domingo, 12 de febrero de 2012

Teología Propia

Unidad de Dios


a)    Definición.

            El término de unidad tiene tres acepciones posibles en este concepto. El primero en relación numérica; segundo, en la relación de unidad esencial o trascendental; y, tercero, en relación a la singularidad o unicidad.

            El primero se define  como “cantidad que se toma por medida o término de comparación de las demás de su especie”  o  como “el uno de todas las cosas”.  Por lo cual, este tipo de definición de la unidad de Dios no le corresponde, ya que Él no es uno de muchos, Él es diferente a todo lo demás.
            El segundo punto tiene relación a la unidad que un ser está integrado en sí mismo y diferenciable de cualquier otro. Cuanto más perfecto es un ser, más perfectamente se encuentra integrado. Por ejemplo, tenemos  a la piedra que sus moléculas están perfectamente cohesionadas; la familia es perfectamente cohesionada cuando está perfectamente aglutinada por el amor; la iglesia es una unidad perfectamente ligada entre sí por el Espíritu Santo.
            El  tercer punto, se refiere a aquello que único en su especie. Si en la tierra existiese un único hombre, éste sería único. Por tanto, Dios es único, ya que no existe otro Dios a parte de Él.

b)    Monoteísmo
            La unidad de Dios  es la creencia que separó a Israel de sus vecinos que poseían  una multitud de dioses. Israel tenía la obligación de recitar lo que se conoce como Shema (“Oye”) y que se ubica  en Deuteronomio 6:4, y que dice: “Oye,  Israel: Jehová nuestro Dios,  Jehová uno es.” Esta declaración solemne es de monoteísmo, que indica que Dios es Uno en esencia y no puede dividirse. También la declaración,  lo afirmaba como absolutamente único; no hay otro que pueda comprársele (cf.  Ex 15:11).
            El Cristianismo tomó esta declaración de la unidad de Dios y la enseñó a todos los creyentes que aceptaron al Señor Jesucristo como Salvador.   En el discurso a los atenienses, Pablo expuso a Dios único y verdadero en contraste a la multitud de dioses de los griegos (Hechos 17:22-31). En las epístolas lo expone en 1 Timoteo 2:5, 1 Corintios 8:4; Romanos 3:30; 16:27; etc.
            Además de continuar aceptando que hay un sólo Dios, se reveló que está compuesto por tres personas, y se denominó esta  doctrina  de la Trinidad.  Baste indicar algunos pasajes para mostrar esta enseñanza, ya que lo estudiaremos más adelante: Mateo 3:16-17; 28:19; 2 Corintios 13:14, etc.

 

c)       El Monoteísmo en contraposición a otras enseñanzas.

            El solo hecho que la Biblia declara la Unidad de Dios, por consiguiente el monoteísmo, se contrapone  con el politeísmo y sus enseñanzas de la existencia de muchos y diversos dioses; al triteísmo, afirmado por algunas religiones, que son tres dioses; y al dualismo que afirma que existen dos fuerzas equivalentes pero de sentido opuesto.

            Revisemos los siguientes puntos de acuerdo a lo que nos enseña las escrituras: 
        i.            Con respecto al politeísmo
Mencionamos arriba que la unidad de Dios habla en contra de una multitud de dioses primarios y secundarios que el mundo a inventado para ocultar al verdadero y único Dios. Si damos una segunda lectura a los versículos anteriores, vemos que no solo se habla de la unidad de Dios, sino del único Dios. Por ejemplo, en Isaías 44:8, se dice “…No hay Dios sino yo”; en  1 Corintios 8:4, se  indica: “…un ídolo [dios] nada es…”. En  1 Timoteo, se menciona: “Porque hay un solo Dios…”.  Toda la biblia habla contra el politeísmo, por tanto, habla de la unidad de Dios y de un solo Dios.

     ii.            Con respecto al tri-teísmo.
      Como ya se describió ya se enseñó con anterioridad, el tri-teísmo enseña que existen tres dioses, a modo de un triunvirato, que rigen toda la creación.  Ya vimos en algunos versículo anteriores que esto no es así, ya que se habla de Un Dios,  que Dios uno es, y no que son tres dioses con roles particulares. Cuando  estudiemos la doctrina de la trinidad veremos que Dios es uno y que son tres personas.

iii.               Con respecto al dualismo.
      El Dualismo enseña que el bien y el mal están equilibrados por fuerzas iguales y antagónicas. Que existe un Dios del bien y un dios de mal. Enseña que Dios está al mismo nivel que Satanás. Por la escritura sabemos, que Satanás fue un ángel creado (Ez. 28:12-13), pero que fue encontrado maldad en él (Ez 28: 15-18; Is 14:11-15).  Sabemos que este mismo ser será juzgado en un futuro que solamente Dios sabe, y su condena será eterna (Ap. 20:10).
      Por lo anterior, queda claro que no existe un antagonista capaz de oponerse a Dios, porque  este ser es creado y no tiene las capacidades absolutas de su creador. Siempre ha querido emularlo, apoderarse de lo que pertenece a Dios.

