domingo, 29 de enero de 2023

PENSAMIENTO

 

Hay quienes desean imponer los valores del mundo en las iglesias, y muchas, incluso asambleas de hermanos, han copiado esas modas y valores. Pero eso digo, hermanos, que hay que resistir, porque no debemos meternos en ese molde (Ro. 12.1-2). Seamos santos y piadosos, y esto incluya nuestra forma de vestir y hablar. 2 Corintios 6.14-7.1 enseña y enfatiza la necesidad de practicar la separación. No hay comunión entre lo santo y lo mundano. Aunque le dolió a Abraham separarse de Lot, era para su salud y bienestar espiritual. Leemos que “después que Lot se apartó de él”, Dios habló con Abraham (v. 14). Le dijo que alzara los ojos, no como Lot, sino para mirar a los cuatro puntos cardinales y ver toda la tierra. Confirmó Su promesa: “toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre” (v. 15). Es unilateral, por lo que no puede ser invalidada por Israel. Es soberana, pues no depende de las naciones unidas ni otros. Y tampoco tiene fecha de caducidad, pues es “para siempre”. Lo que Lot escogió fue quemado y desapareció para siempre. Lo que Dios dio a Abraham será suyo eternamente, con gran bendición.

Lucas Batalla

El SEÑOR ESTUVO A MI LADO

 

La vida del apóstol Pablo está marcada por varias apariciones del Señor, lo cual nos da a entender la relación de intimidad que unía a este siervo con su Señor. También nos enseña lo que debe ser la dependencia de todo creyente comprometido en un servicio para el Señor.


El perseguidor

Como verdadero descendiente de Benjamín, “lobo arrebatador” (Génesis 49:27), Saulo de Tarso no se conmovió cuando asistió al martirio de Esteban. Al contrario, “respirando aún amenazas y muerte”, persiguió a los discípulos del Señor. De repente, cerca de Damasco, una luz deslumbrante lo rodeó y una voz venida del cielo le dijo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hechos 9:1-4).

Era, pues, la confirmación del testimonio de Esteban: Jesús estaba vivo, y además sufría con los humildes cristianos a quienes Saulo acosaba y perseguía. Esta revelación divina produjo una conversión extraordinaria y dejó una huella indeleble en la vida del que en adelante sería llamado Pablo.

La formación

Apartado durante tres años, el apóstol Pablo fue formado en la escuela de Dios (Gálatas 1:17-18), como también lo habían sido Moisés, David, Elías y muchos otros. Pronto el principio de su ministerio en Jerusalén le acarrearía la persecución.

 

De una manera sabia, los hermanos lo enviaron a Cesarea y después a Tarso, su ciudad natal (Hechos 9:30). En este texto sólo se narra el aspecto exterior de dicho acontecimiento, pero más tarde Pablo reveló el motivo que determinó su partida: “Y me aconteció, vuelto a Jerusalén, que orando en el templo me sobrevino un éxtasis. Y le vi (al Señor, el Justo) que me decía: Date prisa, y sal prontamente de Jerusalén… Ve, porque yo te enviaré lejos a los gentiles” (Hechos 22:17-21). En esta segunda aparición a Pablo, el Señor le confirmó la misión que le iba a confiar, pero antes quería instruirle en el marco de un campo misionero restringido. Respecto a esto podemos evocar las palabras del Señor Jesús al endemoniado: “Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti” (Marcos 5:19). Pablo permaneció en Tarso varios años y después se unió a la asamblea de Antioquía.

El siervo

En Hechos 18 vemos que, una vez llegado a Corinto, el apóstol Pablo anunció el Evangelio, mientras ejercía su antiguo oficio, para no ser gravoso a nadie. Desde el principio de su ministerio se enfrentó a una fuerte oposición por parte de los judíos. ¿Debía renunciar e ir a otra parte? La respuesta divina no se hizo esperar; el Señor se le apareció por tercera vez y le dijo: “No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo” (Hechos 18:9-10). El tiempo para aprender en silencio había pasado; había llegado el momento de hablar sin temor, confiando en la promesa divina de que no sería abandonado. Su decisión de cumplir la voluntad de su Maestro, costara lo que costara, llevó a la formación de la asamblea de Corinto, y nos permite, casi veinte siglos más tarde, disfrutar aún de las enseñanzas de dos epístolas muy importantes.

El prisionero

En Hechos 23 encontramos a Pablo en Jerusalén, encerrado en la fortaleza después de dos días de dura prueba. La noche había caído y con ella había vuelto la calma. Pero muchos pensamientos se arremolinaban en la mente del apóstol. Entonces el Amigo divino se le acercó por cuarta vez: “Ten ánimo, Pablo” (v. 11). Estas mismas palabras habían tranquilizado a los discípulos en el mar agitado (Marcos 6:50). Sin embargo, el final del mensaje del Señor estaba lleno de consecuencias: “Pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma”. Para los discípulos, el viento se detuvo cuando Jesús subió a la barca; para Pablo, el “viento” no cesaría, pero Aquel que estaba a su lado nunca lo abandonaría.

El viaje de Hechos 27 era más que una travesía en un mar agitado. En medio de la tempestad, toda esperanza de salvación parecía desvanecerse. Qué gran consuelo para el apóstol cuando un ángel se le presentó y le dijo: “Pablo, no temas; es necesario que comparezcas ante César; y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo” (v. 24). Entonces Pablo, valiéndose de las palabras de Jesús a sus discípulos, a su vez pudo consolar a los marineros: “Tened buen ánimo” (v. 25).

