domingo, 1 de diciembre de 2013

PENSAMIENTOS

La persona que demanda un mandamiento explícito para cada cosa, es una persona que no quiere un mandamiento; y porque piensa que no lo hay, pregunta: «¿Dónde está eso en la Biblia?» En cambio, aquel que tiene un corazón obediente, no exigirá un mandamiento, sino que siempre lo encuentra. Tal persona ve por todas las Escrituras directivas y razones de obediencia, pero el poder para ello radica en el Espíritu Santo que revela a Cristo.                                                     

PENSAMIENTOS

Hay una enorme diferencia moral entre una persona que trata los malos pensamientos como intrusos, y otra que los alberga como huéspedes; entre uno que sólo busca ahuyentarlos, y otro que les provee una amplia y amueblada residencia.                           


SOBRE TODA COSA GUARDADA, GUARDA TU CORAZÓN

Si algún consejo necesitamos todos en estos días, es éste de Salomón (Prov. 4:23). Pero en un sentido digo mal, por­que este consejo, creo yo, no es propia­mente de Salomón, sino de Dios. Dios le dijo antes estas palabras a Salomón, y él las dejó registradas en sus Proverbios dada la sabiduría del consejo.
Creo todavía más, que este consejo no fue un consejo personal a Salomón, sino que es el consejo universal de Dios a todos los hombres, en todos los tiem­pos y lugares. Creo que primero le fue dado a Adam, después a Eva, a Abel y Caín, a Abraham, a Moisés, a Saúl, a David, a Jonás. Unos lo siguieron, otros lo despreciaron. El que lo despreció, acarreó su ruina, como Caín, como Jo­nás, como Achab y Jezabel.
Debemos notar claramente que es­te consejo no dice: "Por sobre toda co­sa guardada guarda tu dinero, o tus jo­yas, o tu salud, o tu familia, o tu nego­cio, o tu honra", sino bien específica­mente dice: "guarda tu corazón", o sea, tu alma, pues es al alma que se hace fi­guradamente referencia cuando se usa en la Biblia la palabra corazón.
¡Cuán sabio y necesario es este con­sejo! ¡Cuánta gente hay que a todo presta atención, todo lo cuida, menos su alma!
Pero, ¿qué es el alma? ¿Qué es esto que tanto debemos cuidar? Pasando por alto la "falsa ciencia" y la "vana filo­sofía", para no enredarnos en terminolo­gías abstrusas que a nada conducen, di­remos que el alma es una creación divina de orden espiritual puesta en el hombre como centro de su vida moral y afectiva. Pero, como todo lo creado por Dios, es un compuesto. Así, diremos que el alma es: 1) energía, movimiento, actividad; 2) es emociones, sentimientos, o sea que en ella se originan; 3) es, por lo mismo, la fuente de los pensamientos y las ac­ciones humanas.
Cuando se nos dice, entonces: "Por sobre toda cosa guardada guarda tu al­ma", se nos está, en verdad, diciendo: "Por sobre toda cosa que debes guar­dar, guarda tus energías (las fuerzas vitales que de tu ser); tus movimientos, tu ac­tividad (lo que haces, dónde vas); tus emociones y sentimientos (lo que sientes por las cosas o personas que te rodean, tus actitudes y manifestaciones hacia ellas); tus pensamientos; y, finalmente, tus acciones.
¿Y por qué debemos guardar tan celosamente nuestra alma? En primer lugar, porque el alma —lo mismo que el cuerpo— se puede debilitar. En se­gundo lugar, porque el alma —lo mismo que un cuerpo debilitado— se puede en­fermar. En tercer lugar, porque el alma se puede corromper, como lo podemos comprobar con los hombres de perver­sos sentimientos a los que degeneran en el vicio. En cuarto lugar, porque el al­ma será castigada si no es cuidada: "el alma que pecare ésa morirá". En quinto lugar, porque, por otro lado, como dice el proverbio, "de ella emana la vida"; porque en ella radican todas las posibi­lidades de bien y felicidad; porque de ella misma depende la salvación del hombre.
Entonces, amigo, cuida tu alma. Cuídala amorosa y vigilantemente; de día como de noche; cuando estés solo como en medio de las gentes. Cuídala mucho en estos tiempos tan peligrosos, tan llenos de tentaciones, seducciones y engaños.
Cuídala, sí, cuídala mucho, para que no te conviertas en un criminal como Caín; en un necio que pierde su bendi­ción como Esaú; para que no padezcas temor y humillación como los hermanos de José; para que no te tornes desobe­diente como Saúl; para no caer en adul­terio como David; para que no te domi­ne la soberbia como a Nabucodonosor; para que no te des al vicio y al placer como Belsasar; para que no seas men­tiroso y ladrón como Ananías y Safira; ni amador del mundo como Demás; ni perverso como Alejandro el calderero; ni buscador de vanidades y preeminen­cias como Diótrefes; ni blasfemador co­mo Himeneo.
Cuídala, te digo otra vez, para que no vayas a parar a un manicomio, o a la cárcel, o prematuramente al cemen­terio. Para que no te conviertas en la vergüenza de los tuyos, y en la comidi­lla de tus vecinos. Cuídala, para que más tarde no tengas que lamentar nada, lle­no de desprecio y reproches para ti mis­mo, y no tenga que llegar el momento en que maldigas el día en que naciste.
Pero, yo te digo aún más: Cuídala para que llegues a ser un santo como Abraham, un valiente como Gedeón, un profeta de Dios como Isaías, un fiel tes­tigo como Pablo, un joven puro y enten­dido como Tito y Timoteo, un visiona­rio de las glorias eternas como el após­tol Juan. Cuídala, en fin, para que vivas recta y bellamente en este mundo, y he­redes el Reino en la Eternidad.
Sendas de Luz, Febrero-Marzo 1976

