domingo, 5 de enero de 2014

Las Dos Babilonias

LECTURA: Génesis 11: 1-9. Jeremías 1: 46. Jeremías 51: 13 y 37. Apocalipsis Caps. 17 y 18.


INTRODUCCION:
La palabra profética como se nos presenta en las Sagradas Escrituras es de sumo interés pa­ra nosotros en el tiempo actual.
Dios ha revelado su mente y sus propósitos en cuanto al porvenir y el destino del hombre, de las naciones, del cristianismo, y de la iglesia ver­dadera de Jesucristo.
En medio de tanta confusión de pensamiento y de entendimiento respecto al futuro, tenemos la Palabra de Dios, clara y comprensible. Él quie­re que nosotros comprendamos su voluntad para que respalde y fortalezca nuestra fe y vida espiri­tual.
La palabra de 2a Pedro 1:19 es de bastante ayuda para nosotros. Al emprender un estudio del tema acerca de Babilonia, Pedro habla de la palabra profética como "más segura". Se ha cum­plido la Palabra de Dios en los tiempos pasados y a la letra, y así se cumplirá tocante al futuro—es más segura que la palabra de los hombres. Nos exhorta de "estar atentos" a esta palabra—es la voz Dios y la revelación de sus propósitos y de­manda nuestra seria atención. Luego Pedro dice que es "una antorcha que alumbra en lugar oscu­ro". Cuán valioso y apreciado es el faro para el marinero en el alto mar, señalando los lugares peligrosos y descubriendo el camino verdadero; así es la palabra profética para nosotros. ¿Tenemos dudas en cuanto al futuro? ¿Nos espantan los acontecimientos en el mundo hoy día? Examine­mos pues, la Palabra de Dios y descubriremos que está cumpliéndose perfectamente. Todo está preparándose para el día de juicio pero antes, Cristo vendrá por su Iglesia que el ganó por su propia sangre y la llevará a la gloria y para su herencia celestial. "Tenemos la palabra profética más se­gura a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca (de su venida) y el lucero de la mañana (Cristo) salga en vuestros corazones" 2a Pedro 3:19.
La historia de Babilonia tiene su principio muy temprano en las páginas de las Sagradas Es­crituras. Leemos en Génesis 10: 8-10 que el fun­dador de Babel o Babilonia fue Nimrod un hom­bre poderoso que persuadió a su parentela y se­guidores a edificar una ciudad y una torre. En esta forma ellos podrían establecerse como nación formidable. Parece que esta torre, conocida co­mo "la torre de Babel" fue más que una torre cuya cúspide llegare al cielo; fue como un templo o centro de reunión para aquella generación que ya se había alejado de Dios (Génesis 11:1-9). Llama­ron su ciudad Bab-el, que quiere decir "puerta de Dios", pero pronto fue cambiado su nombre en Babel, que quiere decir  “confu­sión" mediante el juicio divino. De esa generación empezó la fabricación y adoración de ídolos y Babilonia fue reconocida como el manantial de la idolatría y la madre de todo sis­tema pagano en el mundo. Rápidamente se ex­tendió y ésta idolatría fue la que contaminó al pueblo de Israel, como en los días de Elías cuando la nación iba en pos de Baal que era la for­ma cananea de la idolatría babilónica. Al cabo de mil años Babilonianismo llegó a ser la religión del mundo que había rechazado la revelación divina.
En los libros de los profetas como los de Isaías Jeremías y Daniel, encontramos la historia del de­sarrollo de la nación babilónica, su gloria y gran poder. Sin embargo su fin y completa destrucción fue determinada luego por Dios a causa de su idolatría y su persecución al pueblo de Israel. En las palabras siguientes, Dios describe la grandeza de la nación babilónica y luego su juicio y aniqui­lación total para nunca más levantarse. "He aquí yo estoy contra ti oh soberbio (Babilonia), dice el Señor, Jehová de los ejércitos; porque tú día ha venido, el tiempo en que te castigaré" (Jer.50:31). "… espada contra los moradores de Babilonia, con­tra los moradores de Babilonia, contra sus prínci­pes y contra sus sabios"(v. 35). "Sequedad sobre sus aguas y se secarán; porque es tierra de ído­los y se entontecen con imágenes. Por tanto, allí morarán fieras del desierto y chacales, morarán también en ella polluelos de avestruz; nunca más será poblado ni se habitará por generaciones y generaciones" (v. 38, 39). "Tú, la que moras entre muchas aguas, rica en tesoros, ha venido tu fin, la medida de tu codicia - en el tiempo del cas­tigo perecerás" (Jeremías 51:13, l8).