 

Finalmente encontramos al prisionero en Roma, desde donde escribió su última epístola a Timoteo, su hijo en la fe: “Todos me desampararon… Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas… Así fui librado de la boca del león” (2 Timoteo 4:16-17). Sí, el viento soplaba sin cesar, pero el Señor, el Amigo fiel, seguía estando a su lado, aún en los días malos. ¿Qué dijo a Pablo durante esta sexta aparición? Es un mensaje sellado, pero podemos medir su alcance mediante este clamor de triunfo de aquel que iba a morir: “Y me preservará para su reino celestial. A él sea gloria por los siglos de los siglos. Amén” (v. 18).

Para este siervo fiel había llegado la hora de dejar esta tierra. Años atrás, cuando había sido arrebatado al tercer cielo, ya había gustado algo de la felicidad futura. Ahora, en esta etapa suprema, por la fe vislumbró la séptima aparición, la más maravillosa de todas, la venida del Señor por los suyos: “He acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida” (v. 7-8).

Finalmente, la recompensa suprema del siervo serán las palabras del Señor, al ponerle la corona de justicia: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor” (Mateo 25:21).

P. Jn.

Para Todos 01/2013

El Templo después Del Regreso de Babilonia

 

El Templo de Salomón duró hasta que Nabucodonosor lo destruyó (2°. Crónicas 36); y Ezequiel describe la salida de la gloria de Jehová de él, a causa de las abominaciones de Su pueblo, antes de que fuese consumido por fuego por los Caldeos. (Véase Ezequiel capítulos 8 al 10). Durante setenta años Jerusalén estuvo desolada (2°. Crónicas 36:21; Daniel 9:2), y entonces, "para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito por todo su reino, diciendo: Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá." (Esdras 1: 1, 2, etc.). El gobierno, debido al pecado de Judá e Israel, había sido transferido ahora a los Gentiles, y por tanto Dios, en primera instancia, obró a través de Ciro como instrumento. El lector encontrará todos los detalles del regreso de un remanente de las dos tribus, Judá y Benjamín, con sacerdotes y Levitas, en respuesta a la proclamación del rey, registrados en el libro de Esdras. No fue sino hasta el año segundo de su regreso que ellos activaron "la obra de la casa de Jehová." (Esdras 3:8). "Y cuando los albañiles del templo de Jehová echaban los cimientos, pusieron a los sacerdotes vestidos de sus ropas y con trompetas, y a los levitas hijos de Asaf con címbalos, para que alabasen a Jehová, según la ordenanza de David rey de Israel. Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre es su misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová porque se echaban los cimientos de la casa de Jehová. Y muchos de los sacerdotes, de los levitas y de los jefes de casas paternas, ancianos que habían visto la casa primera, viendo echar los cimientos de esta casa, lloraban en alta voz, mientras muchos otros daban grandes gritos de alegría. Y no podía distinguir el pueblo el clamor de los gritos de alegría, de la voz del lloro; porque clamaba el pueblo con gran júbilo, y se oía el ruido hasta de lejos." (Esdras 3: 10-13).

Cuando se echaban los cimientos, ellos alabaron a Dios con címbalos, mientras los sacerdotes tocaron sus trompetas, y cantaron el mismo cántico que había sido cantado en la dedicación del Templo de Salomón. Pero muchos lloraron — los ancianos que habían sido testigos presenciales del esplendor de la casa primera (o, el primer templo). El contraste era realmente grande. La casa primera fue edificada en medio de las glorias del reino, y en una época cuando ese reino era preeminente — también una época de paz, prosperidad, y bendición, un período que tipificaba el reino del Mesías, cuando todos los reyes se postrarán delante de Él, y todas las naciones Le servirán (Véase Salmo 72). Esto fue comenzado por un débil remanente en medio de las desolaciones de la otrora ciudad gloriosa, a la que los hombres llamaban "la perfección de hermosura", "el regocijo de toda la tierra" (Lamentaciones 2:15 - VM), estando ellos mismos sometidos a un monarca Gentil, dependiendo de él, por la voluntad de Dios, para el permiso de edificar, y rodeados por todos lados por adversarios. Aun así, ellos edificaron; y finalmente, después de mucha infidelidad por parte de ellos, la casa fue terminada, y ellos "celebraron la dedicación de esta Casa de Dios con gozo." (Esdras 6: 15-22 - VM).

Esta casa tomó el lugar de la que Salomón había edificado. Sin embargo, hubo diferencias importantes. No hubo nube alguna, ninguna gloria de Jehová llenó la casa, como en el caso del tabernáculo y el primer templo; y ningún fuego descendió del cielo para consumir sus sacrificios, como sucedió con Moisés (Levítico 9:24) y con Salomón (2°. Crónicas 7:1). Es este hecho el que hace que el paralelismo entre este remanente y la Iglesia sea tan interesante. Tomás creyó cuando vio; pero el Señor anunció la bienaventuranza de los que creerían sin ver (Juan 20). Esta fue la posición de este débil remanente, así como la de nosotros. El hecho de que Dios aceptara sus sacrificios y morase en Su casa fue, en el caso de ellos, un asunto enteramente de fe — fe basada en la palabra de Dios, de la misma forma, por ejemplo, como la presencia del Señor Jesucristo en medio de los congregados a Su nombre es comprendida sólo por medio de la fe, fe engendrada y sustentada por Su propia palabra (Mateo 18). Pero Jehová consideró tan completamente esta casa como Su casa, que Él incluso la identificó con aquella que esta había sustituido. Hablando por medio de Hageo, uno de los profetas que Él había usado para estimular al pueblo y animarlos en su obra de edificar, Él dice, "La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera." (Hageo 2:9). La casa era solamente una — cualesquiera que fuesen sus circunstancias exteriores — en el pensamiento divino, y por tanto, era la habitación de Dios en igualdad con el templo de Salomón.

