domingo, 6 de enero de 2013

Discipulado: Yo Primero: PRIMERO SU EJEMPLO


PRIMERO SU EJEMPLO
                      

Miraremos al Señor Jesucristo como nuestro ejemplo por­que no debemos compararnos con otros cristianos. No es correcto comparar nuestra propia vida espiritual y nuestro trabajo para el Señor con la vida espiritual y el trabajo de otra persona. Cristo es el único al cual los cristianos deben seguir. Dios no nos da otro ejemplo o medida para nuestra vida cristiana. Debemos ser como Cristo. Esto nos hará humildes cuando comparamos nuestra vida con su vida.
            El diablo atacó al Señor Jesucristo en tres aspectos de su vida. El hombre tiene tres partes: cuerpo, alma y espíritu. El alma del hombre es el conjunto de sus preferencias, amor, odio, deseos y esperanzas. Pablo habla acerca de hombres que viven en sus deseos siguiendo las normas de este mundo: 1 Corintios 3:3. Solo piensan en sí mismos. En el mismo capítulo se habla, en el vs. 1 de los hombres que tienen el Espíritu Santo. El cuerpo es nuestra parte física y nuestro medio de comunicación con los demás. El espíritu es la parte nuestra por medio de la cual podemos conocer a Dios y hablar con él. El Señor Jesús fue probado en estas tres partes de su vida.
El diablo nos atacará en la misma forma. El trata de desviarnos del plan de Dios para nuestras vidas.
1. El diablo primero tentó al Señor Jesús diciendo: "Ordena que éstas piedras se conviertan en pan" Mateo 4:3. El cuerpo necesita alimento y el diablo trató de usar esta necesidad para alejar a Cristo del plan de Dios para su vida.
2. Luego dijo el diablo: "Tírate abajo." El quería decir: "Haga algo grande y maravilloso. Haga que los hombres se fijen en usted. Permita que piensen cosas grandes acerca de usted, entonces los hombres le creerán. Usted no triunfará si hace cosas ordinarias. Usted debe hacer cosas grandes y maravillosas." Como hombres, esto es lo que queremos hacer. Es una tentación al alma, porque nos hace sentir grandes e importantes.
3. El diablo, entonces dijo: "Te daré la gloria y todos los reinos de la tierra, si postrado me adorares" Mateo 4:9. Es una tentación al espíritu y tiene que ver con nuestra adoración y servicio a Dios, por lo cual Jesús le contestó lo que dicen las Escrituras: "Adorarás al Señor tu Dios y a El solo servirás" Mateo 4:10. Nosotros servimos a Dios cuando lo adoramos. No podemos separar estas dos cosas que siem­pre van juntas. Nosotros no servimos realmente a Dios a menos que lo adoremos también.
Ahora miraremos estas tres cosas más detalladamente. El hombre tiene cuerpo, alma y espíritu, y los siervos de Dios son tentados en cada una de estas tres partes. Las pruebas mostrarán lo que hay en el corazón de cada uno. La prueba para el cuerpo es ésta: "Ordene que estas piedras se convier­tan en pan." Esta prueba mostrará si un hombre puede con­trolar los deseos de su cuerpo. La prueba para el alma mostrará si es humilde u orgulloso. La prueba al espíritu mostrará si el hombre tiene deseo de Dios. ¿Quiere usted adorar y servir a Dios? Estas tres cosas son muy importantes para nosotros porque el diablo las usa para minar el plan de Dios para nuestras vidas.
Veamos nuevamente la manera como el diablo tentó a Cristo. El Señor Jesús y el diablo estaban solos en el desierto. Dios trabaja principalmente en las almas de los hombres y mujeres cuando están solos con él. Elias oyó la voz de Dios en 1 Reyes 19:11-13. No la oyó en medio del pueblo o de un viento fuerte, sino que oyó un murmullo suave. Dios generalmente nos habla cuando estamos a solas con él, esto es en el desierto. Cada hijo de Dios tiene algún desierto en su vida, un tiempo de gran dificultad. Puede ser un desierto de incertidumbre o una época cuando no sabemos qué hacer o cómo hacerlo. Podemos estar tristes porque hemos fallado en algo o podemos estar deseando conocer el plan de Dios, pero sin deseos de seguirlo. Esto no es bueno. Estaremos lejos de buenos pensamientos y planes y no adelantaremos o haremos ningún progreso. Podemos tener fría el alma. Es en esta situación cuando el diablo entra en acción.
