domingo, 3 de diciembre de 2017

JESÚS Y NICODEMO

1) La necesidad del nuevo nacimiento: Juan 3:1-8.
2)  Cómo se realiza: v. 9-16.

Explicación y enseñanza
Nicodemo era uno de los principales del pueblo y miembro del concilio (Juan 7:50). Vino a Jesús de noche porque conocía la hostilidad del mundo hacia el Señor y los suyos (15:19). Pero veía a Él sólo como un maestro sabio de quien esperaba recibir alguna enseñanza y, quizás, también paz para su corazón. Sin embargo, el Señor no le instruyó como lo hacían los rabinos y los escribas, es decir, no le dio prescripcio­nes ni instrucciones para aumentar sus conocimientos, sino que le dijo que si quería entrar en el reino de Dios, necesitaba una nueva naturaleza: el nuevo nacimiento.
El agua y el Espíritu producen esta vida en el alma. El agua es una figura de la Palabra de Dios (cf. Juan 3:5; Efesios 5:26; 1 Pedro 1:23). La Escritura juzga las viejas tendencias y la conducta de aquel que la recibe con fe; por medio del Espíritu Santo, Ella produce nuevos sentimientos y deseos; por lo tanto, efectúa una limpieza interior, otorga una nueva natura­leza y hace del hombre una nueva creación (2 Corintios 5:17).
De ninguna manera puede interpretarse que el agua sea el bautismo, el cual, en lugar de dar vida, constituye precisamente la figura de la muerte y del juicio del viejo hombre (Romanos 6:4). Nicodemo tendría que haber conocido esta verdad de la necesidad de una nueva naturaleza (Ezequiel 36:25-27). Para estar unido a Cristo en el reino terrenal, era necesario un corazón purificado, ¡cuánto más para ir al cielo! (Juan 3:12). Por eso Cristo tuvo que morir.
Las palabras: "Os es necesario nacer de nuevo" no son todavía el Evangelio (las Buenas Nuevas); éste viene después: "Como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado". "De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo" (Juan 3:14-16). Sólo en la cruz pode­mos ver claramente lo que fue necesario para nuestra salvación conforme a la santidad de Dios y lo que el amor de Dios cumplió por nosotros. Cuán grande era nuestra perdición; cuán grande es la santidad de Dios ("Dios es luz"; 1 Juan 1:5), cuán grande es el amor de Dios ("Dios es amor"; 1 Juan 4:8), cuán grande es nuestra salvación: ¡Todo esto lo vemos en la cruz! Juan 3:16 —que ha sido llamado «la Biblia en miniatura»— contiene verdades maravillosas y profundas. Dios amó y dio; el ser humano cree y tiene; tiene vida eterna y no es condenado (v. 18). Pero la ira de Dios está sobre el incrédulo (v. 36).
Creced 1997

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