Esta casa existió hasta la época de Herodes el Grande, el cual la reconstruyó (aunque no tenemos ningún informe de esto en las Escrituras) en una escala de grandeza y magnificencia superiores, y fue a este templo al cual José y María llevaron al niño Salvador cuando ellos lo presentaron delante del Señor. Y es un hecho muy digno de mencionar que, edificado como lo fue este templo por un rey extranjero — ya que si bien él profesaba la fe judía él era probablemente de descendencia Idumea — el propio Señor lo reconoció como la casa de Su Padre. Rodeado, e incluso lleno, como lo estaba con corrupciones, aun así, Él lo reconoció (Mateo 21: 12, 13; Juan 2: 13-16, etc.); y Él no lo abandonó sino hasta que Su rechazo por parte de Su pueblo se hubo hecho evidente. Entonces Él pronunció la sentencia, "He aquí vuestra casa os es dejada desierta" (Mateo 23:38); e inmediatamente Él se fue y salió del templo. En paciencia y longanimidad Dios soportó a Su pueblo, y las corrupciones de Su casa, hasta que no hubo remedio, y entonces la abandonó, tal como Él lo había hecho antes con el templo de Salomón. Por Su parte había habido juicio mezclado con gracia y misericordia expresado una y otra vez; por parte de Su pueblo había habido pecado y corrupción, que alcanzaron su clímax en el rechazo y crucifixión de su verdaderamente Jehová-Mesías, el cual había condescendido a través de tantos siglos a tener Su morada en medio de ellos.

Esto concluye el período de la casa terrenal de Dios hasta los días mileniales; pero, aun así, ello fue solamente preparatorio para el cumplimiento de Su propósito de morar en la tierra de una manera más excelente.

¿Qué es el Evangelio? (7)


7 ¾ Los dos caminos


¿Qué significan los dos caminos?

La exhortación de Cristo en Mateo 7.13,14 es: “Entrad por la puerta estrecha”. Luego explica:  Ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella.  Estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.

La vida, pues, es parecida a un viaje. Cristo señaló que toda la humanidad se divide en dos grupos que andan por sendos caminos. La mayoría anda mal y termina en la perdición. La minoría halla el buen camino que conduce a la vida eterna. ¿Quién sale de viaje sin preparativos o sin saber a dónde va? Nos toca, por lo tanto, considerar las palabras de Cristo.

¿Por qué es ancho el camino malo?

Es ancho porque muchos andan por él. Dios dijo: “Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles”, Romanos 3.12. Aunque nos parezca un dicho extravagante, Él indica por esto que no hay quien no se haya extraviado de la senda de la justicia. Es porque empezamos mal. La puerta es ancha; nacimos todos con la raíz del pecado; seguimos por su camino por nuestra propia voluntad. No hay hombre ni mujer que no haya manchado su vida en algo.

La opinión humana no siempre concuerda con esto. Salomón escribió que todos los caminos del hombre son limpios en su propia opinión, y agregó que hay camino que al hombre le parece derecho, pero su fin es camino de muerte; Proverbios 14.12, 16.25. Por este camino andan todos los que practican el pecado. Junto con ellos, en ese camino ancho que admite a toda suerte de gente, andan los religiosos que no se hayan arrepentido de verdad para entrar por la puerta única y estrecha.

Caín, por ejemplo, era religioso y creía en Dios, ofrendándole las obras de sus manos en penitencia. Dios no las aceptó porque Caín había rehusado la sangre de un sacrificio; Génesis capítulo 4. El apóstol Judas, refiriéndose a este caso, lamentó que muchos siguen el camino de Caín; Judas 11. Van a la perdición a pesar de que dicen creer en Dios, y a pesar de sus penitencias.

En el discurso de Mateo 7, Jesús habló no sólo de dos puertas y dos caminos, sino también de dos árboles y dos casas. Él hizo ver que es la naturaleza del árbol lo que determina su fruto, y es el fundamento de la casa lo que da su seguridad. El fruto malo y la casa caída son ilustraciones de personas con la confianza mal puesta en cuanto a la eternidad. ¡En el camino ancho caben toda clase de pecadores!

¿Por qué es estrecha la puerta del camino bueno?

Es lamentable pensar que Cristo haya tenido que decir que pocos son los que hallan el camino a la vida eterna. Pero, hoy por hoy, es así. Cada cual parece estar satisfecho con su propio camino, y pocos buscan la verdad de todo corazón. Se dejan engañar por la astucia del Diablo quien genera tanta confusión por las muchas religiones. Cristo no dijo que son muchos los caminos al cielo. Hay uno solo. La puerta es estrecha porque la entrada se limita por las condiciones que Dios impone. No cabe toda opinión humana.

Sólo Jesús ha podido proclamar: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”, Juan 14.6. El apóstol Pedro afirma: “En ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”, Hechos 4.12. Este camino fue abierto por Cristo y su obra en la cruz. Por cuanto ningún otro ha derramado sangre inocente en expiación por los pecados, la entrada al cielo se limita a aquellas personas que son perdonadas por su fe en la sangre de Cristo. El que busca perdón de sus pecados de otra manera, o por otro nombre, indica claramente que no tiene fe en la eficacia de la sangre de Jesús. Para el tal Jesucristo ha muerto en vano.

¿Qué se debe hacer?

