4. Satanás.
1.
Nombres
Los nombres indican
características de las personas, por lo cual muchas veces, según sean sus
experiencias, estos se cambiaban, tomemos por ejemplo a Abraham que antes se llamaba Abram, o a
Israel que tenía por nombre Jacob. El
nombre representa el carácter mismo de
la persona. Ya hemos estudiado que ellos
reflejan particularidades propias. Recordemos que Jacob significa “el
que suplanta” y vemos que para conseguir la primogenitura suplantó a su hermano Esaú (Génesis 25:6;
27:1-29).
En el caso de la persona
que venimos estudiando, es la importancia de conocer sus actividades a través
de sus designaciones (nombres, títulos y
representaciones).
A.
Nombres
1. Satanás.
Esta palabra proviene del hebreo
Satán y aparece 52 veces. Literalmente significa “adversario”, “enemigo”
(Zacarías 3:1; Mateo 4.10; Apocalipsis 12.9, 20:2). Esto nos recuerda la
oposición que hace contra la obra de Dios a través de intentos perversos y
maliciosos. Dicho de otra forma, el
nombre indica rivalidad con Dios, cuyo propósito es construir un reino
opositor.
La oposición de Satanás se manifestó en el Edén (Génesis 3:15) al provocar la caída del
hombre. En tratar de pervertir el camino de la venida del Mesías, eliminando
(matando) a Abel por medio de Caín. De esta manera destruyó, según él, esas
líneas genealógicas por donde vendría la simiente que lo derrotaría.
Aunque Caín quedó vivo, fue suyo (1 Juan
3:12). Pero Dios tenía otros planes,
derrotando a Satanás, ya que la línea venía por el tercer hijo, Set.
Vemos que no paró ahí sus artimañas,
ya que logró atraer a los hijos de Dios a los lazos de las hijas de los hombres, provocando que la
raza humana se pervirtiera en todos los sentidos. Pero Dios tenía reservado a Noé
y sus hijos. En Abraham, trató de forzar el hijo de la promesa por medio de Ismael. En Israel al hacer que
se desviaran a través del becerro de oro y posteriormente tras los dioses
paganos. Al pervertir la línea real originada de Salomón; pero Dios tenía
guardada la de Natán. Al intentar destruir a todos los Judíos en el imperio
Persa; pero el valor de dos personas, Ester y Mardoqueo, venció el ataque. Al
intentar desviar de su objetivo al Señor Jesucristo; pero el Señor Jesús puso
su confianza en su Padre.
En relación a los creyentes, los
ataca a través de las ideas falsas (1 Timoteo 4:1; compárelo con Mateo 13:3); y
la persecución (Apocalipsis 2:10) por diversos modos.
En fin, ha buscado todos los medios para ser el adversario de
Dios y los sigue buscando, ideando métodos simples y complejos.
2. Diablo.
Esta palabra viene del término
griego “diábolo” y significa calumniador
o el que causa tropiezo, y aparece 35 veces en la Escritura. Actúa
maliciosamente diciendo falsedades destinadas a dañar la reputación de otra
persona.
Este ser ha procurado difamar a Dios
y sus planes, y a los creyentes durante toda su existencia desde la caída de él
mismo.
Miremos el relato de la caída del hombre
(Génisis 3:2, 4, 5). Ahí tergiversó las palabras de Dios, cambiándolas para que
dijera casi lo mismo, pero al mismo tiempo sembrando la duda, dejando a Dios
como mentiroso y “tacaño” que no quiere
compartir su posición y conocimiento (“seréis como Dios”, había dicho la
serpiente).
En el caso de los
creyentes, la persecución ha sido
constante. Podemos observar como habla contra Job: “Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a
Dios de balde?” (Job 1:9). O como acusaba
al sumo sacerdote Josué ante Jehová: “Me mostró al sumo sacerdote Josué, el
cual estaba delante del ángel de Jehová, y Satanás estaba a su mano derecha
para acusarle. Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová
que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del
incendio?” (Zacarías 3:1-2). En caso de Pedro cuando se le profetizó que
negaría a su Maestro, el Señor había dicho que Satanás sería el instigador de
tan baja acción: “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha
pedido para zarandearos como a trigo…” (Lucas 22:31). Pero llegará el momento en que ya no se le
permitirá estar más ante la presencia de Dios para acusar a los creyentes:
“Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación,
el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha
sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante
de nuestro Dios día y noche” (Apocalipsis 12:10)
3. Lucero.
Del
hebreo “Helel” que significa resplandeciente,
el que lleva la antorcha o porta antorcha.