El Compañerismo entre los hermanos

En el Salmo 34:3 leemos, "engrandeced a Jehová conmigo y exaltemos a una su nombre". Y en el Salmo 133:1 dice: "Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía". En realidad, una de las experiencias más edificantes que cualquier persona puede te­ner, y yo agregaría que una de las más alegres y confortantes, es la de reunirse con otros, guia­dos por el Espíritu, en un sano compañerismo. En esta clase de compañerismo solamente se re­conoce lo que "ha dicho el Señor". Esta fue la clase de comunión que tuvieron los santos del primer siglo, cuando "perseveraban en la doc­trina de los apóstoles, en la comunión unos con otros" (Hechos 2:42).
      Sin embargo, no es muy común decir lo mismo respecto de los hermanos hoy en día. Pa­rece que es difícil lograr que un grupo de per­sonas disfruten juntas o se aguanten una hora escuchando acerca del Señor o cuatro o cinco horas estudiando versículos de la Biblia, y dis­frutando plenamente cada minuto.

La necesidad del compañerismo
El Señor mismo ha dicho "no es bueno que el hombre esté solo" (Génesis 2:18). Esto es más real en la vida espiritual que en la relación social y física, a lo cual se refería el versículo en un comienzo.
La mayoría de las personas religiosas que se reúnen con su grupo en el día del Señor parecen quedar contentos con eso para toda la semana. No se reúnen de nuevo hasta los ocho días, don­de se lleva a cabo el mismo servicio monótono. Por otro lado, el compañerismo de aquellos que realmente viven por el Espíritu, es a la vez una delicia y una necesidad, pues anhelan encontrar­se con los que también son vivos para Dios.
Es muy inspirador cuando en un grupo de creyentes se dialoga sobre verdades que también otros han descubierto o cuando se comparten respuestas a oraciones por la misericordia de Dios. En momentos como ese, todos los creyen­tes presentes le dan la gloria a Dios por su gracia y bondad para con sus hijos.

