La verdadera liberación femenina
En la sociedad actual el movimiento de la
“Liberación Femenina” se ha atrasado tristemente con relación a los tiempos.
Una de las características distintivas del evangelio de nuestro Señor
Jesucristo dondequiera que haya sido predicado, ha sido elevar a la mujer de
su estado de degradación en el paganismo a un lugar noble al lado del hombre.
El paganismo casi siempre ha despreciado a la mujer: el evangelio siempre la ha
librado y le ha entregado un ministerio dado por Dios especialmente diseñado
para su capacidad y sus características.
Por supuesto cada moda y movimiento en el
mundo tiende a introducirse en la Iglesia. La prueba de eso puede verse en las
modas y en los patrones de comportamiento que se están haciendo más comunes
entre los creyentes. Uno de los más generalizados de estos es el número
creciente de mujeres que se puede encontrar en las reuniones de la congregación
sin velo para cubrirse.
¿Tradición o verdad?
Un pequeño grupo de hermanos estaba discutiendo
esto un día, cuando se les unió un “anciano”. Cuando él supo que su
conversación trataba del velo de la mujer, descartó el asunto diciendo: “Es
de poca importancia.” No podemos culpar entonces a las mujeres que entran a una
congregación sin velo cuando nunca han sido instruidas correctamente por sus
líderes espirituales acerca de lo que es espiritualmente correcto. Surge la
pregunta: ¿de veras es sin importancia o es un principio, una tradición, o una
verdad espiritual? Despojémonos por un momento de las preferencias personales
y procuremos encontrar en las Escrituras cuál es la enseñanza en cuanto a este
tema, especialmente de 1 Corintios 11. Sería de ayuda al lector interesado
tener a la mano su Biblia abierta para referencia.
Tres símbolos
En este capítulo hay tres símbolos. Está
la cabeza, el pan y el vino. ¿Podemos atrevemos a decir que uno de estos
símbolos es “sin importancia”? Si es así, ¿cuál de ellos? Podríamos omitir el
pan en la Cena del Señor el próximo día del Señor? ¿O el vino? Semejante
alejamiento no sería tolerado en ninguna congregación del pueblo del Señor.
¿Cuál entonces es la base para pensar que el otro símbolo es “sin importancia”,
como tantos hacen hoy en día?
Una lectura, aun superficial, de 1
Corintios 11 nos muestra claramente que hay dos lecciones en la primera parte
de este capítulo que tratan sobre la cabeza. La primera es la lección de
señorío, la segunda una lección de gloria.
Señorío
El versículo tres es la base para la
lección de señorío. Nos enseña el orden divino para la autoridad. Es de gran
importancia notar que aun aquí el Espíritu de Dios no pone primero a la mujer,
aunque sería el orden lógico en la escala ascendente de autoridad en el reino
espiritual. Más bien está escrito, “Cristo es la cabeza de todo varón, y el
varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo.” En Efesios el
señorío de Cristo se relaciona corporalmente al cuerpo entero de la Iglesia.
En 1 Corintios Su señorío se relaciona individualmente al creyente. En el
versículo cuatro el varón que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta
su cabeza (“Cristo es la cabeza de todo varón”). Aquí se usa la palabra
sencilla “cubrir”. Así que Cristo no debe ser deshonrado (o afrentado) al ser
cubierto en forma simbólica, al cubrirse el varón su cabeza.
La mujer recibe una amonestación en el
versículo cinco. La cabeza descubierta deshonra (o afrenta) a su cabeza
simbólica (“y el varón es la cabeza de la mujer”). El motivo por el cual el
varón no debe ser afrentado lo veremos más claramente en la lección de
“GLORIA”. “Pues él es imagen y gloria de Dios” (v. 7). La palabra “afrentar” es
un superlativo, significa “hacer avergonzar profundamente.” En el contexto del
pasaje cuando el varón aparece con la cabeza cubierta, o la mujer con la cabeza
descubierta, hay una negación implícita de la enseñanza divina en cuanto al
señorío, sea intencional o de otra manera.
Gloria
Ahora el Espíritu lleva a Pablo a
enfatizar el asunto y a mostrar sus solemnes implicaciones con un ejemplo de
gloria, y fuertes motivos para cumplir con esta palabra de instrucción.
