La Biblia habla mucho de valentía. Así,
por ejemplo, David dice en el Salmo 27:14: "Aguarda a Jehová; esfuérzate,
y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová”. Aquí se menciona el alentarse
juntamente con el esforzarse y el aguardar, o esperar. Según el diccionario,
valentía es: valor, energía y voluntad para afrontar situaciones difíciles o
adversas - o: hazaña que se realiza con heroicidad. Y esto es justamente lo que
David quiere expresar: realizar hazañas con Dios, afrontar situaciones con
Dios, actuar con energía y voluntad junto a Dios, dejarse animar por Dios y
confiar en Él.
Contrariamente a esto, los seres humanos
muchas veces estamos desanimados, acobardados y deprimidos. Esto sucede porque
nos concentramos en nuestras propias posibilidades y vemos nuestras
limitaciones, incapacidades y debilidades, y a consecuencia de esta visión,
perdemos la valentía. En esta situación, David nos dice: “Aguarda a Jehová;
esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová”. Si comenzamos a
esperar al Señor, a confiar en Él y a contar con Él, recibimos fuerza. Cobramos
aliento. Entonces podemos realizar hazañas. No porque contemos con nuestra
capacidad, sino porque nos lanzamos a la aventura junto a Él, nuestro Señor
Jesucristo.
“Aguarda a Jehová” significa, también,
admitir nuestra propia debilidad. Significa que necesitamos a alguien Fuerte, a
alguien que nos ayude. Pero, también significa que tenemos que aguardar, que
esperar a Dios, esperar Su tiempo y Su intervención. Esto no siempre nos
resulta fácil.
Cuando la situación parezca escapar a
nuestro control, cuando se ciernan nubes de preocupación sobre nosotros, cuando
aparezca una tragedia en el horizonte, como un frente de tormenta, entonces
debemos actuar con valentía. Debemos atrevernos a poner nuestra confianza
plenamente en Él, a pesar de todo, pues la Escritura dice: “No perdáis, pues,
vuestra confianza, que tiene grande galardón” (He. 10:35). Concentremos, entonces,
todo nuestro ánimo y nuestro valor en confiar en Él y en Su intercesión. De
esto tenemos un gran ejemplo en David. Él sabía de qué estaba hablando, cuando
dijo: “Aguarda a Jehová”. Durante años fue cazado, marginado y perseguido. Saúl
quería matarlo y puso en marcha todo lo que tenía a su alcance para
capturarlo. Justamente en estas situaciones, David pudo experimentar que vale
la pena aguardar al Señor. Pues Dios es fiel a Su Palabra. Él cumple Sus
promesas.
Estas experiencias de fe, fortalecieron en
David la valentía para arriesgarse aún más con la ayuda de Dios, para confiar
aún más en Él, para contar con Él y esperarlo todo de Él. Por eso, pudo animar
a otros con estas palabras: “Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu
corazón; sí, espera a Jehová”. David había vivido grandes experiencias con
Dios: como pastor, por ejemplo, cuando, con la ayuda de Dios, rescató al
cordero de las garras del oso. Cuando, con la ayuda de Dios, mató al gigante
Goliat. Cuando, con la ayuda de Dios, fue protegido de la ira de Saúl y
cuando, finalmente, pudo ocupar el trono en Israel.
La ayuda de Dios era algo tan real para
David, que pudo decir: “Porque tú salvas al pueblo afligido, mas tus ojos están
sobre los altivos para abatirlos. Tú eres mi lámpara, oh Jehová; mi Dios
alumbrará mis tinieblas. Contigo desbarataré ejércitos, y con mi Dios asaltaré
muros” (2 Sam. 22:28-30).
El
aguardar a Dios, por un lado, y el experimentar Su ayuda y crecer en valentía,
por el otro, son dos cosas que se potencian y son un ejercicio que dura toda
la vida. El aguardar, el confiar y tomar aliento, solamente es posible cuando
hemos conocido a Dios. En la medida de nuestro conocimiento, esperaremos en Él.
Y cuando experimentamos, así, Su ayuda, aprendemos a confiar. Cuanto más lo
hacemos, tanto más cobramos coraje y aprendemos a contar nuevamente con Él.
Así, también, recibimos la valentía para comenzar de nuevo. Pues ¡rápidamente
pierdo mi propio coraje, cuando, como Pedro, cuando se hundía, me miro a mí
mismo! Pero, es justamente entonces que Dios me alienta. Me da el valor de
volver a Él y de empezar de nuevo con Él. Así, junto a Él, cobro aliento para
encarar mi vida diariamente con valentía. “Aguarda a Jehová; esfuérzate, y
aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová”.
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