Verdades Elementales del Evangelio
1. Que no hay justo, ni aún uno, porque todos han pecado (Romanos 3:10 y 23).
2. Que Cristo vino para salvar a los pecadores (1 Timoteo 1:15).
3. Que Dios proclama a todos la salvación por fe en Cristo (Hechos 28:28 y 13:38-39).
4. Que el pecador puede recibir el perdón ahora y estar seguro de su salvación (Juan 3:16; 2 Timoteo 1:9; 1 Juan 5:13).
¿Pueden las Buenas Obras Salvar a Una Persona?
"Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios"
Cornelio fue un hombre serio, y sus oraciones y limosnas habían subido delante de Dios. Pero esas oraciones y esas limosnas no pudieron salvarle. Por lo tanto se le dijo que enviara por Pedro, "quien", dijo el ángel que llevó el mensaje, "te hablará palabras por las cuales serás salvo tú y tu casa" (Hechos 11:14). Este hombre quien era hombre de obras, y más aún, de obras buenas, tuvo que escuchar palabras y encontrar salvación en ellas. "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios (Romanos 10:17). Las obras, es cierto, habían subido delante de Dios para un memorial, pero sólo la sangre de Cristo pudo darle su título a la gloria.
Bueno es entender que el caso de Cornelio prueba la necesidad indispensable de la sangre de Cristo. Prueba la necesidad de la sangre de Cristo tan claramente como en el caso del ladrón en la cruz quien pudo probar su eficacia. Aquél, Cornelio, no necesitó nada menos, y éste, el ladrón, no necesitó nada más que la sangre preciosa de Cristo.
Tanto el malhechor en la cruz como el centurión de Cesarea fueron salvados tan sólo por la sangre de Cristo.
—Carlos H. Mackintosh
Jesucristo es el Pan de Vida
Hay algo que falta a todos los hombres del mundo, sea cual fuese su estado social. El siguiente caso lo demuestra: Un pobre salvaje, natural del Congo (Zaire, África), dijo un día a un siervo de Cristo: "Hombre blanco, mi corazón tiene hambre de algo, y no sé qué es". Más tarde fue convertido a Cristo, y el misionero le dijo: "¿Has hallado ahora la cosa de que tu corazón tenía hambre?" "Sí, señor," fue la pronta contestación, "tenía hambre de salvación".
¿Quién es Cristo?
Esta pregunta (Mateo 16:15) es la más importante que usted pueda formularse jamás. El evangelio de Juan fue escrito para “que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31). Él se hizo hombre y vivió en esta tierra un poco más de treinta años. Fue declarado justo por un tribunal romano, pero sin embargo fue crucificado. Después de tres días resucitó y cuarenta días más tarde ascendió a los cielos. Volverá otra vez, primero para tomar para sí a todos los que creyeron en Él a fin de tenerlos consigo para siempre, y luego para juzgar al mundo y establecer su reino con poder.
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