lunes, 6 de febrero de 2017

"PERO EL MÁS PEQUEÑO EN EL REINO DE LOS CIELOS, MAYOR ES QUE ÉL"

"PERO EL MÁS PEQUEÑO EN EL REINO DE LOS CIELOS, MAYOR ES QUE ÉL" (Mateo 11:11)

Pregunta: ¿Qué quiere decir el Señor, al declarar en Mateo 11:11, hablando de Juan el Bautista: "pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él"?

Respuesta: En los versículos 4 al 6 de Mateo 11, vemos cómo el Señor, dirigiéndose a los discípulos de Juan, reprende con ter­nura la duda manifestada por su maestro: "id, y haced saber a Juan..." Luego, una vez salidos aquellos mensajeros, el Señor, hablando a las multitudes, exalta al Precursor. Juan no es "una caña sacudida por el viento", a pesar de la pre­gunta indiscreta que había mandado hacer a Jesús. Tampoco es un gran personaje de este mundo, no es un hombre de la Corte: es un profeta, "y más que profeta", pues, tuvo el privilegio de ser el heraldo, el precursor del Mesías, el contemporáneo del Cordero de Dios, a quien podía no sólo anun­ciar, sino señalar con el dedo (Juan 1:29); por eso dice el Señor: "no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista".
     Pero añade seguidamente: "pero el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él." No olvide­mos que este capítulo es un capítulo de transición. La decla­ración del Señor indica que empezaba un nuevo orden de cosas, en el cual los privilegios conferidos por la gracia soberana de Dios serían tan elevados que el menor en esta época de la gracia sería mayor que el mayor o más privilegiado en las dispensaciones anteriores. Y esto no provendría de la fe o por algún mérito propio de aquellos herederos del reino de los cielos, pues este versículo no significa que un cristiano débil e inconsecuente sea mayor que un hombre de mucha fe en los tiempos pasados, ni que un creyente de hoy poco establecido en la fe se halla en mejor estado que aquellos quienes —como Simeón— podían regocijarse en Dios su Salvador (Lucas 1 y 2). Sin embargo, el Señor declara que el mayor en las dispen­saciones pasadas es menor que el más pequeño ahora: "el más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él", es decir que Juan el Bautista.
Notemos también que la expresión "el reino de los cielos" no significa nunca "el cielo": indica siempre un estado de cosas que tiene su origen en el cielo, pero su desenvolvimiento sobre la tierra. El "reino de los cielos" considera la tierra como la escena en que se manifiestan los privilegios de los cie­los. Esta expresión puede aplicarse (y es casi siempre el caso) a lo que ocurre ahora aquí abajo; también se refiere algunas veces a lo que acontecerá cuando el Señor venga en gloria y establezca de manera visible Su gobierno sobre la tierra.
         Antes de la Cruz, los santos esperaban en las promesas. El mayor de ellos no podía decir: 'mis pecados son abolidos, expiados, y mis iniquidades borradas', aunque podía decla­rar: 'Sé que cuando venga el Mesías, traerá la justicia eterna, y pondrá fin a los pecados'. A causa del valor infinito que la muerte de Cristo tiene a los ojos de Dios, el evangelio inauguró una época en la cual el más pequeño es revestido de privilegios que el mayor en las dispensaciones anteriores no podía poseer. Los privilegios espirituales del reino son, ya desde ahora, la herencia universal de la familia de la fe, de la cual, el último o menor de los miembros es mayor que Juan el Bautista.

Traducido de la revista "Le Messager Evangélique".

 Revista "Vida Cristiana", Año 1963, No. 61.-

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