No debemos engañarnos. Debemos tener la seguridad de estar en el buen camino. Está equivocado el que confía en nombre alguno que no sea el de Cristo. Si uno se encuentra equivocado en cuanto al camino, debe buscar el correcto. Cristo dijo: “Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán”, Lucas 13.24. Siempre hay obstáculos que vencer. No debemos dejar que otro nos estorbe en buscar la salvación, ni tener temor de qué dirán los demás. Hay que confiar como dijo el Señor, no sea que se incluya entre los muchos que quedan en el mal camino.

Toda puerta tiene sus dos lados. Hablando de la salvación, Cristo dijo: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo”, Juan 10.9. Cada cual está lado afuera, sin Cristo, o lado adentro, habiendo entrado por fe en la vida nueva y eterna.

Tu Hermano Ha Venido

 

Compañerismo con el arrepentido

José Naranjo

Esta fue la respuesta del criado al hermano mayor. ¡Cuántos millares se han unido al gozo del hijo pródigo porque ellos mismos se han considerado pródigos también! El criado estaba contento por la recepción que se le había hecho al hijo pródigo; no había envidia ni egoísmo dentro de la casa. El pródigo, su padre, los jornaleros, los siervos y los criados, todos, estaban de fiesta celebrando el nuevo nacimiento, la resurrección, el encuentro y el regreso del que había estado perdido. Léase de nuevo la historia en Lucas 15:11-32.

El tema aquel día era que “el que se había perdido es hallado”. Pero al hijo mayor no le agradó que su hermano hubiera venido, no le gustó que su padre lo hubiera recibido así. Para él, su hermano ha debido ser echado fuera y puesto en el lugar de los jornaleros. Así parece que hay los que sienten más regocijo con el hermano muerto que con el arrepentido y vuelto en sí.

Hay los que llevan este nombre de hermano, pero son como el avestruz, privado de inteligencia. (Job 39:13-18) Es posible que los primeros sean privados del amor, pues “todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él”. (1 Juan 5:1)

Hay hermanos que no sienten ningún regocijo con el regreso y recepción del caído. Las faltas de los otros las ven con lentes de aumento y son capaces de hacer leña del caído. Esos hermanos son de dos clases:

Hay los que nunca han caído en público y en su altanería hablan, “No soy ni aun como este publicano”. (Lucas 18:9-14) Algunos se esconden en el anonimato y escriben acusaciones tan injuriosas que parece que nunca han conocido a Dios, o piensan que nunca van a ser descubiertos para dar cuenta de sus palabras. Quien sabe qué cosas se permitirán en el secreto que serían muy bochornosos en público. “Pero tú ¿por qué juzgas a tu hermano? O también ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal de Cristo”. (Romanos 14:10)

Otros son los que tan pronto han olvidado la caída de ayer, llegan a ocupar el lugar de jueces o acusadores, ignorando su propia cuenta. “Este si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora”. (Lucas 7:36-50) Tan pronto olvidan la cuenta que le fue perdonada ayer. (Mateo 18:32,33) Tienen un espíritu de crítica destructiva, que en vez de ayudar y animar al caído lo cubren de lodo. “Mas bien debéis perdonarle y consolarle, para que no sea consumido de demasiada tristeza. Por lo cual os ruego que confirméis el amor para con él”. (2 Corintios 2:7,8)

“Tu hermano ha venido”. Considérale, traerá las amargas experiencias y las huellas del pecado que deja la desobediencia, te dirá con tristeza: “Mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad”. (Salmo 81:11)

“Tu hermano ha venido”. Puede ser que su levantamiento sea de gran ayuda para otros. “Y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos”. (Lucas 22:31,32) Pero algunos son envidiosos, y este pecado conduce al egoísmo. Tienen envidia del don o la capacidad de aquel; creen que sus propios privilegios van a ser menguados o compartidos. “Cuando ellos vieron de lejos (a José) antes que llegara cerca de ellos, conspiraron contra él para matarle. Y dijeron el uno al otro: He aquí viene el soñador”. (Génesis 37:18,19) Hace más daño la envidia de los religiosos que la de los perversos hermanos de José, porque siempre habrá un descendiente de Judá, el Señor Jesucristo, que librará al hermano de la cisterna de la muerte.

La envidia de los religiosos es mal dañino. La parábola de los labradores malvados fue dirigida a los religiosos. Aquellos labradores eran el propio pueblo del Señor, sus hermanos, y al ver venir al Señor dijeron: “Este es el heredero; venid, matémosle, para que la heredad sea nuestra. Y le echaron fuera de la viña y le mataron”. (Lucas 20:14,15) Gracias a Dios que Él murió y resucitó para que nosotros podemos tener suerte en su heredad. Hoy día no se matan a los hermanos así, sino con la espada perversa de la lengua que corta orejas y troncha lenguas que pudieran testificar de su Señor.

Esto no es una defensa al “pecador que destruye mucho bien”. (Eclesiastés 9:18) Pero sí es compañerismo con el que como el hijo pródigo muestra por arrepentimiento y confesión que trae su corazón en la mano para hallar consuelo y comunión.

Mis opiniones expresadas no están en desacuerdo con la disciplina en 1 Corintios 5:11, Romanos 16:17,18, 1 Tesalonicenses 3:14 y 1 Timoteo 5:20.

Disfrute su Biblia (13)


AYUDAS


William Macdonald

 


EL USO DE LA CONCORDANCIA

Un conocido profesor de educación cristiana solía decir respecto de los componentes claves de un buen estudio bíblico: “Usted, su Biblia, el Espíritu Santo, y una concordancia.”

