sábado, 9 de junio de 2012

Teología Propia


La Santísima Trinidad


Introducción.
           


            La doctrina de la Trinidad es una de las que más controversia ha originado en la historia del Cristianismo. Esto porque no se encuentra en forma explícita en las escrituras así como encontramos la doctrina de la anunciación del Señor, de su nacimiento, de muerte y resurrección.  Pero porque no aparezca en forma explícita no es menos verdadera. Hemos analizado en el punto anterior la doctrina de la providencia de Dios y ella no es negada por nadie, sino que es aceptada por todos solo con variante en la forma de exponerla, pero en esencia es la misma.
            En cambio cuando se habla de la Santísima Trinidad tenemos “cristianos” que la niegan por completo, declarándola como anti escrituraria, porque esta no tiene una racionalidad  totalmente clara como las demás doctrinas que la escritura posee. “En un último análisis la doctrina de la Trinidad es un misterio profundo que la mente finita no puede sondear… Es una doctrina  que ha de creerse, aunque no se pueda entender por completo”  (William Evans).
                       
LA DOCTRINA.
            La doctrina es una contraposición a quienes enseñan  que existen tres dioses separados,  y, al mismo tiempo, no se está negando lo que se enseña en el Antiguo Testamento, que Dios es UNO solo  y que no existe una multitud de dioses.
            La enseñanza de la doctrina de la Trinidad encontrada en el nuevo testamento es complementaria a la enseñanza que Dios es UNO en esencia y voluntad, y que también existe eternamente en  tres personas: Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo; y estos son UNO solo.  El Antiguo Testamento enfatiza la unidad de Dios. Dios sí mismo  una pluralidad, ni es uno entre muchos otros. Se enfatiza que es uno solo y único: “Oye,  Israel: Jehová nuestro Dios,  Jehová uno es” (Deuteronomio 6:4).  Y Él exige la más absoluta lealtad, por lo mismo exigía toda exclusión de los dioses ajenos (Deuteronomio 5:7ss; Éxodo 20:1ss),  sólo nos basta leer el libro de Deuteronomio para ver lo reiterativo  y repetitivo: que el pueblo de Israel no debe inclinarse hacia los dioses de los pueblos que habitaban Canaán.
            Esta verdad es revelada después que el Señor Jesucristo se encarnó, en los escritos del nuevo testamento. Es decir, fue el mismo que la manifestó  al declarar que existe un Padre, un Hijo y el Espíritu Santo. Esta verdad no contradice a lo que el A.T. declara con firmeza,  sino que la confirma (Gá 3:20), pero también enfatiza que el Señor Jesucristo  es Dios (Juan 8.58); y el Espíritu Santo está al mismo nivel que el Padre y el Hijo (leer Juan 14-16 donde se enfatiza la igualdad entre Él y el Señor Jesucristo).
Usando  la siguiente analogía - que puede ser no del todo adecuada -, cuando se establece un contrato, en él  se estipulan  condiciones y clausulas que el contrayente reconoce como válidas para toda actividad que se desarrolle en base a lo establecido en este.  Del mismo modo, cuando una persona acepta al Señor Jesucristo, establece -por decirlo de este modo- un reconocimiento de  Él como Señor y Salvador. Si Él no tuviese la característica de una persona Divina que se hizo hombre, su sacrificio hubiese sido un sacrificio focalizado producto de la crueldad imperante en la época que vivió. Pero al ser un hombre perfecto (puesto que era Dios hecho semejante a los hombres, Filipenses 2:6ss)  y sin pecado, era el prototipo perfecto para la Obra Magna de Salvación. Es más, como ya hemos indicado,  Él indicaba que era Dios y aceptó la adoración que le correspondía (Juan 9:36-38). Él mismo  indicó que cuando volviese al Padre que lo había enviado, enviaría a un consolador que era igual en dignidad a Él.  Por  lo cual, el Reconocer al Señor Jesucristo como Dios, implica reconocer al Padre como  Dios y al Espíritu Santo como Dios.
                Tal es la enseñanza que tenemos de la trinidad, que la reconocemos cuando leemos en el Cielo Santifican  Dios como “Santo, Santo, Santo” (Apocalipsis 4:8; Isaías 6:3), y en esta declaración vemos a cada una de la Personas de la Trinidad. Cuando oramos, tenemos la seguridad que podemos acercarnos al Padre por medio del Hijo, y sabemos que el Espíritu Santo lleva nuestras oraciones acomodándolas de modo que queden presentables (Romanos 8:26).  Cuando cantamos en la Cena Señor himnos, como:

A nuestro Padre Dios
Demos en alta voz, gloria a él:
Al Dios que nos amó
De modo que nos dio
Al Hijo que murió: ¡gloria a él!

A nuestro Salvador
Rindamos con fervor, gloria a él:
Su sangre derramó,
Con ella nos lavó,
El cielo nos abrió: ¡Gloria a él!

Por el Consolador
Que diónos el Señor ¡load a Dios!
Mora en la eternidad
La santa trinidad:
¡Hermanos, alabad al trino Dios!

(Henry C. Riley 1835-1872)

…o
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! Señor omnipotente,
Siempre el labio mío loores te dará;
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! te adoro reverente,
Dios en tres personas, bendita Trinidad.
(Reginald Heber 1783-1826)

…estamos alabando a la Santísima Trinidad

Definición.
            La Palabra Trinidad ciertamente no aparece en la escritura, sino que es un concepto teológico para definir lo que la doctrina enseña. Tal vez no es la más adecuada para expresarla en un solo concepto. Sin embargo, es un nombre conceptual, por ejemplo: cuando los matemáticos exponen sus guarismos nuevos o los científicos exponen sus teorías le dan un nombre que define sus teorías, lo expresan con un concepto. Por ejemplo, la teoría de la relatividad  de Einstein,  etc.
            Hemos dicho que la palabra Trinidad no es la más adecuada para expresar la enseñanza, pero perfectamente se pueden expresar esta misma con los siguientes términos: “Tri Unidad”, “Trina Deidad”, “Trinidad Divina” o “Divina Trinidad”.
            La definición simple de la doctrina que  Dios es manifestado en tres Personas que son El Padre, El Hijo y el Espíritu Santo. Los tres coeternos y son iguales  en sustancia, pero tienen características que los hace distintos.  
            Utilizamos el término “personas” para referirnos a cada uno de los integrantes de la trinidad. Esta palabra no representa todo lo que es en sí cada uno de ellos, pero no tenemos otra mejor (para nuestra comprensión) para expresar lo que entendemos de esta bendita doctrina.

Lo que dice la escritura.
            La doctrina no es pura galimatía, es decir algo tan enredado que no podemos comprender. Si bien es cierto que nunca la comprenderemos del todo,  la divina escritura nos da lo suficiente como para comprender este tema y tenerlo como una doctrina fundamental en nuestra fe personal.