Y la palabra de uso común que
usamos proviene del latín y es Lucifer (“que lleva luz”, “hijo de mañana”).
Este
nombre de Satanás corresponde al periodo cuando no había en él pecado. El nombre Lucero se menciona en Isaías 14:12; y su función era de dar luz, de
iluminar, como lo hacen las estrellas. Esta característica duró hasta que el
pecado apagó aquella luz y la oscuridad
lo rodease por completo.
4.
Beelzebú
La
palabra proviene del hebreo Baal zebul, que quiere decir “Señor de las moscas”
o “Señor de los que moran”. Este nombre proviene de una deformación de la palabra Baal Zebul (que significa “Señor exaltado o de los lugares altos”) y
corresponde a un insulto a un dios falso
al deformarle el nombre. En otras palabras, se burlaban de esta manera de ese
dios falso. Este título se le daba los Israelitas a un dios filisteo y pasó a
ser un título de Satanás.
Los
Judíos asociaron a este nombre al Señor
Jesucristo, como que esta fuente obtenía el poder para sanar y echar fuera
demonios, por lo cual esos judíos
estaban blasfemando contra el Espíritu Santo, esta blasfemia viene a ser un
pecado imperdonable (Mateo 12:24-31).
5. Belial
La
palabra se usa en relación a despreciable o maldad o indignidad,
perversidad, y describe en forma
apropiada el carácter de Satanás, o, dicho de otro modo, como una personificación
del mal. El pasaje que describe este
nombre se encuentra 2 Corintios 6:15 y
Pablo lo utiliza para marcar el contraste Cristo y Satanás, que no existe nada
en común entre ellos, así como el
creyente con el incrédulo.
B. Títulos
1. Maligno
Este
título describe a Satanás como alguien “que es propenso a pensar u obrar mal”,
es decir, “que es una influencia dañina y perjudicial”, “que causa o puede
causar un daño”.
La
palabra en el original es expresiva porque ella denota un mal que causa
trabajo, que causa dolor, tristeza. En
palabras de un creyente que describe este tema: es “intrínsecamente
perverso a quien no le satisface su propia corrupción sino que busca corromper
a los demás” (C. Fred Diakason, Los ángeles escogidos y malignos). Dado que este es el carácter esencial, la
expresión representa a la perfección lo que él es.
Encontramos
esta expresión en palabras de Pablo y Juan: Efesios 6:16; 1Juan 2:13-14; 3:12; 5:18. Las que
indican que se debe usar el escudo de la fe, porque este ser lanza sus flechas
contra el creyente, aunque sabe que es un ser vencido, puesto que hemos aceptado
al Señor Jesús como Salvador; lo que rechazan esta salvación, están bajo su
poder. Recordemos que aunque una flecha se clave porque se ha bajado la
guardia, no puede apoderarse de nosotros puesto que pertenecemos a Dios.
2. Tentador
Se
dice de este título porque es “quien induce a realizar acciones que están en
contra de lo que Dios quiere para nosotros”; o es quien pone tropiezos a los
creyentes para que estos caigan y poder acusarlos (compare con Job 1 y 2).
Si
bien es cierto que Dios también pone a prueba (tienta), lo hace con la
finalidad de demostrar cuan arraigada esta nuestra fe en Él. Veamos el caso de
Abraham e Isaac. Al primero le fue ordenado sacrificar a su hijo. Perfectamente
pudo haberse negado, pero no lo hizo, porque confiaba en su Dios (Génesis
22:1-14; Hebreos 11:17-19). Pero Dios mismo detuvo la prueba puesto que Abraham
había salido victorioso.
En
cambio, Satanás tienta con la finalidad de sacar del camino a los creyentes. “Pone a prueba a los hombres en una lucha moral,
incitándoles a hacer lo malo” (C. Fred Diakason, Los ángeles escogidos y
malignos). En este sentido, tenemos como ejemplo como sucumbieron Adán y Eva,
arrastrando tras de sí a toda la
humanidad en su caída.
Pablo
tenía el temor que de los Tesalonicenses se hubiesen apartado del camino (vea 1
Tesalonicenses 3:5), porque producto de las persecuciones no pudo terminar la
obra de adoctrinamiento o de instrucción de nuevos creyentes.