Todo creyente estaría de acuerdo en las primeras tres, pero ¿por qué es tan importante la concordancia?

Una concordancia, como la mayoría de los lectores bíbli­cos saben, es una lista alfabética de todas las palabras de un libro, con una frase conteniendo la palabra en cuestión, a menudo abreviada con la primera letra. Existen concordan­cias para las principales versiones de Biblias, como la RV60, RV95, NVI, entre otras.

ENCONTRANDO UN VERSÍCULO

El uso más común de la concordancia es encontrar un ver­sículo oído o aprendido pero que no puede ser ubicado. Suponga que usted aprende en la Escuela Dominical ese versículo que cita “hay un sólo Dios, y un sólo mediador entre Dios y los hom­bres.” Busquemos en la concordancia:

Elija la palabra menos común en el versículo - por supuesto, los pronombres o las palabras día o noche no serían una opción. La palabra en este caso es claramente mediador. Cuando encuen­tre mediador, verá que se encuentra aproximadamente siete veces en el Nuevo Testamento. Luego de analizar los versículos, encon­trará que el que usted está buscando es 1 Timoteo 2:5.

En la columna de la derecha, verá el número 3316. Al final de la concordancia se encuentra una sección titulada Diccionario Griego del Nuevo Testamento. Al ubicar la referencia 3316, apren­derá cual es la palabra griega que se traduce como mediador.

En otras concordancias es un poco diferente, puesto que no tendrá que referirse a ningún número al final. Comenta en el mismo lugar que la palabra traducida como mediador es la palabra griega mesites.

En caso de existir varias palabras griegas cuya traducción fuera mediador, aparecerá una lista de todos los usos según la palabra en el griego.

ESTUDIOS DE PALABRAS

El hecho de que una concordancia describa todos los usos de cierta palabra en orden bíblico es muy útil. Nos muestra lo importante que puede ser una palabra en la Biblia. Por ejemplo, las palabras adoración, adorado, adorador (es), y adorar apa­recen cerca de 200 veces. Claramente, la adoración es un tema importante para Aquel que inspiró las Sagradas Escrituras.

Otra clave para el significado bíblico de una palabra es la llamada “ley de la primera referencia”. Muchas veces es una gran ayuda comenzar meditando en donde aparece una palabra por primera vez.

Adoración, por ejemplo, aparece referida por primera vez en Génesis 22:5: “Yo y el muchacho iremos hasta allá, a.…” Observe lo siguiente: Abraham e Isaac ilustran el amor del Padre en su disposición a sacrificar a Su Hijo. Este es el centro de la adoración cristiana: la cruz de Cristo, especial­mente conmemorada en la Cena del Señor. Abraham e Isaac son una figura simbólica, o ilustración de Dios el Padre y Cristo el Hijo.

PALABRAS ORIGINALES

Aunque algunos parecen pensar que la traducción al espa­ñol (especialmente la RV60) es prácticamente igual al texto original, los creyentes mejor informados saben que Dios inspiró Su Palabra hace siglos en hebreo (y un poco en arameo) en el Antiguo Testamento y griego en el Nuevo.

Ya que el Antiguo y Nuevo Testamentos fueron escritos en diferentes idiomas, obviamente las palabras detrás de una pala­bra serán diferentes en los dos Testamentos. Para una persona que no sabe griego, el Diccionario Completo Vine de Palabras del Antiguo y Nuevo Testamentos es útil e instructivo. Por ejemplo, aquí, respecto a la palabra mediador.

LA CONCORDANCIA GRIEGA Uno de los frutos que trajo el avivamiento del estudio bíbli­co en profundidad para las masas a comienzos del 1800 es la obra financiada y dirigida por George V. Wigram en 1844. Los amantes de la Biblia pueden alegrarse de que la madre de George V. no dijo luego de tener el hijo número 19, “¡Creo que nuestra familia ya es suficientemente grande, querido!”

¿Por qué? Porque la “V” es por Vicesimus, el latín para “Vigésimo”. En la antigua Roma, era tradicional llamar a los hijos “Primus, Secundus, Tertius, Quintus, Sextus”, etc. — ¿pero Vicesimus? ¡Eso es casi demasiado!

Más abajo hay un ejemplo que muestra su estudio de la palabra adoración, que comúnmente es traducida gloria. Doxa es el número 1391 en la concordancia Strong:

Una copia perteneciente al editor de la segunda edición (también 1844) lleva el nombre de “Elizth Wilson” (¡aun los nombres se abreviaban!). Esto ilustra hermosamente aquello por lo que el Sr. Wigram había luchado: que cada creyente — hom­bres, mujeres, y aun los niños estudiaran la Palabra — no sólo pastores o estudiantes teológicos de Oxford, Cambridge, Trinity, y Dublín.

Esta obra - que se siguió imprimiendo más de 150 años des­pués, pone las palabras griegas (tanto en letras griegas como en convencionales) en orden alfabético, pero la parte reproducida del verso está en español, con la palabra o palabras traducidas en cursi­va. Uno puede buscar la palabra en español en el índice que se encuentra al final para saber dónde localizar dicha palabra.

Volviendo a nuestra palabra adoración, podemos ver que se traduce en cinco palabras griegas diferentes, que aparecen con el número de la página en la que se encuentran. En el índice se encuentran en el alfabeto griego, pero también se provee su transliteración. Por ejem­plo, latreuo está en la página 449. Aparece 21 veces y se traduce no sólo como “adoración” sino también como “servir” y “dar servicio”. Esto sugiere que la adoración es mucho más que liturgia.

