Los términos “obispos”, “presbíteros”, “ancianos”, “pastores”, “sobreveedores”,
encierran mucho. Son siervos
de Dios, puestos por el Espíritu Santo, que han
recibido dones, para
compartir el privilegio inmerecido en el noble trabajo del cuidado de “la grey
de Dios”, con “EL BUEN PASTOR”, “EL GRAN PASTOR” y “PRINCIPE de los pastores”
- El Señor Jesús (Ef. 4:11; Jn. 10:11; He. 13-20; la. Pe. 5:4).
Los mismos
revelan el carácter, cualidades, don e intensidad de amor de un renacido hacia
Cristo y hacia Su pueblo, adquirido “por Su sangre”. Cualquiera de estos
nombres mencionados son correctos y podrían ser usados indistintamente por el
pueblo de Dios; pero los creyentes que se reúnen sencillamente al Nombre digno
del Señor, han preferido usar el término “SOBREVEEDORES” por ser una
traducción más literal del vocablo griego “episko- pos” y mayormente después
del tiempo del “oscurantismo” en que la Biblia era poco menos que imposible de
ser obtenida. Este problema hubiera quedado resuelto con la formación de las
Sociedades Bíblicas y accesibilidad a la Biblia durante los últimos cien años,
a no ser por el mal uso aplicado a los mismos en ciertos círculos.
En la
edición de la Biblia anterior a la que usamos en la actualidad, editada por la
Sociedad Bíblica Americana en el año 1893. versión C. de Valera, leemos: “Y
enviando desde Mileto a Efe- so, hizo llamar a los ANCIANOS de la Iglesia. . .
los cuales como vinieron a él, les dijo: Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño sobre el que el Espíritu Santo
os ha puesto por SOBREVEEDORES, para apacentar la Iglesia de Dios” (Hch.
20:17, 28). Las palabras originales nos fueron dadas para hacernos entender
correctamente ‘la obra” que el Señor les ha encomendado y sus
responsabilidades.
El v. 17
mencionado, habla de “ANCIANOS”: éstos son los hermanos de experiencia, no
precisamente por su edad, sino en el andar y disfrutar de comunión íntima con
el Señor, poseídos de “solicitud” por la Iglesia del Señor.
En el v. 28
habla de los mismos ancianos, pero los llama “SOBREVEEDORES” u “OBISPOS”
indicando por ello que tienen sus corazones puestos en el pueblo del Señor, lo
cuidan y apacientan. En el v. 31 son exhortados a VELAR, mostrando que son
“PASTORES” o “PRESBITEROS”, porque deben velar por el estado espiritual de
los redimidos, como aquellos “que han de dar cuenta” al Señor por ello (Luc.
2:8; He. 13:17). La palabra “PRESBITEROS” también significa ancianos; indica
pues, que son los hombres de experiencia los que tienen la obligación de
GUARDAR, VIGILAR, CUSTODIAR. Así que, estos presbíteros, ancianos o
sobreveedores, armados con el conocimiento de la Palabra, cumplen su deber para
con cada uno de los creyentes, habiendo recibido la recomendación del Señor:
“CUIDAMELE” (la. Tim. 4:14; Luc. 10:35).
SU TRIPLE RESPONSABILIDAD
1.
CUIDAR LA DOCTRINA. —
¿Y quién
como los ancianos, presbíteros, obispos, pastores o sobreveedores deben hacerlo? ¿No es a
los tales que el Espíritu Santo ha
puesto para ello, seleccionándolos entre los nacidos de nuevo?
El apóstol
Pablo, inspirado, no perdió una sola oportunidad de mencionar en las
epístolas, y especialmente en las llamadas “pastorales”, el valor e importancia
de atender a la DOCTRINA. ¿Y para qué todo esto? Dios quiere que los que
enseñan, guían, alimentan y edifican a Su pueblo, estén en guardia, para que
nada que no esté de acuerdo con la mente y propósitos del Señor, se infiltre o
sea dado a los redimidos A Tito le dice: Empero tú, habla lo que conviene a la
sana doctrina; y enseñando a Timoteo recalca:
“Si esto propusieres a los hermanos, serás buen ministro”, pues el sobreveedor debe ser “retenedor de la fiel
palabra que es conforme a la doctrina” (la. Tim. 4:16; Tit. 2:1; 1:9;
la. Tim. 4:6; Ef. 4:12).
2.
CUIDADO DE LA GREY. —
Alimentar a la grey: Vigilar por la
clase de alimento que recibe: el pueblo de Dios no puede vivir de
cualquier cosa, debe tener suficiente alimento sano,
nutritivo y sólido. El ineludible deber
de los pastores o sobreveedores es: “Que sepas
como te conviene conversar en la casa de Dios” y ' Apacentad
la grey de Dios que está entre vosotros” (la. Tim. 3:15; la. Pe.
5:2).
¿Con qué
apacentarla? El Señor mismo nos dio el ejemplo: “Y les predicaba la PALABRA”
fMar. 2:2). Sen los hombres en cuyos oídos y corazones siempre resuena la voz
del 6eñor: “Considera atentamente el aspecto de tus ovejas; pon tu corazón a
tus rebaños (Prov. 2/:23 la. Pe. 4:10, 11). Sienten su responsabilidad por el
bienestar de los salvos, como un buen padre vigila por la salud de sus hijos
(2a. Co. 11:28).
B) Custodiar el andar de la grey: Para que “no sea blasfemado el Nombre del Señor y la
doctrina” y para que el evangelio no sufra o sea detenido por la inconducta de
los santos en su avance “hasta lo último de la tierra” (1 Tim. 6:1; Hech. 1:8).
Y para que se cumpla la exhortación: “Yo pues, preso en el Señor, os ruego que
andéis como es digno de la vocación con que sois llamados”. “Mirad que ninguno
dé a otro mal por mal; seguid lo bueno” (Ef. 4:1; la. Tes. 5:15).
3.
CUIDAR DE SI MISMOS. — La Palabra no olvida de amonestar a los sobreveedores a fin de que,
ante todo, ellos guarden y cuiden sus propias vidas, para no tener que
lamentarse: "Y mi viña, que era mía, no guardé” o que “habiendo predicado
a otros, yo mismo venga a ser reprobado”. Sino que deben llegar a ser los
verdaderos "dechados”, ejemplo en todo, “de la grey de
Dios” — ya que “a cualquiera que fue dado mucho,
mucho será vuelto a demandar de él; y al que encomendaron mucho, más le será
pedido” (Cant. 1:6; la. Co. 9:27; la. Pe. 5:3; Luc. 12:48).
Por esto,
cada uno debe examinarse a sí mismo. ¿Soy yo un ejemplo en mansedumbre y
humildad; firme en la doctrina; responsable por el bienestar del rebaño? Y
todo ello para no sufrir la sorpresa ante el TRIBUNAL DE CRISTO: “Malo y
negligente siervo”. “Así que, YO de esta manera corro. . . de esta manera
peleo. Antes hiero mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre; no sea que, habiendo
predicado a otros, YO mismo venga a ser reprobado” (Mat. 25:26; 2a. Co. 5:10;
la. Co. 9:26, 27).
P. B.
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