Los Atributos de Dios o Las Perfecciones de Dios (continuación)
Omnipotencia
Quiere decir que Dios es Todopoderoso o que Dios todo lo puede, que para Él nada es imposible (cf. Lucas 1:37). Que puede hacer de la nada todo (Génesis 1:1ss), que puede hacer que un útero viejo o estéril (véase el caso de Sara y Elisabeth) den vida a un ser.
De hecho cuando contemplamos todo lo creado, sólo tenemos dos caminos para seguir: el pensar que todo es producto del azar y que ningún ser tuvo detrás de toda la planificación universal; o reconocer como Job: “Yo conozco que todo lo puedes…” (Job 42:2a).
Pero no por el hecho de ser Todopoderoso, tiene Él poder de hacer cosas que están fuera de orden que Él soberanamente ha establecido. Los incrédulos han formulado preguntas tan absurdas como “¿puede crear una roca tan grande y pesada que Él mismo no pueda levantar?” La respuesta es que Dios hacer todo lo que es coherente o en armonía con su naturaleza y su Persona. Además, Dios no puede mentir porque va contra su Santidad.
En el Apocalipsis se revela que en ese periodo de gran tribulación, una inmensa multitud alaba a Dios reconociendo su omnipotencia: “Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!” (Apocalipsis 19:6). Es posible pensar, que así como sucederá en esa época, sucede en forma constante en la actualidad (cf. Isaías 6:3).
Los siguientes versículos nos muestran la omnipotencia de Dios: Génesis 1:1-3, Éxodo 4:11, Lucas 18:27
Omnipresencia
Dios está en todo lugar, pero no está en todas las cosas, ni se confunde con ninguna cosa, por lo tanto contradice todo lo que difunde el Panteísmo.
Y cuando decimos que está en todas partes, no es que una parte de Dios esté en un sitio y otra en otro: Dios está Todo El en todas partes. Entonces, si no podemos hablar de tiempo refiriéndonos a Dios, tampoco podemos hablar de espacio, pues la presencia de Dios no tiene límites. De allí que el sabio Rey Salomón, en su oración al dedicar el Templo de Jerusalén, exclamara: “Si los cielos invisibles no pueden contenerte, ¿cómo permanecerás en esta Casa que yo te he construido?” (1 Rey. 8, 27)
El santuario de Dios es el infinito. Esto es un gran consuelo. Tal vez lo tomamos como algo ordinario, pero ¿nos damos cuenta de que por la Omnipresencia divina podemos recurrir a Dios en cualquier lugar, pues El está allí donde nosotros estemos? En cualquier parte de nuestro mundo Dios está con todos y cada uno de nosotros, para ayudarnos, para compadecerse de nosotros, para que nos refugiemos en El, para comunicarnos con El en oración.
Es así entonces como no hay un sitio donde Dios no esté. El mismo nos lo dice en la Biblia: “Los ojos de Jehová están en todo lugar, Mirando a los malos y a los buenos (Proverbios 15:3).
La doctrina bíblica de la oración presume más gráfica y naturalmente la omnipresencia de Dios. Se da por sentado que cualquier persona en cualquier parte de la tierra puede en cualquier tiempo hablar directamente con Dios. Jonás oró desde el vientre del gran pez y el Señor le oyó. «Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras» (Sal 145.18).
Pero si la Omnipresencia divina es un consuelo para nosotros, también es un aviso. Dios lo ve todo, lo observa todo… hasta nuestros más ocultos pensamientos, deseos e intenciones: buenas y malas: “Los ojos de Jehová están en todo lugar, Mirando a los malos y a los buenos” (Proverbios 15:3). Y además los conoce desde siempre, antes de que tengan lugar en nuestro presente. Salomón nos indica: “Porque los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, Y él considera todas sus veredas” (Proverbios 5:21). Y no hay caso en tratar de escapar a su presencia (Ver Salmo 138, 1-16).
Textos para revisar: Jeremías 23:23-24; Salmo 139:7-12; Job 22:12-14; Hechos 17:24-28; Nahúm 1:5-6; Daniel 4.
Omnisciencia
Dios al ser Espíritu, tiene todo el poder, lo abarca todo y puede estar en todo lugar en un mismo instante, y tiene todo el conocimiento (pasado, presente y futuro) y en forma perfecta. Abarca todas las cosas. Zofar pregunta: “¿Descubrirás tú los secretos de Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso? Es más alta que los cielos; ¿qué harás? Es más profunda que el Seol; ¿cómo la conocerás?” (Job 11:7-8). Y él mismo responde que está mas allá de toda comprensión o capacidad de entendimiento humano, tanto que no es posible medirlo. Si midiéramos la distancia de la tierra hasta los confines del universo o de la tierra hasta esa dimensión desconocida como es el Seol (que no sabemos cuanto mide), entonces sabemos que esa inmensidad es una “millonésima parte” de la inmensidad de Dios, y, por la misma razón, no podremos saber los secretos del conocimiento de Dios: “…no hay quien lo alcance” (Isaías 40:28) y “…su entendimiento es infinito” (Salmos 147:5).
