viernes, 26 de noviembre de 2021

Ganando Almas a la manera bíblica (11)

Por William MacDonald 

Trabajo de seguimiento

Una de las fases más importantes del ministerio del evangelista personal es lo que conocemos como trabajo de seguimiento, el cual, por raro que parezca, es uno de los campos más ignorados hoy en día.

           


            La tremenda importancia de este ministerio puede juzgarse por lo siguiente:

            El apóstol Juan, al escribir por inspiración divina, dijo que su ma­yor gozo era escuchar que sus convertidos andaban en la verdad (3 Juan v. 4). Aun mayor que el gozo de llevar almas a Cristo es la satisfac­ción subsecuente de verlos avanzar.

            Nuevamente, está la fuerte sugerencia en las Escrituras del após­tol Juan: que el obrero cristiano será avergonzado en el Tribunal de Cristo si sus convertidos no han avanzado en las cosas del Señor.

            “Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se mani­fieste, tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados” (1 Juan 2:28).

            Y también en 2 Juan v. 8:

            “Tened cuidado para que no perdáis lo que hemos (los apósto­les) logrado, sino que recibáis abundante recompensa".

            El seguimiento no es opcional, sino que es un mandato directo en las Escrituras: “Pastoread el rebaño de Dios” (1 Pedro 5:2).

            “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él" (Proverbios 22:6).

            En Juan 21:15-17, Jesús le preguntó a Pedro tres veces si lo amaba. Cuando Pedro contestó afirmativamente las tres veces, el Señor le mandó apacentar a sus corderos y ovejas. En otras palabras, una de las mejores maneras en que podemos demostrarle nuestro amor al Señor Jesús es cuidando de lo Suyo. Los recién convertidos son particularmente susceptibles a las enseñanzas de falsas doctrinas, y el obrero diligente deberá esforzarse por salvarlos de estas herejías dañinas (1 Juan 2:18-27).

            Por último, deberíamos estar muy interesados en salvar a los jó­venes en la fe de volverse al mundo y de traer así vergüenza al testimo­nio del Señor Jesús.

Con esto en mente, sugeriremos los siguientes pasos prácticos que el ganador de almas debe dar.

            Cada vez que sea posible, obtenga el nombre y la dirección de las personas con las que trata. Esto le permitirá visitarlos, o enviarles correspondencia de ayuda, si la visita no fuera posible.

            Asegúrese de que cada convertido tenga una copia de la Biblia, o al menos un Nuevo Testamento. La leche no adulterada de la Pala­bra es absolutamente necesaria para el crecimiento (1 Pedro 2:2). (Sugerimos que suscriba a los nuevos convertidos en cursos bíblicos por correspondencia). También tenga una provisión de libritos de ayuda para entregar a los nuevos convertidos para que puedan afir­marse en su fe.

            Trate de tener la certeza de que el nuevo convertido está com­pletamente consolidado respecto a la seguridad de su salvación. Puesto que este tema ya se ha tratado en detalle en la lección 9, no lo repetiremos aquí. Sin embargo, solo agregaremos que los creyen­tes deberían “guardar la joya de la certeza de la salvación en el gabi­nete de un corazón humilde” (Thomas Wilson). En su entusiasmo y gozo inicial, los recién convertidos tienden a exhibir su seguridad neciamente, dando la impresión, involuntariamente, de ser superio­res a otros.

            Por todos los medios, enséñele al joven en la fe a obedecer al Se­ñor en las dos ordenanzas de la Iglesia— el bautismo y la Cena del Señor.

            Enseñe al nuevo creyente la preciosa verdad de que en Cristo es­tá a salvo eternamente, usando pasajes como Juan 10:27-29; Juan 5:24; Juan 3:36; Romanos 8:38, 39; Judas 24. Aquí también se necesita un equilibrio. Enfatice que la seguridad del cristiano no es un permiso pa­ra vivir desinteresadamente, sino que debe darle un mayor motivo de comportarse como es debido.

            Anímelo a confesar al Señor delante de otros (Romanos 10:9). En esta conexión, es algo bueno permitir que el nuevo convertido anuncie su fe en Cristo a otros, en lugar de que lo haga el obrero. Des­pués de todo, jamás puede haber progreso en las cosas divinas en la vida de los que no están dispuestos a confesar a Cristo.

            Muéstrele al bebé en Cristo cómo apartar un tiempo cada maña­na para leer la Palabra de Dios, para meditar y para orar. Esta es una disciplina tremendamente difícil para muchos jóvenes. Tienden a de­sanimarse por el constante fracaso. Sin embargo, el tiempo diario de quietud es tan importante, que el obrero debe esforzarse al máximo por lograr que sus convertidos lo practiquen.

            Enséñele al nuevo convertido la importancia de la comunión con la Iglesia. Recuérdele que la Iglesia es la unidad a través de la que Dios escoge obrar en el mundo actual (1 Timoteo 3:15). Muéstrele que pre­dicar el evangelio era solo uno de los objetivos de Pablo; el otro era consolidar a sus convertidos en la verdad de la Iglesia (Efesios 3:8,9).

            La práctica actual de recomendar a los nuevos creyentes unirse a la iglesia de su preferencia es absurda. Su elección puede ser totalmente contraria a la Biblia. Lo mejor es que asistan a una congregación donde Cristo sea reconocido como Cabeza, donde la Palabra de Dios sea re­conocida como la única autoridad, y donde el Espíritu Santo tenga li­bertad para dirigir la adoración y el servicio del pueblo de Dios.

            Enfatice las dos partes de la verdad de la separación:

            Separación para Dios, viviendo una vida enfocada en Su gloria.

            Separación de la mundanidad, de las asociaciones impías, y del yugo desigual.

            Muestre la importancia de las buenas obras en la vida del cristia­no. El testimonio de un joven que obviamente vive para Dios es un ar­gumento poderoso para los incrédulos.

            Por último, inculque a cada creyente sobre su responsabilidad de ganar a otros para Cristo. Ayúdelos a entender que Dios quiere la combinación de una vida recta y unos labios consagrados.

            Obviamente, hay muchos temas más con los que el nuevo cristia­no debe familiarizarse. Toda la enseñanza de la Biblia tiene que ver con el tema del trabajo de seguimiento. Sin embargo, los puntos mencionados arriba son un esfuerzo por mostrar al ganador de almas el ti­po de información general que debe brindarse lo antes posible.

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