1) La necesidad del nuevo nacimiento: Juan 3:1-8.
2) Cómo se
realiza: v. 9-16.
Explicación y enseñanza
Nicodemo era uno de los principales del pueblo y
miembro del concilio (Juan 7:50). Vino a Jesús de noche porque conocía la
hostilidad del mundo hacia el Señor y los suyos (15:19). Pero veía a Él sólo
como un maestro sabio de quien esperaba recibir alguna enseñanza y, quizás,
también paz para su corazón. Sin embargo, el Señor no le instruyó como lo
hacían los rabinos y los escribas, es decir, no le dio prescripciones ni
instrucciones para aumentar sus conocimientos, sino que le dijo que si quería
entrar en el reino de Dios, necesitaba una nueva naturaleza: el nuevo
nacimiento.
El agua y el Espíritu producen esta vida en el alma.
El agua es una figura de la Palabra de Dios (cf. Juan 3:5; Efesios 5:26; 1
Pedro 1:23). La Escritura juzga las viejas tendencias y la conducta de aquel
que la recibe con fe; por medio del Espíritu Santo, Ella produce nuevos
sentimientos y deseos; por lo tanto, efectúa una limpieza interior, otorga una
nueva naturaleza y hace del hombre una nueva creación (2 Corintios 5:17).
De ninguna manera puede interpretarse que el agua sea
el bautismo, el cual, en lugar de dar vida, constituye precisamente la figura
de la muerte y del juicio del viejo hombre (Romanos 6:4). Nicodemo tendría que
haber conocido esta verdad de la necesidad de una nueva naturaleza (Ezequiel
36:25-27). Para estar unido a Cristo en el reino terrenal, era necesario un
corazón purificado, ¡cuánto más para ir al cielo! (Juan 3:12). Por eso Cristo
tuvo que morir.
Las palabras: "Os es necesario nacer de
nuevo" no son todavía el Evangelio (las Buenas Nuevas); éste viene
después: "Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es
necesario que el Hijo del Hombre sea levantado". "De tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su Hijo" (Juan 3:14-16). Sólo en la cruz podemos
ver claramente lo que fue necesario para nuestra salvación conforme a la
santidad de Dios y lo que el amor de Dios cumplió por nosotros. Cuán grande era
nuestra perdición; cuán grande es la santidad de Dios ("Dios es luz";
1 Juan 1:5), cuán grande es el amor de Dios ("Dios es amor"; 1 Juan
4:8), cuán grande es nuestra salvación: ¡Todo esto lo vemos en la cruz! Juan
3:16 —que ha sido llamado «la Biblia en miniatura»— contiene verdades
maravillosas y profundas. Dios amó y dio; el ser humano cree y tiene; tiene
vida eterna y no es condenado (v. 18). Pero la ira de Dios está sobre el
incrédulo (v. 36).
Creced
1997
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