En conclusión, como sólo el Señor es Dios, ningún otro puede y va a compartir Su gloria, de ahí la prohibición de adorar ídolos, y la indicación que es Dios celoso (Éxodo 20:2-6). Es más, no existe nadie que pueda suplirlo, es simplemente es el Único.

d)     Con respecto a su unidad, las escrituras lo confirman en los siguientes pasajes entre otros:
“Oye,  Israel: Jehová nuestro Dios,  Jehová uno es” (Deuteronomio 6:4). “Así dice Jehová Rey de Israel,  y su Redentor,  Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero,  y yo soy el postrero,  y fuera de mí no hay Dios… No temáis,  ni os amedrentéis;   ¿no te lo hice oír desde la antigüedad,  y te lo dije?  Luego vosotros sois mis testigos.  No hay Dios sino yo.  No hay Fuerte; no conozco ninguno” (Isaías 44:6,8). “Porque hay un solo Dios,  y un solo mediador entre Dios y los hombres,  Jesucristo hombre…” (1 Timoteo 2:5). “Acerca,  pues,  de las viandas que se sacrifican a los ídolos,  sabemos que un ídolo nada es en el mundo,  y que no hay más que un Dios” (1 Corintios 8:4).

 

e)     Naturaleza de Unidad Divina

            La doctrina de la Unidad no excluye la idea de la pluralidad de personas  en la Divinidad. No quiere decir esto que en cada una de las personas de la divinidad sean tres dioses distintos. Como ya lo hemos indicado cuando revisamos en la sección anterior.  Creemos que en la divinidad hay tres personas pero un solo Dios.
            Los siguientes pasajes nos enseñan con respecto a la unidad, pero no de una unidad absoluta sino compuesta. Revisemos los siguientes pasajes: “Por tanto,  dejará el hombre a su padre y a su madre,  y se unirá a su mujer,  y serán una sola carne” (Génesis 2:24). “Y dijo Jehová: He aquí el pueblo es uno,  y todos estos tienen un solo lenguaje;  y han comenzado la obra,  y nada les hará desistir ahora de lo que han pensado hacer” (Génesis 11:6). “Yo planté,  Apolos regó;  pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo,  ni el que riega,  sino Dios,  que da el crecimiento. Y el que planta y el que riega son una misma cosa;  aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor”. (1 Corintios 3:6-8)
            La palabra “uno” se usa en sentido colectivo. La unidad de la divinidad no es simple si no compuesto. La palabra hebrea por “uno” es yacheed (revise Génesis 22:2,12; Amós 8:10, Jeremías 6:26; Zacarías 12:10; Proverbios 4:3; Jueces 11:34),  que es usada en sentido absoluto, tal como la expresión “el Único” (expresado en la tercera definición que vimos en la introducción), y no se usa nunca para representar la unidad divina. Por el contrario, se usa la palabra “echad” (Esdras 3:1; Ezequiel 37:17; Deuteronomio 6:4), que significa “Uno”, en el sentido de unidad compuesta (ver la segunda definición dada en la introducción).

f)      La Palabra Hebrea Elohim
            Esta palabra, como ya vimos, se utiliza para referirse a Dios, pero en sí es una palabra genérica, ya que también se utilizan para referirse a los ídolos. Con mucha frecuencia  se utiliza en  forma plural, para expresar una multitud de dioses. En Deuteronomio 32:17 es un pasaje que se usa en plural. Leamos el pasaje: “Sacrificaron a los demonios,  y no a Dios;  a dioses [Elohim]  que no habían conocido,  a nuevos dioses venidos de cerca,  Que no habían temido vuestros padres”.
            También la palabra es utilizada en forma de singular.  Los siguientes pasaje muestran su uso en este modo: “Jehová dijo a Moisés: Mira,  yo te he constituido dios [Elohim] para Faraón,  y tu hermano Aarón será tu profeta” (Éxodo 7:1). En Ezequiel 28:2, “Hijo de hombre,  di al príncipe de Tiro: Así ha dicho Jehová el Señor: Por cuanto se enalteció tu corazón,  y dijiste: Yo soy un dios [el],  en el trono de Dios [Elohim] estoy sentado en medio de los mares (siendo tú hombre y no Dios),  y has puesto tu corazón como corazón de Dios [Elohim]…”.  “En el principio, creó Dios [Elohim]…” (Génesis 1:1).
            Dios usa con frecuencia pronombres plurales al referirse a si mismo: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen,  conforme a nuestra semejanza;  y señoree en los peces del mar,  en las aves de los cielos,  en las bestias,  en toda la tierra,  y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” (Génesis 1:26). “Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros,  sabiendo el bien y el mal;  ahora,  pues,  que no alargue su mano,  y tome también del árbol de la vida,  y coma,  y viva para siempre” (Génesis 3:22). “Después oí la voz del Señor,  que decía:   ¿A quién enviaré,  y quién irá por nosotros?  Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí” (Isaías 6:8).

g)     Conclusión
            La unidad de Dios es una afirmación.  Dios es único y no hay otro. El mismo lo afirma: Ved ahora que yo,  yo soy,  y no hay dioses conmigo…”  (Deuteronomio 32:39). “Así dice Jehová Rey de Israel,  y su Redentor,  Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero,  y yo soy el postrero,  y fuera de mí no hay Dios” (Isaías 44:6). “Acerca,  pues,  de las viandas que se sacrifican a los ídolos,  sabemos que un ídolo nada es en el mundo,  y que no hay más que un Dios” (1 Corintios 8:4). Esta unidad no determina lo que Dios es en si mismo, sino que tiene que ver con su modo de existencia.
            Esta unidad lo que nos expresa es que hay un solo Dios y no muchos como algunos quieren propugnar. Nos marca que la doctrina de monoteísmo es de suma importancia y esencial en nuestra fe; y no se contrapone por ningún motivo con la doctrina de la Santísima Trinidad.

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