En el Antiguo testamento.
            En el antiguo Testamento  esta doctrina se insinúa más bien que declara. No lo encontramos de una forma tan específica como la vamos a encontrar en el Nuevo Testamento.
            Se infiere la doctrina de la Santa Trinidad por el plural del nombre de Dios. El nombre “Elohim”  es una forma plural y lo encontramos al inicio de la Escritura en la creación de todo lo que existe (Génesis 1:1); además este nombre plural está unido a un verbo singular que es “crear”. Además  encontramos pronombres personales  como hagamos, nuestra, nosotros, descendamos, confundamos. Los siguientes versículos reflejan lo anteriormente expresado: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen,  conforme a nuestra semejanza;  y señoree en los peces del mar,  en las aves de los cielos,  en las bestias,  en toda la tierra,  y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” (Génesis 1:26). “Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros,  sabiendo el bien y el mal;  ahora,  pues,  que no alargue su mano,  y tome también del árbol de la vida,  y coma,  y viva para siempre” (Génesis 3:22). “Ahora,  pues,  descendamos,  y confundamos allí su lengua,  para que ninguno entienda el habla de su compañero” (Génesis 11:7).  “Después oí la voz del Señor,  que decía:   ¿A quién enviaré,  y quién irá por nosotros?  Entonces respondí yo: Heme aquí,  envíame a mí” (Isaías 6:8).
            Además encontramos las Teofanías del Ángel de Jehová que nos muestra al Señor Jesucristo antes de la encarnación (Génesis 16 y 18). Y en relación al Espíritu Santo encontramos expresiones que nos habla de Él en los siguientes versículos: Y la tierra estaba desordenada y vacía,  y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo,  y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas (Génesis 1:2). “… y lo he llenado del Espíritu de Dios,  en sabiduría y en inteligencia,  en ciencia y en todo arte…” (Éxodo 31:3). Y el Espíritu de Jehová vino sobre él,  y juzgó a Israel,  y salió a batalla,  y Jehová entregó en su mano a Cusan-risataim rey de Siria,  y prevaleció su mano contra Cusan-risataim.  (Jueces 3:10). “Entonces el Espíritu de Jehová vino sobre Gedeón,  y cuando éste tocó el cuerno,  los abiezeritas se reunieron con él” (Jueces 6:34). “Y el Espíritu de Jehová vino sobre Sansón,  quien despedazó al león como quien despedaza un cabrito,  sin tener nada en su mano;  y no declaró ni a su padre ni a su madre lo que había hecho” (Jueces 14:6). “Y el Espíritu de Jehová vino sobre Sansón,  quien despedazó al león como quien despedaza un cabrito,  sin tener nada en su mano;  y no declaró ni a su padre ni a su madre lo que había hecho” (Jueces 14:6).

En el nuevo testamento.
            Aquí tenemos claramente expresada la doctrina de la Trinidad. Aquí no se insinúa como en el Antiguo Testamento, sino que se declara explícitamente. 
1.      La encontramos en el bautismo del Señor Jesucristo que se encuentra en Mateo 3:16,17. Aquí encontramos que el Padre habla desde el cielo; el Hijo es bautizado y recibe al Espíritu Santo en forma de Paloma.
2.      También la encontramos en  Mateo 28:19 que habla de la forma bautismal: “… bautizándolos en el nombre del Padre,  y del Hijo,  y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19). Es importante hacer notar la unidad en la Trinidad. Notemos que se menciona en singular  la palabra “nombre”.
3.      Pablo se despide de los Corintios (2 Corintios 13:14) con una bendición que se expresa del siguiente modo: “La gracia del Señor Jesucristo,  el amor de Dios,  y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros (2 Corintios 13:14). Notemos que este versículo no pone al Padre en primer lugar sino al Señor Jesucristo, indicado que los tres son iguales  en potestad.
4.      El mismo Señor enseña en Juan 14:16 que pedirá al Padre otro Consolador que va estar con cada creyente para siempre, ya que el Señor iba a retornar a donde el Padre.

Pruebas de La Deidad.
            Las mismas escrituras nos dan la prueba de la Deidad que cada una de las personas que componen la Santa Triada (Trinidad).

Padre
            Con respecto al Padre casi no existe controversia respecto a su persona, excepto de la doctrina llamada “Solo Jesús” o de alguna otra que no acepta la doctrina de la Trinidad.  Ante esto veamos lo que la Escritura tiene que decir:
a)      Trabajad,  no por la comida que perece,  sino por la comida que a vida eterna permanece,  la cual el Hijo del Hombre os dará;  porque a éste señaló Dios el Padre (Juan 6:27).
b)      “Ninguno puede venir a mí,  si el Padre que me envió no le trajere;  y yo le resucitaré en el día postrero. Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios.  Así que,  todo aquel que oyó al Padre,  y aprendió de él,  viene a mí. No que alguno haya visto al Padre,  sino aquel que vino de Dios;  éste ha visto al Padre” (Juan 6:44-46).
c)      “… a todos los que estáis en Roma,  amados de Dios,  llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros,  de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”  (Romanos 1:7)
d)     “… elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu,  para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas” (1 Pedro 1:2).
e)      Paz sea a los hermanos,  y amor con fe,  de Dios Padre y del Señor Jesucristo (Efesios 6:23).
f)       …y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor,  para gloria de Dios Padre (Filipenses 2:11).
g)      Y todo lo que hacéis,  sea de palabra o de hecho,  hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús,  dando gracias a Dios Padre por medio de él (Colosenses 3:17).