Este conocimiento lo podemos expresar en los siguientes puntos:
· Tiene un conocimiento perfecto de todo lo que hay en la naturaleza.
Dios conoce todo lo que posee en el universo, sabe la cantidad de estrellas que están en los cielos, “El cuenta el número de las estrellas; A todas ellas llama por sus nombres” (Salmos 147:4). A pesar que algunas estrellas se conviertan en polvo estelar por su voluntad, “ninguna faltará” (Isaías 40:26). Incluso sabe la diferencia que existe entre una nube y otra (Job 37:16). De modo que sólo podemos reconocer: “He aquí, Dios es grande, y nosotros no le conocemos, Ni se puede seguir la huella de sus años” (Job 36:26).
· Tiene un conocimiento perfecto de todo lo que contiene la experiencia humana.
Por más que el hombre oculte sus caminos, por más que ponga todo tipo de cuidado en ocultarlo con cualquier tipo de fe o de astucia, según sea el caso, estos están antes sus ojos (Proverbios 5:21). En un creyente, en un hijo de Dios, existe la complacencia que nuestro camino sea conocido por Él, y nuestras acciones sean examinados por Él (Salmos 139:1-3).
Y en nuestra vida como creyentes, podemos estar seguros que conoce nuestras necesidades (Mateos 6:8,36; Lucas 12:30) y aún nuestros cabellos no caen a tierra sin que Él no lo sepa (Mateo 10:29-30). Cuanto más si hemos pecado, no lo podemos ocultar, Él lo sabe todo, conoce cada una de nuestras caídas. (1 Juan 3:20).
Revise estos textos: Éxodo 3:7, 19; Génesis 18:13.
· Tiene un conocimiento perfecto de la historia humana.
En lo que concierne al conocimiento de la historia, su saber es perfecto. Este conocimiento lo expuso a través de profecías, de modo que mucho antes que sucediesen los hechos, estos ya estaban escritos (Hechos 15:18). En el Antiguo Testamento tenemos ejemplos de este conocimiento perfecto: describió el futuro del reino de Nabucodonosor y los siguientes imperios por medio de un sueño de una gran estatua, y su destrucción (Daniel 2); o la Visión de las cuatro bestias que describen a los imperios que iban a surgir (Daniel 8).
· Tiene un conocimiento perfecto de la eternidad.
El libro del Apocalipsis es un buen ejemplo saber lo que vendrá, ya que constituye la revelación de Dios. La finalidad de este libro es manifestar a los creyentes lo que sucederá pronto (Apocalipsis 1:1), y expresar el cumplimiento de las promesas hechas por el Señor: “Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido” (Apocalipsis 21:1-2).
Unas palabras más al finalizar este tema. En el Antiguo Testamento, cuando reveló su nombre a Moisés (véase Éxodo 3:14), éste nos habla del que es, el que era y el que será, tal como el Señor se presentó ante Juan (Apocalipsis 1:8). Este nombre nos habla del conocimiento pleno al no existir en Él tiempo.
Sabiduría
Se puede definir Sabiduría como “la capacidad de usar la experiencia que se posee y aplicarla en su justa medida.” El Salmista dice “¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; la tierra está llena de tus beneficios” (Salmos 104:24). El salmista habla que Dios aplicó su sabiduría en la tierra, porque contiene muchas cosas que son propicias para el bienestar del hombre. Dios hizo todo pensando en el hombre y sus necesidades.
El hombre se cree que posee mucha sabiduría, de hecho, existe para todos los gustos: Aristotélica, Platónica, y otras más modernas. El hombre se jacta de su conocimiento y de su inteligencia, dejando de lado a Dios y su sabiduría. En resumen, se cree por sobre Dios. Pero “lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres” (1 Corintios 1:25).
Podemos discutir mucho sobre el pecado y su abundancia en ser humano, y preguntarnos porque Dios lo ha permitido. La respuesta la tenemos en las misma escritura: “porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos” (Romanos 11:32). Para tener misericordia de todos. Y Pablo cuando entendió, no dejó de alabar a Dios, y lo hizo del siguiente modo: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” (Romanos 11:33).