También podemos notar las letras latr- al comienzo del verbo. En español, esto sucede en las palabras que terminan en “-latría”, como en Mariolatría, “la adoración a María”. Para encontrar significados más profundos de estas palabras traduci­das como adoración, comprobará que el Diccionario Completo de Vine es más útil e instructivo.

Debemos agregar que el texto de Wigram se basa en el Textus Receptus Griego y en la versión King James. La variación en el texto entre el griego tradicional y las ediciones más recien­tes oscila entre un 2% y un 8%.

DICCIONARIOS BÍBLICOS

Si usted quisiera hacer un estudio de un lugar bíblico como Jerusalén, Siria, Edom, Antioquía, o Roma, puede buscar todos los versículos donde se menciona ese lugar y así aprender bastan­te del mismo. Esto también funciona con las cosas (árboles, animales, plantas, herramientas, etc.), y por supuesto, pueblos — ya sean tribus, naciones, o llamados individuos.

Pero quizá quiera más información de trasfondo para enri­quecer su comprensión del contexto bíblico. Quizá quiera cono­cer cómo era la antigua prensa de vino, o un onagro, o el Templo de Salomón.

Los diccionarios bíblicos más viejos tienen pequeños dibu­jos a lápiz de cosas que son más fáciles de mostrar que de descri­bir (túnica, morera, hiena, por ejemplo.)

Los diccionarios bíblicos más nuevos presentan imágenes de tierras bíblicas, mapas en colores o en blanco y negro, dibujos a color de objetos que ya no existen, como el Templo de Herodes.

Desafortunadamente, algunos diccionarios muy artísticos poseen interpretaciones liberales, radicales, feministas u otras inter­pretaciones antibíblicas esparcidas entre material puramente impar­cial. Estar alertas a estas tendencias es “un consejo para el sabio”.

El abuelo de todos los diccionarios bíblicos es la Enciclopedia Bíblica Internacional Estándar. Sólo para mostrar cuán útil puede ser, aquí vemos su explicación de por qué el Señor maldi­jo la higuera (Mt. 21:18-20; Me. 11:12, 13, 20, 21) aun cuando el tiempo de la cosecha de higos no había llegado.

ATLAS BÍBLICOS

Una religión fundada en los Estados Unidos en el siglo die­cinueve, utiliza un libro que los mormones consideran de igual autoridad que la Biblia. Está lleno de batallas sangrientas, tribus, individuos conocidos, y supuestos lugares. Ninguno de estos eventos, pueblos, tribus, o lugares (a no ser aquellos tomados de la Biblia) puede corroborarse con la historia, geografía o tradi­ción secular.

¡No sucede así con la Palabra de Dios! Cientos de ciuda­des, países, ríos, montañas, líderes seculares conocidos más allá de las sagradas páginas de la Biblia, también aparecen en la Palabra de Dios.

El Dr. H. Chester Woodring solía decir que ir a la Tierra Santa y ver estos lugares “baja a la Biblia del cielo y la planta en tierra firme”. Lo más cerca a un viaje a Israel es un atlas bíblico, el cual muestra claramente los trazados de las tierras bíblicas. Muchas Biblias tienen algunos mapas en las últimas hojas, y otras tienen pequeños mapas en blanco y negro que ilustran específicamente ciertos eventos (por ejemplo, el ministerio de nuestro Señor, los viajes de Pablo, etc.).

Los grandes mapas del mundo antiguo que ilustran el éxodo del pueblo de Israel, el Reino Dividido, Palestina en tiempos del Señor, y la ubicación de las siete iglesias de Apocalipsis, ayudan a revivir estos temas.

Si usted enseña la Biblia, los grandes mapas presentados en un trípode pueden agregar interés real a sus descripciones ver­bales. Estos pueden encontrarse y reservarse en librerías cristia­nas locales.

COMENTARIOS BÍBLICOS

Cualquier libro famoso tiene comentarios impresos sobre el mismo. Por ejemplo, Juan Calvino antes de su conversión escribió un comentario de una escritura del romano Séneca (¡en latín!).

Existe un sinnúmero de comentarios acerca de la Biblia, buenos, malos, e indiferentes - especialmente en español.

Ambos extremos deben ser evitados en cuanto a comenta­rios. Uno es ver primero los comentarios y hacer de ellos un estándar de lo que la Biblia enseña. Esto no está lejos de las tradiciones de los fariseos o del cristianismo medieval.

Los comentarios han de ser juzgados por la enseñanza gene­ral de la Biblia, y no viceversa.

El otro extremo es rechazar absolutamente todos los comen­tarios. Esto es tan irracional como rechazar la Palabra predicada. Por ejemplo, los acertados y aun populares comentarios de Harry A. Ironside son ediciones de sus mensajes en la Iglesia Moody de cada versículo de los libros del NT y algunos libros del AT. Muchas de las obras con perspectivas espirituales de J. N. Darby, por ejemplo, no fueron escritas como libros, sino tomadas de notas de quienes asistieron a “lecturas bíblicas.” (Estas “lecturas” eran debates de la Biblia versículo por versícu­lo, que hacían ciertos hombres frente a una congregación, basa­dos [generalmente] en las Santas Escrituras.)

LA AYUDA INTERLINEAR

Muchos estudiantes cuidadosos de la Biblia se ven descon­certados por las diferencias entre las variadas traducciones de la Biblia. Puesto que todos los idiomas cambian con el pasar del tiempo, no es tan difícil ver por qué, por ejemplo, la RV95 es más moderna que la RV original (aunque la edición 1960 es la más usada). Pero, ¿por qué todas las traducciones hechas entre 1960 y 1995 son diferentes en cuanto a palabras específicas, su orden, y las cosas que incluyen u omiten?