El diablo dijo: ''Ordena que estas piedras se conviertan en pan/' Eso parecía ser algo bueno en sí mismo. El Señor pudo haber hecho esto antes si hubiera querido. Juan había bautizado a Jesús justamente antes de que esto sucediera y Dios había dicho: "Este es mi hijo muy amado," tan pronto como salió del agua. Ahora el diablo le dice: "Si eres el Hijo de Dios ordena que estas piedras se conviertan en pan." El Señor Jesús usó Deuteronomio 8:3 para protegerse del ata­que. El dijo: "No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de-la boca de Dios."
Cuando Moisés escribió estas palabras en Deuteronomio estaba hablando acerca del maná en el desierto. El pueblo de Dios estaba en el desierto y tenía que confiar en Dios para todas sus necesidades. Ellos carecían de cosechas o de sitio donde comprar los alimentos. No tenían quién los ayudara y debían confiar que Dios les daría todas las cosas. Dios les dio alimento del cielo, maná. El dijo: "Yo os doy este alimento del cielo, no solo para alimentaros sino para haceros humildes " Dios los alimentó de esta manera para probar si realmente confiaban en él. También demostró que Dios los cuidaba. El les había dicho: "Vosotros sois mí pueblo y estáis aquí por mí voluntad. Tenéis que hacer un trabajo para mí y os daré alimento para vuestro cuerpo. Os enseñaré lecciones espirituales si confiáis en mí. Yo os cuidaré." Ahora el diablo dice: "Ordena que estas piedras se conviertan en pan. Haga esto sin que Dios le diga." El diablo estaba tratando de desviar a Jesús de confiar y obedecer totalmente a Dios y aún tienta a cada siervo de Dios en la misma forma. El hombre desea muchas cosas. Algunos son deseos impuros de los cuales siente vergüenza. Pero otros son deseos buenos. Estamos pensando en el alimento. El diablo usa deseos como éste para llevarnos a desobedecer a Dios.
Pensemos en un hombre que trabaja para Dios. Dios lo ha escogido y le ha encomendado un trabajo, pero el hombre piensa: "Me gustaría ganar más dinero y tener buenas cosas." Está bien desear una buena casa, tener una buena esposa y una buena familia. Esto es natural. Por eso, hace sus planes. Si tiene éxito prueba que es un hombre in­teligente. Esto es lo mismo como cuando el diablo le dijo a Cristo: “Si eres el Hijo de Dios ordena que estas piedras se conviertan en panes”. Así mismo, hacemos cosas para mostrar que somos inteligentes, grandes e importantes. No debería interesarnos ser alguien importante. El Señor Jesús no estaba ansioso de probar quién era él. No buscó ser famoso para que todo el mundo viniera a él pidiendo pan. Así nosotros debemos tener cuidado. Satanás es nuestro enemigo y trata de hacernos caer o de desviarnos de Dios.
Si no tenemos pan pensamos que es porque Dios no quiere que lo tengamos. Dios no nos está alimentando, así que tenemos que hacerlo nosotros mismos. Nos sentimos seguros de poder hacerlo y queremos mostrarlo a los demás. Esta es una tentación y un peligro. Es posible que sepamos que Dios tiene un plan para nuestras vidas y quizás estemos deseando seguirlo; pero deseamos hacer algo por cuenta propia por orgullo o por deseos que el diablo pone para alejarnos de Dios. El diablo dice: "Ya que Dios no te da lo que quieres, debes conseguirlo por ti mismo y probarlo. Si consigues hacer lo que tú mismo quieres, después podrás hacer lo que Dios quiere que hagas."
Dios alimentó al pueblo de Israel en el desierto, pero ellos desobedecieron y él los castigó. Dios no alimentó a su Hijo en el desierto, pero Cristo obedeció a Dios aún con hambre. El amó a Dios a la perfección. Dios proporcionó el maná para alimentar a su pueblo, para hacerlos humildes y para enseñarles su camino. ¿Nosotros podemos confiar en él aún cuando no se satisfagan nuestros deseos? Dios nos dará todo lo que nos conviene mejor. Puede darnos una esposa o un esposo, dinero para nuestras necesidades, amigos y co­laboradores. Sin embargo, el diablo dice: "Dios no lo va a hacer, así que es mejor que lo hagas tu mismo." Tan pronto como oigas al diablo y empieces a satisfacer tus deseos, la confianza en Dios y la paz de tu mente, se perderán. Y todas las cosas serán diferentes porque no estás confiando en Dios sino en ti mismo.
