La Santísima Trinidad
Introducción.
La doctrina de la
Trinidad es una de las que más controversia ha originado en la historia del Cristianismo.
Esto porque no se encuentra en forma explícita en las escrituras así como
encontramos la doctrina de la anunciación del Señor, de su nacimiento, de
muerte y resurrección. Pero porque no
aparezca en forma explícita no es menos verdadera. Hemos analizado en el punto
anterior la doctrina de la providencia de Dios y ella no es negada por nadie,
sino que es aceptada por todos solo con variante en la forma de exponerla, pero
en esencia es la misma.
En cambio cuando se
habla de la Santísima Trinidad tenemos “cristianos” que la niegan por completo,
declarándola como anti escrituraria, porque esta no tiene una racionalidad totalmente clara como las demás doctrinas que
la escritura posee. “En un último análisis la doctrina de la Trinidad es un
misterio profundo que la mente finita no puede sondear… Es una doctrina que ha de creerse, aunque no se pueda entender
por completo” (William Evans).
LA DOCTRINA.
La doctrina es una
contraposición a quienes enseñan que
existen tres dioses separados, y, al mismo
tiempo, no se está negando lo que se enseña en el Antiguo Testamento, que Dios
es UNO solo y que no existe una multitud
de dioses.
La
enseñanza de la doctrina de la Trinidad encontrada en el nuevo testamento es
complementaria a la enseñanza que Dios
es UNO en esencia y voluntad, y que también existe eternamente en tres personas: Dios el Padre, Dios el Hijo y
Dios el Espíritu Santo; y estos son UNO solo. El Antiguo Testamento enfatiza la unidad de
Dios. Dios sí mismo una pluralidad, ni
es uno entre muchos otros. Se enfatiza que es uno solo y único: “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es” (Deuteronomio 6:4). Y Él exige la más absoluta lealtad, por lo
mismo exigía toda exclusión de los dioses ajenos (Deuteronomio 5:7ss; Éxodo
20:1ss), sólo nos basta leer el libro de
Deuteronomio para ver lo reiterativo y
repetitivo: que el pueblo de Israel no debe inclinarse hacia los dioses de los
pueblos que habitaban Canaán.
Esta verdad es revelada
después que el Señor Jesucristo se encarnó, en los escritos del nuevo testamento.
Es decir, fue el mismo que la manifestó
al declarar que existe un Padre, un Hijo y el Espíritu Santo. Esta
verdad no contradice a lo que el A.T. declara con firmeza, sino que la confirma (Gá 3:20), pero también
enfatiza que el Señor Jesucristo es Dios
(Juan 8.58); y el Espíritu Santo está al mismo nivel que el Padre y el Hijo
(leer Juan 14-16 donde se enfatiza la igualdad entre Él y el Señor Jesucristo).
Usando la siguiente analogía - que puede
ser no del todo adecuada -, cuando se establece un contrato, en él se estipulan condiciones y clausulas
que el contrayente reconoce como válidas para toda actividad que se desarrolle
en base a lo establecido en este. Del mismo modo, cuando una persona
acepta al Señor Jesucristo, establece -por decirlo de este modo- un
reconocimiento de Él como Señor y Salvador. Si Él no tuviese la
característica de una persona Divina que se hizo hombre, su sacrificio hubiese
sido un sacrificio focalizado producto de la crueldad imperante en la época que
vivió. Pero al ser un hombre perfecto (puesto que era Dios hecho semejante a
los hombres, Filipenses 2:6ss) y sin pecado, era el prototipo perfecto
para la Obra Magna de Salvación. Es más, como ya hemos indicado, Él
indicaba que era Dios y aceptó la adoración que le correspondía (Juan 9:36-38).
Él mismo indicó que cuando volviese al Padre que lo había enviado,
enviaría a un consolador que era igual en dignidad a Él. Por lo
cual, el Reconocer al Señor Jesucristo como Dios, implica reconocer al Padre como
Dios y al Espíritu Santo como Dios.