A pesar de la destrucción total de Babilonia, la idolatría que tuvo su origen en ella se ha ex­tendido por todo el mundo, contaminando las na­ciones. Cuando el Señor Jesús vino a esta tie­rra, el misterio de la iniquidad, (la idolatría ba­bilónica) (2ª Tes. 2:7), ya estaba imperando por do­quier, excepto donde se conocía la verdad de Dios según está revelada en el Antiguo Testamen­to. Hoy día, encontramos su práctica en muchas formas, entre muchas naciones, pero básicamente es la misma idolatría que practicaban los babilo­nios. Es la adoración falsa que roba al Dios vivo de la verdadera adoración debida a su san­to Nombre. Dios es Espíritu y los que le ado­ran en espíritu y en verdad es necesario que ado­ren" (Juan 4:24).
Ahora, en el libro de Apocalipsis del Nuevo Testamento encontramos otra Babilonia, que es la contraparte de la primera. Esta se llama "Ba­bilonia la Grande, la Madre de las Rameras y de las Abominaciones de la Tierra" (Apocalipsis 17:5), y "La gran Babilonia; la gran ciudad de Babilonia; Babilonia la gran ciudad" (Apocalipsis 18: 2, 10, 21). La historia de su poder, su vileza, y de su castigo y final destrucción por Dios, está escrita en los dos capítulos de Apocalipsis 17-18. Rogamos a nues­tros lectores que lean estos con diligencia e interés.
La primera pregunta que sube en la mente es, ¿quién es esta Babilonia, es ciudad y nación como la primera? No, no es nación, sino es un vasto sistema religioso que logra dominar a mu­chos pueblos y naciones con sus enseñanzas idó­latras y estos se sujetarán a su poder imponente y terrible. Este sistema religioso que se nos pre­senta en Capítulo. 17 bajo la figura descriptiva de "la gran ramera" es  Roma — la iglesia Católica Romana—, y no solo ella, sino las demás iglesias cristianas profesantes "las hijas de la ramera" (ella, siendo la madre de las ramera) que se uni­rán con ella. Hoy día se está cumpliendo esta unión de iglesias ante nuestros ojos. Debemos entender que esa gran confederación de iglesias nunca formarán el Cuerpo de Cristo, la Iglesia que El ganó por su propia sangre; es a iglesia falsa y corrupta. Recordemos que su cabeza será siem­pre "el papa" y las que se unen en este sistema religioso tendrán que sacrificar la verdad preciosa de la palabra de Dios, ¡que solemne! El papa ahora se presenta como el gran hombre que busca la paz para el mundo entero. Sus via­jes a varios países como el de Palestina, Esta­dos Unidos y la prometida visita a la América Latina, es una gran política. Todo esto nos ma­nifiesta el despertamiento y la gran lucha de la iglesia Católica Romana para atraer a su seno todas las demás iglesias (¿no llama ella a los creyentes de las iglesias evangélicos, "los hermanos separa­dos?") Ella va a lograr su propósito dominante en los últimos días de esta dispensación de la gracia y si no lo logra ahora completamente en estos días, pues lo logrará en el tiempo de la gran tri­bulación, sí. Creo hermanos, que vivimos en días de gran importancia. La venida del Señor por su Iglesia, está a las puertas.
Ahora bien, vamos a notar la descripción que se nos presenta de la Babilonia la Grande en Apocalipsis Capítulo 17 y 18 — de su carácter, poder, situación y juicio final.