El diablo tentó a Cristo por segunda vez, llevándolo a la cima del templo y le dijo, "Tú eres el Hijo de Dios." Luego repitió un versículo del Antiguo Testamento que dice: "Pues a sus ángeles mandará acerca de ti... para que tu pie no tropiece en piedra" Salmo 91:11-12. Luego dijo: "Lánzate abajo." Con frecuencia el diablo tratará de alejarnos de Dios. El nos dirá que hagamos algo para satisfacer nuestros pro­pios deseos. Si falla en esto, nos dirá que debemos hacer algo extraordinario que llame la atención de los demás. Se parece al hombre que camina sobre el fuego para mostrar que no se quema. La gente lo admira porque siempre quiere ver cosas extraordinarias. Nosotros también queremos ser admirados y somos tentados en este sentido.
Nuestros sentimientos y emociones pueden ser un peligro para nosotros. Decimos o prometemos hacer algo y poco después lo hemos olvidado, porque hemos prometido bajo el impulso de las emociones. Sin embargo, no debemos pensar que todas las emociones son inconvenientes. El amor es una emoción y Dios desea nuestro amor. Él quiere que nuestro amor sea fuerte y profundo. Pero la emoción por si misma no es suficiente. Es necesario ajustaría al plan de Dios.
Dios quiere que aprendamos lecciones de él en las cosas comunes de nuestra vida diaria. Dios no quiere enseñarnos a hacer cosas extraordinarias, sino quiere que aprendamos que él está con nosotros y que debemos hacer lo que él dice. El diablo no usó las palabras de la Biblia correctamente pues no mostró su significado real, si se lee todo el salmo. En el salmo vemos al Señor Jesucristo poniendo un pie sobre el diablo, Salmo 91:13. Al final del salmo, el diablo es derrotado. El Señor Jesús sabía esto y estuvo de acuerdo, pero él citó otro versículo: "No tentarás al Señor tu Dios." No debemos hacer cosas porque unas pocas palabras de la Biblia parecen probar que son correctas. Debemos ver lo que toda la Biblia enseña acerca de ellas y ver la verdad en su totalidad. Así que no es correcto afirmar que unas cuantas palabras de la Biblia prueban que se está en lo cierto; cuando en realidad podemos estar en un error si leemos todo el capítulo o todo el libro. Esta es la razón por la cual el Señor Jesús dijo: "No ten­tarás al Señor tu Dios." No se puede dejar una cosa sobre la mesa y esperar que el amigo, el criado u otra persona muestren que es honesta. ¿Podemos confiar en una prueba como ésta? Si realmente confiamos en una persona no la pondremos en una prueba como ésta. Nosotros tentamos a Dios de la misma forma cuando decimos: "Haré algo ex­traordinario para ver si Dios hace lo que ha prometido." La gente lo admirará a usted, pero no está bien poner a prueba a Dios.
El diablo usó a Cristo para protegerse a sí mismo. Esta fue la tercera tentación y tiene un significado muy importante para nosotros. Es una lección acerca de la obediencia a Dios. El diablo dijo a Jesús: "¿Ves todos estos reinos del mundo? Dios te los dará. Ese es su plan y su propósito." La Biblia dice: "Pídeme y te daré las naciones por heredad. Tú regirás sobre ellas con espada de fuego" Salmo 2:8-9. El diablo tomó estos versículos, los volteó y dijo claramente: "Pídemelos y te los daré; lo cual significa que no tendrás que ir a la cruz. Tendrás todas las cosas sin sufrimiento alguno. Tú harás el trabajo de Dios y Dios se agradará de ti, pero tú no tendrás que sufrir. Solamente inclina tú rodilla y adórame."
¿Qué significa esto? Nosotros nunca nos arrodillamos delante del diablo para adorarle. Pero algunas veces hacemos cosas que él quiere y así le servimos y le adoramos. Los cristianos a veces hacen cosas que no están de acuerdo con la voluntad de Dios. Él tiene un plan para nuestras vidas, pero nosotros queremos encontrar un camino más fácil que el camino de Dios. El diablo dice: "Tú no tienes que sufrir por causa de Cristo." Pero el Señor dice: "Si alguno quiere venir en pos de mí, debe olvidarse de sí mismo, tomar su cruz y seguirme" Mateo 16:24.
El diablo tentó al Señor Jesús en estas tres formas: en su cuerpo, su alma y su espíritu; pero Cristo salió victorioso. El derrotó completamente al diablo. Fue tentado, pero depen­dió de Dios, confió en Dios y obedeció a Dios. El diablo fue derrotado. Nosotros también seremos tentados en esta misma forma y quiera Dios concedernos la victoria que dio al Señor Jesús a través de las Escrituras.

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