sábado, 14 de enero de 2012

Editorial

               Hermanos, hemos pasado un año con la revista, mes a mes hemos entregado esta con la esperanza puesta en Dios que sirva para el crecimiento espiritual de cada uno de nosotros. Es una revista de aprendizaje y de crecimiento, y si esto ha sido así, estará cumplido el objetivo principal de la misma.
                Por tanto, este  mismo objetivo seguirá siendo parte de los que hacemos la revista, para que podamos  seguir avanzando en este caminar diario hasta que nos presentemos ante el Señor. Y del conocimiento que hemos adquirido, tenemos la obligación de divulgarlo a los demás en el pueblo de Dios, ya que hay demasiados hermanos hambrientos y de carente de conocimiento de Dios, de modo que están alejados de la verdadera doctrina que se encuentran entre las benditas páginas de nuestro libro santo: La Biblia.
                Este es un libro muy poco conocido y amado entre los mismos cristianos, ya que siempre existe una escusa para no leer sus enseñanzas. Se han encontrados cristianos que aun no saben ubicarse en ella, de modo que muestran el poco interés que existe por ella. El simple hecho de leer las benditas palabras y meditar en sus enseñanzas nos permiten crecer como hijos de Dios, porque conocemos lo que Dios quiere decirnos a cada uno y lo que espera de cada uno de nosotros.
                Por lo anterior, se incluyen en esta revista comentarios de buenos hermanos en la fe, pero no debemos conformarnos con lo que ellos escriben, sino que diligentemente debemos contrastarla  con las escrituras para saber si son ciertas las cosas que el hombre ha escrito o hablado, y así ser imitadores de los creyentes de Berea que  escudriñaban las escrituras para confirmar lo que Pablo afirmaba ante ellos (véase Hechos 17:13).
                Hermanos, el Señor está cerca, de modo que debemos estar preparado como las vírgenes sensatas a la espera del esposo, siempre velando (véase Mateos 25:1-14). No seamos como los creyente de la asamblea de Laodicea, una asamblea que tenía mucho, pero que había dejado a fuera a su Señor, y él llamaba para entrar y habitar en medio (Apocalipsis 3:14-22). Seamos  como los creyentes de Filadelfia (Apocalipsis 3:7-13), la cual era una asamblea, débil (tal vez no era una asamblea con muchos creyentes), pero era madura y llena de amor por su Señor
                Tal vez, como en todas las cosas, haya creyentes que no le den importancia a esta modesta revista, pero sepa  que tiene la misma importancia de un hermano  que nos está ministrando  la palabra desde el púlpito,  la revista  no hace en forma audible sino escrita.
                Para concluir, encomendamos esta revista a los cuidados de Dios como un ministerio, para que sirva al propósito para la cual fue concebida: de educar a los hermanos  que la lean. De modo que podamos confortarnos unos a otros con la palabra de esperanza, del mismo modo que Pablo les indicaba a los de Tesalónica (1 Ts 4:18).

Por lo cual,  animaos unos a otros,  y edificaos unos a otros,  así como lo hacéis  (1 Ts. 5:11)

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