Su vida terrenal.
4. Periodo final
de su ministerio.
Podemos dividir el periodo final de su ministerio en tres partes, que podemos
definir como: Resurrección, instrucción final y ascensión.
a) Resurrección.
Muy temprano en la mañana del domingo posterior a la crucifixión,
mientras la guardia puesta por Pilato a instancia del sanedrín aún se
conservaba en su puesto; y las primeras mujeres llegaban para concluir el
embalsamiento del cuerpo del maestro y se preguntaban quién les correría la
roca que sellaba la tumba, se produjo la resurrección. Unos ángeles descendieron
y removieron la roca que tapaba la entrada a la tumba. Cuando María Magdalena
llegó, ve el sepulcro abierto y corre a dar noticia a los apóstoles de este
hecho, pensando que se lo habían llevado de ahí. Después llega el resto de la
mujeres y uno de ellos da el mensaje a las mujeres y estas corren a avisar a
los apóstoles lo que habían oído. María Magdalena, llegó primero que las otras
y dio aviso de lo que estaba sucediendo. Las otras mujeres llegaron después y
confirmaron lo que María Magdalena les había dicho (Mateo 28:1-10; Marcos
16:1-8; Lucas 24:1-12, Juan 20:1-10).
Pedro y Juan habían ido corriendo, y cuando llegaron vieron que el
sepulcro estaba vacío y comprobaron lo que las mujeres habían dicho; y se
volvieron a donde estaban los otros (Juan 20:3-10).
Entretanto, María desesperada por la pérdida del cuerpo del maestro,
pensando que el jardinero se había llevado el cuerpo, le pregunta por él hasta
que el mismo Señor se revela y ella le adora y lo mismo las otras mujeres.
Dos viajaban a un pueblo cercano de Jerusalén, Emaús. Ellos apenados por
los sucesos recientes comentaban lo que habían visto y escuchado. Un viajero se
le acerca y les escucha su pena. Pero
este viajero les descubre la Escritura de que todo lo sucedido era necesario
que pasara esto. Cuando se sientan a
comer y este viajero bendice el pan, descubren quien era realmente y vuelven
corriendo a donde los apóstoles estaban reunidos. Allí supieron que también se
le había aparecido a Pedro (Lucas 24:13-35; Marcos 16:12-13). ¡El SEÑOR HABÍA
RESUCITADO, YA NO HABÍA DUDA!
Esa misma noche, del primer día de la semana, el Señor se presenta ante
casi todos los discípulos, mostrando sus pruebas de que él era el Maestro que
había resucitado; y los envió a la obra (Juan 19:20-23; Lucas 24:36-49).
Sin embargo, había uno que no había estado cuando se apareció a todos
los apóstoles, Judas Dídimo. Y el Señor se apareció mostrando sus manos y
costado como las pruebas. El discípulo simplemente lo reconoció y le adoró
(Juan 20:24-29).
b) Instrucción
final.
Ellos debían ir a Galilea, ya que allí les enseñaría
aquello que antes no podía sobre llevar.
Allí a siete discípulos que estaban pescando, se les aparece y él les indica por donde pescar y les tiene
alimento preparado; y esta era la tercera vez que se manifestaba a ellos (Juan 21:1-14). En esta ocasión tiene una conversación
personal con Pedro y le encomienda que
apaciente a sus ovejas (Juan 21:15-19).
Sabemos por las epístolas que en este periodo también se
manifestó a como quinientos discípulos (1 Corintios 15:6). Y también lo hizo
con Jacobo su hermano (1 Corintos 15:7).
Durante este periodo de cuarenta días presentó pruebas
indubitables de su resurrección y les enseñó acerca del reino de Dios (Hechos
1:3).
c) Ascensión.
Al llegar el tiempo en que iba a ser recibido arriba los
reunió en el monte de los olivos, en Betania (Hechos 1:12; Lucas 24:50).
Una de las preguntas más importante para los discípulos era
saber si restauraría el reino de Israel en este tiempo, en el tiempo de ellos.
La respuesta del Señor es sencilla y directa, no es algo que ellos debían
preocuparle, ya que eso estaba en la potestad del Padre: Él diría cuando se
cumpliría lo ellos querían saber y ver. Lo que ellos debían preocuparse era de
llevar el evangelio a todo lugar, partiendo ordenadamente, de Jerusalén, Judea,
Samaria y hasta el último rincón del mundo (Hechos 1:6-8; Marcos 16:15-18;
Mateo 28:18-20).
Les indica que se queden en Jerusalén hasta que la
promesa del Espíritu Santo venga a ellos (Lucas 24:49; Hechos 1:5).
Dicho su mensaje final, el Señor fue alzado y ellos lo
vieron hasta que una nube lo cubrió.
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