Tal es la enseñanza que tenemos de la trinidad, que la reconocemos cuando
leemos en el Cielo Santifican Dios como “Santo, Santo, Santo” (Apocalipsis
4:8; Isaías 6:3), y en esta declaración vemos a cada una de la Personas de la
Trinidad. Cuando oramos, tenemos la seguridad que podemos acercarnos al Padre
por medio del Hijo, y sabemos que el Espíritu Santo lleva nuestras oraciones
acomodándolas de modo que queden presentables (Romanos 8:26). Cuando cantamos en la Cena Señor himnos, como:
A nuestro Padre Dios
Demos en alta voz, gloria a él:
Al Dios que nos amó
De modo que nos dio
Al Hijo que murió: ¡gloria a él!
A nuestro Salvador
Rindamos con fervor, gloria a él:
Su sangre derramó,
Con ella nos lavó,
El cielo nos abrió: ¡Gloria a él!
Por el Consolador
Que diónos el Señor ¡load a Dios!
Mora en la eternidad
La santa trinidad:
¡Hermanos, alabad al trino Dios!
(Henry C. Riley 1835-1872)
…o
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! Señor omnipotente,
Siempre el labio mío loores te dará;
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! te adoro reverente,
Dios en tres personas, bendita Trinidad.
(Reginald Heber
1783-1826)
…estamos alabando a la Santísima Trinidad
Definición.
La Palabra Trinidad
ciertamente no aparece en la escritura, sino que es un concepto teológico para
definir lo que la doctrina enseña. Tal vez no es la más adecuada para
expresarla en un solo concepto. Sin embargo, es un nombre conceptual, por
ejemplo: cuando los matemáticos exponen sus guarismos nuevos o los científicos
exponen sus teorías le dan un nombre que
define sus teorías, lo expresan con un concepto. Por ejemplo, la teoría de
la relatividad de Einstein, etc.
Hemos dicho que la
palabra Trinidad no es la más adecuada para expresar la enseñanza, pero perfectamente
se pueden expresar esta misma con los siguientes términos: “Tri Unidad”, “Trina
Deidad”, “Trinidad Divina” o “Divina Trinidad”.
La definición simple de
la doctrina que Dios es manifestado en
tres Personas que son El Padre, El Hijo y el Espíritu Santo. Los tres coeternos
y son iguales en sustancia, pero tienen
características que los hace distintos.
Utilizamos el término “personas”
para referirnos a cada uno de los integrantes de la trinidad. Esta palabra no
representa todo lo que es en sí cada uno de ellos, pero no tenemos otra mejor
(para nuestra comprensión) para expresar lo que entendemos de esta bendita
doctrina.
Lo que dice la escritura.
La doctrina no es pura
galimatía, es decir algo tan enredado que no podemos comprender. Si bien es
cierto que nunca la comprenderemos del todo,
la divina escritura nos da lo suficiente como para comprender este tema
y tenerlo como una doctrina fundamental en nuestra fe personal.
En el Antiguo
testamento.
En el antiguo
Testamento esta doctrina se insinúa más
bien que declara. No lo encontramos de una forma tan específica como la vamos a
encontrar en el Nuevo Testamento.
Se infiere
la doctrina de la Santa Trinidad por el plural del nombre de Dios. El nombre
“Elohim” es una forma plural y lo
encontramos al inicio de la Escritura en la creación de todo lo que existe
(Génesis 1:1); además este nombre plural está unido a un verbo singular que es
“crear”. Además encontramos pronombres
personales como hagamos, nuestra, nosotros,
descendamos, confundamos. Los siguientes versículos reflejan lo anteriormente
expresado: “Entonces dijo
Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree
en los peces del mar, en las aves de los
cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la
tierra” (Génesis 1:26). “Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora,
pues, que no alargue su
mano, y tome también del árbol de la
vida, y coma, y viva para siempre” (Génesis 3:22).