El secreto del compañerismo
Para disfrutar de esta clase de compañerismo se debe tener en cuenta una condición inexora­ble: todos los hermanos deben permanecer jun­tos por la gracia de la unidad espiritual, y amar y mantenerse en comunión personal con el Se­ñor. Este compañerismo lo disfrutan aquellos que han sido unidos a Cristo y que desean tener una mayor comunión con El eternamente, le­jos de la turbación y tribulación en la que ahora viven.
El compañerismo entre los cristianos les da, además, fortaleza. Hay tantas cosas en guerra contra el Espíritu. El alma se pone anémica has­ta que empieza a tambalear. El verdadero com­pañerismo le pone a salvo del decaimiento. Es difícil explicar la intimidad y alivio que nos proporciona el verdadero compañerismo.
Cuando alguien está decaído, se ayuda a le­vantar y mediante el poder del Señor ayudamos a que las cosas se mejoren para el hermano. Es difícil que un hermano se deje vencer por algu­na experiencia que otro ya ha pasado. En la ver­dadera comunión de los hermanos se puede ins­truir y orar por el que está deprimido.
            Les animo a formar un genuino compañe­rismo cristiano en su asamblea, donde todos demuestren amor a Cristo. Vea por usted mis­mo cómo llegan las bendiciones. Eso es cami­nar en los pasos del Salvador.

La esencia del compañerismo
En Génesis 6:9 se nos habla que "Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé". Esto quiere decir que tuvo compañerismo con Dios, lo cual es la esencia para tener un verdadero compañerismo de hom­bre a hombre. Moisés tuvo compañerismo con Dios, así como lo tuvieron Enoc y Abraham antes que él. "Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero." (Éxodo 33:11).
            Esto es compañerismo espiritual, y es lo mismo que nosotros experimentamos a través del Señor Jesucristo mediante el Espíritu Santo.
            Nosotros también tenemos compañerismo con Cristo mismo. Leemos en Mateo 18:20 "porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos". Cuando dijo esto, el Señor estaba en medio de sus discípulos, instruyéndolos y preparándolos para la obra que debían realizar en los días si­guientes. El les estaba diciendo que aunque no estaría con ellos físicamente, estaría presente en Espíritu cuando se reunieran en comunión para servirle. Su presencia se hace palpable en el compañerismo espiritual de hoy en día. Senti­mos su presencia y su dirección cuando nos congregamos. Pero es necesario que primero es­temos en comunión constante con El. Cristo mora en nuestros corazones por la fe (Efesios 3:17) y cena con nosotros y nosotros con El (Apocalipsis 3:20). Aquellos que habitan en el lugar secreto del Todopoderoso, están en cons­tante comunión con el Señor (Salmo 90:1; 91:1; Colosenses 3:3). Usted no puede morar con Dios si no tiene comunión con El. Hay una comunión continua entre el Señor y aquellos que viven por fe.
            Podemos entonces, decir con el salmista "compañero soy yo de todos los que te temen, y guardan tus mandamientos" (Salmo 119:63). Por esta razón los hijos de Dios desean estar en compañerismo con otros que tienen la misma fe. Realmente es una experiencia buena y agra­dable permanecer juntos en Cristo.

La condición del compañerismo
"¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?" dice Amos, el profeta (Amos 3:3). La respuesta es, por supuesto, no. Pueden ca­minar en proximidad física, pero estar en des­acuerdo espiritualmente. Cuando hay acuerdo en las cosas espirituales, según dice la Biblia, es cuando verdaderamente hay unidad y Cristo es­tará con ellos según El lo prometió. Sólo enton­ces ellos pueden "caminar juntos" en la "uni­dad del Espíritu" y en el "vínculo de la paz" (Efesios 4:3).
Veamos otro versículo: "los que temían a Je­hová", nos dice Malaquías, hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre" (Malaquías 3:16).
Hermanos, no estamos perdiendo el tiempo cuando andamos en comunión espiritual unos con otros.
Ahora, permítanme amonestarles con las pa­labras de Pablo, "os ruego, pues hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que ha­bléis todos una misma cosa, y que no haya en­tre vosotros divisiones, sino que estéis perfecta­mente unidos, en una misma mente y en un mismo parecer" (1 Corintios 1:10). Las divisio­nes, los argumentos, son los medios de Satanás para robarles las bendiciones que vienen de la comunión. Dejen que reine el amor fraternal, y les aseguro que, estando de acuerdo, recibirán bendiciones del Señor.
      Sendas de Vida, Abril 1986, Volumen4, Nº3.

