He aquí, el arca del pacto del Señoreador
de toda la tierra pasa el Jordán delante de vosotros (Josué 3:1 1).
Porque donde están dos o tres congregados
en mi nombre, allí estoy en medio de ellos (Mateo 1 8:20).
Los dos versículos que anteceden nos sintetizan
el propósito e interés del Señor en morar entre los suyos. Siempre Dios se
deleitó en morar con el hombre, desde Adán en adelante, su empeño fue que su
propósito se transformase en una afectiva experiencia en los suyos. ¡Ojalá
exclamásemos todos con MOISES! "Si tu rostro no ha de ir conmigo no nos
saques de aquí" (Éxodo 33:15).
Con
relación a Israel se nos dice en Deuteronomio 4:7 que los pueblos dirán: ¿Qué
gente grande hay que tenga los dioses tan cercanos así, como lo está Jehová
nuestro Dios en todo cuanto le pedimos? Nunca valoramos lo suficiente el hecho
de la presencia del Señor entre su pueblo y nada dará más gozo y fuerza al
creyente que experimentar los resultados de la misma. Consideraremos a
continuación algunas Escrituras a este respecto:
1) La
presencia del Señor debe infundirnos santidad.
En Josué 3:2 al 5 el
Señor nos enseña que el arca de Jehová sería su guía "cuando viereis el
arca del pacto de Jehová vuestro Dios y los sacerdotes y levitas que la llevan,
vosotros partiréis de vuestro lugar, y marcharéis en pos de ella. Empero entre
vosotros y ella haya distancia... y no os acercaréis a ella, a fin de que
sepáis el camino por donde habéis de ir; por cuanto vosotros no habéis pasado
antes de ahora por este camino. Y Josué dijo al pueblo: Santificaos, porque
Jehová hará mañana maravillas. La presencia del Señor entre su pueblo requería
del mismo a) Distancia; b) Limpieza; c) Obediencia.
a) Distancia
como de dos mil codos, nos habla de reverencia, respeto, no lejanía sino más
bien consideración de que él es Dios y nosotros polvo.
b) Limpieza
El Señor enseña sed santos porque yo soy santo. Y si invocaréis por Padre a
aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conversad
en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación (1 Pedro 1:16, 17).
c) Obediencia. Vosotros partiréis de vuestro
lugar, la presencia del arca requería obediencia a no ser así la misma
presencia podría tornarse en Juicio como veremos más adelante.
2) El
Señor con su presencia les promete:
a) Dirección: A fin de que
sepáis el camino por donde habéis de ir (Josué 3:4).
b) Separación:
Versículo 10 del mismo capítulo dice: “En esto conoceréis que el Dios viviente
está en medio de vosotros, y que el echará de delante de vosotros al cananeo, y
al Heteo, y al amorreo, y al Jebuseo, la presencia del Señor echará de delante
de vosotros a los enemigos que han colmado la medida de maldad” y según leemos
en Deuteronomio 18:9-14. “Cuando hubiereis entrado en la tierra que tu Dios te
da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas gentes”
(Deuteronomio 18: 9). El Señor nos promete echar a los enemigos que batallan
contra nosotros, pero de nuestra parte el Señor nos dice no aprenderás a hacer
según sus abominaciones.
La historia del pueblo antiguo de
Dios es suficiente clara para demostradnos que en este sentido fracasó
rotundamente. ¡Cuánto cuesta la separación! ¿Por qué será? En 1 Pedro 1:14
vemos que perduran los deseos de la antigua naturaleza y nos exhorta "a
que no nos conformemos a los deseos que antes teníamos". En el capítulo
2:11: "Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos que os abstengáis
de los deseos carnales que batallan contra el alma”. Si queremos la separación
de lo mundano, no tenemos que conformarnos por un lado y por otro abstenernos
de los deseos que antes teníamos, porque nos debe bastar que el tiempo pasado
de nuestra vida hayamos hecho la voluntad de los Gentiles, cuando conversábamos
con lascivos, en concupiscencias, en embriagueces, en glotonerías, en banquetes
y en abominables idolatrías (l Pedro. 4:3). Estas Escrituras nos hablan en un
concepto general pero a continuación veremos más particularmente en que debe
consistir la separación:
A) La
Biblia nos exhorta a separarnos de los inconversos (2 Corintios 6:14-18).
