martes, 1 de septiembre de 2015

Meditación.

“Ciertamente vengo en breve” (Apocalipsis 22:20).



A medida que nos acercamos al fin de esta era, es predecible que muchos abandonarán la esperanza del regreso inesperado de Cristo. Pero la verdad sigue en pie, aunque los hombres no la crean.
El hecho es que el Señor Jesús puede venir en cualquier momento. No sabemos el día o la hora del regreso del Novio a por Su novia; esto significa que podría venir hoy. No hay profecía que tenga que cumplirse antes de escuchar la voz de mando del Señor, la voz del arcángel y la trompeta de Dios. Cierto, la iglesia espera experimentar tribulación en toda su duración sobre la tierra, pero los horrores del periodo de la Tribulación no son parte de su destino. Si la iglesia debiera pasar por la Tribulación, eso significaría que el Señor no podría venir por lo menos en siete años, porque ciertamente ahora no estamos en la Tribulación y cuando ésta venga, durará siete años.
Hay un gran número de textos en la Escritura que nos enseñan que debemos estar listos en todo tiempo para la aparición del Salvador. Consideremos los siguientes:
“...está más cerca que cuando creímos” (Romanos 13:11).
“La noche está avanzada, y se acerca el día” (Romanos 13:12).
“El Señor está cerca” (Filipenses 4:5).
“Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará” (Hebreos 10:37).
“...la venida del Señor se acerca” (Santiago 5:8).
“...el juez está delante de la puerta” (Santiago 5:9).
“Más el fin de todas las cosas se acerca” (1 Pedro 4:7).
Parece que estos versículos fueron escritos para que cale en la mente que la venida del Señor es inminente y que se trata de un evento por el que debemos  estar velando y esperando. Debemos estar ocupados sirviéndole fielmente como buenos administradores.
R. A. Torrey dijo una vez: “El inminente retorno de nuestro Señor es el gran argumento bíblico para llevar una vida activa de servicio, pura, desinteresada, consagrada y no mundana. Con mucha frecuencia en nuestra predicación apremiamos a la gente a vivir santamente y a trabajar con diligencia porque la muerte llega de improviso, pero éste no es el argumento de la Biblia. El argumento bíblico es siempre: “Cristo viene; estad preparados para cuando él venga”.
Nuestra responsabilidad es clara. Nuestros lomos deben estar ceñidos, nuestras lámparas encendidas y debemos ser semejantes a hombres que aguardan a su Señor cuando regrese (ver Lucas 12:35-36). No sucumbamos ante aquellos que enseñan que no tenemos derecho a esperar que regrese en cualquier momento. Por el contrario, creamos en Su retorno inminente, enseñémoslo entusiastamente y dejemos que esta verdad brille en nuestras vidas.

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