Doctrina - Preguntas

Preguntas acerca de la creación, los ángeles, el ángel de Jehová, Satanás y de los demonios.


El siguiente conjunto de preguntas tiene por finalidad darle al creyente la oportunidad de medirse para ver cuánto ha aprendido sobre esta doctrina. No es necesario que las responda de memoria, aunque sería lo ideal, todas las preguntas. Utilice como apoyo los diferentes capítulos presentados de esta doctrina.
I.          La  creación
1.      ¿Podemos acomodar la Escritura a lo que la ciencia  propone, porqué sus ideas contrasta con lo que en ella está escrito?
2.      ¿De qué modo la ciencia demuestra que lo que está escrito en la Biblia es cierto?
3.      ¿Es la Biblia un libro de ciencia? ¿Qué es lo que ella muestra?
4.      ¿Cuáles son las proposiciones que se deben tener al momento de estudiar la creación? Fundamente.
5.      ¿Dónde se describe la creación (en qué capítulo)?
6.      Describa brevemente los pasos que Dios efectuó para completar su creación
7.      ¿Quiénes  participaron en la creación y de qué modo?
8.      ¿Cuáles son los materiales que se usó para la creación?
9.      ¿Cuáles son los motivos por los cuales Dios creó todo lo existente?
10.  ¿Qué teorías hay que explican la creación sean estas cristianas o no?
11.  Que entiende por teoría de la brecha. ¿Piensa usted que es bíblica?
12.  Que piensa usted sobre los días que se menciona en Génesis 1. ¿Son días solares (tal como los conocemos actualmente) o son tiempos indeterminados?
II.       Los Ángeles
1.      ¿Qué entiende por el término “ángel” y a qué  actividades conocidas por nosotros se le puede comparar?
2.      ¿Qué espacio utilizan los ángeles para desplazarse?
3.      Qué tienen de común las palabras “Malak” y “Aggelos”.
4.      Aparte de representar a los seres espirituales,  ¿en qué otra actividad se usa?
5.      Indique que otros nombres se designan para hablar acerca de esos seres espirituales que conocemos como ángeles.
6.      ¿Cuál es la fuente que usamos para estudiar a los ángeles?
7.      En que libros de la Biblia se mencionan a los ángeles
8.      ¿Cuál es nuestra mayor autoridad para aceptar la existencia de los ángeles?
9.      Explique lo que sabe sobre la creación de los ángeles,
10.  ¿Cómo son en comparación al hombre los ángeles?
11.  Describa la naturaleza de los ángeles.
12.  Haga un resumen del carácter de los ángeles.
13.  ¿Por qué  se dice que los ángeles son personas?
14.  ¿Cuántos son los ángeles?
15.  ¿De qué manera se organizan?
16.  ¿Cómo se clasifican?
17.  ¿Qué es un Arcángel?
18.  Los seres vivientes descritos por Juan y Ezequiel ¿son iguales? Fundamente su respuesta.
19.  Qué otra clasificación encontramos en la Escritura sobre los ángeles
20.  Mencione  los nombres de los ángeles que se encuentran en la Escritura y haga una reseña de los nombres
21.  ¿Dónde se encuentra la morada de los ángeles escogidos?
22.  Hable sobre el ministerio de los ángeles en relación a:
a.       Dios
b.      Señor Jesucristo
c.       Segunda Venida
d.      La Iglesia
e.       Las Naciones
f.        Los injustos
III.    El Ángel de Jehová
1.      Según su opinión, ¿por qué es importante el estudio de esta doctrina?
2.      Mencione y comente algunos pasajes en que aparece este Ángel.
3.      Indique las características de este Ángel que lo hace distinto a los otros.
4.      Detalle sus ministerios
5.      ¿Por qué se identifica con el Señor Jesucristo este Ángel?
6.      ¿Qué es una Cristofanía?
IV.     Satanás
1.      ¿Cómo podemos saber que Satanás existe?
2.      Mencione pasajes del Antiguo Testamento en el que se menciona a este personaje
3.      Mencione pasajes del nuevo testamento en que aparece este ser.
4.      ¿Cuál es la prueba fundamental de la existencia de Satanás?
5.      Describa a la persona de Satanás
6.      Que característica lingüística identifica a Satanás como una persona.
7.      ¿Qué relación tiene la responsabilidad moral con Satanás?
8.      Describa los tres aspectos de la naturaleza de Satanás
9.      Que significa el nombre de Satanás
10.  Que significa el nombre Diablo
11.  Quien es Lucero
12.   Mencione otros nombres
13.  Describa los títulos con que se le conoce.
14.  En la Biblia encontramos algunas representaciones acerca de él, como el de “ángel de luz”, mencione otros
15.  Describa a creación de Lucero.
16.  ¿Cómo se produjo la rebelión de Satanás?
17.  ¿Cuáles fueron las consecuencias de la caída de Satanás?
18.  El carácter es lo que clasifica a un ser como personas. En Satanás indique características de su carácter
19.   Indique la posición de Satanás  a su dignidad, Dominio,  Territorios y Límites de acción.
20.  En relación a su obra, ¿qué puede decir con respecto a:
a.       la obra redentora del Señor Jesucristo
b.      la naciones
c.       los incrédulos
d.      al creyente?
21.  Siguiendo la idea de la pregunta anterior, realice un análisis como actúa contra la obra de Dios.
22.  Identifique los Juicios que Satanás ha tenido
23.  Indique el destino que Satanás tendrá

