VI. Condición, propósito y responsabilidad
del Hombre
Al hacer un pequeño análisis podemos
encontrar cual era la condición del hombre, su propósito en el Edén y que
responsabilidad tenía. No fue puesto en la tierra para que estuviera holgazaneando.
En la actualidad se han creado “paraísos” para que el hombre no haga nada; pero
en paraíso de Dios, el hombre tenía un
propósito y una responsabilidad a cabalidad. Fue puesto para que gobernara la
tierra.
Veamos algunos de ellas:
Condición.
1. Su conocimiento
Al
ser creado, el hombre tuvo conocimiento inmediato y entendimiento intuitivo. Él
no era un infante adulto, ni un adulto infante. El nombró a todos los animales
que vinieron de la mano de Dios. Esta tarea requería que el hombre tuviera
inteligencia y una capacidad intelectual más que asombrosa. "Y puso Adán
nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; más para
Adán no se halló ayuda idónea para él" (Génesis 2:20).
2.
La inocencia original del hombre.
Algunos declaran que Adán fue creado en santidad, o
rectitud. Esto no es del todo exacto. El hombre fue creado perfecto, sí, pero
fue creado en inocencia. Hay una vasta diferencia entre la inocencia y la
rectitud. La inocencia es la impecabilidad que jamás ha enfrentado una prueba.
La rectitud, o probidad, es la inocencia que ha sido probada y tentada y ha
salido victoriosa.
3. Su ambiente perfecto
Estaba
ubicado en un jardín fructífero. "Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén,
al oriente; y puso al hombre que había formado." (Génesis 2:8) Algunos sostienen que el hombre primitivo era un
hombre de las cuevas, pero esto no fue así, porque él era hombre de huerto. Los
primeros registros que tenemos de hombres que vivieron en cuevas son de los que
eran perseguidos: "De los cuales el mundo no era digno; errando por los
desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra"
(Hebreos 11:38); y de los
dementes: "Y cuando salió él de la barca, enseguida vino a su encuentro,
de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo" (Marcos 5:2).
Este
jardín no es llamado "Edén," sino más bien, "el Huerto del
Edén." Edén significa "planicie," o "meseta." Parece
ser que Armenia es el lugar donde comenzó a habitar el hombre sobre la faz de
la tierra.
4. Su compañera
"Más
para Adán no se halló ayuda idónea para él... Y de la costilla que Jehová Dios
tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre." (Génesis 2:20-22) Las palabras
"ayuda idónea" significan "compatible." Eva era la
compañera adecuada para Adán. Hay algunos que se ríen del "cuento de la
costilla," pero no pueden decirnos de dónde vino la mujer. ¿Por qué razón
cree usted que Dios no hizo a la mujer del polvo de la tierra? Por la sencilla
razón de que Dios no quería tener dos orígenes para la humanidad.
5. Su comunión con Dios
El hombre podía tener comunión con Dios. "Y mandó
Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer" (Génesis 2:16). "Y dijo Dios: He
aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra,
y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer" (Génesis 1:29). "Mas Jehová Dios
llamó al hombre, y le dijo, ¿Dónde estás tú?" (Génesis 3:9).
6. Hecho para la eternidad
Al
existir el árbol de la vida en el huerto del Edén, nos indica que el hombre no
estaba hecho para que naciera y muriese, cumpliendo el ciclo que estamos
acostumbrados a ver y sufrir después de la caída. Sino que está destinado a
vivir por siempre.
“Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la
vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del
mal” (Génesis 2:9) .Es curioso que el
árbol de la vida y el árbol de la
ciencia del bien y el mal estuviesen
juntos en el huerto. El hombre tenía que elegir la vida o la muerte a diario. Y por un tiempo eligieron
la vida, comían del fruto del árbol de vida para conservarla.
Sin embargo, cuando fueron expulsados del lugar donde
vivían gratamente y en comunión con Dios, Dios expresamente puso un guardia
para que no comiese de ese árbol que daba vida eterna (Génesis 3:22-24) para
que su condición de pecadores no fuese eterna.
El Propósito de la Creación del
Hombre
¿Por qué, entonces, creó al
hombre? Dios hizo al hombre para una sola razón: Su propia gloria. Todos
los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado,
los formé y los hice (Isaías 43:7).
