jueves, 30 de septiembre de 2021

CAVANDO Y PLANTADO UN HUERTO

 


Las hormigas cortadoras de hojas viven en muchas partes de los trópicos de América del Norte, Central y del Sur. Por lo general se las ve marchando una por una en fila india a lo largo de un sen­dero. Este sendero ha sido alisado por miles de pequeños pies de hormiga. Cada hormiga del desfile lleva un trozo de hoja verde que porta en su fuerte boca, y sostiene el trozo enhiesto sobre su ca­beza. Puede que pienses que este desfile es interesante de ver, pero estas hormigas están trabajando mucho para ganarse la vida. Están llevando estas hojas para ayudar a cultivar hongos en sus hor­migueros […] Empleará esta hoja para fertilizar el huerto subterráneo. Entonces encuentra su lugar en la fila, y marcha lenta y cuidadosamente de vuelta al hormiguero.

A veces una hormiga conseguirá una pieza que parece dema­siado grande para llevar. Entonces perderá su puesto en la línea y puede incluso que el tamaño de la hoja le haga dar una voltereta. ¡Pero no ceja! Se vuelve a poner sobre sus pies, y se retuerce y se vuelve hasta que consigue poner la hoja otra vez sobre su cabeza. Cuando por fin tiene la hoja en su lugar, se une a las otras en su marcha de regreso hacia el hormiguero.

Un hortelano puede ser una persona de cualquier edad que vive en cualquier parte del mundo. Puede que cultive su huerto para alimentar a su familia, o sencillamente como jardín para disfrutar de algunas hermosas flores.

Él es quien decide cuándo plantar su huerto y escoge un lugar determinado donde plantarlo. Comienza a trabajar, aunque la tierra pueda ser difícil de preparar y el tiempo sea demasiado frío o cá­lido. Un buen hortelano tiene que seguir trabajando semana tras semana. A veces trabaja más que en otras ocasiones porque sus plantas lo necesitan. Sigue trabajando incluso en medio de dificul­tades. También tiene que esperar con paciencia la lluvia y el creci­miento de las plantas.

Las hormigas hortelanas y los horticultores son buenos ejem­plos para los cristianos. Nos enseñan a preparar con paciencia la cosecha y a persistir en la tarea aún en tiempos difíciles. Las hor­migas preparan su huerto subterráneo cuando recogen hojas para el hormiguero. No cejan cuando las cosas se les ponen difíciles. Siguen trabajando día tras día llevando a casa sus hojas incluso cuando la vida es difícil. Debemos recordar que estamos de camino a nuestro HOGAR en el cielo, Filipenses 3:20.

[…]

Las hormigas y los horticultores tienen también una meta fija. La meta de la hormiga es mantenerse en el camino y llevar un trozo de hoja al nido para ayudar a que el huerto produzca alimentos. La meta del horticultor es cultivar frutas, hortalizas o flores. La meta del creyente es producir fruto espiritual, hacer la obra de Dios, Hechos 20:24 y verle un día a El cara a cara, Filipenses 1:21-24.

Adela de Letkeman, Las asombrosas hormigas, capitulo 12.

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