Hijo
            En Relación al Señor Jesucristo se le reconoce como Dios por las siguientes razones:

a)      El mismo alegó tener atributos  que son sólo posible en Dios como la Omnisciencia. En Mateo 9:4 el Señor determina cuales eran los pensamientos de los escriban que murmuraban.   En Mateo 28:18 se declara la Omnipotencia del Señor. Y en el versículo  20 del mismo capítulo muestra su Omnipresencia, porque iba a estar  hasta el fin del mundo con los creyentes.
b)      El realizó acciones que un ser humano corriente no podría hacer y que son propias de Dios, y que sus propios detractores tuvieron que reconocer a regañadientes: perdonar pecados (Marcos 2.1-12), resucitar muertos (Juan 12:9).
c)      El Nuevo Testamento le atribuye otras características  que son propias de Dios. (1) Todas las cosas subsisten en él (Colosenses 1:17). (2) Él hizo todas las cosas que existen en la naturaleza (Juan 1:3). (3) Todo Juicio le ha sido dado a Él (Juan 5:27).
d)     En Juan 1:1, la parte final de este versículo es el que mejor declara la deidad del Señor Jesucristo: “… y el Verbo era Dios”.
e)      El antiguo Testamento declara en una profecía con respecto a la venida del Señor Jesucristo: “Porque un niño nos es nacido,  hijo nos es dado,  y el principado sobre su hombro;  y se llamará su nombre Admirable,  Consejero,  Dios Fuerte,  Padre Eterno,  Príncipe de Paz (Isaías 9:6). Y el autor inspirado de hebreos (1:8) declara citando Salmo 45:6: “Mas del Hijo dice: Tu trono,  oh Dios,  por el siglo del siglo;   Cetro de equidad es el cetro de tu reino”  (Hebreos 1:8).
Espíritu Santo
            Con respecto a la Deidad del Espíritu Santo, tenemos los siguientes versículos que la prueban.
a)      En el Libro de los Hechos, en relación al pecado de Ananías y Safira, se indica que el pecado de ellos fue contra el Espíritu Santo y Pedro lo asocia a Dios (Hechos 5:3-4).
b)      Posee atributos que son propios de Dios. (1) La omnisciencia, ya que él escudriña en lo profundo del corazón de Dios (1 Corintios 2:10). (2)  La Omnipresencia  del Espíritu Santo  ya que está presente en todos los creyentes (1 Corintios 6:19). (3) Regenera a las personas (Juan 3:5-8), la cual es una obra de Dios.
c)      Es igual a Dios Padre y a Dios Hijo. Cuando el Señor promete que dará otro Consolador en Juan14:16, este “Otro” es igual al que reemplaza, ya que en el original la palabra “álos” designa esta característica.    
Ilustrando la doctrina de la Tri-Unidad.
     