V.        Los Demonios
1.      Mencione algunas teorías sobre el origen de los demonios
2.      Indique lo se entiende a la luz de la Escritura sobre el origen de los demonios.
3.      ¿Qué son los demonios?
4.      ¿Cuántos grupos de demonios existen?
5.      ¿Por qué motivo los demonios encarcelados en el Tártaro están ahí?
6.      Indique las características de estos espíritus
7.      ¿Cómo se le nombra en la Biblia?
8.      ¿Cuál es la cantidad de ellos?
9.      Indique las actividades de ellos en relación a:
a.       el hombre
b.      Cristo
c.       Dios
¿Cuál es el destino final de ellos?

LLENOS DEL ESPÍRITU

          La presente dispensación se caracteriza peculiarmente por la presencia del Espíritu Santo. Cristo, habiendo terminado la obra de redención, se fue a lo alto, y el Espíritu está ahora aquí para representarlo a Él. Toda la obra del Espíritu tiende a exaltar a Cristo. "El me glorificará: porque tomará de lo mío, y os lo hará saber." (Juan 16:14).
         Siendo este el caso sería bueno que todos nosotros fuésemos llenos del Espíritu, para que pudiésemos conocerle en Su plenitud, y en la belleza y sabiduría de Sus caminos. Es de esta manera que nosotros aprenderemos a hallar nuestro deleite en Él así como Dios lo halla, y obtener el poder para representarle a Él dignamente aquí.
         Las palabras, "Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos, y te alumbrará el Cristo." (Efesios 5:14 - 1898 Young's Literal translation), parecen ser la paráfrasis del Nuevo Testamento del versículo que reza, "Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti." (Isaías 60:1).
         Aquellos que duermen se parecen bastante a los muertos. El apóstol llama a los tales a despertarse, sacudirse de encima su soporífera inactividad, y, él añade,  "y te alumbrará el Cristo." (Efesios 5:14 - 1898 Young's Literal translation). En este residuo de la dispensación Cristiana existe una fuerte tendencia a dormirse. Es una cosa solemne que la compañía que conoce más de lo que muchos conocen, como en Éfeso, sea aquella a la cual la exhortación es dada. Ellos tenían la verdad más elevada, y estaban en peligro de descuidarla.
         ¿Consideraremos nosotros cómo llegamos a una experiencia tal como la que aquí se manda? ¿Y cómo Dios haría que esto suceda en nuestras almas?
         Descubrir lo que hay en nuestro corazón y en nuestra conciencia - una preparación de la cual sabemos poco - es, indudablemente, la primera cosa (Romanos 1:16 - Romanos 3:20). Luego Cristo es colocado delante del alma; y cuando hay descanso, y nosotros hemos entrado en la libertad Cristiana, entonces estamos libres para aprender (Romanos 3:21 - Romanos 8:39). La luz desplaza a las tinieblas. Estando la obra de Cristo delante de Dios en toda su eficacia inmutable y eterna, el Espíritu Santo produce en el alma deseos hacia Dios. Él da un sentido real de la existencia y de la presencia de Dios, una vista verdadera de nuestro estado presente y cuál podría ser nuestro solemne futuro. Nosotros somos conducidos a ver las cosas no meramente como ellas nos afectan, sino en la relación de ellas con Dios. El temor de Dios es creado, lo cual es el principio de la sabiduría (Proverbios 1:7). Comprendemos que para ser Dios, Dios debe ser santo, Él debe ser justo. Obtenemos un creciente sentido de la santidad de Su trono y del pecado que mora en nosotros. De ahí que en Hechos 13:26, se dice, "y los que de entre vosotros teméis a Dios, a vosotros es enviada la palabra de esta