En
el Salmo 34:3 leemos, "engrandeced a Jehová conmigo y exaltemos a una su
nombre". Y en el Salmo 133:1 dice: "Mirad cuán bueno y cuán delicioso
es habitar los hermanos juntos en armonía". En realidad, una de las
experiencias más edificantes que cualquier persona puede tener, y yo agregaría
que una de las más alegres y confortantes, es la de reunirse con otros, guiados
por el Espíritu, en un sano compañerismo. En esta clase de compañerismo
solamente se reconoce lo que "ha dicho el Señor". Esta fue la clase
de comunión que tuvieron los santos del primer siglo, cuando "perseveraban
en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros" (Hechos
2:42).
Sin embargo, no es muy común decir lo
mismo respecto de los hermanos hoy en día. Parece que es difícil lograr que un
grupo de personas disfruten juntas o se aguanten una hora escuchando acerca
del Señor o cuatro o cinco horas estudiando versículos de la Biblia, y disfrutando
plenamente cada minuto.
La necesidad del compañerismo
El
Señor mismo ha dicho "no es bueno que el hombre esté solo" (Génesis
2:18). Esto es más real en la vida espiritual que en la relación social y
física, a lo cual se refería el versículo en un comienzo.
La
mayoría de las personas religiosas que se reúnen con su grupo en el día del
Señor parecen quedar contentos con eso para toda la semana. No se reúnen de
nuevo hasta los ocho días, donde se lleva a cabo el mismo servicio monótono.
Por otro lado, el compañerismo de aquellos que realmente viven por el Espíritu,
es a la vez una delicia y una necesidad, pues anhelan encontrarse con los que
también son vivos para Dios.
Es
muy inspirador cuando en un grupo de creyentes se dialoga sobre verdades que también
otros han descubierto o cuando se comparten respuestas a oraciones por la misericordia
de Dios. En momentos como ese, todos los creyentes presentes le dan la gloria
a Dios por su gracia y bondad para con sus hijos.
El secreto del compañerismo
Para
disfrutar de esta clase de compañerismo se debe tener en cuenta una condición
inexorable: todos los hermanos deben permanecer juntos por la gracia de la
unidad espiritual, y amar y mantenerse en comunión personal con el Señor. Este
compañerismo lo disfrutan aquellos que han sido unidos a Cristo y que desean
tener una mayor comunión con El eternamente, lejos de la turbación y tribulación
en la que ahora viven.
El
compañerismo entre los cristianos les da, además, fortaleza. Hay tantas cosas
en guerra contra el Espíritu. El alma se pone anémica hasta que empieza a
tambalear. El verdadero compañerismo le pone a salvo del decaimiento. Es
difícil explicar la intimidad y alivio que nos proporciona el verdadero
compañerismo.
Cuando
alguien está decaído, se ayuda a levantar y mediante el poder del Señor ayudamos
a que las cosas se mejoren para el hermano. Es difícil que un hermano se deje
vencer por alguna experiencia que otro ya ha pasado. En la verdadera comunión
de los hermanos se puede instruir y orar por el que está deprimido.
Les
animo a formar un genuino compañerismo cristiano en su asamblea, donde todos
demuestren amor a Cristo. Vea por usted mismo cómo llegan las bendiciones. Eso
es caminar en los pasos del Salvador.
La esencia del compañerismo
En Génesis 6:9 se nos habla que
"Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó
Noé". Esto quiere decir que tuvo compañerismo con Dios, lo cual es la
esencia para tener un verdadero compañerismo de hombre a hombre. Moisés tuvo
compañerismo con Dios, así como lo tuvieron Enoc y Abraham antes que él.
"Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su
compañero." (Éxodo 33:11).
Esto
es compañerismo espiritual, y es lo mismo que nosotros experimentamos a través
del Señor Jesucristo mediante el Espíritu Santo.
Nosotros
también tenemos compañerismo con Cristo mismo. Leemos en Mateo 18:20
"porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en
medio de ellos". Cuando dijo esto, el Señor estaba en medio de sus
discípulos, instruyéndolos y preparándolos para la obra que debían realizar en
los días siguientes. El les estaba diciendo que aunque no estaría con ellos
físicamente, estaría presente en Espíritu cuando se reunieran en comunión para
servirle. Su presencia se hace palpable en el compañerismo espiritual de hoy en
día. Sentimos su presencia y su dirección cuando nos congregamos. Pero es necesario
que primero estemos en comunión constante con El. Cristo mora en nuestros corazones
por la fe (Efesios 3:17) y cena con nosotros y nosotros con El (Apocalipsis
3:20). Aquellos que habitan en el lugar secreto del Todopoderoso, están en constante
comunión con el Señor (Salmo 90:1; 91:1; Colosenses 3:3). Usted no puede morar
con Dios si no tiene comunión con El. Hay una comunión continua entre el Señor
y aquellos que viven por fe.
Podemos
entonces, decir con el salmista "compañero soy yo de todos los que te
temen, y guardan tus mandamientos" (Salmo 119:63). Por esta razón los
hijos de Dios desean estar en compañerismo con otros que tienen la misma fe.
Realmente es una experiencia buena y agradable permanecer juntos en Cristo.
La condición del compañerismo
"¿Andarán
dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?" dice Amos, el profeta (Amos
3:3). La respuesta es, por supuesto, no. Pueden caminar en proximidad física,
pero estar en desacuerdo espiritualmente. Cuando hay acuerdo en las cosas
espirituales, según dice la Biblia, es cuando verdaderamente hay unidad y
Cristo estará con ellos según El lo prometió. Sólo entonces ellos pueden
"caminar juntos" en la "unidad del Espíritu" y en el
"vínculo de la paz" (Efesios 4:3).
Veamos
otro versículo: "los que temían a Jehová", nos dice Malaquías,
hablaron cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito libro
de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en
su nombre" (Malaquías 3:16).
Hermanos,
no estamos perdiendo el tiempo cuando andamos en comunión espiritual unos con otros.
Ahora,
permítanme amonestarles con las palabras de Pablo, "os ruego, pues
hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una
misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente
unidos, en una misma mente y en un mismo parecer" (1 Corintios 1:10). Las
divisiones, los argumentos, son los medios de Satanás para robarles las
bendiciones que vienen de la comunión. Dejen que reine el amor fraternal, y les
aseguro que, estando de acuerdo, recibirán bendiciones del Señor.
Sendas de Vida, Abril 1986, Volumen4, Nº3.
Q el Dios y padre de Nuestro Señor Jesucristo los Bendiga Grandemente es un muy Buen estudio me gustó mucho y me ayudó bastante
ResponderEliminarGloria a Dios Bendiciones SHALOM amada familia