Pensamiento
El mundo que crucificó a Cristo no es mi lugar. Veo ahí lo que es el
hombre. No hay más que un Hombre en el cual vale la pena pensar: aquel que está
a la diestra de Dios, el Señor Jesús. Puedo decir: un Hombre, en lo alto, oyó
el clamor de un pobre pecador como yo, y su corazón tomó tal interés en mí que
dijo: «Yo quiero salvarte».
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