APROBADO (2ª TIMOTEO 2:15)
El Joven que seriamente inicia una preparación para la
vida, trata de desarrollarla de tal manera que resulte eficiente para afrontar
su existencia con éxito, es decir, se prepara con celo para el EXAMEN, pues
anhela ser APROBADO, esto es, bien calificado.
El examen puede ser ante una mesa compuesta de varios
profesores aunque, también, tratándose de un oficio o trabajo personal que no
requiere una preparación teórica especial, deberá acreditar CAPACIDAD para la
tarea al ser puesto a prueba.
Es indispensable, pues, algún tipo de examen previo a
la iniciación de alguna actividad.
LA ESCUELA DE DIOS. — El joven íntegro
y fiel se prepara en la escuela de Dios, como base fundamental para un buen
examen y, por consiguiente, para un servicio digno y fructífero. ¿Cuál es la
escuela de Dios? ¿La iglesia local? Efectivamente. Vamos a contestar con las
palabras del Señor: Donde dos o tres están congregados en mi nombre, allí
estoy en medio ellos" (Mateo 18:20). La presencia del gran Maestro entre
los suyos, es la mejor garantía de aprendizaje. Allí, donde Él está, es el
lugar donde se obtiene el mejor caudal espiritual, el único que es efectivo y
permanente. Recordemos que el gran Maestro, cuando ascendió a los cielos, no
dejó huérfanos a los suyos (Juan 14: 16-18). Les prometió otro Consolador, el
Espíritu de verdad, o como dice en el mismo capítulo, vers. 26: "El
Espíritu Santo, al cual el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todas las cosas que os he dicho". Es conveniente que
leamos también Juan 16:13-15; 1ª Juan 2:20, 27, y 1ª Corintios 2, escrituras
que corroboran que la presencia del Espíritu de Dios imparte enseñanza, guía
y memoria. Desde luego, que la presencia del Espíritu requiere un aposento
digno, sea personal o colectivo (iglesia). El gran Maestro está presente en
espíritu en medio de los suyos y no ha dejado nada librado a la casualidad. En
su bendita Palabra hay DOCTRINA, hay ENSEÑANZA y MANDAMIENTOS para CUMPLIR
(aunque estos términos parezcan redundantes). Esos mandamientos de los cuales
el mismo Señor nos dio el ejemplo, pues HIZO primero y luego ENSEÑO (Hechos
1:1). ¡Orden perfecto! La promesa de la presencia del Señor en nuestras vidas
—si le damos debido lugar— es certera garantía de SABER ESPIRITUAL (Mateo
28:18-20).
Siendo la iglesia el principal asiento del saber espiritual,
es evidente que cuando Dios permite su formación, a su tiempo provee los dones
suficientes para que cumpla su finalidad. Es un cuerpo con sus correspondientes
miembros y cada uno con su función (don) (Romanos 12:4-8). Es un gran
contrasentido decir que "hay iglesias sin dones", ya que este supuesto
hecho negaría su propia existencia o sería, simplemente, un cuerpo amorfo, es
decir, sin función orgánica. En las iglesias hay diversidad de dones. Algunos
destacados y otros más modestos, pero el
Señor se digna utilizarlos a todos (1ª Corintios cap. 12). El intercambio
de los mismos, en una ayuda recíproca de hermanable y plena comunión —como se
suele hacer— suple todas las necesidades, sin que por ello deba afectarse la
absoluta independencia de cada iglesia.
LA VIDA, precioso complemento de experiencia espiritual. — Dentro del conjunto de factores que componen
nuestra existencia, lo espiritual es de primordial importancia y el lugar más
indicado para aprender es "a los pies de Jesús" (Lucas 10:38-42). El
rincón espiritual apartado "de las muchas cosas", allí donde el
Señor nos espera día por día para establecer comunión con El y su Palabra,
constituye una preciosa fuente de sabiduría.
La vida en sí, la existencia humana que Dios nos
concede a sus hijos, con todo lo que él permite, es otra "gran
escuela", después de la iglesia, que es fundamental, como ya dijimos
(Romanos 8:26-28). Nuestro hogar paterno o el propio hogar que ya tenemos
constituido, con satisfacciones y sus sinsabores, con sus diversas
experiencias y circunstancias; el trayecto diario a nuestras tareas ordinarias
y estas mismas en sí con sus distintas alternativas; algún suceso
extraordinario en nuestras vidas que nos conmueve o el alejamiento de seres a
quienes amamos: TODO ELLO PUEDE CONFIGURAR PARA NOSOTROS UN ASPECTO MUY
IMPORTANTE EN LA ESCUELA DE DIOS. Es inútil tratar de aprender en otras
fuentes, por más organizadas y eficientes que parezcan, si no abrevamos fundamental
y principalmente en la fuente del Espíritu: LA PALABRA DE DIOS.
La sabiduría espiritual la logramos directamente del
Señor:
1) Por nuestro
VIVIR en la Iglesia, la casa de Dios.
2) Por nuestra
experiencia personal de la comunión con el Señor.
3) Por todas
aquellas cosas que acontecen en nuestra vida, que "sabemos ayudan a bien
si amamos al Señor" (Romanos 8:28).
¡Cuántas cosas tratamos de conseguir en la vida con
cuidado, actividad y prisa (diligencia)! Muchas, ¿verdad?
¡Cuánto más debería preocuparnos el hecho de que
debemos presentarnos a Dios para ser examinados! ¿Estamos en condiciones de ser
APROBADOS? Es decir, BIEN CALIFICADOS, sin motivos de vergüenza, con la
conciencia limpia, ante una "mesa examinadora" justa y santa, exenta
de toda miseria y dobleces humanos.
¿Hemos aprendido antes en la escuela de Dios a trazar
bien la palabra de verdad? ¿Y, además de trazarla, a cumplirla?
Examinémonos a la luz de las siguientes Escrituras
para comprobar si realmente estamos en condiciones de ser APROBADOS:
1) Es APROBADO
aquél a quien Dios alaba (2ª Corintios 10:17-18).
2) El
auto-examen profundo y sincero ante el Señor nos muestra nuestra verdadera
posición (2ª Corintios 13:5).
3) EL EXAMEN
insondable y recto de Dios, revela si hay en nosotros integridad y capacidad
para honrarle y servirle (Salmo 26:1-6).
4) Nuestros
caminos en la vida, examinados a CONCIENCIA, señalan si seguimos fiel y firmemente
tras el objetivo que nos indica el Señor (Proverbios 4: 26-27).
Sana
Doctrina, 1976
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