martes, 1 de octubre de 2013

La Sierva Egipcia

Lea Génesis 16:1-15; 21:1-20
I. TEXTO.
"No heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre" (Gálatas 4:30).

II. LECCIÓN PRINCIPAL.
Agar la sierva Egipcia es usada por el Espíritu de Dios para enseñarnos los privilegios de filiación. Ella era una sierva, por lo tanto su hijo no podía heredar las promesas de Abraham; estos eran únicamente para los libres. Por lo tanto Isaac, y no Ismael, debió ser el heredero.
La fe en Cristo nos hace espiritualmente "Hijos de Abraham" y, siendo libres, heredamos las promesas en El.
Lecciones muy sencillas pueden ser enseñadas del trato bondado­so de Dios para con esta sierva Egipcia.

III. LA HISTORIA RELATADA.
Primera Parte
Gén. 16:1-6. Sarai, mujer de Abram, no teniendo hijos, le propuso que tomara su sierva Egipcia, Agar, como mujer. Él lo hace, pero cuan­do Sarai se da cuenta que estaba encinta la trató duramente. "Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar... Y Sarai tomó a Agar... y la dio por mujer a Abram, y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora. Entonces Sarai dijo a Abram: Mi afrenta sea sobre ti;. . . juzgue Jehová entre tú y yo. Y respondió Abram a Sarai: He aquí, tu sierva está en tu mano; haz con ella lo que bien te parezca. Y. . . Sarai la afligía."
v. 6. Agar huye. "Ella huyó de su presencia."      
v. 7. El ángel de Jehová la halló en el desierto. "Y la halló el án­gel de Jehová junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en el camino de Shur."
vv. 8-12. Él le pide que regrese, y le promete un hijo. "Agar, sier­va de Sarai. . . ¿a dónde vas? Y ella respondió: Huyo de delante de Sa­rai mi señora. Y le dijo, Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa. . . Multi­plicaré tanto tu descendencia... He aquí que has concebido, y dará a luz un hijo... Ismael... y él será hombre fiero; su mano será contra todos."
vv. 13-14. Agar llama al Señor "Lahai-Roi". "Ella llamó el nombre de Jehová, Tú eres Dios que ve. . . Por lo cual llamó al pozo: Pozo del Viviente-que-me-ve" (Beer-lahai-roi) "He aquí está entre Cades y Bered."
vv. 15-16. Agar engendra a Ismael. "Y Agar dio a luz un hijo a Abram, y llamó Abram el nombre del hijo que le dio Agar, Ismael. Era Abram de edad de ochenta y seis años."

Segunda Parte
Gén. 21:1-8. Sara concibe un hijo en su vejez, Isaac (Risa); él es circuncidado. El niño es destetado y celebran con gran banquete. "Visi­tó Jehová a Sara y dio a Abram un hijo en su vejez, y llamó Abraham el nombre de su hijo Isaac. Y circuncidó Abraham a su hijo Isaac de ocho días, como Dios le había mandado. Y era Abraham de cien años. Entonces dijo Sara: Dios me ha hecho reír, y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo. Y creció el niño, y fue destetado; e hizo Abraham gran banquete el día que fue destetado Isaac."
v. 9. Ismael se burla de Sara y de su hijo. "Y vio Sara que el hijo de Agar la egipcia se burlaba."
v. 10. Ella le pide a Abraham echar a Agar y a Ismael. "Por tanto, dijo a Abraham: Echa a esta sierva y a su hijo, porque el hijo de esta no ha de heredar con Isaac mi hijo."
vv. 11-12. Abraham se aflige, pero Dios le dice que haga como Sara ha dicho. "Este dicho pareció grave en gran manera a Abraham a causa de su hijo. Entonces dijo Dios a Abraham: No te parezca grave; oye su voz, porque en Isaac te será llamada descendencia."
v. 13. La descendencia está "en Isaac", pero también Ismael será una gran nación. "Y también del hijo de la sierva haré una nación, por­que es tu descendiente."

Tercera Parte
v. 14. Abraham despide a Agar y a Ismael. "Abraham. . . la des­pidió. Y ella salió y anduvo errante por el desierto de Beerseba."
v. 15. Agar vaga por el desierto sin agua. "Y le faltó el agua del odre, y echó al muchacho debajo de un arbusto."
v. 15. Se sienta a una distancia y llora por su hijo moribundo. "Y se fue y se sentó enfrente, a distancia de un tiro de arco; porque decía: No veré cuando el muchacho muera."
v. 17. Dios oye la voz del muchacho. "Y oyó Dios la voz del muchacho; y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo, y le dijo: ¿Qué tienes, Agar? No temas; porque Dios ha oído la voz del mucha­cho en donde está."
v. 18. Dios renueva Su promesa. "Levántate, alza al muchacho, y sostenlo con tu mano, porque yo haré de él una gran nación."
v. 19. Dios le abre los ojos a Agar para ver una fuente de agua. "Entonces Dios le abrió los ojos, y vio una fuente de agua; y fue y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho."
v. 20. El crece y se convierte en un tirador de arco. "Y Dios esta­ba con el muchacho; y creció, y habitó en el desierto, y fue tirador de arco."

IV. LA ALEGORIA DE LA HISTORIA DEL NUEVO TESTAMENTO
"Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la escla­va, el otro de la libre. Pero el de la esclava nació según la carne; mas el de la libre, por la promesa. Lo cual es una alegoría, pues estas muje­res son los dos pactos; el uno proviene del monte Sinaí, el cual da hijos para esclavitud; éste es Agar. Porque Agar es el monte Sinaí en Arabia, y corresponde a la Jerusalén actual, pues ésta, junto con sus hijos, está en esclavitud. . . Así que, hermanos, nosotros como Isaac, somos hijos de la promesa. Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora. Más ¿qué dice la Escritura? Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre. De manera, her­manos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre" (Gálatas 4: 22-31).

