miércoles, 1 de agosto de 2012

“Esto lo he hecho yo"


Así ha dicho Jehová: No vayáis,  ni peleéis contra vuestros hermanos los hijos de Israel;  volveos cada uno a su casa,  porque esto lo he hecho yo.  Y ellos oyeron la palabra de Dios,  y volvieron y se fueron,  conforme a la palabra de Jehová.  (1 Reyes 12:24)


Las decepciones de la vida no son, en realidad, otra cosa más que los decretos del amor. «Hoy tengo algo que enseñarte» dice el Señor a cada uno de sus redimidos afligidos. «Te lo diré suavemente al oído para que las tempestades que te puedan sobrevenir no te atemoricen, y para que las espinas sobre las cuales tienes que andar te hagan menos daño. Es una frase corta: déjala que se introduzca hasta lo más profundo de tu corazón, para que te sirva de almohada para tu cabeza cansada: "Esto, lo he hecho yo".»
«¿Has pensado alguna vez que todo lo que te importa a ti me importa a mí también? "El que os toca, toca a la niña de su ojo" (Zacarías 2:8). "A mis ojos fuiste de gran estima... y yo te amé" (Isaías 43:4). Por eso me da tanto gusto formarte. Cuando la tentación te ataca y el Enemigo se te acerca, "como río" (Isaías 59:19), quiero manifes­tarte que "esto, lo he hecho yo". Dirijo todas tus circuns­tancias. No es por casualidad que estás en el lugar donde te encuentras, sino porque lo he escogido para ti».
«¿No has podido llegar a ser humilde? Pues yo te he puesto en la escuela misma donde se aprende esta lec­ción. Por medio de lo que te rodea y de las personas que te acompañan mi voluntad ha de realizarse en ti. ¿Tienes problemas materiales? ¿Encuentras difícil vivir con lo que tienes? "Esto, lo he hecho yo", porque soy quien lo posee todo. Quisiera que lo recibieras todo de mí y que dependieras enteramente de mí. "Dios, pues, suplirá
«¿Pasas por noches de aflicción? "Esto, lo he hecho yo". Yo, que fui "varón de dolores, experimentado en quebranto" (Isaías 53:3), te he dejado sin sostén humano para que, viniendo a mí, conozcas "consolación eterna" (2 Tesalonicenses 2:16, 17). ¿Te ha decepcionado un amigo a quien solías revelar tu corazón? "Esto, lo he hecho yo". He permitido esta decepción para que apren­das que Jesús es tu mejor Amigo. Es El quien te guarda para que no caigas, quien sostiene tu alma en sus luchas. El es tu escudo, tu victoria. Quiere ser tu Confidente, tu Pastor, tu Guía.»
« ¿Alguien te ha calumniado? Deja que me ocupe de esto y ven a refugiarte bajo la sombra de mis alas, "a cubierto de la contención de lenguas" (Salmo 31:20). Haré manifestar "tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía" (Salmo 37:6). ¿Se han trastornado tus proyectos? ¿Estas decaído y cansado? "Esto, lo he hecho yo". ¿Has hecho planes, y has venido a pedirme que los bendiga, mientras quería prepararlos para ti y tomar la responsabilidad yo mismo, "porque el trabajo es dema­siado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo"? (Éxodo 18:18). No eres más que un instrumento; no eres el que lo utiliza.»
«¿Con ardor deseabas hacer alguna obra importante para mí, y en vez de poder cumplir tu deseo, has sido apartado sobe un lecho de dolor y de impotencia? "Esto, lo he hecho yo". Mientras estabas tan activo no podía llamar tu atención. Ahora quiero enseñarte algunas de mis lecciones más profundas. Solamente los que han aprendido a esperar con paciencia pueden servirme. Mis obreros más eficaces son, a veces, los que son obligados a dejar un servicio activo para que aprendan a manejar el arma de la oración. ¿Te encuentras llamado, de repente, a ocupar un puesto difícil y lleno de responsabilidad? Sigue adelante, contando conmigo. Si te confío este pues­to importante, es para hacerte experimentar la verdad de mi Palabra: "Te bendecirá Jehová tu Dios en todos tus hechos, y en todo lo que emprendas" (Deuteronomio 15:10).»
«Hoy pongo en tus manos "un poco de aceite en una vasija" y "un puñado de harina" (1 Reyes 17:12), para que los utilices sin temor. Que todas las circunstancias que se presenten en tu camino, que toda palabra ingrata que hiera tu oído, que cada interrupción que debilita tu paciencia y que toda manifestación de tu propia flaqueza te encuentren bien provisto de estos recursos divinos. Acuérdate que todas estas pruebas son parte de la edu­cación del Padre. Las heridas que causan se sanarán más rápidamente a medida que aprendas a verme a mí en todas las cosas. Porque "por todas estas cosas los hom­bres vivirán, y en todas ellas está la vida de mi espíritu" (Isaías 38:16). "Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y haced sendas derechas para vuestros pies... Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor" (Hebreos 12:12-14). "Apli­cad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testi­fico hoy" (Deuteronomio 32:46).»
Cuando echamos un vistazo a nuestra vida pasada, no podemos hacer otra cosa que bendecir al Señor por todas las pruebas que nos han acontecido.
El orgullo y la resistencia estoica al sufrimiento, no nos conviene. No es así cómo nuestras almas son llevadas a Dios, sino todo lo contrario, de esta manera se mantienen distanciadas de Él. Cuando el dolor es completo, nos da una intimidad completa con Él, quien tiene el poder para socorrernos; entonces encontramos verdaderamente nuestra bendición en Dios.
Vendrá un tiempo en el cual todos nuestros sufrimien­tos llegarán a su fin, pero nuestro Amigo permanecerá. Su amor ha sido puesto a prueba. Ha entrado en las angustias más profundas de nuestros corazones y quiere hacernos compartir su gozo para siempre.

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