Por lo cual tenemos tres obligaciones que cumplir:
1. Para glorificarlo
Dios
hizo al hombre para glorificarse a Sí mismo. Dicho de otro modo, fuimos creados
para glorificar a Dios. Dios no creó a los seres humanos porque necesitara de
ellos, el propósito principal era
tener en la tierra un orden distinto de seres inteligentes y libres que le
adorasen y le sirvieran como los ángeles lo hacían en el cielo. Habiendo
sido hechos a la imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:27), los seres humanos
tienen la habilidad de conocer a Dios – y por tanto, amarlo, adorarlo,
servirle, y tener compañerismo con Él. En esto vemos que Dios nos hizo con
propósito. Si vivimos para este propósito (si vivimos conforme al propósito de
Dios en hacernos), además del gran privilegio de glorificar al Creador, hay un
beneficio enorme para nosotros: Gozo. Me mostrarás la senda de la vida;
En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre
(Salmo 16:11).
Dios, como en todas Sus obras, buscaba Su
gloria (Deuteronomio 32:15-18, Eclesiastés 12:1-3, Romanos 1:25). Como Dios, Él no necesita de nada. En toda la
eternidad pasada, Él no sintió soledad, así que no estaba buscando un “amigo”.
Él nos ama, pero esto no es lo mismo a necesitarnos. Si nunca hubiéramos
existido, Dios seguiría siendo Dios – El Inmutable (Malaquías 3:6) El YO SOY EL
QUE SOY (Éxodo 3:14) jamás estuvo insatisfecho con Su propia existencia eterna.
Cuando Él hizo el universo, Él hizo lo que le agradó, y puesto que Dios es
perfecto, Su acción fue perfecta. “Era bueno en gran manera” (Génesis 1:31).
Como
decían algunos hermanos en el pasado: “El fin principal y más elevado del
hombre es glorificar a Dios, y gozar de Él (o deleitarse en Él) para siempre”.
Así es la “vida abundante” que Cristo Jesús prometió a los santos en Juan
10.10. Esto (nuestro gozo de “deleitarnos” en Dios) se debe al carácter de
Dios: Sobre todo lo demás Él es bueno, misericordioso y bondadoso. Él es amor.
Una vez en Su presencia, nunca querremos salir porque ahí porque estaremos en
Su perfecto amor incondicional y allá encontraremos el gozo pleno. ¡Y Dios se
glorifica en que nos gozamos y que nos deleitamos así en Él porque esto
magnifica cómo Él es (bueno, bondadoso, generoso… amor)!
Por
consiguiente volvemos afirmar, el hombre ha sido creado para la gloria de Dios
y no para su propia gloria personal. El reino de Dios y Su justicia debe ser su
mayor preocupación, esperando que las demás cosas han de ser añadidas. En la
actualidad el propósito de Dios se cumple en los creyentes que sinceramente le
entregan sus vidas y viven para El, porque le entregan la adoración y alabanza
que le corresponde. Es tan cierto esto que el hombre no se siente feliz hasta
descubrir esta verdad y decidir a cumplir en su vida el propósito inicial de su
creación. No hasta ser correcto en la vida, la meta es vivir para Aquel que nos
creó.
2. Para cumplir la misión encomendada.
Dios, al momento de crearlos, les dio un mandamiento claro y específico.
Debían fructificar y llenar la tierra con los de sus propia especie, y señorear
sobre las especies que cohabitan con el hombre: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla,
y señoread en los peces del mar,
en las aves de los cielos, y en
todas las bestias que se mueven sobre la tierra (Génesis 1:28).”
Ese mandamiento quedó sin cumplirse, ya que el hombre al pecar se
declaró no apto para dominar sobre las especies. Por esta falta de control,
existe “un descontrol en la naturaleza”, ya que existen animales cazadores y
presas. Si Adán hubiese aprobado su examen, los animales no se matarían entre
sí, para servir de alimento a otros, sino que sería como lo describe el
profeta: que el lobo pacerá con el cordero (Isaías 11:6; 65:25).
