Se han ideado muchas fórmulas y reglas para una vida metódica y ordenada.
Pero lo que no hallamos en tales libros, es la "fórmula" para alcanzar
el poder necesario. Sin embargo, los creyentes en el Señor Jesús poseen las
reglas escritúrales y el secreto del poder infalible (Filipenses 4:13).
Consideremos pues algunas reglas de conducta cristiana:
1º) Disciplinado
en sus palabras. — David era
"prudente en sus palabras" (1 Samuel 16:18). "Todo hombre sea.
. . tardo para hablar"; "Así hablad... como los que habéis de ser
juzgados"; "Vuestro sí sea sí, y vuestro no sea no" (Santiago I:
19; 2:12; 5:12). "Sea vuestra palabra siempre con gracia"
(Colosenses 4:6).
Pasajes estos que nos conviene recordar frecuentemente, a fin de que
nuestro hablar sea prudente, reflexivo y veraz. Necesitamos hacer nuestra
también la oración del salmista: "Pon guarda a mi boca, oh Jehová (Salmo
141:3).
2°) Disciplinado en sus actos. —"Daniel propuso en su corazón" (Daniel
1:8). Consideró detenidamente las circunstancias y tomó una firme resolución,
cumpliéndola imperturbablemente. Dios aprobó sus actos, resultando
sobresaliente en la prueba. Ponderable ejemplo de autodisciplina.
3º) Disciplinado en sus pensamientos. — "En tus mandamientos meditaré" (Salmo
119:15). "Si mal pensaste, pon el dedo sobre la boca" (Proverbios
30:32). "Tú guardarás en completa paz a aquél cuyo pensamiento en ti persevera"
(Isaías 26:3). "Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo,
todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud
alguna,- si hay algo digno de alabanza, en esto pensad" (Filipenses 4:8).
Ocupemos nuestras mentes con pensamientos que contribuyan a mantenernos
en permanente comunión con el Señor (Salmo 139:23).
4º) Disciplinado en el uso de su tiempo. — "Enséñanos. . . a contar nuestros días" (Salmo 90:12);
"Velad... en todo tiempo" (Lucas 21: 36); "Es ya hora de
levantarnos del sueño" (Romanos 13:11); "El tiempo es corto" (I5
Corintios 7:29); "Aprovechando bien el tiempo" (Efesios 5:16);
"¿Qué es vuestra vida?... neblina que se aparece por un poco de
tiempo" (Santiago 4:14).
La brevedad de la vida terrenal, nos insta a rendir el máximo de nuestro
tiempo disponible al servicio del Señor, como también lo hicieron destacados
siervos en todos los tiempos (Los Hechos 10:9-10; 17:16-17; 28:30-31).
5º) Disciplinado en su temperamento. — ."Mejor es. . . el que se enseñorea de su espíritu, que el que
toma una ciudad" (Proverbios 16: 32); "No os afanéis" (Mateo
6:34); "Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro
enojo" (Efesios 4:26); "Estad siempre gozosos" (1ª
Tesalonicenses 5:16); "No sea que brotando alguna raíz de amargura os
estorbe" (Hebreos 12: 15); "Tened paciencia" (Santiago 5:7).
Si practicamos esta demarcación de conducta en cualquier circunstancia,
experimentaremos lo que dijo el Señor: "Mi paz os doy. . . no se turbe
vuestro corazón" (Juan 14:27).
6º) Disciplinado en su acercarse a Dios. — "Moisés bajó su cabeza hacia el suelo y adoró" (Éxodo 34:
8); "Elías... postrándose en tierra puso su rostro entre las
rodillas" (1ª Reyes 18:42). "Tarde y mañana y mediodía, oraré y
clamaré" (Salmo 55:17); "Daniel... se arrodillaba tres veces al día y
oraba" (Daniel 6:10).
Acercarse a Dios en adoración, alabanza o peticiones, eligiendo las
horas más propicias y cumpliendo puntualmente con la cita convenida, es la
piadosa práctica de todo fiel creyente.
Busquemos el rostro del Señor conscientes de la
solemnidad y reverencia que corresponde, no prefiriendo poses cómodas ni
utilizando tonos de voz como dando órdenes.
7º) Disciplinado en su servicio. — "Que acabe mi carrera con gozo, y el
ministerio que recibí del Señor Jesús" (Hechos 20:24); "Me esforcé a
predicar el evangelio" (Romanos 15:20); "De esta manera peleo….
golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre" (1° Corintios 9:26-27);
"He peleado. . . he acabado. . . he guardado. . ." (2?
Timoteo 4:7).
No procuró Pablo "pasarlo pacíficamente",
sino que lidió como abnegado soldado de Cristo. Terminó su carrera
triunfalmente, dejándonos ejemplo de su admirable vida disciplinada.
Concédanos el Señor la gracia para terminar así
nuestra carrera terrenal.
Sana Doctrina, 1976
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