La
fe en 1 Timoteo
·
Naufragio
en la fe por
mala conciencia 1
Timoteo 1:11
·
Apostar
de la fe por
oír espíritus de error 1
Timoteo 4:1
·
Negación
de la fe por
irresponsabilidad familiar 1
Timoteo 5:8
·
Falsear
la fe por
infidelidad a Cristo 1
Timoteo 5:12
·
Descaminado
de la fe por amor al
dinero 1
Timoteo 6:10
·
Extraviados
de la fe por
recibir falsa ciencia 1
Timoteo 6:21
·
Reprobados
acerca de la fe por corrupto
entendimiento 2
Timoteo 3:8
Se ha comparado la fea un barco que surca las aguas de
este mundo, cuya carta marítima, figura de la Palabra de Dios, y su brújula de
orientación, tipo del Espíritu Santo, se encargan de guiar nuestro barco seguro
a la patria celestial. Pablo estaba seguro de esto y pudo decir: “El tiempo de
mi partida está cercano ... He peleado la buena batalla, he acabado la carrera,
he guardado la fe.” (2 Timoteo 4:6,7)
Hay los que creen que han alcanzado todo; se han hecho
sabios. El asunto empieza por tolerar una cosa pequeña, no juzgando el pecado.
Dicen: ¿Qué hay de malo en eso? ¿No es uno libre para seguirse por su propia
conciencia? La cosa va en aumento; de una piedra va una base, de una base una
pared y de una pared una casa. La conciencia se ha cauterizado; todo lo que
rebosa es sabiduría, y el naufragio de la fe es inevitable.
¡Cuántos cadáveres están boyando en las aguas de esta
vida porque no fueron consecuentes al aviso cuando la conciencia era sensible!
Se acumuló tanto daño que la conciencia fue contaminada. (Tito 1:15) Había
algunos en la iglesia de Sardis a quien el Señor dice: “Yo conozco tus obras,
que tienes nombre que vives y estás muerto. Sé vigilante y conforma las otras
cosas que están para morir, porque no he hallado tus obras perfectas delante de
Dios.” (Apocalipsis 3:1,2)
No obstante, negar a Cristo es apostasía. Negar la
doctrina fundamental de nuestra fe es apostasía. Hay muchos que, como Judas,
anduvieron muy cerca de la verdad, pero nunca llegaron a “comprar la verdad,”
y, después que han sido atrapados “por espíritus de error y doctrinas de
demonios,” no tienen suficiente valor moral para regresar confesando su pecado,
sino que mitigan el extravío, ensalzando el error y diciendo: Ahora sí estamos
en la verdad; antes éramos unos ignorantes. Así ha sucedido con algunos que han
abrazado la herejía de los llamados testigos de Jehová y otros que han abrazado
las extravagancias del pentecostalismo.
Pero, ¿a quién se manifiestan estas cosas? A los que
no están conforme con la pureza y sencillez de la doctrina. “Antes teniendo
comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus concupiscencias.
Apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.” (2 Timoteo 4:3,4)
En vista pues de tanta apostasía alrededor, “No seáis llevados de acá para allá
por doctrinas diversas y extrañas, porque buena cosa es afirmar el corazón en
la gracia, no en viandas que nunca aprovecharán a los que anduvieron en ellas.”
(Hebreos 13:9)
Son muchos los lectores de la Biblia que le pasan por
alto a ese versículo en 1 Timoteo 5:8 (“Si alguno no provee para los suyos, y
mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.”),
el cual encaja muy bien para estos tiempos, cuando algunos padres cristianos se
han preocupado más en llenar de ciencia la cabeza de sus hijos que el corazón
de gratitud a sus padres y de amor y obediencia a Dios.
Muchos son los hijos que se levantan y se olvidan de
la responsabilidad a los padres. Hace algún tiempo que pude presenciar cuando
una madre reclamaba a su hijo, que tenía varios meses que no le daba nada. El
hijo discutía con la madre, alegando que no le alcanzaba el sueldo porque tenía
cuatro hijos, estaba pagando una casa y alguno había enfermado en la casa, pero
yo, que conocía al sujeto, porque viví en el mismo vecindario, sabía que todo
era evasivo, pues esa persona podía sostener lujo y comodidades vanidosas.
