domingo, 6 de enero de 2013

Los Ángeles: El ángel de Jehová


Introducción
         ¿Por qué estudiar acerca de un Ángel en particular? ¿Por qué darle tanto espacio? ¿Qué tiene de particular? Son las primeras preguntas que aparecen en nuestra mente, porque para algunos el estudio de los ángeles solo sea secundario y sin importancia, dando mayor realce a otras enseñanzas. Pero a medida que avancemos veremos lo peculiar y particular de este Ángel y por qué le dedicamos tiempo y admiración al mismo tiempo en nuestro estudio.
            La doctrina acerca del Ángel de Jehová es fascinante de por sí, porque este Ángel es un personaje misterioso, que posee características divinas y, al mismo, tiempo, cumple la comisión de Dios mismo como cualquier ángel lo haría.
            Prácticamente todos los teólogos y estudiosos de la Biblia, incluyendo a rabinos, están de acuerdo  que éste ser era alguien excepcional.  Se piensa que es una Teofanía de Dios, es decir, una manifestación de Dios mismo. Es más, hay quienes indican que este Ángel es el Señor Jesucristo mismo que  se ha manifestado para cumplir una misión específica para con su pueblo, Israel. 
            En nuestro análisis veremos unos cuantos pasajes que describen al ángel de Jehová como un ser aparte de Jehová y que interactúa con Jehová.  Y antes de llegar a conclusiones tomadas de otros autores, revisaremos los textos que nos hablan expresamente del “Ángel de Jehová”, de modo que podamos apreciar la hermosura y misterio del Ángel de Jehová (Malak Jehová).
            Antes de cerrar esta breve introducción, agregaremos las siguientes palabras con respecto a lo que pensaban los eruditos hebreos referentes a éste Ángel, de acuerdo  Arno  C. Gaebelein, en su libro  “los ángeles de Dios”:
            “Es de sumo interés y por ello vale la pena fi­jarse en que los antiguos judíos  consideraban, en sus tradiciones, al ángel del Señor, en todos los casos, no como a un ángel corriente, sino como al único mediador entre Dios y el mundo, el autor de todas las revelaciones, al cual dieron el nom­bre de Metratón. Le llamaron «el ángel de su faz» (véase Is. 13:9), porque todo lo ve, y contempla el rostro de Dios; por ello se refieren a él como a la más elevada revelación del Dios invisible, el que participa de su naturaleza y de su majestad” (Gaebelein, Los ángeles de Dios).

Algunos pasajes de Estudio.
            En nuestro estudio no abarcará todos los pasajes en donde aparece mencionado el “Ángel de Jehová”, sino que revisaremos algunas de los más importantes (según nuestra opinión) apariciones, los que no se revisen con detalle meridiano, se citarán para que puedan personalmente estudiar este tema.
Génesis 16:7-16 
     La primera aparición de este ángel corresponde al encuentro con la esclava de  Sarai, que había escapado de los malos tratos que ella le daba. Había huido a desierto. En el versículo  7 del capítulo  16, dice: “Y la halló el ángel de Jehová…”. Se entabla una conversación, en la cual el ángel de Jehová pregunta y ella responde los motivos por los cuales ella estaba sola en el desierto. El Ángel le ordena lo que ella debe hacer y le manifiesta las bendiciones que tendrá.
     Del pasaje leído analizado podemos anotar al menos dos características que no tienen los seres creados:
1.      1. La omnisciencia: Sabía quien era ella, de quien escapaba; sabía lo ella lleva en su vientre; y sabía cual sería el carácter de ese hombre que nacería de ella.
2.                  La segunda característica lo descubrió ella: “Entonces llamó el nombre de Jehová que con ella hablaba: Tú eres Dios que ve;  porque dijo: ¿No he visto también aquí al que me ve?  Por lo cual llamó al pozo: Pozo del Viviente-que-me-ve” (v. 13-14). Ella descubrió que hablaba con Dios, que era el mismo Jehová  y le dio el nombre de EL-ROI, y además se asombró de estar con vida al ver a Dios.
3.                Una tercera característica que podemos ver en otras versiones, da entender que ella solo vio las espaldas del ángel de Jehová, o sea, que él estuvo  dándole la espalda durante toda la conversación. Revisemos las siguiente versiones:
·                  (Jerusalén) Dio Agar a Yahveh, que le había hablado, el nombre de «Tú eres El Roí», pues dijo: « ¿Si será que he llegado a ver aquí las espaldas de aquel que me ve?»
·                  (RV1865) Entonces ella llamó el nombre de Jehová, que hablaba con ella: Atta el roi, Tú, Dios, de vista: Porque dijo: ¿No he visto también aquí las espaldas del que me vio?
·                  (RV2000) Entonces [ella] llamó el nombre del SEÑOR que hablaba con ella, Atta el roi, [Tú eres el] Dios de la [vista]; porque dijo: ¿No he visto también aquí las espaldas del que me vio?
·                  (SSE)  Entonces ella llamó el nombre del SEÑOR que hablaba con ella, Atta el roi, Tú eres el Dios de la vista; porque dijo: ¿No he visto también aquí las espaldas del que me vio?
·                  (Toráh) Dio Agar a Adonai, que le había hablado, el nombre de "Tú eres El Roí", pues dijo: "¿Si será que he llegado a ver aquí las espaldas de aquel que me ve?"
            Esto nos recuerda a Moisés que pidió ver el rostro de Dios, y solo le fue conferido ver su espalda, por que nadie que viera a Dios viviría (Éxodo 33:20-23).

