14.26 al 40: Cuando
la iglesia se reúne
Nuestras
reuniones deben ser caracterizadas por:
edificación: Hágase todo para edificación, v. 26; dignidad: Hágase todo
decentemente y con orden, v. 40. Estas reuniones deberían (i) promover del
desarrollo mutuo, y (ii) preservar el arreglo espiritual. En ellas, obviamente,
la lengua es el factor operacional, y en visto de esto Pablo dice que la lengua
debe estar bajo control, vv 26 al 33, y bajo restricción, vv 34 al 36.
• La lengua bajo control.
No todos los dones están asignados a uno solo en las operaciones de la iglesia,
v. 26; todos pueden aportar según su capacidad específica. En vista de aquellos
eran días en que se ejercía el don de lenguas, Pablo dice que su aplicación
debe ser limitada. La reunión no debe tornarse confusa, ya que cada cual debe
ministrar “por turno”, o “en su curso”. Uno debe callarse si algún otro no va a
interpretar su intervención.
La profecía también debe estar bajo
control, vv 29 al 31, y los oyentes deben prestar atención al mensaje y
discernirlo. Es importante notar que “los espíritus de los profetas están
sujetos a los profetas”, y que Dios es Dios de paz, vv 32, 33. ¿Qué aporto
cuando estoy presente? ¿Estoy siempre ejercitado ante Dios? El v. 26 no
autoriza que hable de buenas a primeras, sino que debo ejercer la preparación
del alma.
• La lengua bajo restricción.
Esto corresponde a las mujeres en la reunión. ¿Qué quiere decir que ellas
“callen”? v. 34 Dejemos que el pasaje anterior interprete. Cuando uno que
hablaba en lenguas debía guardar silencio, quiere decir obviamente que
desistiera de dar su ministerio, vv 28, 30. Por esto, que la mujer calle (la
misma palabra griega) no quiere decir que desista de platicar con otra, sino
que no intervenga en ministerio público. Su lugar es una de sujeción, como dice
también la ley.
No se trata de
una innovación paulina. Que las hermanas intervengan en las reuniones de la iglesia
es insubordinación e indecoroso, vv 34, 35. ¿Pablo percibe oposición en estos
asuntos? ¿La palabra divina se originó con los corintios, o eran su dueño
exclusivo? v. 36. Una espiritualidad genuina reconoce las palabras del apóstol
como las del Señor.
Lección:
¿Cómo reacciono yo personalmente a este capítulo?
S.Emery
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