La esencia de esta Escritura es
"Habitaré y andaré entre ellos." El requerimiento es "No os
juntéis en yugo desigual con los incrédulos"(v. 16b y v. 14).
¿Cómo la
presencia del Señor estará con nosotros en verdadera manifestación de gloria?
Cuando los creyentes nos juntamos con los inconversos, en negocios, cuando los
Jóvenes lo hacen en el matrimonio, y responsables espirituales lo hacen en
Ecumenismo, creyentes con inconversos para demostrar a una iglesia unida
¿Puede haber unidad entre creyentes e inconversos?
B) La
Biblia nos enseña que debemos separarnos de hermanos que no respetan las
normas morales (1ª Corintios 5)
Es
clarísimo a este respeto el versículo
11: "Mas bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose
hermano, fuere, fornicario, o avaro, o idólatra, o mal diciente, o borracho, o
ladrón, con el tal ni aún comáis”. Las Escrituras nos enseñan que toda persona
casada está obligada a la ley de marido o mujer hasta la muerte (Romanos
7:1-3). Sin embargo, deseamos que la presencia del Señor se manifieste entre Su
pueblo, y aceptamos en comunión a hermanos casados y divorciados y casados de
nuevo. ¿No les parece que queremos llevar el arca de Jehová en carro nuevo? 2ª
Samuel 6:3 muestra la buena intensión y deseo de David, pero no seamos más
misericordiosos que el Señor. David aprendió la lección aun cuando costó la vida
a Uza (1 Crónicas 13:5-14). En 1 Crónicas 15:1-2 David dijo: “El arca de Dios
no debe ser traída sino por los Levitas; porque a ellos ha elegido Jehová para
que lleven el arca de Jehová y le sirvan perpetuamente”. El Señor aprecia la
integridad de los suyos, David cometió errores y pecados; pero una cosa
aprendemos de él, la integridad. Cuando se dio cuenta del error, enseguida
reparó y volvió a las Escrituras. ¡Ojalá nosotros tengamos tal integridad para
hacer en nuestro tiempo lo que corresponde a este respecto!
No ignoramos el proceder que corresponde
pero buscamos salidas e interpretaciones de las Escrituras que condigan con
nuestras opiniones o hacemos valer más la ley de algún país que la Palabra de
Dios. Es ya hora de volver a la Palabra de Dios, sino nos pasará lo que le pasó
al pueblo antiguo y un ejemplo de los malos resultados lo tenemos en Jueces en
los capítulos 19 y 20.
C) La
Biblia nos enseña la separación del y de los que enseñan otra doctrina y no la
doctrina de Cristo: "Cualquiera que se rebela, y no persevera en la doctrina de
Cristo, no tiene a Dios; El que persevera en la doctrina de Cristo, el tal
tiene al Padre y al Hijo. Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina,
no le recibáis en casa, ni le digáis ¡bienvenido! (2ª Juan 10 y 11).
Si la enseñanza es no recibir a los tales
nuestro deber es obedecer. La mejor manera de evitar las diversas doctrinas, es
perseverar "en la doctrina” (Hechos 2:42). En Romanos 6:17 leemos:
"Empero gracias a Dios, que aunque fuisteis siervos del pecado, habéis
obedecido de corazón a aquella forma de doctrina a la cual fuisteis
entregados". En Romanos 16:17 leemos: “y os ruego hermanos, que miréis los
que causan disensiones y escándalos contra la doctrina que vosotros habéis
aprendido; y apartaos de ellos”.
Sin duda los Romanos conocían
"aquella forma de doctrina: Hace tiempo pregunté a unos jóvenes porque se
reunían en el lugar x y unos contestaron porque se reúnen allí mis padres,
otros porque me siento cómodo, etc.
