VIII. Conclusión.
“El que hizo la tierra con su
poder, el que puso en orden el mundo con su saber, y extendió los cielos con su
sabiduría; a su voz se produce
muchedumbre de aguas en el cielo, y hace subir las nubes de lo postrero de la
tierra; hace los relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus
depósitos. Todo hombre se embrutece, y
le falta ciencia; se avergüenza de su ídolo todo fundidor, porque mentirosa es
su obra de fundición, y no hay espíritu en ella. Vanidad son, obra vana; al tiempo de su
castigo perecerán. No es así la porción de Jacob; porque él es el Hacedor de
todo, e Israel es la vara de su heredad; Jehová de los ejércitos es su
nombre.” (Jeremías 10:12-16)
Al concluir este estudio, es
difícil expresar en palabras el intento del hombre por desacreditar lo que la Biblia dice sobre la creación. El
postulado es: Dado que existe un “avance científico” considerable, ya no es
“sostenible” seguir creyendo, y que solo corresponde clasificarlo como un mito. Lo más natural era esperar que este
ataque viniese del hombre sin Dios (el
cual sí procede hacerlo), pero lo más insólito es que destacados eruditos
Bíblicos como Barth, Bultmann desconocen la
autoridad de las escrituras, declarándolas mitos, los cinco libros del
pentateuco y que solo es para contarlas como historias hermosas a los niños de
las escuelas dominicales[1].
La posición racionalista indica
que la ley natural es suprema, y cualquier afirmación que discrepe con esta
verdad, debe ser considerada como errónea. Muchos creyentes, y muchos de ellos
influyentes, han seguido esta
postura y la han aceptado sin siquiera
cuestionarse si es verdad. Siguiendo esta postura, tenemos que preguntarnos cuál de los siguientes puntos será base para nuestra
“vida religiosa”:
1.
No considerar la Biblia como
verdadera
2.
Desmitificar la Biblia, y reconocer
la incapacidad de Dios para revelarse al hombre adecuadamente.
3.
Tratar de compaginar los textos
Bíblicos con la verdad científica.
El
escoger unos de los puntos anteriores es desconocer que el mismo Señor
Jesucristo identificó los hechos de la
creación como verídicos. ¿No era Él creador de todo? ¿Es posible que se haya
olvidado de lo que hizo? (compare Juan 1:1-2) ¿O nos engañó o él estaba
engañado? El escoger unos de los puntos, es desconocer al Señor mismo, es
infravalorarlo. Por tanto, si erró en sus dichos, entonces podemos, con la
misma simpleza, poner en duda toda su obra salvadora, y decir que ella no salva
y estamos en la misma condición perdida.
Gracias a Dios que esto no es así.
El mismo Señor afirma la veracidad
de los relatos cuando dice: “¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los
hizo…?” (Mateo 19:4) o cuando menciona la muerte de Abel (Mateos 23:25). Pablo menciona como veraz la existencia de
Adán, ya que su obra la contrasta con la
obra del Señor Jesucristo, es decir, de
cómo entró al mundo el pecado a través de Adán, y por el Señor Jesucristo entró la salvación (Ver Romanos 5:12-21).
Ambos, el Señor y Pablo, indican, afirman, que Adán era un ser histórico,
porque de lo contrario, lo hubiesen expresado. Aún más, si todo fuese solo
mitos, Dios en su revelación nos hubiese indicado que todo el proceso de la
creación es solo una bonita historia
para niños. Pero no es así, Él dice claramente
que fue una realidad, que lo descrito en los primeros once capítulos de Génesis
es real, queramos crearlo o no.
De acuerdo
al texto de Jeremías, Dios es el hacedor, hizo la tierra y le puso orden. Creó
al hombre a su imagen y semejanza, pero como se apartó de Dios (recordemos que
Eva fue engañada pero Adán comió deliberadamente) al pecar, se ha corrompido
cada vez desde aquella época. Esta lejanía de Dios lo ha embrutecido más, por
lo cual la ciencia (conocimiento de Dios) se ha perdido en ellos. En esta
carencia, los hombres (y especialmente los teólogos llamados neo-liberal) han ideado ciencia que sacan a
Dios y lo reemplazan por “ídolos” creados por su propio saber, lo cual es solo
“vanidad”, nada; y su fin será de acuerdo a lo establecido por Dios en sus
decretos Divinos. En cambio para el creyente, es todo verás lo que Dice la
escritura: nada le falta, nada le sobra.
