2.
Características
Estos seres reúnen las mismas características
que los ángeles de Dios, pero su condición moral es lo que hace la gran
diferencia. Podemos encontrar, entre otras, cuatro características de ellos:
·
Espíritus.
El mismo Señor Jesucristo declara que ellos son
espíritus: “Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se
nos sujetan en tu nombre. Y les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un
rayo. He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda
fuerza del enemigo, y nada os dañará. Pero no os regocijéis de que los espíritus
se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los
cielos” (Lucas 10:17-20). Por lo cual, si ellos son de esa condición, poseen
características que son propias de los
ángeles de Dios, es decir, poder engañar a los seres humanos haciéndose pasar
por ángeles de luz (2 Corintios 11:14).
En esta condición inmaterial ellos pueden
tomar posesión de los cuerpos de los seres humanos. Si ellos tuviesen una
condición material como lo son nuestros cuerpos, estarían sujetos a las leyes
de la física y nunca se habría producido lo que nos cuenta Mateo: “Y cuando
llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera
a los demonios…” (Mateo 8:16). Es decir, le llevaron a él a personas que
estaban poseídos por estos ángeles caídos, y Él expulsó a los demonios de esos
cuerpos que sufrían por un contacto tan heterogéneo.
·
Localizados,
No omnipresentes
Estos seres espirituales
no poseen la capacidad de Omnipresencia que es propia de la divinidad. Ellos
están sujetos a las mismas limitaciones que están sujetos los ángeles. Si
revisamos el caso de los gadarenos (Mateo 8:28-34) vemos que ellos cuando
vieron al Señor supieron de quien se
trataba y no pudieron estar en otro lado al mismo tiempo, escapando de una
majestad tan imponente como la que poseía Jesús de Nazaret. Sin embargo ellos
sabían con quien se estaban enfrentando y a quien debían obedecer.
·
Son
Inteligentes, no son Omniscientes
La
inteligencia de estos seres, y en general, de los ángeles es superior a la del
ser humano. No son seres sin una
capacidad pensante o de reconocimiento de las personas. En el caso de los
gadarenos, ellos reconocieron al que se
acercaba que era el propio Señor Jesucristo, no por demás se expresaron del
siguiente modo: Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros,
Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo? (Mateo
8:29) Y Marcos relata otro caso similar: “diciendo: ¡Ah! ¿Qué tienes con
nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo
de Dios” (Marcos 1:24). O cuando una muchacha con espíritu de adivinación
reconoció a Pablo y su cometido: “Estos hombres son siervos del Dios Altísimo,
quienes os anuncian el camino de salvación” (Hechos 16:17).
Es tal la
inteligencia que han logrado construir una compleja red de doctrinas para obstruir y tapar el verdadero
camino que entrega el evangelio de nuestro Señor Jesucristo y muchos seguirán
estas doctrinas: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos
algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas
de demonios” (1Timoteo 4:1). Solo basta mirar a nuestro alrededor para darnos
cuenta la diversidad de iglesias “cristianas” que ofrecen sus “productos”
doctrinales para atraer nuevos conversos y llevarlos a la condenación.
·
Son
poderosos, pero no omnipotentes
Hemos visto
que los ángeles de Dios son poderosos, que poseen una fuerza mayor que la de los seres humanos, y nos vasta
recordar, para graficar esto, al ángel que removió la piedra que sellaba la
tumba de nuestro Señor Jesucristo. Estos ángeles caídos poseen capacidades sobre humanas que hacen que
algunos cuerpos tengan fuerza sobre humana, por ejemplo, romper cadenas (Marcos
5:3-4); o doblegar a la persona ha hacer cosas contra su voluntad como para
matarle (Marcos 9:22).
Aun con todo
el poder superior al ser humano, no son omnipotentes, no tenían todo el poder,
sino que debieron obedecer al que sí lo
tenía (Marcos 9:25; Mateo 15:28, etc.).
Y los mismos detractores reconocían que los demonios no eran
omnipotentes, porque ellos no pueden dar sanidad, por ejemplo, “abrir los ojos
de los ciegos” (Juan 10:21).
·
Creen.
Los
ángeles caídos se caracterizan por creer
en Dios plenamente y tiemblan ante Él (Santiago 2:19), no ponen en duda
su existencia como el caso del hombre. Si recordamos lo que los demonios le reclamaban
al Señor “¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?” (Mateo 8:29).
Ellos están completamente enterados de cual es su destino final.
3.
Nombres y
Cantidad
Podemos encontrar las siguientes designaciones
con referencia a los ángeles caídos, todas ellas nos hablan de su condición
posterior a su caída.
·
Espíritus inmundos (Marcos 1:23)
·
Espíritu mudo y sordo (Marcos 9:17, 25)
·
Espíritu de adivinación (Hechos 16.16)
·
Espíritu maligno (Lucas 7:21)
·
Demonio inmundo (Lucas 4:33)
·
Espíritus engañadores (1 Timoteo 4:1)
Se
piensa que el total de ángeles que cayeron por causa del pecado del Satanás,
fue la tercera parte de todos ellos. Esto basado en el pasaje de Apocalipsis
12:4 que dice: “y su cola [la del dragón] arrastraba la tercera parte de
las estrellas del cielo, y las arrojó
sobre la tierra” (Apocalipsis 12:4).
