A
veces una hormiga conseguirá una pieza que parece demasiado grande para
llevar. Entonces perderá su puesto en la línea y puede incluso que el tamaño de
la hoja le haga dar una voltereta. ¡Pero no ceja! Se vuelve a poner sobre sus
pies, y se retuerce y se vuelve hasta que consigue poner la hoja otra vez sobre
su cabeza. Cuando por fin tiene la hoja en su lugar, se une a las otras en su
marcha de regreso hacia el hormiguero.
Un
hortelano puede ser una persona de cualquier edad que vive en cualquier parte del
mundo. Puede que cultive su huerto para alimentar a su familia, o sencillamente
como jardín para disfrutar de algunas hermosas flores.
Él
es quien decide cuándo plantar su huerto y escoge un lugar determinado donde
plantarlo. Comienza a trabajar, aunque la tierra pueda ser difícil de preparar
y el tiempo sea demasiado frío o cálido. Un buen hortelano tiene que seguir
trabajando semana tras semana. A veces trabaja más que en otras ocasiones
porque sus plantas lo necesitan. Sigue trabajando incluso en medio de dificultades.
También tiene que esperar con paciencia la lluvia y el crecimiento de las
plantas.
Las
hormigas hortelanas y los horticultores son buenos ejemplos para los
cristianos. Nos enseñan a preparar con paciencia la cosecha y a persistir en la
tarea aún en tiempos difíciles. Las hormigas preparan su huerto subterráneo
cuando recogen hojas para el hormiguero. No cejan cuando las cosas se les ponen
difíciles. Siguen trabajando día tras día llevando a casa sus hojas incluso
cuando la vida es difícil. Debemos recordar que estamos de camino a nuestro
HOGAR en el cielo, Filipenses 3:20.
[…]
Las
hormigas y los horticultores tienen también una meta fija. La meta de la
hormiga es mantenerse en el camino y llevar un trozo de hoja al nido para ayudar
a que el huerto produzca alimentos. La meta del horticultor es cultivar frutas,
hortalizas o flores. La meta del creyente es producir fruto espiritual, hacer
la obra de Dios, Hechos 20:24 y verle un día a El cara a cara, Filipenses
1:21-24.
Adela
de Letkeman, Las asombrosas hormigas, capitulo 12.
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