Santidad
Santo quiere decir “aparte”, por lo tanto La santidad de Dios quiere decir que Dios es completamente separado de la maldad y del pecado y es positivamente puro y perfecto. Esto no quiere decir que Dios esté aislado sin preocuparse por el ser humano, porque de lo contrario ninguna de las palabras de la Biblia sería cierta en lo que concierne a la entrega de la ley de Moisés al pueblo de Israel y a la venida del Señor Jesucristo y su muerte expiatoria, entre otras cosas. Es Santo porque el no comete ningún tipo de pecado, está apartado de toda maldad. Juan describe perfectamente lo que hemos dicho: “Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él” (1 Juan 1:5).
En su Santidad, Dios Aborrece el pecado y no lo puede tolerar ante su presencia (Habacuc 1.13). No significa que Dios no pueda ver lo malo. Quiere decir que no lo puede ver sin juzgarlo. Tal es el juicio que hace al pecado, que su juicio no se detuvo ni aun ante su Hijo que lo estaba cargando en la cruz del calvario.
La santidad de Dios es totalmente perfecta, ya que es tres veces Santo. En Isaías los serafines son los que alaban a Jehová de los ejércitos (Isaías 6:3). En el Apocalipsis los cuatro seres vivientes son los que rinden esta alabanza (Apocalipsis 4.8).
En la Escritura, la palabra Santo proviene del griego hagios (αγίος) y del hebreo qâdosh, ambas quieren decir “poner aparte” o “apartado”. En el antiguo testamento, el sumo sacerdote tenía una tiara en su mitra que decía “Santidad a Jehová” (Éxodo 28:36). Este hombre estaba apartado para el servicio en el Santuario y debía entrar una vez al año al lugar santísimo y no sin sangre (Hebreos 9:7). Un sacerdote no podía casarse con cualquier mujer, porque “es santo a su Dios” (Levítico 21:7). Por el contrario, en el nuevo testamento se les llama a los creyentes, "Santos" (Efesios 1:1, Filipenses 1:1, Colosenses 1:2). Desde el momento en que el hombre recibe a Cristo, éste se constituye en un Santo, un creyente “apartado” de mundo y del pecado.
La santidad de Dios reclama la santidad de sus hijos. En la Escritura se nos manda: "Sed santos porque yo soy santo" (1 Pedro 15-16). El nos ha sacado del pecado para que vivamos en santidad. (Ef. 1:4). Honremos ese nombre viviendo vidas apartadas del pecado y rendidas a Dios.
Textos para estudiar: Éxodo 15:11; Josué 24:19; 1 Crónicas 16:29; 29:16; Salmo 77:13; 89:35; 97:12; 99:5, 9; Isaías 54:5; 57:15; Amós 4:2; Romanos 1:4.
Soberanía
Dios es el supremo rector del universo, por tanto, controla todos los elementos existentes, tanto físicos como espirituales (véase Efesios 1)
La palabra “soberanía” es usada como un adjetivo y sustantivo. Como adjetivo, describe a una misma persona o cosa que está por encima o superior a todo, haciéndolo superior en rango, poder y autoridad. Como sustantivo, se refiere a una persona o grupo que posee la suprema autoridad para gobernar a otros, de ahí, un monarca, rey o gobernante. Consecuentemente, la idea transmitida por el sustantivo “soberanía” es el status o calidad de ser un soberano, uno que tiene gobierno y dominio sobre otros debido a su posición de tener suprema autoridad. Las palabras “soberano” o “soberanía”, además de sinónimos como “autoridad”, “poder”, “dominio” y “gobierno”. Se traduce de los términos griegos y hebreos que expresan la noción de soberanía. Por ejemplo, la raíz hebrea meshel, conlleva el sentido de gobierno, señorío y dominio. En el Nuevo Testamento la palabra griega exousia se refiere a la autoridad, poder y jurisdicción con relación al gobierno de otros, así como el poder de hacer lo que uno desea y la habilidad y fuerza para cumplir los planes y propósitos. La idea de soberanía es encontrada en distintos términos bíblicos, y está presente en toda la Escrituras.
Cuando los cristianos hablan de la sobera-nía de Dios, ellos quieren decir “Su derecho absoluto del dominio sobre toda la Creación, que es el Monarca Supremo del cielo y la tierra, porque, como Dios Todopoderoso y Creador, Él es infinitamente exaltado en rango, poder y autoridad sobre todo”. La Soberanía habla del Reinado divino donde Dios ejerce su poder ilimitado para gobernar sobre sus criaturas de la manera como Él ve que se ajusta a los fines que sólo Él puede determinar.