“Ahora, pues, descendamos, y confundamos
allí su lengua, para que ninguno
entienda el habla de su compañero” (Génesis 11:7). “Después oí la voz del Señor, que decía:
¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí” (Isaías 6:8).
Además encontramos las Teofanías del
Ángel de Jehová que nos muestra al Señor Jesucristo antes de la encarnación
(Génesis 16 y 18). Y en relación al Espíritu Santo encontramos expresiones que
nos habla de Él en los siguientes versículos: Y la tierra estaba desordenada y
vacía, y las tinieblas estaban sobre la
faz del abismo, y el Espíritu de Dios se
movía sobre la faz de las aguas (Génesis 1:2). “… y lo he llenado del Espíritu
de Dios, en sabiduría y en
inteligencia, en ciencia y en todo
arte…” (Éxodo 31:3). Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y juzgó a Israel, y salió a batalla, y Jehová entregó en su mano a Cusan-risataim
rey de Siria, y prevaleció su mano
contra Cusan-risataim. (Jueces 3:10).
“Entonces el Espíritu de Jehová vino sobre Gedeón, y cuando éste tocó el cuerno, los abiezeritas se reunieron con él” (Jueces
6:34). “Y el Espíritu de Jehová vino sobre Sansón, quien despedazó al león como quien despedaza
un cabrito, sin tener nada en su
mano; y no declaró ni a su padre ni a su
madre lo que había hecho” (Jueces 14:6). “Y el Espíritu de Jehová vino sobre
Sansón, quien despedazó al león como
quien despedaza un cabrito, sin tener
nada en su mano; y no declaró ni a su
padre ni a su madre lo que había hecho” (Jueces 14:6).
En el nuevo testamento.
Aquí
tenemos claramente expresada la doctrina de la Trinidad. Aquí no se insinúa
como en el Antiguo Testamento, sino que se declara explícitamente.
1.
La encontramos en el bautismo del Señor Jesucristo que
se encuentra en Mateo 3:16,17. Aquí encontramos que el Padre habla desde el
cielo; el Hijo es bautizado y recibe al Espíritu Santo en forma de Paloma.
2.
También la encontramos en Mateo 28:19 que habla de la forma bautismal:
“… bautizándolos en
el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19). Es
importante hacer notar la unidad en la Trinidad. Notemos que se menciona en
singular la palabra “nombre”.
3.
Pablo se despide de los Corintios (2 Corintios 13:14) con una bendición que
se expresa del siguiente modo: “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con
todos vosotros (2 Corintios 13:14). Notemos que este versículo no pone al Padre
en primer lugar sino al Señor Jesucristo, indicado que los tres son
iguales en potestad.
4.
El mismo Señor enseña en Juan 14:16 que pedirá al
Padre otro Consolador que va estar con cada creyente para siempre, ya que el
Señor iba a retornar a donde el Padre.
Pruebas de La
Deidad.
Las mismas escrituras nos dan la
prueba de la Deidad que cada una de las personas que componen la Santa Triada
(Trinidad).
Padre
Con respecto al Padre
casi no existe controversia respecto a su persona, excepto de la doctrina llamada
“Solo Jesús” o de alguna otra que no acepta la doctrina de la Trinidad. Ante esto veamos lo que la Escritura tiene
que decir:
a)
Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna
permanece, la cual el Hijo del Hombre os
dará; porque a éste señaló Dios el Padre (Juan 6:27).
b)
“Ninguno puede
venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere;
y yo le resucitaré en el día postrero. Escrito está en los profetas: Y
serán todos enseñados por Dios. Así
que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí. No que alguno haya visto al
Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre” (Juan 6:44-46).
c)
“… a todos los que
estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios
nuestro Padre y del Señor Jesucristo”
(Romanos 1:7)
d)
“… elegidos según
la presciencia de Dios Padre en
santificación del Espíritu, para
obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo: Gracia y paz os sean
multiplicadas” (1 Pedro 1:2).
e)
Paz sea a los
hermanos, y amor con fe, de
Dios Padre y del Señor Jesucristo (Efesios 6:23).
f)
…y toda lengua
confiese que Jesucristo es el Señor,
para gloria de Dios Padre
(Filipenses 2:11).
g)
Y todo lo que
hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor
Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él (Colosenses
3:17).
