Algunos pasajes de Estudio (Continuación)
Números 22:31-35
Balaam iba a donde Balac lo había
citado, no con la finalidad de bendecir a Israel, sino todo lo contrario. Balac
le había ofrecido mucho honor si hacía lo que él quería. Dios le había indicado
que fuera donde era requerido, y que dijera lo que Él le comunicara. Pero en el camino, mudó el propósito, de modo
que el Ángel de Jehová, que defendía a su pueblo, intentó detenerlo, pero la
asna lo salvó yéndose por otro lado; y de modos
similares lo salvó otras dos veces. Él la golpeó; pero el Ángel de
Jehová le dio el habla, y sucede una conversación entre los dos. El Ángel se mostró ante Balaam y le declaró
su propósito. Balaam conoce el propósito del Ángel para con él. Este reconoce
su pecado e intenta enmendarse, pero se le encomienda seguir su camino y solo
decir lo que el Ángel de Jehová le dijese.
Del relato podemos desprender:
1.
Modifica la naturaleza de un animal para que pueda
hablar, denotando que es todopoderoso.
2.
Balaam hace reverencia y se humilla ante un ser superior.
3.
Balaam reconoce
que había pecado contra él; nótese que el pecado o el mal proceder fue
ante él y no “delante de Jehová”.
4.
Le ordena seguir, pero dirá solo las palabras que él le
indique.
5.
Balaam le dice a Balac que solo dirá "la
palabra que Dios pusiere en mi boca." Nos deja saber que las palabras del
ángel son las palabras de Dios.
Josué 5:13-15
Josué había pasado el Jordán con los
Israelitas. Los reyes de los amorreos y
de los cananeos sintieron temor, porque Jehová les había dado paso franco hacia
la tierra del este del Jordán. Pero ellos no podían seguir conquistando sin que
se quitasen de encima el oprobio, debían cumplir el pacto que había hecho
con Abraham: se circuncidaron. Todos los
que habían nacido en el desierto, debieron ser circuncidados. Y llamaron aquel
lugar Gilgal.
Pasado los días de recuperación,
ellos celebraron la pascua. Y al día siguiente, ellos comieron de los frutos de
la tierra; y el maná cesó por completo.
Seguramente Josué había salido a
mirar a Jericó, ya que era la ciudad que la iban a atacar luego. Seguramente miraba
los muros y pensaban como iban a entrar. En eso, sintió la presencia de alguien
y vio a un varón que estaba ante él y con la espada desenvainada. Josué hace una pregunta obvia: Si estaba con
el pueblo o era de los enemigos.
En
la respuesta encontramos:
1.
Príncipe del ejército de Jehová. No era un
Ángel cualquiera. Era alguien que detentaba realeza. La palabra usada en hebreo
es “sar” y da la idea persona jefe, capitán, caudillo, general, jefe, etc.
(Strong)
2.
Acepta la adoración. No se trata de un ángel
principal, o Gabriel, ya que estos no aceptan adoración, como podemos verlo en
el apocalipsis (Apocalipsis 19:10; 22:9). La palabra hebrea shakha,
corresponde o indica adoración, ya que la persona se inclina ante otra.
3.
Le indica a Josué que se saque los calzados,
porque el terreno que pisaba era es Santo. Lo primero que nos recuerda es
cuando el Ángel de Jehová habló desde la zarza (Éxodo 3:5).
Jueces 6:12-24
En este pasaje encontramos que el
Ángel de Jehová visita a Gedeón, porque
necesitaba enviarlo a una misión. Esto por que los hijos de Israel se
habían apartado de Jehová y habían seguido a los ídolos. Dios los apremió por la opresión de los
pueblos vecinos. Los israelitas clamaron a Jehová y este los oyó. A modo de
respuesta les envió un profeta para alentarles
y al Ángel de Jehová.
¿En que notamos que este Ángel es el
mismo Jehová? En que claramente en el versículo 14, Jehová les responde a la
pregunta formulada, tal vez, no la respuesta esperada. En el versículo 16
también queda claro que él es Jehová.
Por último, el sacrificio que
preparó Gedeón, era con el objeto que Dios le diese una señal de que había estado con él y el le había
encomendado la misión de rescatar a
Israel de los enemigos. Cuando el sacrificio estuvo listo, el Ángel mismo le indicó como debía disponerlo, de modo que con
el caldo, se mojó todo, inclusive la leña.
Con sólo tocar la carne y los panes, fuego subió de la peña, que consumió la
ofrenda.
Podemos darnos cuenta que el Ángel
era Dios mismo, ya que había aceptado el sacrificio, y además le había visto el rostro, y Dios mismo tuvo que
darle la calma y la paz, ya nadie podía ver el rostro de Dios y vivir, tal como
le había dicho a Moisés, y solo le mostró su espalda (Éxodo 33:23).
Jueces 13:1-25
En la historia que nos cuenta este capítulo, es la
visita del Ángel de Dios a la esposa de Manoa, que después es reconocido como
el Ángel de Jehová. El le da un mensaje de parte de Dios a la mujer de Manoa,
que daría a luz un hijo. Ella era estéril, por lo cual la revelación del ángel
tiene que haber sido impresionante. Pero el ángel no le da tiempo a su
reacción, sino que le dice que debe hacer ella durante el embarazo y cual será
la condición del niño que nazca: ella no beberá nada procedente de la vid ni sidra, y el niño será nazareo,
consagrado desde el vientre de la mujer.
