Introducción.
Hechos 17:23.
Mientras Pablo esperaba su oportunidad de hablar en la Areópago de Atenas y ser escuchado por los filósofos, recorría y veía los santuarios y se indignaba por la idolatría que existía en esa ciudad, ya que contaba con una infinidad de dioses. De hecho, le llamó la atención uno de ellos, un santuario que tenía una inscripción particular: “Al dios desconocido”. Esa inscripción revelaba que si había un dios que se les había olvidado o del cual no tenían conocimientos, allí había un altar simbólico. La verdad es que habían olvidado al Dios vivo y verdadero.
Pablo, de pie en el Areópago, ante un público compuesto de personas deseosas de conocer nuevos pensamientos, ansiosas de saber y discutir algo nuevo, presentó a los atenienses a un Dios desconocido para ellos. Este Dios estaba por sobre los dioses de ellos, ya que había creado todo lo que en la naturaleza existe.
Este ser humano, que a pesar de todo su saber filosófico y científico, está en las más profundas tinieblas del desconocimiento. Tal es la oscuridad, que solo se pueden caminar a tientas, y ¡cuan fácil es tropezar y perderse para siempre! ¡Cuantas almas se pierden eternamente siguiendo caminos errados, siguiendo sendas que solo conducen a la perdición eterna! (cf. Pro. 14:12)
Sin embargo, este Dios desconocido estaba tan cerca de ellos, que aun cuando el hombre sin ver nada, igualmente podía encontrarle, aun en medio de un centenar de dioses falsos, ídolos sin vida. Con solo sentir la voz de amor que los guía, podían encontrar la mano amorosa que los ayudaría a salir a la luz resplandeciente del conocimiento de la gloria de Dios, que es nuestro Señor Jesucristo (cf. 2 Co.4:4-6).
Entendiendo que los ateniense - como lo es nuestro pueblo -, eran muy religiosos, llenos de supersticiones, era comprensible que para ellos fuese totalmente desconocido este Dios, el que Pablo les presentaba, y muy pocos reconociesen la puerta de salida. Pero ¿para nosotros es conocido o sigue siendo aun desconocido? ¿Cuanto conocemos de Él? ¿Le conocemos lo suficiente?
El saber de una persona, especialmente el que es nuestro Padre, es de vital importancia y es un conocimiento que transcenderá por la eternidad, ya que nos lo llevaremos cuando el Señor venga a buscarnos o cuando Él nos llame. Cuando amamos a alguien, buscamos saber de él hasta sus mínimos detalles, de modo de conocerle en todos los sentidos. Llegará un día en que estaremos con Dios y “no le conoceremos” porque no hemos dedicado todo el esfuerzo en estudiar lo que Él nos ha revelado de si mismo en la Escritura. En ella, y en solo ella, se encuentra todo lo que quiere que sepamos de Él. El tratar de buscar de encontrar “verdades” en otras fuentes no inspiradas, es mostrar muy poco amor hacia aquel que nos dio a su Hijo para que muriese en rescate por nosotros (cf. Juan 3:16). Como se dijo, sólo en las escrituras está toda la verdad, cualquier otra fuente, como visiones de seudos profetas, libros con apariencia de piedad, es falsa.
La verdad acerca de Dios está en toda la Biblia, por lo cual una lectura ordenaba, con metodología, con mucha oración y profunda meditación nos permitirán encontrar lo que Dios quiere que sepamos.
“No hay un tema más sublime que pueda ocupar la mente humana que el estudio de Dios y la relación del hombre a Él (curso bíblico Emaús)”. Este estudio es conocido con el nombre de Teología.
La palabra Teología es usada, en término generales, para indicar el estudio de las doctrinas que se encuentran expresamente en la Biblia. Esta palabra proviene de dos palabras en griego: Teos (Dios) y Logos (Discurso), por lo tanto es el discurso o tratado a cerca de Dios. Pero como ya dijimos, se utiliza para exponer todas las doctrinas que se encuentran en la Biblia. Pero cuando el estudio de la doctrina es relacionado con Dios mismo, se le agrega la palabra “propia” para marcar la diferencia, quedando como Teología propia.
Lo que pretendemos en este estu-dio es, en primer lugar, mostrar en forma clara y precisa lo Dios que ha mostrado de Él; y en segundo lugar, dejar una base para que cada uno pueda ser incentivado en profundizar en el conocimiento de Dios.
Terminamos esta introducción con las palabras del profeta Jeremías: “Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová” (Jeremías 9:24).
No sólo es nuestra obligación entender y conocer a Dios, es una orden e-manada por Dios mismo que hemos de o-bedecer por amor a nuestro Señor Jesucristo.
Definiciones Generales.
