Se
nos dice cómo Demas abandonó su posición entre los cristianos primitivos:
"Demas me ha desamparado, amando este siglo, y se ha ido a Tesalónica;
Crescente a Galacia, Tito a Dalmacia" (2ª Tim. 4:10). El lugar a dónde
Demas partió, era lo de menos; se fue porque amaba este mundo, y lo peor de
todo, es que abandonó a Pablo y su enseñanza. No se nos dice que hubiese abandonado
a Cristo, ni que apostatase de su fe, sino que abandonó a Pablo; y ¿por qué?
Porque amaba este mundo. Tal vez, si hubiese vivido en estos días, hubiese
querido ser un teólogo, un obispo, o promocionar grandes campañas evangélicas,
con la mira de conquistar a mucha gente. Parece que a él no le gustaba seguir
los pasos de un hombre cual era el apóstol Pablo, aquel que había escrito:
"Sed imitadores de mí así como yo de Cristo" (1ª Cor. 11:1).
Demas manifestó no poder ceñirse a
la comunión de la doctrina del apóstol, la cual le mantendría separado y
obscuro. Por el contrario, amando este mundo, es probable que buscara su
aplauso, no que amara la mundanalidad. No es difícil ser religioso, y obtener
un gran éxito en este mundo actual. Si uno se lo propone, y está dotado de una
inteligencia notable, es fácil conseguir ver su nombre en letras de molde, y en
las primeras páginas de las revistas de actualidad, y ser persona destacada en
su círculo, y esto agrada a la carne. Pero no olvidemos, que todo esto será
juzgado ante el tribunal de Cristo. Sabemos que el Señor no tendrá un tratamiento
especial para estas cosas en aquel día, sino el que conocemos actualmente, y
que es la Palabra de Dios, y a todos se nos demanda delante de Dios y de sus
ángeles "a guardar Su Palabra y no negar Su Nombre". Ap. 3:8. Esta es
una cosa muy seria y solemne.
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