Podríamos decir que gloria es una manifestación visible de la naturaleza
interna. La gloria de un rosal es la rosa. No es todo el rosal, pero la flor es
la manifestación de su naturaleza. Por la rosa, aprendemos la naturaleza del
rosal. La razón para la cabeza descubierta del hombre, como ya lo mencionamos,
está en el versículo siete, “pues él es imagen y gloria de Dios”. Imagen no es
semejanza; son dos ideas distintas. Semejanza es similitud, algo parecido; imagen
es representación, siendo o no semejante. Del Señor Jesucristo nunca leemos que
es semejante a Dios. No puede ser “semejante” a Dios, El ES Dios.
El hombre entonces, no debe cubrir su
cabeza durante el ejercicio de las funciones espirituales ya nombradas, por
cuanto él representa a Dios como Su imagen. Además, él es la gloria de Dios. Si
imagen es representación, entonces gloria es manifestación. La autoridad de
Dios no debe ser desafiada ni Su gloria escondida. Este es el aspecto doble
para la cabeza descubierta del hombre.
No se habla de la mujer como la imagen del
hombre, sino como su gloria. Aquí no tenemos representación, sino
manifestación. La gloria del hombre no debe manifestarse en los ejercicios
espirituales, por eso esa gloria debe ser cubierta. Ninguna gloria, sino la de
Dios, debe verse en el reino espiritual.
La escuela de ángeles
La razón por la cual la mujer se debe
cubrir es también doble: primero es natural. El versículo ocho nos muestra que
el hombre fue primero en el reino natural y por eso es la imagen de Dios,
“porque Adán fue formado primero, después Eva” (1 Timoteo 2:13). Segundo, el
versículo diez nos muestra un motivo espiritual. “Por lo cual la mujer debe
tener señal de autoridad [indicación de sumisión a la autoridad] sobre su
cabeza, por causa de los ángeles”.
Notemos, que no es por causa de su esposo
o la presencia de otros hombres en el grupo, sino, “por causa de los ángeles”.
¿Por qué es esto? Efesios 3:10 nos da un indicio en cuanto a la importancia de
la observación angélica. Dios usa la Iglesia para enseñarles algo de Su
multiforme sabiduría. ¿Cómo pueden estos seres espirituales aprender el
significado bíblico del señorío de Cristo, el lugar de la Iglesia, y el
creyente individual? Tales cosas son para ellos un completo misterio. Dios se
los muestra a través de símbolos o lecciones objetivas.
Así como Aarón es un tipo de Cristo en
ciertos aspectos aunque él nunca se dio cuenta de esto, y tal como el Señor usó
un niño pequeño para enseñarles a Sus discípulos una lección sobre la entrada
al reino, aunque el niño ignoraba su papel, así aunque nosotros no nos damos
cuenta en todo momento, estamos siendo observados por seres espirituales. Dios
nos está usando como lecciones objetivas para dar a conocer a los ángeles las
gloriosas verdades de autoridad y sujeción que en otra forma les sería
imposible entender. ¡Cuán solemne! Sin embargo Abraham aprendió una verdad aun
mayor cuando dijo, “Jehová, en cuya presencia he andado”.
Cuando una mujer entra a una congregación
para ejercicio espiritual con su cabeza cubierta, llega a ser para los ángeles
un ejemplo de sujeción al señorío divino. ¡Qué reprensión para los ángeles
caídos! El pecado de ellos es el de rebelión contra la autoridad divina. ¡Qué
gozo para los ángeles obedientes, al ver también la cabeza descubierta del
varón, tipificando la gloria descubierta de Dios y Su autoridad aceptada!
Sin embargo, hay una seguridad en el
versículo once indicando que posicionalmente “en el Señor” no existe la idea de
prioridad por motivo de sexo.
La doble cubierta
Algunas excusan su cabeza descubierta
citando el versículo 15. “En lugar de velo le es dado el cabello”. Ellas dicen,
si tiene cabello es suficiente. La lectura cuidadosa del texto nos muestra
claramente que tal interpretación es una negación débil de la verdad
propuesta. Notemos que para la mujer hay dos glorias involucradas. Ella es una
gloria: “La mujer es gloria del varón” (v. 7). Pero también tiene su propia
gloria — su cabello su gloria (v. 15). Para la gloria que ella es (la gloria
del hombre), Dios le ha dado una cubierta natural, su cabello largo. Para la
gloria que tiene (su cabello), debe sujetar su voluntad para cubrirlo con otra
cubierta la cual pone encima de su propia gloria.
Para todos los que pueden recibir el
ministerio de la Palabra directamente de sus páginas o de otros, hay una
responsabilidad de obedecer. Ancianos y ministros de la Palabra de Dios
también son responsables de dar las debidas instrucciones y no negarse a
anunciar todo el consejo de Dios. Si fallamos al tratar estos asuntos, no nos
debemos sorprender cuando aparezcan desviaciones entre nosotros de forma
regular y hasta descaradamente.