Cuando el
Señor Jesucristo, el postrer Adán, Reine, el equilibrio y paz volverán a
existir en este planeta, cumpliendo así los propósitos iniciales establecidos
por Dios, y la profecía de Isaías se cumplirá por completo. Y en ese plano, los creyentes, estamos
llamados a un propósito superior. Y este propósito, de seguro es ayudar a
gobernar todo el universo, según lo que disponga el Señor; y esta
responsabilidad de acuerdo a los méritos de cada uno (Compárese Mateos
25:15-30).
3. Compañerismo.
Sabemos
que la “independencia” de Dios es uno de Sus atributos incomunicables. Esto
quiere decir que Dios no necesita nada ni a nadie. Él, en Sí mismo y por Sí
mismo, es todo lo que Él necesita. Antes de Adán, Dios no se sentía solo y no
necesitaba a un compañero. Dios estaba plenamente contento antes cuando sólo Él
existía, la Trinidad.
Las
personas son seres creados a la imagen de Dios (Génesis 1:26,27): libres, racionales,
capaz de estimarse y de autoexpresión, capaz de entendimiento moral y espiritual,
creados para tener compañerismo con Dios. Encontrarán su lugar apropiado en la
Creación sólo al tener una debida relación con Dios mediante la redención
obtenida por Jesús.
Nuestra necesidad de estar con
Dios, de nuestro eterno compañero, queda de manifiesto en los siguientes
versículos. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo
en la tierra. Mi carne y mi corazón desfallecen; Mas la roca de mi corazón y mi
porción es Dios para siempre (Salmo 73.25-26). Porque mejor es un día en tus
atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de
mi Dios, Que habitar en las moradas de maldad (Salmo 84.10).
4. Su Obra
"Y
los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y Multiplicaos; llenad la tierra, y
sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en
todas las bestias que se mueven sobre la tierra." (Génesis 1:28) "Tomó pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso
en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase" (Génesis 2:15).
En ese
huerto había empleo, pero no fatiga. Había trabajo, pero no la clase de trabajo
que nos agota físicamente. En Génesis
2:15 vemos la palabra "guardase." ¿Contra quién debía Adán
guardar, o proteger, el huerto? ¿Contra animales salvajes? No, porque todavía
no había ninguno. ¿Contra hombres salvajes? No, porque Adán era el único
hombre. Creemos que él fue puesto en guardia contra la posible aparición del
diablo. Siempre que el hombre es colocado en un cargo de confianza, Dios le da
amplia advertencia.
5.
Su Alimento
"Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta
que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y
que da semilla os serán para comer" (Génesis 1:29). El primer hombre y la primera bestia del campo
eran vegetarianos. Sus dietas no incluían la carne. El primer hombre no fue
carnívoro[1]
como lo declaran los evolucionistas. Es más, la misma dentadura del ser humano
no es la correspondiente a un ser que su dieta es a base de carne, no tiene los
dientes llamados canino con la capacidad de desagarrar como el lobo o león.
Su responsabilidad
1. De llenar la tierra con el nuevo orden
"Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y
multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla" (Génesis 1:28). Adán fue el primer hombre. "...fue hecho el
primer hombre Adán alma viviente" (I
Corintios 15:45). Eva es la madre de todos los seres humanos. "Y
llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los
vivientes" (Génesis 3:20).
2. Abstenerse de comer el fruto prohibido
Este
fruto era del árbol del conocimiento del bien y del mal. "...y mandó
Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer, más del
árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él
comieres, ciertamente morirás." (Génesis
2:16-17)
En
el huerto de Edén había en abundancia, y al hombre y la mujer se les permitió
comer libremente. Había solamente un árbol que estaba prohibido a ellos. No
sabemos qué clase de fruto era. No había nada de malo con el fruto; solamente
la prohibición de Dios detrás del mismo. Dios quería que Adán y Eva tuvieran
conocimiento, pero Él no quería que ellos lo adquirieran por la desobediencia.
Recordemos que el hombre había sido puesto de sobre aviso de la consecuencias
de desobedecer. Siendo que esto es la verdad, ¿por qué permitió Dios que Adán y
Eva fueran sometidos al ataque del diablo? La prueba siempre viene antes de la
bendición, y el hombre siempre debe ser probado antes de ser ascendido.
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