Otro
caso en que gráficamente descriptivo de la obra del Tentador es en lo que respecta
a la tentación que ocurrió sobre el Señor Jesucristo. De cómo el tentador tentó
(Mateo 4:3) y el Señor Jesús tuvo que
soportar los embates de Satanás y como Él salió victorioso de cada uno de
ellos.
El
término griego es un participio presente, lo que indica que es una actividad
continua y característica de él, es decir, siempre anda buscando tentar a un
creyente.
3.
Engañador
Engañara
es “dar apariencia de verdad a una mentira”. Dicho de otro modo, es “distorsionar
la verdad”, es “producir una ilusión”.
Las tretas o engaños de Satanás surten efecto en muchas personas, por lo
cual es consejo de Pablo de estar siempre preparado es acertado ayer y hoy
(Efesios 6:11). Podemos ver como utilizó
el engaño en Adán y Eva “¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo
árbol del huerto?” (Génesis 3:1) y Dios había dicho “De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del
mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”
(2:16-17).
“Tres son los factores que
hacen a Satanás maestro del engaño: La superioridad de su constitución de
Querubín, su gran conocimiento y
experiencia y su capacidad de transformarse de mucha maneras” (C. Fred Diakason, Los
ángeles escogidos y malignos).
El mismo Señor se refiere al
él como “padre de mentira”, porque siempre ha sido esta su característica, y
sus hijos le creen (vea. Juan
8:44). ¿No pasa lo mismo hoy, que es más
fácil que crean a doctrinas extrañas que a las propias de la Escrituras? (Vea Efesios 4:14 compare con 2 Timoteo 3:6).
Al
igual que el termino anterior, la palabra es participio presente (Apocalipsis
12:9), por lo cual su acción es continua, él no se detiene en sus acciones. Pero estas acciones serán detenidas par un
tiempo (Apocalipsis 20:3) y definitivamente (Apocalipsis 20:8,10).
4.
Querubín.
“Querubín grande, protector” (Ezequiel 28:14). En el origen de su existencia poseía estos
títulos, quedándole solo el primero. Vemos que
Miguel no pudo emitir “Juicio de maldición”, porque su rango
(“arcángel”) es menor que el de Satanás, sino que lo dejó al Señor para que él
lo reprendiese. (Judas 1:9)
5. Acusador (Apocalipsis 12:10)
Se define acusador “como el que acusa o imputa un delito, una culpa o
falta”. Por ejemplo, en nuestro sistema jurídico, tenemos al fiscal que acusa a
un hechor ante los tribunales y busca una condena para su falta o delito.
Satanás siempre ha actuado así, y para ello tiene acceso hasta Dios (Job
1:9-11; 2:4,5), donde aprovecha de acusar a los creyente (Zacarías 3:1,2). Pero
si pecamos, sabemos que tenemos a nuestro abogado para con el Padre, así como
defendía al sumo sacerdote Josué, así nos defiende: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no
pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a
Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no
solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” (1Juan
2:1-2).
Llegará el momento en que ya
no tendrá más acceso a Dios para acusar a los hermanos, Juan nos indica: “Entonces
oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder,
y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado
fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro
Dios día y noche” (Apocalipsis 12:10).
6. Príncipe.
A Satanás se le
reconoce príncipe “de este mundo” (Juan 12:31; 16:11), príncipe
de la “potestad del aire” (Efesios 2:2) y como príncipe de los demonios (Mateo
9:34; 12:24; Marcos 3:22; Lucas 11:15).
Como Príncipe de este mundo, Satanás tiene
poder y autoridad: gobierna este mundo. En la tentación le entrega todos los
reinos del mundo: “Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria
de ellos; porque a mí me ha sido
entregada, y a quien quiero la doy”
(Lucas 4:6). Pero esta entrega no era desinteresada, sino que exigía que se le
reconociese por dios y él le adorase: “Si tú postrado me adorares, todos serán
tuyos” (v. 7).
Como “príncipe de la potestad
del aire” (Efesios 2:2) nos muestra al líder que actúa en nuestro entorno, bajo
la atmósfera, además indica el área en que actúa él y sus ángeles caídos. En esta
área es donde tiene el control que practica sobre los incrédulos.
Y por “príncipe de los
demonios” podemos entender la posición de líder de su ejército demoniaco
perfectamente organizado, que se dedica a esclavizar al ser humano sin Cristo
por medios físicos (adicciones, sexo, etc.) e idolátricos (religiosidad,
santería, ateísmo, etc.).