salvación." (Versión Moderna). Yo pienso que deberíamos estar listos para reconocer la soberanía y los modos llenos de gracia de Dios, quien utiliza varios medios para despertar las almas. El testimonio de un predicador itinerante o al aire libre puede ser utilizado para despertar; después Dios quizás permite al alma despertada que vaya a otra parte, a obtener la paz a través de la audición del Evangelio predicado más plenamente. Porque en este caso el dicho es verdadero: "Uno es el que siembra y otro el que siega." (Juan 4:37), pues es Dios que está obrando todo el tiempo.
         El Espíritu está aquí en el nombre de Cristo. Cuando Él halla a uno que ha confiado en la obra expiatoria de Cristo que el Evangelio presenta, uno que se ha rendido definitivamente a Cristo, Él viene y toma posesión de esa alma a nombre de Cristo y para Dios. Él lo sella para Dios, como perteneciendo a Dios.
         El Espíritu mismo se une con el creyente y mora en él como uno que es de Cristo, y como perteneciendo a Dios. Noten bien que la sangre era puesta en primer lugar sobre la oreja, la mano y el pié derechos del leproso, y después el aceite (Levítico 14: 14 - 17). El poder del Espíritu no es algo añadido a lo que yo soy como un mero hombre natural. La obra de Cristo debe ser comprendida, sus resultados formados en el alma, vean Romanos 3:25. ¿No has llegado tú a descubrir esto? Sentiste que en cuanto a ti mismo no tenías una palabra que decir (Romanos 3:19), y habiendo Dios cerrado tus labios, Cristo es presentado como tu Salvador. Considera cómo Él dirige tu fe para que la coloques: en primer lugar, en la sangre (Romanos 3:25); en segundo lugar, en Jesús (Romanos 3:26); en tercer lugar, en Aquel que justifica al impío (Romanos 4:5); y en cuarto lugar, en Aquel que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro (Romanos 4:24). En lugar de ti mismo, Dios coloca ante ti a Cristo, levantado de los muertos - entregado una vez por tus transgresiones, pero resucitado para tu justificación. Es en este terreno que el Espíritu Santo te es dado (Romanos 5:5). La fe en la sangre, en el Salvador de quien era la sangre, en el Dios que dio al Salvador y le resucitó - dondequiera que una fe tal se encuentra hay paz con Dios, y el Espíritu es dado.
         La exhortación a ser llenos del Espíritu implica que el Espíritu está dentro de ti y que puede llenarte. Él está preparado para traerte completamente bajo el control de Cristo. Si tu estuvieses lleno, estarías comprometido con Cristo y con todo lo que Suyo, y harías todo hacia Él. ¿Cuánto de ti el Espíritu ha puesto realmente bajo Su control?
         Algunas veces pensamos que la llenura del Espíritu será como una súbita efusión después de orar y esperar por largo tiempo, y de mucho buscarlo. Pero entendamos que aquí está el Espíritu, el Espíritu ESTÁ, Él está en nosotros que somos salvos. Él es una Persona Divina deseando fervientemente llenarnos con una positiva y divina energía - deseándolo, anhelando hacerlo.
         ¿Cómo, entonces, podemos ser llenos? Simplemente liberándonos de todo lo que Le contristaría o Le obstruiría. Hay otras dos exhortaciones en la Escritura para el cristiano con respecto al Espíritu Santo, y ambas son negativas. Una es, "No contristéis al Espíritu Santo de Dios" (Efesios 4:30); no Le entristezcas por un comportamiento indecoroso o impropio. La otra es, "No apaguéis el Espíritu" (1 Tesalonicenses 5:19 - Versión Moderna); no actúes con renuencia cuando Él te exhorte a hacer algo en la vida diaria, en el servicio, o en el ministerio del día a día. Apagar el Espíritu es negarse a obedecer alguna conducción. Tú te rindes a motivos humanos o escuchas razonamientos naturales, y la cosa no es hecha. Por otra parte, si tú obedeces obtienes todo Su poder divino para hacerte avanzar. Pero Él te llevará siempre sobre líneas bien definidas establecidas en la Escritura. Él nunca conduce de manera contraria a ella, por tanto estudiemos siempre las Escrituras.
         Si tú estás despierto estarás consciente a menudo de la conducción clara del Espíritu. Muchas ilustraciones se encuentran en la Palabra. "Levántate y ve.... Entonces él se levantó y fue." (Hechos 8: 26, 27). "Corre, habla a este joven." (Zacarías 2:4). Él haría que todas tus facultades se sometieran a la operación del Espíritu.
         Todos los versículos que se refieren al Espíritu son como capullos de rosas. Persistan sobre ellos, y quedarán asombrados al ver cómo se abren, y cuánta dulzura hay en ellos. Por ejemplo: "El amor de Dios está derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado." (Romanos 5:5 - RVA). Entonces, si estás lleno del Espíritu, el amor de Dios para ti inundaría ciertamente tu alma, y dondequiera que fueras mostrarías a todos el amor de Dios. Haría que todas nuestras acciones se inclinasen hacia nuestro prójimo.
          Tomen Romanos 8:2 - "Vida en Cristo Jesús." ¿Qué es eso? No hay ningún apuro, ninguna perturbación, ni tumulto en Su vida, ninguna desazón allí. Si Satanás hubiese tenido éxito en extraer de Sus labios una expresión de impaciencia, toda la obra de redención habría sido estropeada. Entonces, si el Espíritu nos llenó - el Espíritu de vida en Cristo Jesús - Él nos comprometería de tal modo con Él mismo que nosotros también deberíamos ser liberados de todo elemento de inquietud. En lugar de debilidad y fracasos en momentos de tentación, nosotros deberíamos sostenernos y exhibir Su vida por el Espíritu.
          Así es con cada pasaje en que se declara algo del cargo y de la obra del Espíritu. Cada uno sugiere un lineamiento sobre el cual el santo puede ser llenado, y ponerse bajo el control sin restricción de esta Santa y Divina Persona.
          Acompañando esta exhortación en Efesios 5:18, está la otra, "No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución." Si nosotros nos dispusiéramos a ser llenados del Espíritu, deberíamos guardarnos contra cualquier cosa que simulara serlo sin serlo. Nunca deberíamos confundir el alborozo con la unción. Todas las extravagancias serían rehuidas, por muy placenteras que fuesen para la carne: una consagración sobria, santa, gozosa hacia Cristo, totalmente trascendiendo la carne, tomaría el lugar de ellas. La excitación natural del vino y el poder del Espíritu, que sacan al hombre fuera de sí mismo, no deben ser confundidos (vean Hechos 2: 13-17). Estas dos cosas son tan distintas en su origen la una de la otra como lo son la carne y el espíritu.
          Efesios 5: 19. Además, están dadas algunas marcas de uno que está lleno del Espíritu. No solamente habrá cánticos, sino la creación de una melodía en el corazón para el Señor. Habrá un espíritu agradecido por todo - no solamente por las cosas agradables, sino por todas las cosas; y existirá la sumisión de unos a otros en el temor de Cristo, la consideración del otro, hermano o hermana, como más importante que yo mismo.
          Presentémonos para ser "llenos del Espíritu."

 Traducido del Inglés por: B.R.C.O. - Octubre 2006.-