Hijo
En
Relación al Señor Jesucristo se le reconoce como Dios por las siguientes
razones:
a)
El mismo alegó
tener atributos que son sólo posible en
Dios como la Omnisciencia. En Mateo 9:4 el Señor determina cuales eran los
pensamientos de los escriban que murmuraban.
En Mateo 28:18 se declara la Omnipotencia del Señor. Y en el
versículo 20 del mismo capítulo muestra
su Omnipresencia, porque iba a estar
hasta el fin del mundo con los creyentes.
b)
El realizó
acciones que un ser humano corriente no podría hacer y que son propias de Dios,
y que sus propios detractores tuvieron que reconocer a regañadientes: perdonar
pecados (Marcos 2.1-12), resucitar muertos (Juan 12:9).
c)
El Nuevo
Testamento le atribuye otras características
que son propias de Dios. (1) Todas las cosas subsisten en él (Colosenses
1:17). (2) Él hizo todas las cosas que existen en la naturaleza (Juan 1:3). (3)
Todo Juicio le ha sido dado a Él (Juan 5:27).
d)
En Juan 1:1, la
parte final de este versículo es el que mejor declara la deidad del Señor Jesucristo:
“… y el Verbo era Dios”.
e)
El antiguo
Testamento declara en una profecía con respecto a la venida del Señor
Jesucristo: “Porque un niño nos es nacido,
hijo nos es dado, y el principado
sobre su hombro; y se llamará su nombre
Admirable, Consejero, Dios
Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz (Isaías 9:6). Y el autor
inspirado de hebreos (1:8) declara citando Salmo 45:6: “Mas del Hijo dice: Tu trono,
oh Dios, por el siglo del
siglo; Cetro de equidad es el cetro de
tu reino” (Hebreos 1:8).
Espíritu Santo
Con
respecto a la Deidad del Espíritu Santo, tenemos los siguientes versículos que
la prueban.
a) En el Libro de los Hechos, en relación al pecado de Ananías y Safira, se
indica que el pecado de ellos fue contra el Espíritu Santo y Pedro lo asocia a
Dios (Hechos 5:3-4).
b) Posee atributos que son propios de Dios. (1) La omnisciencia, ya que él
escudriña en lo profundo del corazón de Dios (1 Corintios 2:10). (2) La Omnipresencia del Espíritu Santo ya que está presente en todos los creyentes
(1 Corintios 6:19). (3) Regenera a las personas (Juan 3:5-8), la cual es una
obra de Dios.
c) Es igual a Dios Padre y a Dios Hijo. Cuando el Señor promete que dará
otro Consolador en Juan14:16, este “Otro” es igual al que reemplaza, ya que en
el original la palabra “álos”
designa esta característica.
Ilustrando la doctrina de la Tri-Unidad.
«Cuando todavía no había estrella que siguiera su curso, sol que arrojase
sus torrentes de luz y energía a través del espacio, ni sistemas de estrellas y
soles que se moviesen a través del espacio infinito en curvas poderosas y
relaciones uniformes, existía Dios; Él, el Eterno que no tuvo comienzo, que
está por sobre todo el curso del tiempo, el que, en armonía que está por sobre
toda explicación, posee unidad y vida, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo,
la base de la eternidad, el Viviente, el único Dios.”
“Tres personas divinas, un solo Dios; el Hijo
uno en esencia con el Padre, sin embargo, voluntariamente subordinado a Él (1
Co. 15:28), la Causa de todas las causas, no obstante, Él mismo no tuvo causa.
