domingo, 2 de febrero de 2014

Pensamiento

El mundo que crucificó a Cristo no es mi lugar. Veo ahí lo que es el hombre. No hay más que un Hombre en el cual vale la pena pensar: aquel que está a la diestra de Dios, el Señor Jesús. Puedo decir: un Hombre, en lo alto, oyó el clamor de un pobre pecador como yo, y su corazón tomó tal interés en mí que dijo: «Yo quiero salvarte».

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