INTRODUCCIÓN
Si alguna vez viera un libro titulado El Estudio Bíblico Fácil, ¡no vaya a comprarlo! Pues no existe una manera fácil de estudiar la Palabra de Dios. Demanda disciplina y perseverancia.
Estudiar la Biblia también requiere de
motivación. Generalmente, en la vida encontramos tiempo para hacer lo que
realmente queremos hacer. Si verdaderamente nos diéramos cuenta del valor de la
Palabra de Dios, querríamos estudiarla más detenidamente. Pero para poder ver
su valor, debemos mirar a través de los ojos de la fe. De otra manera, un
partido de fútbol o un programa de TV se volverán más atractivos y excitantes
que la Biblia. La fe nos permite ver el valor eterno de las Escrituras, en
contraste con el valor transitivo y pasajero del puntaje final de un juego.
Otra gran ayuda para motivarnos es
hacernos responsables de un grupo de estudio bíblico, o una clase de Escuela
Dominical. Esto ejerce cierta presión en la persona, que la hace predisponerse
a estudiar para preparar la clase.
No existe el “mejor” método de estudio
bíblico. Generalmente, lo que resulta mejor para un creyente puede que no lo
sea para otro. Todo lo que puedo hacer es sugerirle un método que consiste en
ciertos pasos que, en lo personal, han probado ser de ayuda.
1. Ore que el Señor le haga una persona enseñable
por Su Espíritu Santo. Reconocer nuestra propia ignorancia nos coloca en el
camino de la bendición.
2. Luego, escoja en oración el libro de la Biblia
que va a estudiar. Probablemente el evangelio de Juan sea el elegido con mayor
asiduidad. La carta del apóstol Pablo a los Romanos probablemente sea la que
le siga en frecuencia.
3. Comience con una sección corta. Su meta, más
adelante, será estudiar toda la Biblia. Pero por ahora, el sólo hecho de pensar
en semejante trabajo puede resultar abrumador. Recuerde que una gran tarea se
logra a través de varias tareas pequeñas. No puede estudiar la Biblia entera de
una sola vez, ni siquiera un libro, pero sí puede estudiar algunos versículos.
Así es como se comienza.
E B. Meyer escribió con similar
apreciación:
Estoy cada vez más convencido que si
los cristianos no intentaran leer tantos capítulos de la Biblia a la vez, y se
concentraran en estudiar con cuidado lo que leen, revisando las referencias,
leyendo el contexto, comparando la Escritura con la propia Escritura,
esforzándose por obtener uno o más pensamientos completos acerca de la mente de
Dios, creo que obtendrían una mayor riqueza de su experiencia; un interés más
fresco por las Escrituras; mayor independencia de los hombres y de las
herramientas; y un disfrute mucho más real de la Palabra del Dios vivo.
Llegarían a visualizar en la práctica lo que Jesús dijo: “El agua que yo le
daré será como un manantial de agua que brota para vida eterna”.4
4. Escriba en un cuaderno, a modo de pregunta,
todas sus dudas sobre el pasaje. Cuando la gente me pregunta cómo estudio la
Biblia, siempre les contesto, “Con un signo de interrogación en la mente”. Eso
no significa que esté cuestionando la inspiración o la infalibilidad de la
Palabra. ¡Ni por un segundo! Pero enfrento los problemas honestamente y me
pregunto, “¿Qué quiere decir?”
Permítame darle una ilustración. En
Juan 13:31-32, Jesús dijo:
Cuando usted lee esto por primera vez,
puede parecer un enredo de palabras santas. Si las pasa por alto como si fueran
algo que está más allá de su alcance, nunca descubrirá su significado. Pero si
se detiene y enfrenta el problema, se pregunta lo que significa, y busca las
respuestas, en algún momento usted llegará a entender el pasaje. Jesús estaba
anticipándose al Calvario. Él fue glorificado allí a través de su obra
concluida, y Dios también fue grandemente honrado por él. El “si” hace alusión
a un argumento; quiere decir “puesto que”; puesto que Dios fue glorificado
mediante la obra sacrificial del Salvador, Él glorificará al Señor Jesús en sí
mismo, lo que es, Su presencia. Y lo hará inmediatamente después. Eso sucedió
al levantarlo de entre los muertos y sentarlo a Su diestra en el cielo.
5. Vuelva a leer el pasaje otras veces, si es
posible memorícelo, hasta que su mente esté totalmente saturada con las palabras
de la Escritura. A veces se enciende una luz cuando medita en el pasaje,
comenzará a pensar en otros versículos que pueden aclarar o suplementar la
porción leída.