En éste capítulo se definirán una serie de términos que tienen relación con Dios y que es útil que conozcamos, y así estar en pleno conocimiento, de modo que cuando los utilicemos, entendamos de qué se está hablando.
Sistema de Teologías Falsos
· Ateísmo.
Este término se emplea con frecuencia para indicar la condición de vida en la que se está sin el Dios verdadero. Pablo se refería que los creyentes gentiles eran “ateos” (del griego azeoi: “sin Dios”) antes de su conversión. En su definición más estricta, el término señala la negación de cualquier dios de cualquier tipo que sea.
· Agnosticismo.
“Doctrina filosófica que declara inaccesible al entendimiento humano toda noción de lo absoluto”. El agnosticismo no implica un “yo no conozco”, sino un “no se puede conocer”. Es estrictamente un juicio universal negativo, que requeriría un conocimiento universal para su verificación.
· Escepticismo.
“Doctrina filosófica que afirma que la verdad no existe, o que el hombre es incapaz de conocerla, en caso que exista”. A diferencia de los cínicos, su doctrina no está basada tanto en la negación de la filosofía como en la negación de la existencia de un saber objetivo, necesario y universal. Los escépticos creían que todo es tan subjetivo que sólo es posible emitir opiniones.
· Deísmo.
“Doctrina que reconoce un Dios como autor de la naturaleza pero sin admitir revelación ni culto externo”. Los Deístas generalmente negaban cualquier intervención directa en el orden natural por parte de Dios. Aunque ellos profesaban fe en la providencia personal, negaban la Trinidad, la encarnación, la autoridad divi-na de la Biblia, la expiación, los milagros, cualquier tipo de elección particular tanto en personas como en el caso de Israel o de la Iglesia, o cualquier acto redentivo sobrenatural en la historia. La actitud de los deístas se anticipa en 2ª Pedro 3:4 “¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación.”
· Politeísmo.
“Doctrina de los que creen en la existencia de muchos dioses”. Desde los días de la creación, la religión era monoteísta, pero degeneró debido al culto idolátrico, y el Dios verdadero y sus atributos comenzaron a ser representados por ídolos, objetos de culticos y fetiches. Puesto que Dios era invisible y trascendente, los hombres pusieron ídolos con expresiones materiales de él. Pronto las cosas creadas fueron adoradas como Dios en lugar del Creador. Así, cada nación tenía un dios principal y otros tantos según ellos pensaran que eran necesarios. No sólo se usaban ídolos, sino también diversas formas de la naturaleza tales como los cuerpos celestiales, las montañas, los mares, los ríos, los insectos, las aves y los animales. La Biblia menciona a Nemrod como el creador de un imperio y de una religión que se opuso a Dios y aglutinó en torno a ella a los pueblos.
· Dualismo
Doctrina que afirma la existencia de dos principios supremos, increados, contornos, independientes, irreductibles y antagónicos, uno del bien y otro del mal; uno que es la fuente de todo lo bueno en el mundo, y otro que es la fuente de todo lo malo. El tipo más claro de dualismo religioso es el de la religión persa (iraní), la que generalmente se asocia con el zoroastrismo, en la que Ahura Mazda y Ahriman representan la proyección en la cosmología de las fuerzas del bien y el mal, respectivamente. El universo llega a ser el campo de batalla de estas fuerzas opositoras, identificándolas respectivamente con la luz y las tinieblas. Formas más moderadas de dualismo han influenciado la mayoría de las religiones, expresándose, por ejemplo en la distinción entre lo “sagrado” y lo “profano” o por el análisis de la realidad en términos del yin y yang en el pensamiento chino. La teología cristiana acepta generalmente un dualismo moral modificado reconociendo a Dios como supremamente bueno, y a Satanás como una criatura deteriorada a causa del pecado. Sin embargo, esto no es un dualismo de acuerdo a la definición general, ya que la teología cristiana no considera a Satanás como final u original y lo excluye finalmente del universo.
· Panteísmo
Doctrina filosófica según la cual el Universo, la naturaleza y Dios son equivalentes. El panteísmo es la creencia de que el mundo y Dios son lo mismo: con ello se descarta que Dios es el creador de todo.
En la teología contemporánea, generalmente, toma la forma de un ataque sobre la personalidad de Dios, Afirmando que Dios es “supra personal” (es decir, que está “más allá” o “por sobre lo personal”). Tenemos que admitir que Dios está, infinitamente, más allá de cualquier idea o término que los hombres puedan usar; con su creación; él es el Creador de los términos de la tierra. El término “personalidad” puede ser inadecuado, pero señala en la dirección correcta: Dios es no menos que persona.