La versión interlinear es una herramienta útil para che­quear una traducción y ver qué tanto se acerca al original — ¡o qué tanto se aleja! Generalmente, también trae una traducción estándar en letra pequeña en el margen a modo de comparación.

En español tenemos la de Francisco Lacueva, por ejem­plo.

Se brinda una traducción palabra por palabra en español entre las líneas del griego, de allí el término “Inter-linear”.

Puesto que la traducción palabra por palabra a veces es difí­cil de entender, en algunos casos se proveen números para las palabras de manera que le ayuden a ordenar la traducción literal lo más semejante posible al español normal. Algunas otras inter­lineares proveen lo mismo, pero en menor extensión.

Aunque las palabras numeradas no son siempre suficientes. Por ejemplo, una construcción gramatical que existe en griego, pero no en español, con frecuencia se hace más clara a través de una segunda línea más idiomática.

Al utilizar estos números en la segunda línea en español, un estudiante de la Palabra interesado puede construir una idea de la estructura griega con el uso constante.

Una ayuda extra en la interlinear consiste en estudios de palabras griegas en notas al pie donde se ubican las mismas.

Una persona no necesita conocer el alfabeto griego para usar una interlinear, pero por supuesto simplificaría su uso. Afortunadamente, es un alfabeto regular, así que al aprender las pronunciaciones de las letras no le será necesario revisar un dic­cionario para saber cómo pronunciar cierta palabra.

El vocabulario español es de origen griego en un 15% (por ejemplo, ancla, apóstol, bautizar, teléfono, trono), y muchas de nuestras letras derivan del griego.

EL DICCIONARIO ESPAÑOL

Mucha gente no ve lo útil que puede ser un diccionario de español regular para clarificar nuestras traducciones de la Biblia.

Tanto la gente promedio como los eruditos han utilizado el diccionario común para obtener buena ventaja. El querido eru­dito del Antiguo Testamento, el Dr. Merrill F. Unger, solía leer el diccionario como si fuera un libro, no sólo para buscar ciertas palabras. Alguien podría decir, “Pero él era un erudito”. Cierto, pero los que no lo son también pueden beneficiarse grandemen­te del significado preciso de las palabras.

Un inmigrante adolescente de Lower Farstad, proveniente de una zona sur y casi inhabitada de Noruega, no sólo practica­ba (en inglés) decir “3.333” cada día frente a un espejo para aprender cómo pronunciar el sonido “th” de dicho idioma, sino que también, como el Dr. Merrill F. Unger, solía leer el diccio­nario para buscar palabras. Al hacer esto, llegó a desarrollar un mejor vocabulario que la mayoría de los ciudadanos nativos.

¿Qué diccionario debería usar? Hay muchos buenos, pero evite aquellos que sucumben en patrones muy bajos del lengua­je. Los diccionarios que sugieren ciertas palabras como acepta­bles sólo porque el presidente Eisenhower y Billy Graham (entre otros) lo dijeron de esa manera, deben evitarse.

El diccionario de la Real Academia Española, y el Diccionario de la Lengua Española Espasa Calpe, son recomendables.

Noah Webster (1758-1843) era un cristiano estadouniden­se muy devoto y estudioso, que aprendió sánscrito y otras len­guas antiguas, así como también el griego, hebreo, y latín que estudió en Yale. Hizo esto para producir el primer diccionario en inglés de todo el mundo en proveer las derivaciones (técnica­mente denominada etimología) de las palabras. Sus artículos utilizan la Biblia para ilustrar usos y significados del inglés.

La edición de 1824 del Webster tiene varias ilustraciones y usos bíblicos. Las palabras teológicas como justificación y pacto se definen correctamente. Aún es posible obtener copias de esta edi­ción “más cristiana”, ya que se ha reimpreso en años recientes.

MUJERES DE FE DEL ANTIGUO TESTAMENTO (13)

 


Noemí

“El Señor es muy misericordioso y compasivo” (Santiago 5.11)

La historia está en el libro de Rut.


Dos mujeres desconocidas están entrando en el pueblo de Belén de Judá, Una es israelita y la otra, una tímida moabita. ¿Cómo es posible? ¿No es esta Noemí?, exclama la gente. Cansada y polvorienta, la mujer mayor levanta la cabeza y responde: “Ya no me llaméis Noemí [que quiere decir placentera], sino llamadme Mara [amargada], porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso. Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías” (Rut 1:20-21). Sintiendo lástima de sí misma, Noemí echó la culpa a Dios.

Nuestro relato aconteció cuando los jueces gobernaban en Israel, un período marcado por corrupción y violencia. Por eso el libro de los Jueces termina con la declaración: “Cada uno hacía lo que bien le parecía”. Dios permitió una época de hambre como castigo para que la nación se volviera a Él.

Por causa de la escasez de alimentos en Belén, un padre de familia llamado Elimelec se trasladó a Moab llevando consigo a su esposa y sus dos hijos. Tal vez la familia pensaba estar poco tiempo en Moab - un país maldito por Dios -, pero se quedaron allí. Elimelec murió en Moab, los dos hijos se casaron con moabitas y luego ellos también murieron. Noemí era una viuda en duelo, sin descendencia y lejos de sus familiares y del pueblo de Dios.