4.
Actividad
Estos ángeles caídos están bajo la
dirección de Satanás y obedecen las órdenes que este les da.
a.
En
relación con el Hombre
Especialmente la actividad de estos
seres malévolos es controlar al hombre para que no puedan llegar a los pies del
Salvador. Para ello han ideado diversas maneras, por medio de enfermedades,
aflicciones, posesiones, influenciar sobre las personas y engañar a naciones
completas.
i.
Causan
enfermedades
Muchas
de las enfermedades pueden ser producto de los actos de estos seres demoniacos. El mismo Señor lo sugiere. En un día de
reposo, en la sinagoga que visitaba “había
allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de
enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar”
(Lucas 13:11). El mismo Señor la sana poniendo la mano sobre ella. Y Él mismo indica que Satanás la había atado por 18 años (v. 16).
Se
evidencian otros pasajes que describen enfermedades Mateo 9:32-33; Mateo 12:22;
Mateo 17:14-21; Marcos 9:20.
ii.
Aflicciones
La vida de Job estuvo marcada por
dos situaciones que le afligieron profundamente como fue la pérdida de sus
hijos y sus posesiones (Job 1:6-22). Luego vino la sarna en su cuerpo. Ambas
situaciones fueron acciones de Satanás sobre Job. Y Pablo tenía un “aguijón en
la carne” (2 Corintios 12:7), que
identificaba como un mensajero de Satanás.
En ambos ejemplos, fueron
aflicciones que Satanás o un ángel caído
las provocaba, pero siempre fueron permitidas por Dios con una finalidad, en el
caso de Job para que surgiese un nuevo hombre o se que se evite que el hombre
de Dios se enaltezca demasiado.
iii.
Posesiones
Se entiende por esto como un estado en el cual uno o más
espíritus malignos o demonios habitan en el cuerpo del ser humano, siendo
capaces de tomar el control absoluto de su víctima y voluntad (Unger). A las
personas que están en estas condiciones se denomina endemoniados.
Estas posesiones pueden ser de diferentes
modos. El endemoniado de Gadara (Mr 5:1-17) es un caso en donde se encontraba
totalmente trastornado y fuera de sus cabales. Estos seres le daban una
capacidad sobre humana, permitiendo romper las cadenas.
En relación a este pasaje podemos
sacar las siguientes conclusiones que no están lejos de los que en nuestro tiempo han sido poseídos.
1.
Tienen un espíritu inmundo (v.2)
2.
Fuerza extraordinaria (v. 3)
3.
Arrebatos de Violencia (v. 4)
4.
Desintegración o división de la personalidad (v. 6,7)
5.
Odio a las cosas espirituales (v.7)
6.
Sensibilidad excesiva, ejemplo, la clarividencia ( v. 7)
7.
Alteración de la voz (v. 9)
8.
Transferencia corporal (v.13)
Otro caso que conviene destacar para
tener cuidado es de la clarividencia o los supuestos poderes de adivinación de
las personas. Hay un pasaje en la Escritura que muestra a una joven que poseía
esta facultad de adivinar. Pablo expulsó a este demonio en el nombre del Señor
Jesucristo (Hechos 16:16-18). Por tanto,
las personas que detentan estas facultadas están poseídas por demonios que le
dan habilidades que no son naturales, sin que por ello muestren manifiesta
violencia y sin control como el caso del endemoniado de Gadara.
iv.
Influencia
la mente.
Influenciar es direccionar
sutilmente hacia una dirección definida. De esta forma han guiado a la
humanidad en dirección opuesta a la que Dios había determinado. Eva fue
influenciada por Satanás a desobedecer a lo que Dios había establecido como
mandamiento (Génesis 3:1-5; 2
Corintios 11:3).
En 1 Crónicas 21:1 se ve que Satanás incitó a David a pecar contra Dios censando a
Israel y Dios (que había permitido este acto de Satanás, 2 Samuel 24:1) se
enojo y castigó por esta falta al pueblo de Israel (1 Crónicas 21:7).
Incluso cuando poseemos un corazón
no sujeto a Cristo, en el cual no existe un conocimiento de Dios, sino que
poseemos “celos amargos y contención” en nuestros
corazones, jactándonos y mintiendo
contra la verdad, estamos participando de una
sabiduría que no es la que desciende de lo alto, sino
que es terrenal, animal y de
origen “diabólica” (Santiago 3:14-15; 2
Corintios 10:5).
v.
Engañan a
las personas.
Cuando el Señor
explica la parábola del Sembrador, dice:”Cuando alguno oye la palabra del reino
y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón.