Bajo el impacto de la ciencia contemporánea, el punto más crítico para el teísta cristiano es el peligro de identificar a Dios con algún proceso casual o con alguna teoría atómica, sin mantener la distinción bíblica entre el Dios-Creador personal y los órdenes naturales de creación que él siempre mantiene bajo control.
· Universalismo.
Doctrina teológica que enseña que todas las almas en última instancia, se guardarán y que no hay tormentos del infierno. Algunos protestantes y católicos liberales intentan basarlo en la Escritura notando que Cristo murió por todos, y que el castigo eterno es incoherente con un Dios de amor y misericordia que desea que todos sean salvos. La doctrina del universalismo es un típico ejemplo de cómo ciertas herejías que fueron condenadas por el cristianismo histórico en los primeros siglos, vuelven a resurgir en el siglo 19 para penetrar en mayor o menor grado los círculos teológicos hasta el presente. Fueron los primeros gnósticos, Basilidianos, Carpocratianos y Valentinianos, los que eliminaron el infierno eterno en favor de la redención universal.
Los primeros teólogos cristianos que desarrollan un tipo de teología universalista son los pertenecientes a la escuela de Alejandría, entre los que destaca Orígenes. El universalismo de Orígenes se basa en el concepto de apokatastasis, o restauración final de todas las cosas en la Unidad divina en el fin de los tiempos. La doctrina origenista fue condenada en diversos concilios regionales de Asia en el siglo V.
Clemente de Alejandría (150-220 d.C.) fue el primer cristiano en sucumbir ante esta doctrina, aunque existen indicios de que luego de un tiempo renunció a su universalismo para creer en el castigo eterno.
En la doctrina del apokatastasis, la salvación final, niega la doctrina bíblica del castigo eterno y se basa en una deficiente lectura de los Hechos 3:21; Rom.5:18 - 19; Ef.1:9 - 10, 1 Cor.15:22 y otros pasajes.
Como un movimiento religioso or-ganizado, el universalismo es de finales de 1700 en América. Como una forma de liberalismo religioso, ha tenido estrechos contactos con el Unitarismo a lo largo de su historia. La Iglesia Universalista de América y la Asociación Unitaria de América fusionaron en 1961 para formar una única denominación, la Asociación Unitaria Universalista.
· Monolatría (Henotismo).
Del griego mono, uno, y latreia, adoración; a veces se lo llama henoteísmo. La creencia de que existe más de un Dios, pero que hay que servir y adorar solamente a uno. Por tanto, la monolatría es una variante del politeísmo, pues básicamente cree en muchos dioses. Como tal, es una falsa enseñanza que la Biblia rechaza de plano; vea Deuteronomio 6:4; Isaías 43:10; 44:6-8; 45:5-6.
Hay quienes sugieren que el judaísmo fue henoteísta en sus comienzos, para luego evolucionar hacia el monoteísmo estricto cerca del siglo VII A.C, según se podría deducir a partir de textos del Antiguo Testamento como los siguientes: Éxodo 15:11, Éxodo 18:11, Éxodo 20:3, Éxodo 20:5.
El mormonismo es un ejemplo excelente de un grupo monolátrico contemporáneo. Enseña la existencia de muchos dioses en muchos mundos, mientras que adoran sólo al Dios de este planeta.
· Triteísmo.
Es la enseñanza de que la Divinidad es realmente tres seres separados formando tres dioses separados. Este punto de vista equivocado y utilizado con frecuencia por los cultos reemplaza la doctrina de la Trinidad la cual establece que hay un solo Dios en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. La doctrina de la Trinidad es por definición monoteísta; esto es, una doctrina que afirma que hay un solo Dios en todo el universo.
Sistema Teológico verdadero
· Monoteísmo.
“Doctrina teológica de los que re-conocen un solo Dios”. El monoteísmo debe distinguirse del ateísmo (la creencia de que no existe ningún dios) y del politeísmo (la creencia de que hay varios dioses); también debe distinguirse de la monolatría y del henoteísmo.
El Monoteísmo no es negado ni distorsionado por la doctrina de la Trinidad, y que el N.T. claramente se adhiere a la revelación del A.T. en cuanto al único Dios vivo y verdadero. Los apóstoles jamás sintieron que era incompatible con la doctrina del A.T. decir que este Dios existe (o subsiste) en tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ya que jamás pusieron en tela de juicio la idea.
· Teísmo.
“Creencia en un Dios personal y providente, creador y conservador del mundo”. El Término Teísmo puede definir-se como la creencia en un dios o dioses de cualquier tipo. Para el propósito de este documento, lo consideramos desde el punto de vista cristiano, de la creencia en el Dios que nos describe la tradición judeocristiana y que está contenida en la Biblia.
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