Algunos autores han escrito que Noemí recibió el castigo de Dios porque se fue de Belén, pero tal vez fue Elimelec quien decidió irse y ella se sometió a su decisión. Muchas mujeres sufren a causa de las malas decisiones de sus maridos y su recurso es la soberanía de Dios. Noemí paso diez años en Moab, un tiempo desperdiciado en que fue desconsolada tres veces por la muerte de un ser querido. Luego se enteró de que Dios estaba bendiciendo a su pueblo en Belén, dándoles abundancia de alimentos. Creyó la buena noticia y decidió regresar a su tierra y a su propia gente, el pueblo de Dios. A veces sucede que un creyente tiene que soportar años dolorosos bajo la disciplina divina antes de hacer lo que hizo Noemí, reconocer que Dios está actuando para bien en su vida.

Noemí y sus dos nueras empezaron a caminar hacia la tierra de Judá. Pero cuando ella insistió en que sus nueras regresaran a sus hogares en Moab, diciendo que no podía proveerles otros esposos, Orfa y Rut lloraron. Tal vez Noemí pensaba que por ser ellas moabitas no serían bienvenidas en Belén. Noemí oró por sus nueras diciendo: “Jehová haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo” (Rut 1.8).

Orfa se despidió de su suegra con besos y lágrimas, y regresó a su hogar paterno. Parece que ella volvió a su vida pagana y perdió su alma. Las Escrituras nos enseñan que somos responsables por cada decisión que tomamos, y los resultados pueden ser eternos.

Pero Rut estaba resuelta a ir con Noemí a Belén, y así empezó una nueva etapa en la vida de estas dos mujeres. Prosiguieron juntas y seguramente la mujer mayor pensaba con tristeza en el viaje que hizo con su esposo e hijos dejando Belén para ir a Moab. A pesar de haber estado lejos diez años, o más, la gente se acordaba de ella y sabía su nombre. “Jehová me ha vuelto con las manos vacías”, dijo Noemí, pero Dios iba a mostrarse misericordioso con ella.

Llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada. Con el permiso de Noemí, su nuera Rut salió a recoger las gavillas que los segadores dejaban caer. Noemí anhelaba su bienestar y le dio buenos consejos, que en realidad eran la voluntad de Dios.

Con su conocimiento de las Escrituras y de las costumbres de su país, la sabia anciana preparó el camino para que Booz, siendo pariente de Elimelec, pudiera actuar como pariente redentor. Booz redimió la herencia y se casó con Rut, la mujer que él amaba.

Dios les dio un hijo y Noemí tomó al niño como suyo y lo cuidó. Las mujeres le dijeron: “Loado sea Jehová, que hizo que no te faltase hoy pariente, cuyo nombre será celebrado en Israel; el cual será restaurador de tu alma, y sustentará su vejez; pues tu nuera, que te ama, lo ha dado a luz” (Rut 4.14-15).

Noemí había juzgado a Dios a la luz de sus circunstancias al decirle a sus nueras que la mano de Dios había salido contra ella, y también cuando les dijo a las mujeres de Belén que Dios la había puesto en grande amargura. Pero dos veces ella se refirió a Dios como “el Todopoderoso” y ciertamente El mostró su gracia cuando ella estaba otra vez con el pueblo de Israel, gozándose con una nuera tan amable como Rut y con el niño de Rut en sus brazos. Noemí había vivido delante de Rut de tal manera que Rut deseaba hacer suyos el Dios de Noemí y el pueblo de Noemí.

Noemí no se imaginaba que Obed, el hijo de Rut, iba estar en el linaje real. Pero él fue el padre de Isaí y el abuelo de David, el fundador del linaje real de Israel. De ese linaje Jesucristo mismo tomó cuerpo humano en otro nacimiento en Belén. Así Obed fue ascendente del Mesías, el Señor Jesucristo.


Figuras de Cristo (13)

 

por W.A. Deans

Una puerta. Éxodo 27:9-18


Los israelitas estaban viajando todavía en el desierto cuan­do ellos voluntariamente dieron algunas de las cosas que se usarían en la construcción del Tabernáculo, tales como oro, plata, bronce, lino y pieles de animales.

Algunos cortaron árboles, otros hicieron objetos de metal. Las mujeres hilaron telas y las bordaron con hilos de diferentes colores, tal como Dios había ordenado. Finalmente, cada cosa estuvo lista y levantaron el Tabernáculo, Éxodo 40.

El patio del Tabernáculo era de 100 codos de largo por 50 de ancho, o sea, 50 x 25 metros. Cortinas hechas de lino fino cercaban el patio por los cuatro costados. Sesenta postes, colocados en bases de bronce, sostenían las cortinas.

El patio tenía solamente una puerta. Una persona no podía traspasar las cortinas por ningún otro lugar; solamente a través de esta única puerta. La tela de lino blanco mantenía al pueblo fuera del patio y es una figura de la justicia y san­tidad de Dios. Nadie podía pasarla. Solamente se podía en­trar en el patio por la puerta.

¿Qué significa esta puerta? El Señor Jesús dijo que él es la puerta, y que todo aquel que entra por ella, será salvo, Juan 14.6.

Los hombres pueden acercarse al Dios Santo solamente a través del Señor Jesucristo. No hay otro camino. El Señor Jesús dijo que él es el camino, y la verdad y la vida y que nadie puede ir al Padre sino solamente por él, Juan 14:6.

Así que vemos que la puerta al patio es una figura del Señor Jesús. Había una cortina de lino fino bordada con diferentes colores: rojo, azul y púrpura. El azul nos recuerda que el Señor Jesús vino del cielo y el púrpura que él es rey. El rojo habla de su sangre y el lino blanco de su santidad. Lea Éxodo 27:16,17 de nuevo. También Éxodo 38:9-20.