Verdaderamente, éstos son misterios sobre misterios. Aquí el espíritu finito
está siempre ante el enigma de lo infinito. El pensamiento limitado por el
tiempo a través de toda la eternidad no
podrá penetrar la esfera de lo supra mundano, y lo supra temporal, porque algo
puede ser discernido solamente por lo semejante, y por lo tanto Dios solamente
por Dios. »
«No pudiendo ser
explicado de ningún modo, el divino misterio de la trinidad en unidad permite
que se le represente ante el ojo del hombre espiritual mediante la figura
matemática del triángulo, y de este modo a través de aquella región del
pensamiento y la percepción humana con la que más que con otras parece estar en
contradicción. Los padres de la iglesia ya habían señalado esto a principios de
la historia del cristianismo. Porque de todas las formas el triángulo es la
primera. Ni el punto, como simple objeto del pensamiento: ni la línea: como
simple extensión, tienen forma. Pero el triángulo, aunque contiene tres líneas
y tiene tres vértices, es de todas las figuras la primera, o, por decirlo así,
la figura «Uno», que es completa, tiene unidad, uniendo en si, en forma
armoniosa, los números tres y uno, y por lo tanto fue usada al principio como
símbolo de la Deidad»
(Erich Sauer, De eternidad a eternidad, Cap. 1).
El gráfico muestra un triangulo equilátero en que en
cada una de las aristas se encuentran
las palabras “Padre”, “Hijo” y “Espíritu
Santo” que representa a las tres personas de la Trinidad. Por fuera de
triangulo existe la frase “No es” que indica que el Hijo no es e Padre y no “No
es” el Espíritu Santo. El Padre no es ni el Hijo ni el Espíritu Santo. Y el
Espíritu Santo no es el Hijo ni el Padre.
Desde cada ángulo sale
una flecha hacia el centro, donde se encuentra la palabra “DIOS” acompañada de
la palabra “Es”. Lo anterior quiere decir que el Padre es Dios, que el Hijo es
Dios y que el Espíritu Santo es Dios.
Los Errores doctrinales
Debido a la mala
compresión de la doctrina, surgieron diferentes creencias en relación a la Trinidad,
las cuales desvirtúa completamente a la enseñanza que la Biblia da sobre esta
verdad. Además contribuyó a esta desvirtuación, la inclusión de pensamientos
filosóficos paganos, principalmente el neoplatonismo. En palabras de Ryrie: «No hay que extrañarse que una
doctrina difícil como esta haya sido el punto focal de muchos errores cometidos
a lo largo de la historia de la Iglesia» (Síntesis de doctrina
Cristiana).
Debido a la aparición de estas doctrinas erróneas,
muchos creyentes que querían defender a la verdadera doctrina, cayeron en el mismo error a crear otras doctrinas
heréticas.
A)
El Subordinacionismo.
Esta doctrina ha surgido a raíz de la influencia neoplatónica, y enseña que
solo el Padre es verdadero Dios, y las otras dos personas son seres participantes,
de alguna forma, de lo divino. En
resumen, seres creados, nunca iguales a Dios.
Esta doctrina tiene dos
exponentes, aunque estas diferían entre sí.
a) El Arrianismo: Arrio, presbítero de Alejandría, defendía que Cristo (el Verbo) era
una criatura, al que había servido de instrumento para crear toda la creación.
Por tanto, era un ser “limitado y contingente” que no puede entrar en contacto
con un Dios transcendente.
b) El Macedonianismo: Es un una corriente semiarriana que fue impuesta por el patriarca
Macedonio, y sostiene que el Espíritu Santo es un ser creado por el Hijo.
B)
El Monarquianismo
Del griego “monos” (único) y “arkhé” (principio). En un comienzo la expresión era usada para expresar
la Verdad que hay un solo Dios, creador y gobernador del Universo. Pero en la
lucha contra los gnósticos y semi arrianos, suscitó una doctrina herética con
principios en el judaísmo que negaba la trinidad.