            «Cuando todavía no había estrella que siguiera su curso, sol que arrojase sus torrentes de luz y energía a través del espacio, ni sistemas de estrellas y soles que se moviesen a través del espacio infinito en curvas poderosas y relaciones uniformes, existía Dios; Él, el Eterno que no tuvo comienzo, que está por sobre todo el curso del tiempo, el que, en armonía que está por sobre toda explicación, posee unidad y vida, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, la base de la eternidad, el Viviente, el único Dios.”
             “Tres personas divinas, un solo Dios; el Hijo uno en esencia con el Padre, sin embargo, voluntariamente subordinado a Él (1 Co. 15:28), la Causa de todas las causas, no obstante, Él mismo no tuvo causa. Verdaderamente, éstos son misterios sobre misterios. Aquí el espíritu finito está siempre ante el enigma de lo infinito. El pensamiento limitado por el tiempo  a través de toda la eternidad no podrá penetrar la esfera de lo supra mundano, y lo supra temporal, porque algo puede ser discernido solamente por lo semejante, y por lo tanto Dios solamente por Dios. »
«No pudiendo ser explicado de ningún modo, el divino misterio de la trinidad en unidad permite que se le represente ante el ojo del hombre espiritual mediante la figura matemática del triángulo, y de este modo a través de aquella región del pensamiento y la percepción humana con la que más que con otras parece estar en contradicción. Los padres de la iglesia ya habían señalado esto a principios de la historia del cristianismo. Porque de todas las formas el triángulo es la primera. Ni el punto, como simple objeto del pensamiento: ni la línea: como simple extensión, tienen forma. Pero el triángulo, aunque contiene tres líneas y tiene tres vértices, es de todas las figuras la primera, o, por decirlo así, la figura «Uno», que es completa, tiene unidad, uniendo en si, en forma armoniosa, los números tres y uno, y por lo tanto fue usada al principio como símbolo de la Deidad» (Erich Sauer, De eternidad a eternidad, Cap. 1).
            El gráfico  muestra un triangulo equilátero en que en cada una de las aristas se  encuentran las palabras “Padre”, “Hijo” y  “Espíritu Santo” que representa a las tres personas de la Trinidad. Por fuera de triangulo existe la frase “No es” que indica que el Hijo no es e Padre y no “No es” el Espíritu Santo. El Padre no es ni el Hijo ni el Espíritu Santo. Y el Espíritu Santo no es el Hijo ni el Padre.
            Desde cada ángulo sale una flecha hacia el centro, donde se encuentra la palabra “DIOS” acompañada de la palabra “Es”. Lo anterior quiere decir que el Padre es Dios, que el Hijo es Dios y que el Espíritu Santo es Dios.

Los Errores doctrinales
            Debido a la mala compresión de la doctrina, surgieron diferentes creencias en relación a la Trinidad, las cuales desvirtúa completamente a la enseñanza que la Biblia da sobre esta verdad. Además contribuyó a esta desvirtuación, la inclusión de pensamientos filosóficos paganos, principalmente el neoplatonismo. En palabras de Ryrie: «No hay que extrañarse que una doctrina difícil como esta haya sido el punto focal de muchos errores cometidos a lo largo de la historia de la Iglesia» (Síntesis  de doctrina Cristiana).
            Debido  a la aparición de estas doctrinas erróneas, muchos creyentes que querían defender a la verdadera doctrina, cayeron  en el mismo error a crear otras doctrinas heréticas.

A)    El Subordinacionismo.
            Esta doctrina  ha surgido a raíz  de la influencia neoplatónica, y enseña que solo el Padre es verdadero Dios, y las otras dos personas son seres participantes, de alguna forma,  de lo divino. En resumen, seres creados, nunca iguales a Dios.
            Esta doctrina tiene dos exponentes, aunque estas diferían entre sí.
a)      El Arrianismo: Arrio, presbítero de Alejandría, defendía que Cristo (el Verbo) era una criatura, al que había servido de instrumento para crear toda la creación. Por tanto, era un ser “limitado y contingente” que no puede entrar en contacto con un Dios transcendente.
b)      El Macedonianismo: Es un una corriente semiarriana que fue impuesta por el patriarca Macedonio, y sostiene que el Espíritu Santo es un ser creado por el Hijo.