6. Léalo en tantas versiones reconocidas de la
Biblia como le sea posible. Aun las versiones parafraseadas pueden ser útiles
para dar significado a un versículo. Aquí hay unos versículos de la Versión
Reina-Valera, comparados con los mismos versículos de una versión parafraseada:
Colosenses 1:28-29, RV60:
A quien anunciamos, amonestando a todo
hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar
perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; para lo cual también trabajo, luchando
según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.
Colosenses 1:28-29, Traducción en
lenguaje actual:
Nosotros anunciamos a Cristo, y con
toda sabiduría aconsejamos y enseñamos a todos, para que lleguen a ser
perfectos como Cristo. Para esto trabajo y lucho con la fuerza y el poder que
Cristo me da.
Colosenses 2:8, RV60:
Mirad que nadie os engañe por medio de
filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme
a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.
Colosenses 2:8, Traducción en lenguaje
actual:
Tengan cuidado. No presten atención a
los que quieren engañarlos con ideas y razonamientos que parecen sabios, pero
que sólo son enseñanzas humanas. Esa gente obedece a los espíritus poderosos
de este mundo y no a Cristo.
7. Lea tantos buenos comentarios bíblicos como
pueda encontrar. Sea como una red de pescar, sacando toda la ayuda que pueda
obtener. Sin embargo, deberá cuidarse de permitir que los comentarios ocupen el
lugar de la propia Biblia. Y, por supuesto, debe leerlos con discernimiento,
probando todas las enseñanzas con la Biblia y apropiándose sólo de aquellos que
sean fieles. Como a menudo se dice, se come la naranja y se apartan las
semillas, o se come el pollo y se dejan los huesos.
Conozco algunos cristianos devotos que
insisten en que debemos leer sólo la Biblia. Ellos parecen enorgullecerse de
ser independientes de cualquier tipo de ayuda externa, y aparentemente, se
supone que eso garantiza la pureza de su doctrina. Yo siempre tengo temores y
dudas respecto a las personas que adoptan esta actitud. Primero, porque pasan
por alto el hecho de que Dios ha provisto a la iglesia de maestros, y por tener
un don de Dios, no deberían ser menospreciados. Su ministerio puede ser oral o
escrito, pero los beneficios son los mismos.
También existe tremendo valor en la
comunión con otros estudiosos de la Palabra y en comparar interpretaciones.
Esto nos ayuda a no volvernos parciales o extremistas. Con frecuencia, ayuda a
no terminar teniendo puntos de vista raros, o incluso heréticos.
Los creyentes jóvenes deben buscar un
mentor — una persona que combine la espiritualidad con el conocimiento de las
Escrituras. Compartir preguntas y problemas con tales personas se convierte en
una tremenda ayuda para crecer en la gracia y el conocimiento.
Haga apuntes de explicaciones útiles,
de ilustraciones, y exposiciones. Puede que en el momento piense que después lo
recordará, pero lo más probable es que no lo haga.
8. Intercambie ideas con otros cristianos e
intente conseguir respuestas. Es maravilloso cómo el Señor provee respuestas
satisfactorias como resultado del estudio diligente de años.
9. Continúe buscando hasta que pueda dar una
explicación simple y concisa del pasaje a alguien más. No ha aprendido
realmente de un pasaje mientras no pueda explicarlo de manera clara y simple.
Las explicaciones que son largas y rebuscadas, generalmente ocultan una falla
en la comprensión de lo que la Palabra está diciendo en realidad.
10. Comparta con otros lo que ha aprendido. Esto
ayuda a asimilar los conceptos en su propia mente, y debería ayudar y estimular
a quienes los reciben.
11. Estudie con la intención de obedecer lo que
está leyendo. No evada las enseñanzas de la Palabra. Recuerde que la
obediencia es el órgano principal del conocimiento espiritual.
Nunca separe la doctrina del deber.
La Biblia no es un libro de teología sistemática donde las doctrinas se dan
aisladamente. Filipenses 2:6-8 es uno de los grandes pasajes sobre la persona
de Cristo, pero está presentado en conexión con una petición a los cristianos a
que piensen en otros, y no en sí mismos. Por eso es que cada verbo indicativo
lleva un imperativo, es decir, que cada declaración está ligada a una acción.
La doctrina en sí misma puede ser fría y sin vida. Deje que otros discutan
sobre cuántos ángeles pueden pararse en la cabeza de un alfiler; pues tales
especulaciones nunca conducirán a la piedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario