miércoles, 19 de enero de 2022

Disfrute su Biblia (I)

INTRODUCCIÓN 

Si alguna vez viera un libro titulado El Estudio Bíblico Fácil, ¡no vaya a comprarlo! Pues no existe una manera fácil de estudiar la Palabra de Dios. Demanda disciplina y perseverancia.

Estudiar la Biblia también requiere de motivación. Generalmente, en la vida encontramos tiempo para hacer lo que realmente queremos hacer. Si verdaderamente nos diéramos cuenta del valor de la Palabra de Dios, querríamos estudiarla más detenidamente. Pero para poder ver su valor, debemos mirar a través de los ojos de la fe. De otra manera, un partido de fútbol o un programa de TV se volverán más atractivos y excitantes que la Biblia. La fe nos permite ver el valor eterno de las Escrituras, en contraste con el valor transitivo y pasajero del puntaje final de un juego.

Otra gran ayuda para motivarnos es hacernos responsables de un grupo de estudio bíblico, o una clase de Escuela Dominical. Esto ejerce cierta presión en la persona, que la hace predisponerse a estudiar para preparar la clase.

No existe el “mejor” método de estudio bíblico. Generalmente, lo que resulta mejor para un creyente puede que no lo sea para otro. Todo lo que puedo hacer es sugerirle un método que consiste en ciertos pasos que, en lo personal, han probado ser de ayuda.

1.  Ore que el Señor le haga una persona enseñable por Su Espíritu Santo. Reconocer nuestra propia ignorancia nos coloca en el camino de la bendición.

2.  Luego, escoja en oración el libro de la Biblia que va a estudiar. Probablemente el evangelio de Juan sea el elegido con mayor asiduidad. La carta del apóstol Pablo a los Romanos pro­bablemente sea la que le siga en frecuencia.

3.  Comience con una sección corta. Su meta, más adelante, será estudiar toda la Biblia. Pero por ahora, el sólo hecho de pensar en semejante trabajo puede resultar abrumador. Recuerde que una gran tarea se logra a través de varias tareas pequeñas. No puede estudiar la Biblia entera de una sola vez, ni siquiera un libro, pero sí puede estudiar algunos versículos. Así es como se comienza.

E B. Meyer escribió con similar apreciación:

Estoy cada vez más convencido que si los cristianos no intentaran leer tantos capítulos de la Biblia a la vez, y se concentraran en estudiar con cuidado lo que leen, revisando las referencias, leyendo el contexto, comparando la Escritura con la propia Escritura, esforzándose por obtener uno o más pensamientos completos acerca de la mente de Dios, creo que obtendrían una mayor riqueza de su experiencia; un interés más fresco por las Escrituras; mayor independencia de los hombres y de las herramientas; y un disfrute mucho más real de la Palabra del Dios vivo. Llegarían a visualizar en la práctica lo que Jesús dijo: “El agua que yo le daré será como un manantial de agua que brota para vida eterna”.4

4.  Escriba en un cuaderno, a modo de pregunta, todas sus dudas sobre el pasaje. Cuando la gente me pregunta cómo estudio la Biblia, siempre les contesto, “Con un signo de interrogación en la mente”. Eso no significa que esté cuestionando la inspiración o la infalibilidad de la Palabra. ¡Ni por un segundo! Pero enfrento los problemas honestamente y me pregunto, “¿Qué quiere decir?”

Permítame darle una ilustración. En Juan 13:31-32, Jesús dijo:

Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glo­rificado en él. Si Dios es glorificado en él, Dios también lo glorificará en sí mismo, y en seguida lo glorificará.

Cuando usted lee esto por primera vez, puede parecer un enredo de palabras santas. Si las pasa por alto como si fueran algo que está más allá de su alcance, nunca descubrirá su significado. Pero si se detiene y enfrenta el problema, se pre­gunta lo que significa, y busca las respuestas, en algún momento usted llegará a entender el pasaje. Jesús estaba anti­cipándose al Calvario. Él fue glorificado allí a través de su obra concluida, y Dios también fue grandemente honrado por él. El “si” hace alusión a un argumento; quiere decir “puesto que”; puesto que Dios fue glorificado mediante la obra sacrificial del Salvador, Él glorificará al Señor Jesús en sí mismo, lo que es, Su presencia. Y lo hará inmediatamente después. Eso sucedió al levantarlo de entre los muertos y sentarlo a Su diestra en el cielo.