V.  LA ALEGORÍA EXPLICADA.
Dios había prometido a Abraham un hijo. En vez de esperarlo, actuó según la carne, y todo lo que la carne puede hacer es natural. Sólo Dios puede obrar un milagro, e Isaac iba a ser milagrosamente dado por Dios. Ahora, todo lo que Abraham obtuvo de su esfuerzo car­nal fue un hijo nacido en esclavitud, a quien Dios rechazó como here­dero de las promesas, y quien se convirtió en un perseguidor del hijo de la promesa.
Así que el Apóstol dice que Agar es como el Monte Sinaí, de don­de la Ley fue dada.
Si alguien piensa que puede ser un heredero de Dios, un coheredero con Cristo, con guardar la Ley, con ir al Sinaí, encontrará que to­dos sus esfuerzos fracasarán. La ley engendra la esclavitud, es decir, nunca pone en libertad al hombre de la maldición ni del poder del pe­cado. Quien guarda la Ley (esto es, quien confía en la Ley para su salva­ción) es todavía un esclavo y carnal, y nunca podrá ser libre, y así Dios le echa afuera y dice que no podrá ser heredero. Pero deje que un hombre venga a Cristo y un milagro sucede; se convierte en un hijo de la promesa y heredero de Dios y co-heredero con Cristo.

Mire en las Dos Tiendas de Campaña.
En la tienda de Agar hay una esclava y un hijo nacido de la carne. Aquí hay un retrato de lo mejor que un hombre puede hacer en la car­ne con guardar la ley. Ellos son echados afuera.
En la tienda de Sara está una mujer libre (una princesa) y un hijo nacido milagrosamente por promesa - un regalo de Dios a aquellos que no tenían esperanza en sí mismos. Este será un heredero. Este es el hijo de Dios por la fe, un heredero por medio de la gracia.

VI. OTRAS LECCIONES DE LA HISTORIA.
1.  Lo que la Ley no Puede Hacer.
a)      No puede quitar nuestros pecados.
b)      No puede cambiar el corazón.
      c)      No puede dar arrepentimiento, ni lo acepta. No conoce la misericordia.
d)      No puede hacernos hijos o herederos.
e)      No hace nada perfecto.
f)       Nunca podrá darnos esperanza.
      g)      Engendra la esclavitud y no puede liberarnos. Entre más luchemos para ser libres, más nos esclavizamos.
h)      No puede dar vida. Produce la muerte.
Por lo tanto, no necesitamos la Ley, sino un Salvador.
2.  Lo que la Fe en Cristo Nos Trae (La Dádiva de la Gracia).
a)      Reconciliación con Dios.
b)      La remisión de pecados.
c)      Regeneración por el Espíritu.
d)      Adopción como hijos de Dios.
e)      Herencia entre los que son santificados.
f)      Libertad y gozo en el Espíritu Santo.
Deje entonces de tener esperanza en la carne (sus propios esfuer­zos), sino venga, reciba y confiese al Señor Jesús.
3.    La Libertad de los Niños. ¡Qué diferencia hay entre un hijo y un esclavo en la casa! Uno puede decir, "Padre". Es libre. Es heredero. Está en su casa.
"No más esclavos sino hijos somos, Que en un tiempo estuvimos atados en pecado; Porque, Tú, Salvador nos has liberado, Y Tú eres Señor."
4.    "Tú eres el Dios que ve." Un bello nombre para Dios, "Lahai-roi". El que me ve. Así llama Agar a Dios. Este es un nombre terrible para el pecador; para el santo es un nombre de amor y poder. "Los ojos del Señor están en todas partes contemplando el bien y el mal."
5.    El Cuidado de Dios para con el Esclavo. Aunque Agar e Ismael fueron usados como alegorías y no participaron como herederos, esto no significa que Dios no los quiso o que no cuidó de ellos. Él tenía bendiciones para ellos. La falta de privilegio, o de posición social, o de ventaja natural no significa la pérdida de la salvación y de todo el amor y la paz y la bendición que trae consigo. Dios ama al esclavo, al pobre, al perdido; ellos frecuentemente son ricos en fe y gozosos en Cristo.
6.    Perseguidores. Nadie odia el Evangelio y persigue a los hijos de Dios como el profesante religioso que confía en guardar la ley, en su religión o en su rectitud.
Los Fariseos (esos gran "guardianes de la ley") fueron los principa­les oponentes del Señor. Saúl, el Fariseo, "ante la ley sin culpa", persi­guió a los santos hasta la muerte. El Papado, que ha buscado reducir al Cristianismo a un sistema legal, está "embriagado con la sangre de los santos."
7.    Los Ismaelitas, de quien provino el falso profeta Mahoma, los Sarracenos y los turcos, están entre los enemigos más feroces de la Cruz. Si Abraham no hubiera actuado en la carne, la Iglesia no tendría este perseguidor por todos los siglos.

APLICACION.
¿Somos hijos o esclavos?
¿Confiamos en la Ley y nuestros esfuerzos en la carne, o hemos sido hallados en Cristo, hijos de gracia y herederos de las promesas, coherederos con Cristo?
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino trans­formaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y per­fecta - Romanos 12:1, 2.
            Verdades Bíblicas Noviembre – Diciembre 1975, Nº 323-324

No hay comentarios:

Publicar un comentario