7. Dios de este siglo
Satanás siempre
ha querido ser Dios, en su rebeldía quiso quitar esa atribución a Dios
mismo (Ezequiel 28:11-19). Al ser echado del lugar de privilegio que poseía, no
se conforma con su situación. Imita a Dios haciéndose pasar por Dios,
consiguiendo que los seres humanos de estos tiempos (y los tiempos pasados) le
adoren a él a través de representaciones falsas de la Deidad (ídolos).
La
gran cantidad de ídolos e imágenes que han existido y existen, también tiene la
finalidad de empañar la propagación del evangelio. Dicho de otro modo, están creados para que la gente no vea la
salvación que Dios ofrece por medio del Señor Jesucristo. Pablo les decía los
Corintios en su segunda carta: “Pero
si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está
encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los
incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de
Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:4).
Desgraciadamente,
el incrédulo critica: “¿Cuál evangelio es el correcto?” Y lo hace con razón. El mismo movimiento
cristiano está siendo un estorbo para la predicación del verdadero Evangelio,
ya que han salido una cantidad considerable de “versiones cristianas” que lo
único que hacen es confundir y provocar que miren otro tipo de fe (llámese
religión). Satanás, el Dios de este siglo, ha hecho daño y ha penetrado en las
mismas asambleas (iglesias locales) con sus ideas divergentes. De esta forma
estorba e impide que otros lleguen al Camino de Salvación.
Si podemos expresar en pocas
palabras: como “dios de este mundo” contra el pensamiento humano en todas las
áreas con la única finalidad de oponerse a Dios como ya hemos dicho.
C. Representaciones.
1. Serpiente
La serpiente
representa la astucia y sagacidad. Ataca rápidamente mordiendo e inoculando el
veneno, que en el caso de Adán y Eva fue mortal (Génesis 3:1ss).
“Pero temo que como la
serpiente con su astucia engañó a Eva,
vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera
fidelidad a Cristo” (2 Corintios 11:3).
Al relacionar los dos pasajes
anteriores podemos compararlos con
nuestra realidad y ver como repetidas veces nos “extraviamos”; y al retornar
podemos ver la “astucia” y malicia que
utilizó para desviarnos. A veces exacerbando nuestras debilidades, aumentando
nuestros dolores; un enojo o rencor
profundamente guardado que lo hace emerger en el momento propicio; etc.
Por los años que han pasado
desde el primer encuentro con la raza humana ha pasado mucho tiempo y a
aprendido como seguir atacando a los que
no son suyos y seguir confundiendo a los suyos para que no vean la luz de la
salvación. Por el dicho: “más sabe el Diablo por viejo que por Diablo”. Por eso se le llama “serpiente antigua”, no por el tiempo, sino
por su capacidad de aprender e innovar en
los ataques.
2. Dragón
Esta metáfora habla de su naturaleza llena de ferocidad y lo horrible
que es su persona. El dragón nunca ha tenido una representación hermosa,
siempre provoca miedo; además su cuerpo es de color escarlata (de rojo intenso)
para dejar en claro su condición de homicida
y sanguinario (Apocalipsis 12:3; Juan 8:44): la sangre de sus victimas
cubre su cuerpo monstruoso y desfigurado.
3. Ángel de luz
En contraste con el punto anterior esta la
expresión “ángel de luz” (2 Corintios 11:14), porque nos habla de una
apariencia de belleza, pero encubre una carácter monstruoso y maligno.
La
expresión que encontramos en el pasaje citado, nos habla de la habilidad para
engañar, ya que él siendo un ángel hermoso (característica que conserva) puede engañar a los creyentes (cf. v15). Usando
una expresión popular para describir lo anterior: “es un lobo con piel de
cordero”.
Si se presentase en su verdadera condición
monstruosa, todos saldrían corriendo despavoridos, por eso usa la astucia (como
la serpiente) para usar un disfraz de belleza inusitada como es la de un “ángel
de luz” y lo mismo hacen sus seguidores.
4. León
Rugiente
La
figura “como león rugiente” (1 Pedro 5:8) nos habla de un ser hambriento que
busca alimento para devorar y saciar su hambre. Para ello utiliza como medio
las persecuciones, como estaba sucediendo en los días del apóstol Pedro. O también la hostilización para que no se
predique el evangelio y se quede callado.
En fin, ruge para dar temor y así el creyente tenga que ocultarse.
Debemos
tener en cuenta que el rugido es una advertencia de que anda cerca y debemos
tener el cuidado de acercarnos más al Señor, porque si sufrimos aquí reinaremos
con Él (2 Timoteo 2:12).
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