Esta enseñanza se divide en dos conceptos:
a) Dinámico o adopcionista: Enseña que
Jesús fue un hombre a quien el Espíritu santo
dio poder especial en su bautismo. Es decir, ve a Cristo como un mero
hombre, cuya consecuencia de ser portador del Logos (palabra) o Revelación de
Dios, pero sin ser la esencia de Dios. En relación al Espíritu, es el poder de
Dios que controlaba todas las palabras y obras de Cristo.
Esta doctrina fue enseñada primero Teodoto el Curtidor; y una variante
de la misma, fue defendida por Pablo de Samosata en el siglo III, y por Teodocio de Bizancio.
b) Modalista: Esta doctrina más influyente intentaba mantener la
unidad de Dios sino también la deidad completa de Dios, afirmaba que el Padre
fue encarnado en el Hijo. Es decir, reconocía
a Dios en una sola persona (huiopatér = Hijo y Padre) con tres modos distintos
de manifestarse: como Creador (Padre), como Redentor (Hijo) y como santificador
(Espíritu santo).
Esta doctrina fue difundida por Sibelio heresiarca del Siglo III, por lo
cual ha sido conocido por el nombre de
Sibelismo.
C)
El Triteísmo.
Indica que esta doctrina que
existen tres dioses iguales en todos los atributos divinos, pero distintos
entre sí. Algunos de los seguidores de esta idea son Juan Ascunages y Juan Filópono.
LOS ERRORES MODERNOS.
En la actualidad estos mismos
errores son rescatados y se vuelven a repetir arrastrando a muchas personas al
error. Revisemos en estor términos aquellos grupos modernos que respaldan las
herejías estudiadas.
a)
Subordinacionismo. Un grupo sumamente conocido por
llevar esta doctrina en sus enseñanzas son los denominados Testigos de Jehová.
Ellos llevan el germen de la doctrina de arriano y de los postulados de
“Faustus Socinus”
b)
Modalista. Grupos
modernos en esta categoría general son los Pentecostales Unitarios conocidos
como las Iglesias Pentecostales Unidas y Apostólicas Unidas. Sin embargo, los
Modalistas sostienen actualmente que el nombre de Dios es Jesús. También
requieren el bautismo para salvación “en el nombre de Jesús” no en “el nombre
del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo”.
c)
Triteista. En el día de
hoy, los Mormones son triteístas; pero con un pequeño giro. El Mormonismo
enseña que hay muchos dioses en el universo pero que ellos—los mormones— sólo
sirven y adoran a uno sólo. Para ellos, en la tierra, la divinidad son
realmente tres dioses separados: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
HISTORIA.
En el año 215 d. C., Tertuliano fue el primero en usar el
término Trinidad (trinitas). Anteriormente, Teófilo
de Antioquía ya había usado la palabra griega – τριάς -- trias (tríada)
para referirse a Dios, su Verbo (Logos) y su Sabiduría (Sophia). Tertuliano
diría que «los tres son uno, por el hecho de que los tres proceden de uno, por
unidad de substancia». Es posible que ninguno de los dos entendiese cabalmente
la doctrina de la Trinidad, pero ellos tienen la importancia que fueron los
primeros en establecer las bases.
Posterior
a esto se comenzaron a diseminar las diferentes herejías sobre la Santísima
Trinidad, hasta que se llegó al concilio de Nicea.
El concilio de Nicea se estableció para intentar arreglar las
disputas referentes a las distintas doctrinas sobre la Trinidad concentrando en
la relación entre el Padre y el Hijo. Atanasio quería que se afirmara que el
Hijo era de la misma sustancia que el Padre; otros grupos querían que se dijera “de sustancia similar”;
y otro, los arrianos, de una sustancia diferente.
Al finalizar el
concilio, la afirmación de Atanasio fue aceptada como dogma, pero no fue
aceptada por todas las partes. En cuanto al Espíritu santo no se hizo ninguna
afirmación particular.
En la segunda
mitad del siglo IV tres teólogos de
Capadocia le dieron forma definitiva a la doctrina y ellos fueron Basilio de
Cesárea, Gregorio Niceno y Gregorio Nacioceno.
