Con respecto a las raíces de amargura, se nos ordena que ella debe ser quitada junto con otras malas hiervas:
Quítense
de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y
toda malicia. (Efesios 4:31)
Para
ello debemos observándonos a nosotros mismos:
Mirad
bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que, brotando
alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean
contaminado… (Hebreos 12:15)
Y si encontramos
“alguna raíz de amargura”, algún resentimiento hacia algún hermano, debemos
perdonar como el Señor perdona:
…perdonándoos unos a
otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os
perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos
de amor, que es el vínculo perfecto (Colosenses 3:13b-14)
No hay comentarios:
Publicar un comentario