Lo más
extraño de todo, es que los creyentes, que decimos haber creído en el Señor
Jesucristo, estemos buscando acomodar la
escritura a la luz de la ciencia y no al revés. Tenemos la mala costumbre de
siempre cuestionar los principios bíblicos porque no están de acuerdo a lo que
indican los tiempos que vivimos, ni a la moda imperante en el mundo, cuando en
realidad el creyente debería cuestionar
lo que el mundo ofrece, y hacerlo a la luz de la escritura, y desecharlo como
basura. Pensemos de donde procede lo que estos tiempos están entregando antes
de aceptarlo como un hecho, y que esto pase a formar parte o a convivir con
nuestra vida cristiana. Tenemos la seguridad que no procede de Dios, procede
del mundo, de un mundo secular, ateo, pecador, tenebroso, reinado por el mismo
Satanás, que se opone a todo designio de Dios.
Si amamos a Dios, sabremos que la verdad está
escrita en la misma Escritura.
Anexo.
El segundo Adán.
Adán
tenía por finalidad ser el padre de los seres humanos al servicio de Dios, con un
propósito final conocido sólo por el Dios. Al ser sometido a prueba, el hombre fracasó. La llega de un ser
siniestro, Satanás, fue el factor que permitió que el hombre fuese probado. El
resultado fue un hombre reprobado, que
no pudo guardar un simple mandamiento: no comer del fruto de un árbol
específico.
Satanás,
al introducir el pecado, probó que el
hombre no era apto para el cometido dado
por Dios. La introducción del pecado, condenó al hombre a estar fuera de la
esfera de Dios. El pecado es la barrera que impide que podamos llegar a Dios,
porque su santidad y su justicia necesitan ser satisfechas.
Dado
que Adán no fue apto para formar una
raza para el servicio de Dios, El Señor Jesucristo, el poster Adán, vino a
cumplir dos objetivos, a darnos un medio de salvación, de poder acercarnos al
Padre; y derrotar a Satanás de la misma
forma que éste derrotó a Adán. Con la
muerte de Nuestro Señor Jesucristo, la Santidad y la Justicia de Dios fue
satisfecha, y el camino fue abierto para llegar al Padre a través del Señor
Jesucristo.
Pero en
cuanto a la tentación tenemos un cuadro
específico de la victoria del Señor, modo que debió usar Adán para resistir la
tentación. El Señor fue tentando en tres áreas específicas. Alimento, Tentar a
Dios, y adoración. En cada una de ellas, el Señor usó como escudo la palabra de
Dios: “escrito está…”. Si Adán hubiese usado la palabra de Dios (la misma que
Eva intentó usar), y hubiese confiado en ella como el Señor lo hizo (y no como
Eva la utilizó), la situación hubiese sido totalmente distinta: el hombre
habría salido victorioso de su primera prueba.
El
Siguiente cuadro nos ofrece en forma comparativa la tentación de Adán y la del
Señor Jesucristo.
|
Adán y Eva
|
El Hijo del Hombre
|
Alimento
|
¿Conque
Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? (Génesis 3:1)
|
Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan
(Mateo 4:3)
|
Y la mujer
respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;
pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis
de él, ni le tocaréis, para que no muráis. (Génesis 3:2-3)
|
Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de
Dios. (Mateo 4:4)
|
|
Tentar a Dios
|
Entonces
la serpiente dijo a la mujer: No
moriréis; (Génesis 3:4)
|
Si eres
Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará
acerca de ti, y, En sus manos te
sostendrán, Para que no tropieces
con tu pie en piedra. (Mateo 4:6)
|
Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. (Mateo 4:7)
|
||
Adoración
|
Sino que
sabe Dios que el día que comáis de él,
serán abiertos vuestros ojos, y
seréis como Dios, sabiendo el bien y
el mal. (Génesis 3:5)
|
Todo
esto te daré, si postrado me
adorares. (Mateo 4:9)
|
Entonces Jesús le dijo: Vete,
Satanás, porque escrito está:
Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo
servirás.
(Mateo 4:10)
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