles. En Apocalipsis 9 hay una referencia sorprendente. Ahí las huestes del infier­no salen del abismo. Los vemos como si tuvieran  “caras humanas; tenían cabello como cabello de mujer”. Tal como el Señor está transformando a Sus santos a Su semejanza, moral y espiritual, así tam­bién el archienemigo trata de conformar una mul­titud en una semejanza que demuestra una confu­sión del orden natural de Dios. La confusión de los sexos siempre ha sido señal de depravación a través de los siglos. A menudo ha traído juicios de Dios.
No sabemos qué significaba el cabello largo en el hombre para nuestros abuelos o para los her­manos de la Iglesia primitiva, pero hoy en día es una marca de rebelión e identificación con los drogadictos. Sin embargo, no quiere decir que todo joven que lleva pelo largo se está revelando contra Dios en su corazón. Muchos no lo hacen conscientemente, pero a la luz de las Escrituras conside­radas, puede ser que estén sirviendo como ejemplo para el adversario en contra de las normas pro­puestas en las Escrituras.
Al decir largo, ¿a qué largo se refiere?
Al examinar esta cuestión surgen naturalmente unas preguntas. El hombre, con su inclinación para reglas y reglamentaciones, desearía que el Señor nos indicara en centímetros “a qué largo se refiere”. El Señor prudentemente no lo ha hecho así en este caso, ni en muchas áreas que afectan nuestras vidas. El gran principio de la vida cris­tiana es “la fe”. Si existe un deseo sincero y ho­nesto, junto con una voluntad sumisa, muy pronto el alma ejercitada sabrá si está o no entristecido al Espíritu Santo.
¿Para hoy en día?
La relevancia de estos versículos (el pan y el vino no sufren bajo este argumento) es discutido a veces. Se sugiere que fue problema de los corintios y se aplicaba solamente a esta iglesia. No obstante, toda la enseñanza de esta epístola está claramente dirigida en su introducción. Fue escrita a los santos en Corinto “con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo”.
¿Qué tamaño?
A veces el problema es el tamaño de la cubierta de la mujer. La palabra para describir ésta cubierta es superlativa, y significa “cubrir ampliamente”. Pequeños moños o redes casi invisibles no pueden llamarse “cubiertas amplias”. En vez de cubrir su gloria, la exaltan.
¿Pelucas?
Otra pregunta a veces presentada es en cuanto a pelucas. ¿Cubren o no? Sí, obviamente cubren la gloria natural de la mujer, pero obviamente también, se pierde el propósito espiritual al proveer una imitación de gloria. El que mira ve una imitación de gloria y no una señal de sumisión.
¿Desde qué edad?
Se ha hecho la pregunta, ¿desde qué edad debe empezar a cubrirse el cabello una niña? ¿Deben hacerlo las adolescentes? Sería mejor quizás con­testar con otra pregunta: ¿Qué edad debe tener el niño varón para empezar a NO cubrirse la cabeza? Se puede discutir que estos niños no oran ni profe­tizan y por eso son excusados. Sin embargo, nadie puede discutir la exhortación dada a los padres para criar a sus hijos en disciplina y amonestación del Señor. La sumisión al Señor debe ser enseñada a nuestros hijos con el ejemplo, por precepto y cuan­do sea necesario con disciplina. Todos los padres estarían de acuerdo que hay más felicidad y más facilidad cuando esto se hace a temprana edad.
Pero ¿cuándo?