Hombres con cabello largo
No quedan fuera de estos versículos los
hombres con cabello largo (1 Corintios 11:1-16). En estos días cuando aún
algunos creyentes parecen seguir esta moda, puede ser oportuna una palabra
aunque no sea muy bienvenida. El versículo 14 enseña que es contra el orden
natural que el hombre tenga cabello largo. ¿Por qué? El versículo 15 nos explica.
El cabello largo es la gloria de la mujer. Por eso cuando el hombre lleva esta
gloria es una paradoja a la vista de Dios y de los ángeles. La gloria de la mujer
no debe ser vista en la iglesia ya sea exhibida por mujer u hombre.
La apariencia del Señor
Este tema usualmente hace surgir algunas
discusiones. Algunos dicen que el mismo Señor llevaba cabello largo. ¿Será
cierto? ¿Cómo podríamos saber desde el punto de vista bíblico? De esto no
tenemos ninguna información. De todos modos, para los que sinceramente quieren
parecerse a Cristo, las Escrituras nos enseñan claramente que por ahora Dios
desea más la semejanza moral a Su Hijo que la semejanza física. Ciertamente el
Espíritu está obrando en toda nuestra vida procurando transformarnos en corazón
y conducta para el mismo Señor. La especulación no es ninguna autoridad ni
excusa para contradecir la clara instrucción de la Palabra de Dios.
¿De dónde viene la moda moderna del
cabello largo para el hombre? No viene, como muchos piensan, de los Beatles. En
Apocalipsis 9 hay una referencia sorprendente. Ahí las huestes del infierno
salen del abismo. Los vemos como si tuvieran
“caras humanas; tenían cabello como cabello de mujer”. Tal como el Señor
está transformando a Sus santos a Su semejanza, moral y espiritual, así también
el archienemigo trata de conformar una multitud en una semejanza que demuestra
una confusión del orden natural de Dios. La confusión de los sexos siempre ha
sido señal de depravación a través de los siglos. A menudo ha traído juicios de
Dios.
No sabemos qué significaba el cabello
largo en el hombre para nuestros abuelos o para los hermanos de la Iglesia
primitiva, pero hoy en día es una marca de rebelión e identificación con los
drogadictos. Sin embargo, no quiere decir que todo joven que lleva pelo largo
se está revelando contra Dios en su corazón. Muchos no lo hacen
conscientemente, pero a la luz de las Escrituras consideradas, puede ser que
estén sirviendo como ejemplo para el adversario en contra de las normas propuestas
en las Escrituras.
Al decir largo, ¿a qué largo
se refiere?
Al examinar esta cuestión surgen
naturalmente unas preguntas. El hombre, con su inclinación para reglas y
reglamentaciones, desearía que el Señor nos indicara en centímetros “a qué
largo se refiere”. El Señor prudentemente no lo ha hecho así en este caso, ni
en muchas áreas que afectan nuestras vidas. El gran principio de la vida cristiana
es “la fe”. Si existe un deseo sincero y honesto, junto con una voluntad
sumisa, muy pronto el alma ejercitada sabrá si está o no entristecido al
Espíritu Santo.
¿Para hoy en día?
La relevancia de estos versículos (el pan
y el vino no sufren bajo este argumento) es discutido a veces. Se sugiere que
fue problema de los corintios y se aplicaba solamente a esta iglesia. No
obstante, toda la enseñanza de esta epístola está claramente dirigida en su
introducción. Fue escrita a los santos en Corinto “con todos los que en cualquier
lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo”.
¿Qué tamaño?
A veces el problema es el tamaño de la
cubierta de la mujer. La palabra para describir ésta cubierta es superlativa, y
significa “cubrir ampliamente”. Pequeños moños o redes casi invisibles no
pueden llamarse “cubiertas amplias”. En vez de cubrir su gloria, la exaltan.
¿Pelucas?
Otra pregunta a veces presentada es en
cuanto a pelucas. ¿Cubren o no? Sí, obviamente cubren la gloria natural de la
mujer, pero obviamente también, se pierde el propósito espiritual al proveer
una imitación de gloria. El que mira ve una imitación de gloria y no una señal
de sumisión.
¿Desde qué edad?
Se ha hecho la pregunta, ¿desde qué edad
debe empezar a cubrirse el cabello una niña? ¿Deben hacerlo las adolescentes?