En el concilio de Constantinopla (año 381) se
estableció para aclarar las controversias
en relación al Espíritu Santo, ya que algunos lo consideraban de
“semejante substancia con el Padre”. En
este concilio se indicó que éste debe
ser adorado y glorificado junto con el Padre y el Hijo.
Agustín
de Hipona (354 – 430) enseñaba
que cada una de las tres personas de la Trinidad “posee la esencia íntegra y
que todos son interdependientes entre sí”.
El Sínodo de Toledo (589)
entre otras cosas estableció, siguiendo el credo de Constantinopla, que el “Espíritu Santo procedía del Padre y
del Hijo”. De este modo se completó la doctrina como actualmente la conocemos.
¿Donde se Visualiza la doctrina de la Trinidad?
Para responder esta pregunta, podemos considerar cinco puntos que se
encuentran en la misma escritura.
a) En la doctrina de la redención, donde participan las tres personas de la
Deidad (Juan 3:6, 16; Apocalipsis 13.8)
b) La doctrina de Revelación, donde el Hijo y el Espíritu Santo comunican la verdad de Dios (Juan 1:18;
16:13).
c) La comunión y el amor del Dios mismo solamente es posible en un concepto
Trinitario y es semejante a la comunión del creyente con Cristo (Juan 14:17).
d) Prioridad sin inferioridad de la Trinidad es base para las relaciones
propias entre hombre y mujeres (1 Corintios 11:3).
e) La oración. Nos dirigimos al Padre en el nombre de Cristo según el
Espíritu Santo nos dirige (Juan 14:14; Efesios 1:6; 2:18; 6:18).
Alegorías en la
Naturaleza.
Para
entender el Misterio de la Trinidad, podemos visualizar en la naturaleza hechos
semejantes que nos pueden ilustrar esta doctrina.
a) El agua. Que se puede encontrar en estado líquido, sólido (hielo) y
gaseoso (vapor). Estos tres estados son
distintos entre sí, pero cada uno de ellos es agua.
b) La electricidad produce
movimiento, luz y calor.
c) El sol es un astro; el sol despide
luz y calor. A estas tres cosas llamamos sol. Decimos que el sol tiene medida
(astro), da luz y da calor. Cada una es distinta, y no hay más que un sol.
d) El triángulo tiene tres lados; si se
quita un lado, deja de ser un triángulo.
e) La biblia enseña que el hombre
“fue hecho a imagen y semejanza” de Dios. Por tanto, el hombre es uno y posee una naturaleza
triple: cuerpo, alma y espíritu.
Conclusión.
Moisés dijo a los
hebreos que esperaban en los campos de Moab para pasar el Jordán a la tierra prometida:
“Las cosas secretas
pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas
las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta
ley” (Deuteronomio 29:29). El hombre al querer encontrar explicaciones a todo,
lo ha llevado a crear doctrinas erróneas tanto en aspecto “negativo” como
“positivo”. Es decir, hubieron cristianos que formularon doctrinas que en si
eran erróneas por interpretar mal los textos bíblicos; y hubieron otros que
queriendo defender la verdadera doctrina, desarrollaron enseñanzas que también era heréticas.
“Al
estudiar las escrituras no se puede dejar de pensar que ella [la doctrina de la
Trinidad] es enseñada correctamente, un Dios, tres personas” (William Evans).
Debemos
entender que la Biblia contiene lo que debemos saber, no más, nada menos, con
ello debemos conformarnos, lo demás pertenece a Dios en soberanía.
En
relación a la doctrina de la Trinidad, si bien es cierto que es una doctrina
difícil de entender con nuestros sentidos finitos, un misterio, hay que aceptarla
por fe. Cada elemento de esta enseñanza se encuentra en las palabras que Dios
nos ha querido dejarnos. Sin embargo, podemos entender
algo de su verdad resumiendo las enseñanzas de la Biblia en tres afirmaciones:
1. Dios es tres personas
2. Cada persona es plenamente Dios
3.
Hay sólo un Dios
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