Las ocasiones en que se aplican estas Escrituras es un problema un poco más difícil. Obviamente incluye las reuniones de la iglesia donde existe la dirección de los ancianos (estén o no presentes). Hay otras ocasiones, sin embargo, donde la mujer puede ejercer un ministerio oral de oración o testi­monio de las Escrituras. Los fundamentos pro­puestos aquí se aplicarían en tal caso. Más ins­trucciones se encuentran en otras partes de las Escrituras; por ejemplo en 1 Corintios 14, gober­nando el silencio de la mujer en la iglesia local. El capítulo 11 debe leerse a la luz de estos con­troles subsiguientes.
Cuando haya duda en cuanto a llevar o no una cubierta, parece a la luz de 1 Corintios 11, versícu­lo 10, que la hermana ejercitada no querrá arriesgar entristecer a su Señor. Situaciones privadas en el hogar son claramente distintas, ya que en el con­texto hogareño y familiar el orden de gobierno no es directamente a través de los ancianos, sino por el esposo y padre del hogar.
Ira y fuego
Es cosa extraña que hay pocas Escrituras que estimulan el fuego en algunos cristianos como estas. Puede ser el motivo por el cual la primera parte de 1 Corintios 11 se enseña menos que el resto del capí­tulo. Probablemente el apóstol también sintió la ira de algunos cuando se refiere a la posibilidad de con­tención en el versículo 16. Era la costumbre de los hombres judíos cubrirse la cabeza en la sinagoga en aquel entonces (y hasta ahora). También era la cos­tumbre de las mujeres griegas entrar en el templo con la cabeza descubierta. Pero Pablo dice, “Nosotros no tenemos tal costumbre.” La Iglesia del Nuevo Testa­mento era distinta al templo pagano; por lo tanto sus costumbres sociales y religiosas debían ser diferentes a las de ese tiempo. Los cristianos tenían que com­portarse en otra forma en cuanto a estas cosas.
Sufriendo pérdidas
El espíritu rebelde siempre puede encontrar argumentos o presentar excusas minúsculas que procuran descontar tanto la relevancia como la aplicación personal de esta porción de las Escri­turas. Cuando sabemos que el piadoso Moisés sufrió una pérdida estremecedora como consecuen­cia de haber dañado un tipo del Cristo glorificado, debe hacernos temblar a todos nosotros también por sí acaso fuéramos culpables de presentar a los hermanos creyentes, incrédulos y al mundo de espíritus, un cuadro desfigurado de nuestro amado Señor, Su autoridad y gloria.
¿Cabello o corazón?
En conclusión aclaremos que la forma de actuar debe demostrar una condición interna, pero no siempre es así. Una mujer con una cubierta muy adecuada y un vestido modesto, puede estar tan fría como el hielo en su devoción al Señor, guardando todo el tiempo un orgullo por su conformidad a las normas propuestas y a su no conformidad al mundo. Similarmente un hombre con cabello corto puede estar entristeciendo al Señor en todas las otras áreas significativas de su vida. El joven con cabello largo, o la señorita con cabeza descubierta pueden estar en su corazón entregados al Señor a la medida de la luz bíblica que tienen. Pueden estar profundamente entregados a la causa de Cristo, y con vidas sin culpa en la maligna sociedad que les rodea, pero debido a la infancia espiritual o a la falta de los ancianos y maestros, nunca han aprendido las solemnes implicaciones de 1 Corintios 11.