B)    El Monarquianismo
Del griego “monos” (único) y “arkhé” (principio).  En un comienzo la expresión era usada para expresar la Verdad que hay un solo Dios, creador y gobernador del Universo. Pero en la lucha contra los gnósticos y semi arrianos, suscitó una doctrina herética con principios en el judaísmo que negaba la trinidad.
Esta enseñanza se divide en dos conceptos:
a)      Dinámico o adopcionista: Enseña que Jesús fue un hombre a quien el Espíritu santo  dio poder especial en su bautismo. Es decir, ve a Cristo como un mero hombre, cuya consecuencia de ser portador del Logos (palabra) o Revelación de Dios, pero sin ser la esencia de Dios. En relación al Espíritu, es el poder de Dios que controlaba todas las palabras y obras de Cristo.
Esta doctrina fue enseñada primero Teodoto el Curtidor; y una variante de la misma, fue defendida por Pablo de Samosata en el siglo III, y por Teodocio  de Bizancio.

b)      Modalista: Esta doctrina más influyente intentaba mantener la unidad de Dios sino también la deidad completa de Dios, afirmaba que el Padre fue encarnado en el Hijo. Es decir,  reconocía a Dios en una sola persona (huiopatér = Hijo y Padre) con tres modos distintos de manifestarse: como Creador (Padre), como Redentor (Hijo) y como santificador (Espíritu santo).
Esta doctrina fue difundida por Sibelio heresiarca del Siglo III, por lo cual  ha sido conocido por el nombre de Sibelismo.

C)    El Triteísmo.
Indica que esta doctrina que existen tres dioses iguales en todos los atributos divinos, pero distintos entre sí. Algunos de los seguidores de esta idea son  Juan Ascunages y Juan Filópono.

LOS ERRORES MODERNOS.
            En la actualidad estos mismos errores son rescatados y se vuelven a repetir arrastrando a muchas personas al error. Revisemos en estor términos aquellos grupos modernos que respaldan las herejías estudiadas.
a)    Subordinacionismo. Un grupo sumamente conocido por llevar esta doctrina en sus enseñanzas son los denominados Testigos de Jehová. Ellos llevan el germen de la doctrina de arriano y de los postulados de “Faustus  Socinus”
b)   Modalista. Grupos modernos en esta categoría general son los Pentecostales Unitarios conocidos como las Iglesias Pentecostales Unidas y Apostólicas Unidas. Sin embargo, los Modalistas sostienen actualmente que el nombre de Dios es Jesús. También requieren el bautismo para salvación “en el nombre de Jesús” no en “el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”.
c)    Triteista. En el día de hoy, los Mormones son triteístas; pero con un pequeño giro. El Mormonismo enseña que hay muchos dioses en el universo pero que ellos—los mormones— sólo sirven y adoran a uno sólo. Para ellos, en la tierra, la divinidad son realmente tres dioses separados: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

HISTORIA.
            En el año 215 d. C., Tertuliano fue el primero en usar el término Trinidad (trinitas). Anteriormente, Teófilo de Antioquía ya había usado la palabra griega – τριάς -- trias (tríada) para referirse a Dios, su Verbo (Logos) y su Sabiduría (Sophia). Tertuliano diría que «los tres son uno, por el hecho de que los tres proceden de uno, por unidad de substancia». Es posible que ninguno de los dos entendiese cabalmente la doctrina de la Trinidad, pero ellos tienen la importancia que fueron los primeros en establecer las bases.
            Posterior a esto se comenzaron a diseminar las diferentes herejías sobre la Santísima Trinidad, hasta que se llegó al concilio de Nicea.
            El concilio de Nicea se estableció para intentar arreglar las disputas referentes a las distintas doctrinas sobre la Trinidad concentrando en la relación entre el Padre y el Hijo. Atanasio quería que se afirmara que el Hijo era de la misma sustancia que el Padre; otros grupos  querían que se dijera “de sustancia similar”; y otro, los arrianos, de una sustancia diferente.
            Al finalizar el concilio, la afirmación de Atanasio fue aceptada como dogma, pero no fue aceptada por todas las partes. En cuanto al Espíritu santo no se hizo ninguna afirmación particular.
            En la segunda mitad  del siglo IV tres teólogos de Capadocia le dieron forma definitiva a la doctrina y ellos fueron Basilio de Cesárea, Gregorio Niceno y Gregorio Nacioceno.
            En el concilio de Constantinopla (año 381) se estableció para aclarar las controversias  en relación al Espíritu Santo, ya que algunos lo consideraban de “semejante substancia con el Padre”.  En este concilio  se indicó que éste debe ser  adorado y glorificado  junto con el Padre y el Hijo.
            Agustín de Hipona (354 – 430) enseñaba que cada una de las tres personas de la Trinidad “posee la esencia íntegra y que todos son interdependientes entre sí”.
            El Sínodo de Toledo (589)  entre otras cosas estableció, siguiendo el credo de Constantinopla,  que el “Espíritu Santo procedía del Padre y del Hijo”. De este modo se completó la doctrina como actualmente la conocemos.

