domingo, 1 de octubre de 2017

Doctrina: Cristología (Parte XXI)

Su vida terrenal.


4. Periodo final de su ministerio.
Podemos dividir el periodo final de su ministerio en tres partes, que podemos definir como: Resurrección, instrucción final y ascensión.
a)    Resurrección.
Muy temprano en la mañana del domingo posterior a la crucifixión, mientras la guardia puesta por Pilato a instancia del sanedrín aún se conservaba en su puesto; y las primeras mujeres llegaban para concluir el embalsamiento del cuerpo del maestro y se preguntaban quién les correría la roca que sellaba la tumba, se produjo la resurrección. Unos ángeles descendieron y removieron la roca que tapaba la entrada a la tumba. Cuando María Magdalena llegó, ve el sepulcro abierto y corre a dar noticia a los apóstoles de este hecho, pensando que se lo habían llevado de ahí. Después llega el resto de la mujeres y uno de ellos da el mensaje a las mujeres y estas corren a avisar a los apóstoles lo que habían oído. María Magdalena, llegó primero que las otras y dio aviso de lo que estaba sucediendo. Las otras mujeres llegaron después y confirmaron lo que María Magdalena les había dicho (Mateo 28:1-10; Marcos 16:1-8; Lucas 24:1-12, Juan 20:1-10).
Pedro y Juan habían ido corriendo, y cuando llegaron vieron que el sepulcro estaba vacío y comprobaron lo que las mujeres habían dicho; y se volvieron a donde estaban los otros (Juan 20:3-10).
Entretanto, María desesperada por la pérdida del cuerpo del maestro, pensando que el jardinero se había llevado el cuerpo, le pregunta por él hasta que el mismo Señor se revela y ella le adora y lo mismo las otras mujeres.
Dos viajaban a un pueblo cercano de Jerusalén, Emaús. Ellos apenados por los sucesos recientes comentaban lo que habían visto y escuchado. Un viajero se le acerca y  les escucha su pena. Pero este viajero les descubre la Escritura de que todo lo sucedido era necesario que pasara esto.  Cuando se sientan a comer y este viajero bendice el pan, descubren quien era realmente y vuelven corriendo a donde los apóstoles estaban reunidos. Allí supieron que también se le había aparecido a Pedro (Lucas 24:13-35; Marcos 16:12-13). ¡El SEÑOR HABÍA RESUCITADO, YA NO HABÍA DUDA!
Esa misma noche, del primer día de la semana, el Señor se presenta ante casi todos los discípulos, mostrando sus pruebas de que él era el Maestro que había resucitado; y los envió a la obra (Juan 19:20-23; Lucas 24:36-49).
Sin embargo, había uno que no había estado cuando se apareció a todos los apóstoles, Judas Dídimo. Y el Señor se apareció mostrando sus manos y costado como las pruebas. El discípulo simplemente lo reconoció y le adoró (Juan 20:24-29).

b)   Instrucción final.
Ellos debían ir a Galilea, ya que allí les enseñaría aquello que antes no podía sobre llevar.  Allí a siete discípulos que estaban pescando, se les aparece  y  él  les indica por donde pescar y les tiene alimento preparado; y esta era la tercera vez que se manifestaba a ellos (Juan 21:1-14).  En esta ocasión tiene una conversación personal con Pedro  y le encomienda que apaciente a sus ovejas (Juan 21:15-19).
Sabemos por las epístolas que en este periodo también se manifestó a como quinientos discípulos (1 Corintios 15:6). Y también lo hizo con Jacobo su hermano (1 Corintos 15:7).
Durante este periodo de cuarenta días presentó pruebas indubitables de su resurrección y les enseñó acerca del reino de Dios (Hechos 1:3).

c)    Ascensión.
Al llegar el tiempo en que iba a ser recibido arriba los reunió en el monte de los olivos, en Betania (Hechos 1:12; Lucas 24:50).
Una de las preguntas más importante para los discípulos era saber si restauraría el reino de Israel en este tiempo, en el tiempo de ellos. La respuesta del Señor es sencilla y directa, no es algo que ellos debían preocuparle, ya que eso estaba en la potestad del Padre: Él diría cuando se cumpliría lo ellos querían saber y ver. Lo que ellos debían preocuparse era de llevar el evangelio a todo lugar, partiendo ordenadamente, de Jerusalén, Judea, Samaria y hasta el último rincón del mundo (Hechos 1:6-8; Marcos 16:15-18; Mateo 28:18-20).
Les indica que se queden en Jerusalén hasta que la promesa del Espíritu Santo venga a ellos (Lucas 24:49; Hechos 1:5).

Dicho su mensaje final, el Señor fue alzado y ellos lo vieron hasta que una nube lo cubrió.

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