Aunque la señal exterior no indica necesaria­mente espiritualidad, ni la ausencia de ella de­muestra necesariamente carnalidad, es obvio que el corazón sumiso dispuesto para aprender y agradar al Señor que lo ha comprado, será llevado a la luz de la Palabra de Dios ya sea repentinamente o poco a poco, y nunca se arriesgará a un término medio.

Meditación

“Jehová los destruirá... y tú los echarás, y los destruirás enseguida”  (Deuteronomio 9:3).


En todos los tratos de Dios con la humanidad hay una interesante fusión de lo divino y lo humano. Tomemos la Biblia como ejemplo. En ella se destacan el autor Divino y los autores humanos que escribieron movidos por el Espíritu Santo.
En lo tocante a la salvación, ésta pertenece al Señor de principio a fin. No hay nada que un hombre pueda hacer para ganarla o merecerla; pero debe recibirla por la fe. Dios elige individuos para la salvación, no obstante, éstos tienen que entrar por la puerta angosta. Por esta razón Pablo escribe a Tito acerca de: “la fe de los escogidos de Dios” (Tito 1:1).
Desde el punto de vista divino somos “guardados por el poder de Dios”. Sin embargo, también existe la parte humana: “mediante la fe” (1 Pedro 1:5). “Guardados por el poder de Dios mediante la fe”.
Solamente Dios puede hacerme santo. Sin embargo, no me hará santo sin mi cooperación. Debo añadir a mi fe virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad, afecto fraternal y amor (2Pedro 1:5-7) y vestirme de toda la armadura de Dios (Efesios 6:13-18). Debo despojarme del viejo hombre, vestirme del nuevo hombre (Efesios 4:22-24) y caminar en el espíritu (Gálatas 5:16).
Encontramos la mezcla de lo divino y lo humano en toda el área del ministerio cristiano. Pablo planta, Apolos riega, mas Dios da el crecimiento (1 Corintios 3:6).
En lo que respecta al liderazgo en la iglesia local, aprendemos que sólo Dios puede hacer de un hombre un anciano. Pablo recordó a los ancianos de Éfeso que era el Espíritu Santo quien les había hecho sobreveedores (Hechos 20:28). Sin embargo, la voluntad del hombre está implicada: Debe anhelar el obispado (1 Timoteo 3:1).
Por último, en el texto de este día vemos que es Dios quien destruye a nuestros enemigos, pero somos nosotros quienes debemos echarlos y destruirlos. (Deuteronomio 9:3). 

Para poder llegar a ser cristianos equilibrados, debemos reconocer esta fusión de lo divino y lo humano. Debemos orar como si todo dependiese de Dios pero trabajar como si todo dependiera de nosotros. Algunos soldados solían decir en tiempo de guerra: “Alabado sea Dios, y pasa las municiones”, o como alguien sugirió: debemos orar por una buena cosecha y mantener el azadón en la mano. Decimos de forma más castiza: “a Dios rogando y con el mazo dando”.

Doctrina. El Hombre (Parte IX)

Preguntas de Estudio


1.      Mencione las teorías sobre el origen del hombre y detalle sus principales características de la cual cree usted que es la más importante.
2.      Mencione las teorías que los “cristianos” han planteado. Detalle lo que usted entiende de ella.
3.      Describa con su palabras como la Biblia describe la creación del hombre
4.      Indique las fases de la creación del hombre
5.      Destaque que fue lo primero que creó Dios antes de crear al hombre
6.      En lo que respecto al hombre y la mujer, describa las facetas de la creación de estos.
7.      Entendiendo que el origen de cualquier ser humano es por medio de la participación de un hombre y una mujer, entonces indique cuales son las creaciones especiales que Dios ha hecho y que medios utilizó. Indique pasaje donde se ubica.
8.      ¿Qué significan las palabras imagen y semejanza?
9.       Describa lo que no significan las palabras imagen y semejanza
10.  Indica las características espirituales  que tenemos de Dios, y las heredamos de sus propios atributos comunicables
11.  Enumere las otras características que posee el hombre
12. Cuál es la naturaleza moral del primer hombre
13. Que es el libre albedrío y como lo utilizaba Adán
14. Que entiende por naturaleza física del hombre
15. Que entiende por naturaleza espiritual del hombre
16. En cuantas partes se divide el ser humano. ¿Cómo se denomina este concepto?
17. Explique en que consiste cada una de las tres partes del ser.
18. El alma del hombre es el asiento de sus emociones y apetitos, y los versos que siguen destacan los grados de los mismos, indique algunas de estas características
19. Describa las facetas del espíritu del hombre
20. Indique las teoría que existen de como el alma llega al cuerpo
21. ¿Cuál de las teorías se acerca más al concepto bíblico?
22.  Algunos hombres no creen la caída del hombre, entonces ¿por qué es difícil aceptar la caída del hombre como lo describe la Escritura según ellos?
23. Describa con sus palabras el relato de la caída del hombre
24. ¿Cómo atacó la serpiente a la mujer? ¿Cómo presenta su mensaje?
25. ¿Qué sucedió en ellos por el hecho de haber comido del fruto?
26. Al escuchar la voz de Dios, que sintieron ellos y cuál fue su actitud
27. ¿Qué es pecar?
28.  ¿Cuál es el castigo para el hombre, la mujer y la serpiente?
29. ¿Cuál es la provisión de Dios para Adán y Eva como pecadores?
30.  Compare la tentación de Adán y Eva con la que tuvo el Señor Jesús en el desierto. ¿Que ve en ambos relatos?