Pienso que es tiempo de escudriñar por si cada uno cual es "aquella forma
de doctrina" y estar dispuestos a sufrir y morir si es necesario antes de
dejarla.
En
1ª Timoteo 1:3 Pablo ruega a Timoteo que requiriese a algunos que enseñan diversa
doctrina.
Más que nunca la diversa doctrina está al
orden del día y los hombres ávidos de cosas nuevas, las aceptan con placer,
muchos creyentes están también ávidos de novedades y queriendo" en muchos
casos hacer bien, hacen mal. Según el apóstol Pablo, Timoteo había alcanzada
"la buena doctrina"(1ª Timoteo 4:6). Paguemos nosotros también el
precio para alcanzarla.
3) La presencia
del Señor estará donde están dos o tres congregados en mi Nombre (Mateos
18:20).
a) No debemos
tomar en vano su Nombre (Deuteronomio 5:1 1)
1ª Samuel 2:13-17 nos muestra la
conducta de los hijos de Elí, comienza diciendo la costumbre de los sacerdotes
para terminar el v. 17: "Era, pues, el pecado de los mozos muy grande
delante de Jehová"; y en 4:12 nos muestra la derrota ante los filisteos
después de la cual (v. 4) "El pueblo envió a Silo, y trajeron de allá el
arca del pacto de Jehová de los ejércitos que estaba asentada entre los
querubines; y los hijos de Elí , Ofni y Finees, estaban allí con el arca de
Dios” . Cuando el arca llegó al campo "todo Israel dio grita con tan gran
júbilo, que la tierra tembló"(v. 5). Pero como dijimos la presencia del
Señor puede transformarse en juicio y así aconteció en aquella oportunidad,
sugiero leer todo el capítulo 4 de 1ª Samuel en el cual podemos ver los
funestos resultados.
b) No debemos
hablar, predicar en su Nombre si Él no nos manda (Deuteronomio 18:20; Romanos
10: 15).
Muchas dificultades de la Obra en la actualidad,
son causa de este mal, hombres que usan el púlpito por haber cursado estudios o
recibidos en Institutos Teológicos, títulos que los habilitan a tal fin, otros
que con el fin de no quedar mal hacen la rueda y la enseñanza y la predicación
nos responden al llamado del Señor para este delicado trabajo; ojalá cada uno
se considere a sí mismo y piense si el Señor le mandó o llamó.
c) Apartarse de
iniquidad para invocar su Nombre (2ª Timoteo 2:19).
Se nos dice
de Balaam que amó el premio de la iniquidad. La iniquidad es, entre otras
cosas, injusticia. Judas con el salario de su iniquidad adquirió un campo
(Hechos 1:18). A Satanás se le dice en
2ª Tesalonicenses 2 “El misterio de iniquidad”. Concluimos este punto con decir
que ninguna iniquidad, debe existir en donde no invoca el Nombre del Señor.
d) Sufrir por su Nombre (Hechos 5:41; 15:26).
¿Estamos dispuestos a sufrir por su Nombre
hasta la muerte? Nada menos el Señor se merece, otros hermanos nuestros lo han
hecho, que con el apóstol Pablo digamos... no solo estoy presto... sino a
morir... (Hechos 21:13).
e) Su Nombre no debe ser amancillado (Isaías
48:11).
No comparte con nadie porque dice: “Por
mí, por amor de mi lo haré, para que no sea amancillado mi Nombre, y mi honra
no la daré a otro”. Sobran los comentarios.
f) El Nombre
perpetuo y glorioso (Isaías 63:12-14).
Él es el mismo, AYER, HOY y por los SIGLOS
(Hebreos 13:8). ¿Lo cambiaremos? ¿Hay algo mejor? ¿Nos avergüenza su Nombre?
g)
No has negado mi nombre (Apocalipsis 3:8).
¿Cuándo el Señor regrese, podrá decir:
“no has negado mi Nombre”? Creo que estas cosas escritas y otras que el tiempo
y espacio faltan, puedan ayudarnos para que apreciamos congregarnos a su Nombre
y con reverencia disfrutar de su augusta presencia.
Sana
Doctrina, 1977.
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