A. Su Carácter. Se describe como "la gran ramera"; esta nos enseña de su vileza y co­rrupción espiritual; ella es culpable de la fornica­ción — que es el gran pecado de la Babilonia "la inmundicia espiritual", la corrupción de la verdad de Dios. El nombre "Babilonia" significa con­fusión y vergüenza. Dice en Cp. 19:2 que "ella ha corrompido la tierra con su fornicación" tal es su maldad. "Con sus hechicerías fueron engañadas todas las naciones." Cp. 18:23. Algo más; en ella fue encontrada "la sangre de los santos" (Cps.l7:6, J 8:24). Sin duda esta se refiere a la per­secución y muerte de miles de cristianos en el tiempo que se llamó "La Inquisición". Verda­deramente sus manos se han manchado con la sangre de los santos de Dios, — su juicio ya se madura, "su pecado ha llegado hasta el cielo" (Cp. 18:5). Tenemos también una descripción muy amplia de sus incontables riquezas y gran pompa; "ha vivido en deleites" (Cp. 18:7). Es claro que esta iglesia se ha enriquecido por los mercaderes de la tierra como dice en Cp. 17:4 "su vestidura de púrpura y escarlata adornada con oro, de piedras preciosas y de perlas". (Ojo también Cp. 18:11-19).
B.     Su Poder. Encontramos que ella "está sentada sobre muchas aguas" (Cp 17:1, 5) nos dice que estas aguas "son pueblos, muchedum­bres, naciones y lenguas." Sin duda esto descri­be su posesión de vastas multitudes de almas que son dominadas por su poder.
También ella es vista sentada sobre "una bes­tia escarlata" (v. 3). Los estudiantes de la pala­bra profética nos aseguran que la bestia represen­ta al Imperio Romano vivificado, después que ha­ya terminado la dispensación de la Iglesia. ¡Cuán grande es su poder que domina aún al poder civil! Sin embargo, llegará el momento cuando esta misma nación y sus aliados se levantarán contra el poder religioso—la iglesia Católica Roma­na— cansado de su dominación y aborreciéndola, la desolarán como se describe en Apocalipsis 17:16-17.
C.     Su Lugar y Centro de Autoridad y Gobierno. La Ciudad de Roma por casi trece siglos, ha sido el lugar de donde la iglesia corrom­pida - Católica Romana ha dirigido sus activi­dades y esparcido sus doctrinas falsas. Solo a Roma corresponde la descripción dada en este libro de Apocalipsis Cap. 17:9 “Esto para la mente que tiene sabiduría - siete montes, sobre la cual se sienta la mujer". Roma está sentada so­bre "las siete colinas" es conocida como "la ciu­dad eterna". Y otra vez en Apocalipsis 17:18, "la mu­jer es la gran ciudad". ¿Quién no sabe que el papa que vive en Roma en el Vaticano, es la ca­beza de ese vasto sistema religioso, la iglesia Ca­tólica Romana, y que de allí se gobierna ese sistema entero? ¡Cuántos hacen sus peregrinaciones hasta esa ciudad para adorar en su iglesia lujos y aún si pueda lograr, besar la mano del papa!
D. Su Juicio y Destrucción Final. El tiem­po de su juicio se acerca. Dios mismo va a juzgarla, "poderoso es Dios el Señor que la juzga" (Cp. 18:8). Va a exterminar por completo esa igle­sia tan corrupta; ese sistema mundial de apostasía que es opuesta a la voluntad de Dios, que es una imitación errónea de la verdadera Iglesia de Jesucristo. Notemos lo que dice en Apocalipsis 17:1 "Ven acá y te mostraré la sentencia contra la gran ramera". "Ha caído, ha caído la gran Babi­lonia" (Cp.l8:2). "Dadle a ella como ella os ha dado y pagadle doble… en un solo día vendrán sus plagas" (Cp. 18:6-8). "Alégrate sobre ella…Dios ha hecho justicia en ella" (Cp.18:20).
Tan completo y terrible será su juicio que la memoria de ella será borrada para siempre, "nunca más será hallada" 18:21, y "él humo de ella sube por los siglos de los siglos" (Cp. 19:3). Así, Dios ha determinado el fin de aquella que ha deshonrado y corrompido su Nombre Santo du­rante los siglos, entre las naciones. Oigamos, ahora la exhortación de parte de Dios para noso­tros hoy día.
E. Amonestación para cada verdadero cristiano. “Salid de ella pueblo mío, y no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas" (Cp. 18:4).
Hay gran peligro que el pueblo de Dios sea cogido en la red ya echada por la iglesia Católi­ca Romana para acoger, si fuera posible, todas las demás iglesias. Pero los cristianos que cono­cen la Palabra de Dios, y también la corrupción y juicio de la gran ramera, van a mantenerse separados de ella, aunque a costo de sufrimiento y persecución. Que el Señor nos ayude a honrar su Nombre glorioso y defender la verdad de su Palabra hasta que El venga por su Iglesia verda­dera que ha comprado con su propia Sangre.

Contendor por la fe – Mayo – Junio 1966 – Nº 43-44

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