Los frutos de un verdadero creyente se ven en un
cambio grande al sentir responsabilidad para con los suyos. Cumple con sus
obligaciones. Inculca en sus hijos la caridad cristiana, reconociendo a sus
ascendientes vivos hasta la cuarta generación. La ingratitud es señal
manifiesta de los últimos tiempos. “Desobedientes a los padres, ingratos, sin
santidad.” En días de este mismo año, dos jóvenes agredieron a puñetazos y
puntapiés a la madre, porque ésta les recriminó fabricar bombas en su hogar.
No sólo las viudas jóvenes quebrantan la primera fe;
también el que se casa con un infiel o divorciado, el que haya mayor
satisfacción en la compañía de inconversos que en la comunión de sus hermanos,
el que deja de asistir a los cultos y se arrellana en un sillón a ver
televisión, el que deja de asistir a la cena del Señor para ir a la playa: el
corazón de los tales ha falseado. Un nuevo afecto morboso se ha metido en su
vida que la hace quebrantar su primera fe.
Eso le pasó a Mical, la esposa de David. Parece que se
entregó en los brazos de otro hombre, sin protesta alguna, mientras David
estaba desterrado. Así le pasó a Demas, ofuscado con la populosa Roma. Abandonó
a Pablo, “amando a este siglo.” Si esto se hace con los que estamos viendo,
¡cuánto más con el Señor que está ausente! “Guardaos pues en vuestros espíritus
y no seas desleales.” (Malaquías 2:16
El amor al dinero abre las agallas de la avaricia y
cierra las entrañas de compasión y sentimiento. El socio del avaro es una
persona llamada yo: “mis frutos, mis
alfolíes, mis bienes, mi alma, mi pan, mi agua, mis víctimas, mis
esquiladores.” (Lucas 12:16-24, 1 Samuel 25:11) Giezi vio las riquezas de
Naamán y las codició. ¡Cuán grande privilegio tenía este hombre de servir al
siervo de Dios! Pero no estaba contento con lo presente. La codicia le hizo
matemática para distribuir la plata en “vestidos, olivares, viñas, ovejas,
bueyes, siervos y siervas.” (2 Reyes 5:20-27)
Miles han descaminado de la fe, no por tener dinero,
sino por amor al dinero. Qué diferente al hermano acomodado de Colosas,
Filemón. “Porque tenemos gran gozo y consolación de tu caridad, de que, por ti,
oh hermano, han sido recreadas las entrañas de los santos.” (Filemón 7)
Ciencia es el conjunto de conocimientos relativos y
variados. Yo digo que debiera tener una sola aplicación: a Dios y al
conocimiento que tengan los hombres de Dios, revelado en la palabra de Dios.
“Mas de él sois vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios
sabiduría, justificación, santificación y redención.” (1 Corintios 1:30)
Desgraciadamente el enemigo ha presentado al mundo la
falsamente llamada ciencia. En los días de Pablo y Timoteo proliferaban las
falsas doctrinas y teorías extraídas de metes fértiles en ideas, y con estas
ciencias muchos estaban atacando las virtudes de nuestro Señor Jesucristo.
Había los que abundaban en fábulas. Himeneo y Fileto enseñaban que la
resurrección era ya hecha. (2 Timoteo 2:17,18) Otros enseñaban filosofías y
vanas sutilezas. (Colosenses 2:8) Hoy la falsa ciencia se ha multiplicado y
algunas de sus escuelas han cambiado de nombre, como los llamados testigos de
Jehová que enseñan la misma teoría del arrianismo. “Que esta sabiduría no es la
que desciende de lo alto, sino terrena, animal, diabólica.” (Santiago 3:15)
“Que seamos librados de hombres inoportunos, porque no
es de todos la fe.” (2 Tesalonicenses 3:2) Ciertamente que tales personas no
tienen ni aun un pensamiento honesto. Estos son de aquellos a quien el Señor
dijo: “No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas a los puercos;
porque no las rehuellen con los pies, y vuelvan y os despedacen.” (Mateo 7:6)
La visión de éstos llega solamente a la nariz. Estos hechiceros Jannes y
Jambres eran tercos como sapos que quieren salir del encierro cabeceando la
pared. ¿No vieron esos hombres cuándo “la vara de Aarón devoró las varas de
ellos?” (Éxodo 7:10-12)
Hay personas que un día gustaron del evangelio; luego
cayeron. Hoy su entendimiento es tan corrompido que no quieren que se les hable
nada del evangelio.
El Señor rogó por Pedro que su fe no faltara. Pedro
tuvo su momento de cobardía, pero no falseó su fe. Que también a nosotros nos
guarde para que el enemigo no nos arrebate el tesoro de nuestra fe.
Jose Naranjo
No hay comentarios:
Publicar un comentario