Manoa no estaba en el momento de la revelación, e
inmediatamente oró a Jehová para que la visita se repitiese. En efecto, Dios
concedió la petición de Manoa. El Ángel de Jehová volvió a manifestarse ante la
mujer, y la mujer le avisó a Manoa.
Manoa le hace las preguntas respectivas,
a las cuales le responde lo mismo que ya se había dicho.
En un acto propio de los orientales, lo invita a comer
del pan (su comida), pero el Ángel rehúsa hacerlo, pero le indica que si era su
deseo hacer un sacrificio, que éste fuese ofrecido a Dios mismo.
Manoa le pregunta el nombre del Ángel, y este le
responde de porque pregunta por su nombre, que es Admirable. El Ángel, al igual que con Gedeón, hizo brotar
fuego que consumió el holocausto y la ofrenda de harina. En un acto seguido, el
Ángel sube por la misma llama y desaparece. Con este hecho, ellos se dieron
cuenta que habían estado en la presencia del Ángel de Jehová, y que habían
visto a Jehová.
Cabe destacar dos situaciones de este pasaje: La primera es cuando Manoa
quiere saber el nombre del Ángel de Jehová y la respuesta que éste le da:
El versículo en sí contiene una controversia, ya que
la palabra “admirable” se puede tomar en el sentido de adjetivo, por lo cual
hay autores (como Matthew Henry) que
apuntan que el Ángel quiso decir que no podía decirles el nombre, porque era demasiado sublime,
admirable. Y en el modo de sustantivo (por ejemplo, William Macdonald), que
corresponde al nombre en la persona, y esto lo comparan con Isaías 9:6, donde
se indican los nombre del Mesías que iba a nacer. En relación a esto, podemos
agregar que los orientales ponen sus nombres de acuerdo a las características
de la persona, es más, vemos en la Biblia casos que sus nombres son cambiados,
por ejemplo, de Jacob a Israel, de Simón a Pedro, etc.
La segunda característica, corresponde al hecho que
los esposos se dieron cuenta que habían estando ante la presencia de Jehová y tuvieron mucho temor. Pero al haber
hecho el holocausto, y el haberlo aceptado, ellos no morirían, sino que habían
sido llamados para un propósito.
Como reflexión, cuando los discípulos le dijeron al
Señor que les mostrara al Padre, y el Señor le dice, que tanto tiempo que
estaba con ellos y no lo habían reconocido. El y el Padre son uno solo.
A modo de observación: Esta vez el Ángel dirigió el
holocausto a la persona misma de Jehová, lo encausó en quien debe recibir todo
el honor.
1 Crónicas 21:14-30
Otra vez se muestra el Ángel de Jehová, pero esta vez
ejecutando el juicio de Dios sobre Israel por el pecado cometido por David al
censar a Israel. Era algo que Dios había prohibido expresamente. (cf. Número
1:2-3; 26:2-4)
El pecado consistía al enumerar al pueblo, es decir, consistía
en satisfacer su amor propio, era con el propósito de averiguar el número de
guerreros que podría reunir para algún plan de conquista proyectado.
Cuando Jerusalén iba a ser destruida
por el Ángel, Dios se “arrepintió”, de modo que detuvo la destrucción. David
vio a este ángel con la espada desnuda en la heredad de Ornán (Arauna) jebuseo.
El y los ancianos se inclinaron a tierra cubiertos de cilicios.
David tuvo que adquirir esta heredad
para poder hacer un altar y hacer un sacrificio y ofrendas de Paz. Y Jehová habló desde el cielo por medio del
fuego del altar del holocausto. Sólo entonces el Ángel de Jehová guardó su
espada en la vaina.
Zacarías 1:9-14
Entonces dije: ¿Qué son éstos, señor mío?
Y me dijo el ángel que hablaba conmigo: Yo te enseñaré lo que son éstos.
Y aquel varón que estaba entre los mirtos respondió y dijo: Estos son los que
Jehová ha enviado a recorrer la tierra. Y ellos hablaron a aquel ángel de Jehová
que estaba entre los mirtos, y dijeron:
Hemos recorrido la tierra, y he aquí
toda la tierra está reposada y quieta. Respondió el ángel de Jehová y dijo: Oh
Jehová de los ejércitos, ¿hasta cuándo
no tendrás piedad de Jerusalén, y de las
ciudades de Judá, con las cuales has
estado airado por espacio de setenta años? Y Jehová respondió buenas
palabras, palabras consoladoras, al ángel que hablaba conmigo. Y me dijo el
ángel que hablaba conmigo: Clama diciendo: Así ha dicho Jehová de los
ejércitos: Celé con gran celo a Jerusalén y a Sion.
Podemos
notar dos características en este pasaje de Zacarías:
1. Intercede por
Jerusalén
2. Son dos personajes perfectamente definidos, ya que el
Ángel de Jehová plantea una pregunta a
Jehová.
Zacarías 3:1-3
Me mostró al sumo sacerdote
Josué, el cual estaba delante del ángel
de Jehová, y Satanás estaba a su mano
derecha para acusarle. Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás;
Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del
incendio? Y Josué estaba vestido de vestiduras viles, y estaba delante del ángel.
En
este cuadro tenemos a un ángel acusador
(Satanás), al Juez Jehová, y el Ángel de Jehová defendiendo a sumo sacerdote
Josué. Por lo cual, tenemos para
resaltar que aquí, Jehová reprende a Satanás.
Lo interesante es ver que el Ángel de Jehová es Jehová mismo y también
se llama Jehová.
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