¿Donde se Visualiza la doctrina de la Trinidad?
            Para responder esta pregunta, podemos considerar cinco puntos que se encuentran en la misma escritura.
a)      En la doctrina de la redención, donde participan las tres personas de la Deidad (Juan 3:6, 16; Apocalipsis 13.8)
b)      La doctrina de Revelación, donde el Hijo y el Espíritu Santo  comunican la verdad de Dios (Juan 1:18; 16:13).
c)      La comunión y el amor del Dios mismo solamente es posible en un concepto Trinitario y es semejante a la comunión del creyente con Cristo (Juan  14:17).
d)     Prioridad sin inferioridad de la Trinidad es base para las relaciones propias entre hombre y mujeres (1 Corintios 11:3).
e)      La oración. Nos dirigimos al Padre en el nombre de Cristo según el Espíritu Santo nos dirige (Juan 14:14; Efesios 1:6; 2:18; 6:18).

Alegorías en la Naturaleza.
            Para entender el Misterio de la Trinidad, podemos visualizar en la naturaleza hechos semejantes que nos pueden ilustrar esta doctrina.
a)      El agua. Que se puede encontrar en estado líquido, sólido (hielo) y gaseoso (vapor).  Estos tres estados son distintos entre sí, pero cada uno de ellos es agua.
b)      La electricidad  produce movimiento, luz y calor.
c)      El sol es un astro; el sol despide luz y calor. A estas tres cosas llamamos sol. Decimos que el sol tiene medida (astro),  da  luz y da calor. Cada una es distinta, y  no hay más que un sol.
d)     El triángulo tiene tres lados; si se quita un lado, deja de ser un triángulo.
e)      La  biblia enseña que el hombre “fue hecho a imagen y semejanza” de Dios. Por tanto,  el hombre es uno y posee una naturaleza triple: cuerpo, alma y espíritu.

Conclusión.
            Moisés dijo a los hebreos que esperaban en los campos de Moab para pasar el Jordán a la tierra prometida: “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios;  mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre,  para que cumplamos todas las palabras de esta ley” (Deuteronomio 29:29). El hombre al querer encontrar explicaciones a todo, lo ha llevado a crear doctrinas erróneas tanto en aspecto “negativo” como “positivo”. Es decir, hubieron cristianos que formularon doctrinas que en si eran erróneas por interpretar mal los textos bíblicos; y hubieron otros que queriendo defender la verdadera doctrina, desarrollaron  enseñanzas que también era heréticas.
            “Al estudiar las escrituras no se puede dejar de pensar que ella [la doctrina de la Trinidad] es enseñada correctamente, un Dios, tres personas” (William Evans).
            Debemos entender que la Biblia contiene lo que debemos saber, no más, nada menos, con ello debemos conformarnos, lo demás pertenece a Dios en soberanía.
            En relación a la doctrina de la Trinidad, si bien es cierto que es una doctrina difícil de entender con nuestros sentidos finitos, un misterio, hay que aceptarla por fe. Cada elemento de esta enseñanza se encuentra en las palabras que Dios nos ha querido dejarnos. Sin embargo, podemos entender algo de su verdad resumiendo las enseñanzas de la Biblia en tres afirmaciones:
1. Dios es tres personas
2. Cada persona es plenamente Dios
3. Hay sólo un Dios

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