Sería mejor quizás contestar con otra pregunta: ¿Qué edad debe tener el niño
varón para empezar a NO cubrirse la cabeza? Se puede discutir que estos niños
no oran ni profetizan y por eso son excusados. Sin embargo, nadie puede
discutir la exhortación dada a los padres para criar a sus hijos en disciplina
y amonestación del Señor. La sumisión al Señor debe ser enseñada a nuestros
hijos con el ejemplo, por precepto y cuando sea necesario con disciplina.
Todos los padres estarían de acuerdo que hay más felicidad y más facilidad
cuando esto se hace a temprana edad.
Pero ¿cuándo?
Las ocasiones en que se aplican estas
Escrituras es un problema un poco más difícil. Obviamente incluye las reuniones
de la iglesia donde existe la dirección de los ancianos (estén o no presentes).
Hay otras ocasiones, sin embargo, donde la mujer puede ejercer un ministerio
oral de oración o testimonio de las Escrituras. Los fundamentos propuestos
aquí se aplicarían en tal caso. Más instrucciones se encuentran en otras partes
de las Escrituras; por ejemplo en 1 Corintios 14, gobernando el silencio de la
mujer en la iglesia local. El capítulo 11 debe leerse a la luz de estos controles
subsiguientes.
Cuando haya duda en cuanto a llevar o no
una cubierta, parece a la luz de 1 Corintios 11, versículo 10, que la hermana
ejercitada no querrá arriesgar entristecer a su Señor. Situaciones privadas en
el hogar son claramente distintas, ya que en el contexto hogareño y familiar
el orden de gobierno no es directamente a través de los ancianos, sino por el
esposo y padre del hogar.
Ira y fuego
Es cosa extraña que hay pocas Escrituras
que estimulan el fuego en algunos cristianos como estas. Puede ser el motivo
por el cual la primera parte de 1 Corintios 11 se enseña menos que el resto del
capítulo. Probablemente el apóstol también sintió la ira de algunos cuando se
refiere a la posibilidad de contención en el versículo 16. Era la costumbre de
los hombres judíos cubrirse la cabeza en la sinagoga en aquel entonces (y hasta
ahora). También era la costumbre de las mujeres griegas entrar en el templo
con la cabeza descubierta. Pero Pablo dice, “Nosotros no tenemos tal
costumbre.” La Iglesia del Nuevo Testamento era distinta al templo pagano; por
lo tanto sus costumbres sociales y religiosas debían ser diferentes a las de
ese tiempo. Los cristianos tenían que comportarse en otra forma en cuanto a
estas cosas.
Sufriendo pérdidas
El espíritu rebelde siempre puede
encontrar argumentos o presentar excusas minúsculas que procuran descontar tanto
la relevancia como la aplicación personal de esta porción de las Escrituras.
Cuando sabemos que el piadoso Moisés sufrió una pérdida estremecedora como
consecuencia de haber dañado un tipo del Cristo glorificado, debe hacernos
temblar a todos nosotros también por sí acaso fuéramos culpables de presentar a
los hermanos creyentes, incrédulos y al mundo de espíritus, un cuadro
desfigurado de nuestro amado Señor, Su autoridad y gloria.
¿Cabello o corazón?
En conclusión aclaremos que la forma de
actuar debe demostrar una condición interna, pero no siempre es así. Una mujer
con una cubierta muy adecuada y un vestido modesto, puede estar tan fría como
el hielo en su devoción al Señor, guardando todo el tiempo un orgullo por su
conformidad a las normas propuestas y a su no conformidad al mundo.
Similarmente un hombre con cabello corto puede estar entristeciendo al Señor en
todas las otras áreas significativas de su vida. El joven con cabello largo, o
la señorita con cabeza descubierta pueden estar en su corazón entregados al
Señor a la medida de la luz bíblica que tienen. Pueden estar profundamente
entregados a la causa de Cristo, y con vidas sin culpa en la maligna sociedad
que les rodea, pero debido a la infancia espiritual o a la falta de los
ancianos y maestros, nunca han aprendido las solemnes implicaciones de 1
Corintios 11.
Aunque la señal exterior no indica necesariamente espiritualidad, ni la
ausencia de ella demuestra necesariamente carnalidad, es obvio que el corazón
sumiso dispuesto para aprender y agradar al Señor que lo ha comprado, será
llevado a la luz de la Palabra de Dios ya sea repentinamente o poco a poco, y
nunca se arriesgará a un término medio.
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