Al hablar de la naturaleza divina debemos entender que Dios, como tal, no necesita derecho alguno, puesto que el hablar de derecho es hablar de ley, y el hablar de ley es hablar de límites y los límites de la ley son características meramente creacionales, por lo tanto, en lugar de la palabra derecho utilizaremos el término facultad: “Su facultad absoluta del dominio sobre toda la Creación”
Los pasajes de la Escritura que enseñan la doctrina de la Soberanía de Dios son numerosos para mencionar. Que esta compilación sea suficiente para entender el testimonio Bíblico de esa gran verdad:
· Poder Soberano: (Jeremías 32:27; 32:17-19; 27:5; Génesis 17:1; Job 40:1, 42:2; Salmos 89:8-13; 135:6; Isaías 40:12-26; Lucas 1:37; Romanos 1:20; 9:19; Apocalipsis. 1:8; 4:8).
· Autoridad Soberana: (Salmos 47:2, 7-8; 2:4-11; 93:1-2; 103:18; Daniel 4:25-26, 34:35, 37; 7:13-14; Romanos 9:20-21; 13:1; Efesios 1:20-21; Mateos. 28:19; 1 Timoteo 6:15; Apocalipsis 1:6; 17:14).
Unidad
Este atributo nos habla que Dios es único y que es más de una persona.
La declaración “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es” (Deuteronomio 6:4) es una indicación clara de que Dios es uno solamente, que no hay otro. En los primeros mandamientos, encontramos que fuera de Él no existe otro Dios, por lo cual Dios nos insta a no adorar a ídolos (Éxodo 20:3-5).
En el nuevo testamento encontramos que se habla de la Trinidad, y se indica la unidad de Dios, sin que exista ninguna contradicción (Efesios 4:6; 1 Corinitos 8:6; 1 Timoteo 2:5).
Texto para estudiar y meditar: Deuteronomio 4:35, 39; 1 Samuel 2:2; 2 Samuel 7:22; 1 Reyes 8:60; 2 Reyes 19:15; Nehemías 9:6; Isaías 44:6-8; 1 Timoteo 1:17).
Verdad
Un hermano define la verdad como la “Armonía con todo lo que Él representa, e incluye ideas de veracidad, fidelidad y consecuencias”. Esto quiere decir, que Dios es consecuente consigo mismo, que su Palabra y revelación es completamente confiable.
Esto quiere decir que es verdadero en su persona (Isaías 45:5), y que es consecuente con su revelación. Esto quiere decir, que Dios no puede mentir, que no puede dejar sin cumplimiento su palabra.
Lea los siguientes textos: Salmo 110:5; Mateos 5:18; Juan 14:6; 17:3, Tito 1:2, Romanos 3:4; Hebreos 6:18; 2 Timoteo 2:13; 1 Pedro 1:25
Voluntad.
Se define Voluntad como una propiedad de la personalidad que apela a una especie de fuerza para concretar una acción según un resultado esperado.
En Dios, es un elemento esencial en la personalidad. “La voluntad es aquella en Dios que ponen en acción todo lo que Él ha hecho”. Este atributo se manifiesta plenamente en dos situaciones particulares, amen de otras. La primera, que expresamente por su voluntad fueron creadas todas las cosas (Apocalipsis 4:11) y creó al ser humano sabiendo que iba a pecar. El segundo punto está directamente relacionado con el anterior, ya que Dios indicó que su Hijo debía llevar sobre sí los pecados de todos, y que a pesar del sufrimiento que veía venir, estaba dispuesto a seguir con la voluntad del Padre (Mateo 26:42), a seguir el plan trazado desde la eternidad.
Textos para estudiar: Efesios 1:11; Salmos 33:10-11; 115:3; Isaías 14:24-27; 46:10-11; 55:11; Daniel 4:35; Romanos 9:11-19; 11:33-36; Efesios 1:4-5; 3:10-11; 2 Timoteo 1:9; Hebreos 6:17.
Conclusión.
El estudio de los atributos o las perfecciones de Dios es particularmente fascinante, por lo cual es imposible sólo enunciarlo y no profundizar un poco en ellos, si bien sólo rozamos las aguas de las perfecciones de Dios. Es deber de cada creyente profundizar más en el conocimiento de Dios.
No hemos analizado todos los atributos de Dios, sino que hemos mostrado los más conocidos. En nuestro continuo estudio personal, debemos sacar a luz los atributos de nuestro Señor y Dios. Y de esta forma el Dios en quien creemos, a quien amamos, no sea un Dios Desconocido.
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