Génesis 22:11-18
            Volvemos a encontrar a este Ángel de Jehová  al momento que Abraham va a clavar el puñal  en el corazón del hombre que era su hijo y estaba amarrado  como una victima de sacrificio y que dócilmente se había dejado hacer.  El Ángel había detenido el brazo de Abraham y le había provisto de dos bendiciones:
1.- Reconoce la fe  que Abraham tiene.
2.- Le provee un  carnero  como sustituto para que se lleve el sacrificio a cabo y se de la respectiva adoración a Jehová.
3.-  Y la promesa de bendición  completa.
Además de lo descrito, encontramos  las siguientes características que nos habla que es Dios mismo:
·         Se identifica con Dios: “Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho,  ni le hagas nada;  porque ya conozco que temes a Dios,  por cuanto no me rehusaste tu hijo,  tu único” (v.12).
·         Abraham lo reconoce como Jehová, por que  “puso Abraham el nombre de aquel lugar,  Jehová proveerá.  Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto. (v.14)

Génesis 32:24-30
La Vida de Jacob estuvo llena de conflictos, acabando con una victoria final. Desde su primera noche solo en el desierto, Dios mismo estuvo con él (Génesis 28:12) hasta el final de sus días. Cuan­do en su lecho de muerte fue a bendecir a los hijos de José, el viejo patriarca dijo: «El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día, el ángel que me liberta de todo mal, bendiga a estos jóvenes» (Génesis 48:15). Sabía que el ángel del Señor no era otro que su Reden­tor, el Santo de Israel, como le llamaba con fre­cuencia Isaías. Se apareció ante él, en un sueño, como un ángel, diciéndole: «Yo soy el Dios de Bet-el» (Génesis 31:13).
Pero la suprema manifestación de este ser ce­lestial fue la que tuvo Jacob al pie del vado de Jacob (cap. 32), cuando de repente se le apareció un hom­bre, que comenzó a luchar contra él. Cuando co­menzaba a amanecer, el misterioso visitante le preguntó a Jacob: « ¿Cuál es tú nombre? Y él le respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres y has vencido» (vea Génesis 32:24-32).
¿Quién era aquel varón?
La escritura no nos dice, pero suponemos que es el Ángel de Jehová, porque el mismo le pone a ese lugar Peniel, ya que había visto la cara de Dios (v 30). El que estu­vo con Jacob, el ángel, es el mismo que el Reden­tor, que prometió a los suyos: «He aquí, yo es­toy con vosotros siempre, hasta el fin del mundo.»” (Gaebelein, Los ángeles de Dios).

Éxodo 3:1-6.
            Este pasaje muestra al Ángel de Jehová que habla a Moisés, ya que él había sido designado para ser el  agente visible por el cual liberaría a Israel, con la ayuda del Dios todopoderoso. Dios envía al Ángel de su faz los salvaría (Is. 63:9). Podemos observar que:
1.                  El Ángel o Mensajero de Jehová aparece “en” (dentro de) una llama de fuego “en” medio de una zarza (v.2).
2.                  El fuego no es el mensajero. El mensajero es una presencia dentro del fuego.
3.                  Durante la conversación entre el personaje y Moisés, los términos “Ángel de Jehová”, “Jehová” y “Dios”, son usados alternativamente – son intercambiables.
4.                  La transición de “el Ángel de Jehová” (v.2) a “Jehová” (v.4) prueba la identidad de ambos, y el intercambio de “Jehová” a “Elohim” en el v. 4 es más que reveladora. El mensajero en la zarza es identificado como Jehová y como Elohim.
5.                  El Tárgum inserta las palabras “el Mensajero de” antes de “Jehová” en el v.4 porque es demasiado obvio que el Mensajero que aparece en el v. 2 es el Jehová del v. 4, el mismo que aparece en forma humana en la zarza ardiente.
            Podemos concluir que El Ángel de Jehová es Jehová, una persona diferente al Padre.

Éxodo 23:20-23
     En estos versículos nos describe como Jehová le indica a Moisés que pondrá a su Ángel  delante de  él (de su pueblo) (v. 20) y se iba a encargar de introducir al pueblo a la tierra prometida.  Dios había dado su autoridad a Él, por lo cual llevaba su nombre. Por tanto debían mantener la santidad que correspondía a quienes iban a  seguir a Jehová y sus preceptos; pero si se apartaban, Él no perdonaría  la rebelión. Él  iría delante de ellos y los llevaría a la tierra prometida.
            De los versículos precedentes  obtenemos las siguientes características del Ángel de Jehová:
·                    El punto aquí es que este Ángel o Mensajero tiene la potestad de perdonar pecados, y sólo Dios puede hacer tal cosa. Esto es suficiente para revelar su naturaleza divina (Deidad).
·                    Jehová dice en el mismo versículo: “porque mi nombre está en él.” La importancia de esta declaración no puede ser pasada por alto. Para los judíos de la época, el nombre de Dios era una revelación de su naturaleza divina. Para ellos, el nombre de Dios era una revelación de su naturaleza divina. Tal era así, que Dios y su nombre eran prácticamente términos sinónimos. La frase “mi nombre está en él” significa que la esencia de Jehová era posesión del mensajero. En el Antiguo Testamento, el nombre de alguien revelaba el carácter de esa persona. El nombre de Dios sólo puede estar en alguien que posee la misma naturaleza de Dios. Esto, añadido a las otras evidencias bíblicas que forman el mosaico, nos enseña que el Ángel de Jehová es una persona divina que se reveló en el Antiguo Testamento.

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