lunes, 1 de mayo de 2017

Pensamiento

Jesucristo es la fuente de agua viva (Jn 4:14). Manantial de frescura que vino a calmar la sed del pecador.

Si él es nuestra constante provisión para el pecador restaurado ¿por qué morimos en el desierto que es el mundo de sed? Vamos confiadamente a este caudal y bebamos con hartura y saciemos la sed de su conocimiento para que el enemigo no nos encuentre medrosos junto al camino. ¡Cristo es la fuente! Gracias a Dios por este don inefable

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