Este es el que fue sembrado junto al camino” (Mateo 13:19). Estos seres se han
especializado en lograr desviar a las personas del camino de salvación introduciendo multitudes de caminos: unos son por la negación absoluta
de todo lo divino, como el ateísmo, el agnosticismo; y otras es de fomentar
distintos tipos de cristianismos que se apartan de la verdadera doctrina
cristiana; y otras de fomentar la fe oriental como lo propagan los seguidores
de budismo, taoísmo, o alguna otra filosofía oriental; etcétera. Y cuando reciben alguna palabra del evangelio
verdadero, rápidamente es quitada del corazón de esa alma, es decir, las aves vinieron y se comieron esa preciosa
semilla, porque antepusieron sus creencias a lo que el evangelio les enseñaba.
¿Y en los
creyentes? También son sujetos de
engaños. ¿Cuántos se han apartado de nosotros para seguir en una congregación
más a fin a sus ideas? Algunos han despreciado el verdadero evangelio para ir a
lugares donde son “más espirituales” y allí
pueden “desarrollar” sus aptitudes. Un ejemplo lo encontramos en la primera carta a los de Tesalónica. Pablo
temía por los de tesalónica que ellos fuesen engañados por el tentador, y les
escribe después, más calmado por los informes de Timoteo: “Por lo cual también
yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de vuestra fe, no sea que
os hubiese tentado el tentador, y que nuestro trabajo resultase en vano” (1 Tesalonicenses
3:5). Sin embargo, estos nóveles creyentes habían permanecido en la verdad, sin
apartarse a pesar de los vacíos doctrinales que poseían y que fueron corregidos
por la presencia de Timoteo y de las dos cartas escritas para ellos.
vi.
Engañan a
las naciones
Después de que el sexto ángel
derrama su copa sobre el Éufrates, “de la boca del dragón, y de la boca de la bestia,
y de la boca del falso profeta [salen], tres espíritus inmundos a manera de
ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de
la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del
Dios Todopoderoso” (Apocalipsis 16:13-14). Estos espíritus logran convencer a
los dirigentes de las naciones, usando sus capacidades superiores, para que
envíen sus soldados a pelear contra Jerusalén y contra su Rey, el Señor
Jesucristo, una vez que haya vuelto (vea Apocalipsis 19:11-21).
b.
En relación
con Cristo
Al leer los evangelios podemos
visualizar que en el ministerio del Señor Jesucristo, Él se encontraba a menudo
con estos seres que poseían y lastimaban a las personas. Desde el comienzo le eran llevados estas personas “endemoniadas” (Mateo 4:24) de
todos los lugares a donde Él se encontraba predicando. O si llegaba a algún
lugar, se encontraba con ellos, como el de Gadara, lo reconocieron como el Hijo
de Dios y pidieron clemencia (Mateo 8:28-34).
Ante la sola orden de Él, ellos debían obedecer y salir del ser humano
poseído. Incluso los discípulos, en el nombre del Señor, pudieron echar los
demonios de las personas (Lucas 10:17), incluso un hombre desconocido utilizaba
la autoridad del Señor para hacerlo (Lucas 9:49). Y después que el Señor hubo resucitado, estos
espíritus malos reconocían al apóstol y la autoridad que tenían para hacerlo,
pero a quienes no tenían esta autoridad, eran duramente tratados, tal como nos cuenta el libro de los Hechos: “Había siete hijos de un tal Esceva, judío,
jefe de los sacerdotes, que hacían
esto. Pero respondiendo el espíritu malo,
dijo: A Jesús conozco, y sé quién
es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el
espíritu malo, saltando sobre ellos y
dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos
y heridos (Hechos 19:14-16).
c.
En relación
con Dios
Brevemente diremos que ellos han estorbado
la obra de Dios desde el comienzo de la humanidad y provocando la caída del hombre
en pecado.
Lo anterior no quiere decir que Dios
ha perdido el control de la situación, sino que ha permitido el actuar de ellos
conforme a sus propias finalidades. En algunos casos se le ha permitido poner
“las manos” encima de los creyentes para que aprendan algunas lecciones, como el caso de Job, y su
vida sea como Dios quiere que sea.
5. Destino final
Ellos mismos dijeron al Señor: “¿Has venido acá para
atormentarnos antes de tiempo? …Y le rogaban que no los mandase ir al abismo”
(Mateo 8:29; Lucas 8:31). Es conocido de ellos que deberá llegar el momento que
todos ellos sean condenados, como ya lo son algunos de ellos: “Y a los ángeles
que no guardaron su dignidad, sino que
abandonaron su propia morada, los ha
guardado bajo oscuridad, en prisiones
eternas, para el juicio del gran día”
(Judas 1:6).
Ellos no
pueden ser redimidos como lo es el hombre, porque ellos por su propia voluntad
se revelaron contra su creador, en cambio, el hombre fue inducido a pecar. Por
lo cual, no hay obra expiatoria como la que hizo el Señor Jesucristo por la humanidad. Un solo
destino les es reservado: el Juicio y la condenación por sus actos.
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