Jesucristo es la fuente de agua viva (Jn 4:14). Manantial de frescura que
vino a calmar la sed del pecador.
Si él es nuestra constante provisión para el pecador restaurado
¿por qué morimos en el desierto que es el mundo de sed? Vamos confiadamente a
este caudal y bebamos con hartura y saciemos la sed de su conocimiento para que
el enemigo no nos encuentre medrosos junto al camino. ¡Cristo es la fuente!
Gracias a Dios por este don inefable
No hay comentarios:
Publicar un comentario