“Pues yo os digo que a todo el que tiene, se le
dará; mas al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará” (Lucas
19:26).
La palabra “tiene” en este texto significa más que mera posesión. Incluye
la idea de obedecer lo que hemos aprendido y de usar lo que nos ha sido dado.
En otras palabras, no se refiere solamente a lo que tenemos sino a lo que
hacemos con lo que tenemos.
Aquí hay un gran principio para nosotros. En la medida en que caminamos
a la luz que hemos recibido, Dios nos da más luz. El hombre que progresa más en
la vida cristiana es aquel que está determinado a hacer lo que la Biblia dice,
aun si ve que nadie a su alrededor la obedece. En otras palabras, no es un
asunto del cociente de inteligencia lo que realmente sirve, es el cociente de
obediencia. Las Escrituras abren sus tesoros al corazón obediente. Bien dice
Oseas: “Conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová” (Lucas 6:3). Cuanto
más practicamos lo que nos ha sido enseñado, mucho más el Señor se nos
revelará. La información más aplicación lleva a la multiplicación. Pero la
información sin aplicación conduce al estancamiento.
Este principio se aplica también al empleo de nuestros dones y talentos.
El hombre que con su talento ganó otros diez talentos fue alabado por el Señor:
“Bien, buen siervo y fiel... sobre mucho te pondré”. Y al hombre que con su
talento ganó otros cinco también el Señor le dijo: “sobre mucho te pondré”
(Mateo 25:16-19).
Esto nos muestra que cuando cumplimos cabalmente con nuestras
responsabilidades el Señor nos recompensa con privilegios y responsabilidades
aún mayores. El hombre que con su talento no hizo nada, lo perdió. De acuerdo
con esto, aquellos que no quieren utilizar lo que poseen para el Señor, lo
perderán inevitablemente. “Si no lo usas, lo pierdes”.
Cuando dejamos de utilizar alguna parte del cuerpo, ésta se atrofia y se
estropea; el uso constante es esencial para que podamos desarrollarnos
normalmente. Lo mismo sucede con la vida espiritual. Si enterramos nuestro don,
ya sea por timidez o por pereza, pronto encontraremos que Dios nos pone a un
lado y utilizará a otros en nuestro lugar.
Por lo tanto, es de la mayor importancia que obedezcamos los preceptos
de la Escritura, reclamemos las promesas y echemos mano de toda la capacidad
que Dios nos ha dado.
William MacDonald
No hay comentarios:
Publicar un comentario