5.  Vuelva a leer el pasaje otras veces, si es posible memorícelo, hasta que su mente esté totalmente saturada con las pala­bras de la Escritura. A veces se enciende una luz cuando medita en el pasaje, comenzará a pensar en otros versículos que pueden aclarar o suplementar la porción leída.

6.  Léalo en tantas versiones reconocidas de la Biblia como le sea posible. Aun las versiones parafraseadas pueden ser útiles para dar significado a un versículo. Aquí hay unos versículos de la Versión Reina-Valera, comparados con los mismos versículos de una versión parafraseada:

Colosenses 1:28-29, RV60:

A quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.

Colosenses 1:28-29, Traducción en lenguaje actual:

Nosotros anunciamos a Cristo, y con toda sabiduría aconsejamos y enseñamos a todos, para que lleguen a ser perfectos como Cristo. Para esto trabajo y lucho con la fuerza y el poder que Cristo me da.

Colosenses 2:8, RV60:

Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hom­bres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.

Colosenses 2:8, Traducción en lenguaje actual:

Tengan cuidado. No presten atención a los que quieren engañarlos con ideas y razonamientos que parecen sabios, pero que sólo son enseñanzas huma­nas. Esa gente obedece a los espíritus poderosos de este mundo y no a Cristo.

7.  Lea tantos buenos comentarios bíblicos como pueda encontrar. Sea como una red de pescar, sacando toda la ayuda que pueda obtener. Sin embargo, deberá cuidarse de permitir que los comentarios ocupen el lugar de la propia Biblia. Y, por supuesto, debe leerlos con discernimiento, probando todas las enseñanzas con la Biblia y apropiándose sólo de aquellos que sean fieles. Como a menudo se dice, se come la naranja y se apartan las semillas, o se come el pollo y se dejan los huesos.

Conozco algunos cristianos devotos que insisten en que debemos leer sólo la Biblia. Ellos parecen enorgullecerse de ser independientes de cualquier tipo de ayuda externa, y aparente­mente, se supone que eso garantiza la pureza de su doctrina. Yo siempre tengo temores y dudas respecto a las personas que adop­tan esta actitud. Primero, porque pasan por alto el hecho de que Dios ha provisto a la iglesia de maestros, y por tener un don de Dios, no deberían ser menospreciados. Su ministerio puede ser oral o escrito, pero los beneficios son los mismos.

También existe tremendo valor en la comunión con otros estudiosos de la Palabra y en comparar interpretaciones. Esto nos ayuda a no volvernos parciales o extremistas. Con frecuen­cia, ayuda a no terminar teniendo puntos de vista raros, o incluso heréticos.

Los creyentes jóvenes deben buscar un mentor — una perso­na que combine la espiritualidad con el conocimiento de las Escrituras. Compartir preguntas y problemas con tales personas se convierte en una tremenda ayuda para crecer en la gracia y el conocimiento.

Haga apuntes de explicaciones útiles, de ilustraciones, y exposiciones. Puede que en el momento piense que después lo recordará, pero lo más probable es que no lo haga.

8.  Intercambie ideas con otros cristianos e intente conseguir respuestas. Es maravilloso cómo el Señor provee respuestas satis­factorias como resultado del estudio diligente de años.

9.  Continúe buscando hasta que pueda dar una explicación simple y concisa del pasaje a alguien más. No ha aprendido realmente de un pasaje mientras no pueda explicarlo de manera clara y simple. Las explicaciones que son largas y rebuscadas, generalmente ocultan una falla en la comprensión de lo que la Palabra está diciendo en realidad.

10.  Comparta con otros lo que ha aprendido. Esto ayuda a asimilar los conceptos en su propia mente, y debería ayudar y estimular a quienes los reciben.

11.  Estudie con la intención de obedecer lo que está leyen­do. No evada las enseñanzas de la Palabra. Recuerde que la obediencia es el órgano principal del conocimiento espiritual.

            Nunca separe la doctrina del deber. La Biblia no es un libro de teología sistemática donde las doctrinas se dan aisladamente. Filipenses 2:6-8 es uno de los grandes pasajes sobre la persona de Cristo, pero está presentado en conexión con una petición a los cristianos a que piensen en otros, y no en sí mismos. Por eso es que cada verbo indicativo lleva un imperativo, es decir, que cada declaración está ligada a una acción. La doctrina en sí misma puede ser fría y sin vida. Deje que otros discutan sobre cuántos ángeles pueden pararse en la cabeza de un alfiler; pues tales especulaciones nunca conducirán a la piedad.

Disfrute su Biblia, cap. I.

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