IV. Constitución del hombre
Naturaleza física del
hombre
El cuerpo, la carne (en griego soma), fue la primera parte del hombre que fue formada.
"Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en
su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente" (Génesis 2:7). El cuerpo es manifestado
en las Escrituras como la habitación del hombre interior (cf. 2 Corintios 5:1-4).
No sabemos cuál es el proceso
mediante el cual Dios hizo al hombre. Esto es sólo es conocido por Dios. Los
hombres pueden dar sus opiniones y presentar sus especulaciones, pero éstas no
van más allá de lo que son. No imaginemos que la expresión “polvo” sea solo lo
más común de la tierra, sino que son los
elementos más preciados de la tierra.
Si utilizamos los conocimientos
de la ciencia o buscamos en la enciclopedia, podemos ver que está compuesto de
elementos químicos que se encuentran en la naturaleza. El análisis químico detecta
que el cuerpo humano tiene los mismos elementos que se hallan en la tierra;
elementos como el sodio, el carbono, el hierro y cosas semejantes.
La
misma tierra es la que sustenta al hombre. El cuerpo es alimentado por una
variedad de productos que crece de la tierra. Es el cuerpo físico, y no el
espíritu del hombre que se mantiene con los productos de la tierra. De hecho cualquier
cosa que haga el hombre sobre la naturaleza afecta la producción de alimentos,
y el cuerpo humano se ve afectado directamente por la falta de nutriente que lo
mantengan.
Y en la misma muerte podemos verificar este hecho que
somos hechos de tierra. Es decir, al morir el cuerpo, producto de la corrupción
que sobreviene, el cuerpo del hombre
vuelve al polvo de donde fue formado. Encontramos en las Escrituras lo
siguientes textos que confirman lo anterior: "Con el sudor de tu rostro
comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado;
pues polvo eres, y al polvo volverás." (Génesis 3:19). Y Salomón
hablando sobre el ocaso de una vida dice:”…y
el polvo vuelva a la tierra, como
era, y el espíritu vuelva a Dios que lo
dio. (Eclesiastés 12:7)”
Naturaleza Espiritual del hombre.
El hombre
no es esencialmente carne en su existencia, sino que existen una naturaleza que
es inmaterial y que da razón de ser a este ser vivo.
En términos teológicos se define que la
naturaleza del hombre como una tricotomía. Este término, Tricotomía[1],
significa una división en tres partes, y se aplica para referirse a la doctrina
que dice que la naturaleza humana que está compuesta de tres partes: cuerpo,
alma y espíritu.
La Biblia nos
enseña claramente que el hombre es un ser tripartito: cuerpo, alma y espíritu en I Tesalonicenses 5:23. Pero es difícil para nosotros distinguir entre alma
y espíritu, donde parte una y empieza la otra, puesto que ambos están en contraste
con el cuerpo físico y el espíritu y el alma son la parte “espiritual” del
hombre. La Biblia enseña que hay una diferencia. Una planta es un cuerpo que no
posee alma ni espíritu. Un animal tiene cuerpo y alma pero no posee espíritu.
En cambio, el hombre es cuerpo, alma y
espíritu, es en sí una creación especial y particular del mismo Dios. El alma
distingue un ser viviente de uno muerto, pero el espíritu distingue al hombre
de los animales. El espíritu del hombre hace posible para él tener comunión con
Dios.
a)
Cuerpo
Se refiere a la parte material del ser, el
cual contiene al alma y el espíritu.
Este cuerpo mientras tenga vida, le permite relacionarse con otros seres y
hacer distintas actividades. Una vez que muere, los materiales que lo forman
vuelven a la tierra (Eclesiastés 12.7).
b)
Alma
"Entonces Jehová Dios formó
al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento (espíritu) de
vida, y fue el hombre un ser (alma) viviente" (Génesis 2:7 cf. I Corintios 15:45).
En su
sentido más básico, la palabra hebrea nephesh significa “vida”. Designa al hombre originalmente
creado como un ser viviente (alma) (Génesis 2:7) como también otras formas de
vida (1:20–21, 24, 30; Levítico 17:11). Note también Éxodo 21:23 y Josué 2:13
habla del alma en sentido de la vida del hombre. Este es el sentido en el cual
en español se hablaría de un individuo como un alma.
El Nuevo
Testamento revela algunas similitudes y diferencias en su uso de la palabra (griega psyche). Denota la persona individual
como un todo (Hechos 2:41; 27:37). Pero también puede referirse solamente a la
parte inmaterial del hombre (Mateo 10:28). También designa a las personas en el
estado intermedio entre la muerte y la resurrección del cuerpo (Apocalipsis
6:9).
El alma es el asiento de las
emociones y los deseos humanos. Las plantas, los animales y el hombre tienen
cuerpos; sólo los animales y el hombre tienen alma; pero únicamente el hombre
tiene espíritu. El alma es esa vida consiente que está en los hombres y los
animales. No obstante, hay una diferencia entre el alma de los animales y la de
los hombres. El alma del animal está conectada con su cuerpo, mientras que el
alma del hombre está conectada con su espíritu. El alma de un animal muere con
su cuerpo, pero el alma del hombre no muere jamás, porque él fue hecho un
"alma viviente" - un alma que nunca morirá.
Como se ha declarado, el alma del
hombre es el asiento de sus emociones y apetitos, y los versos que siguen
destacan los grados de los mismos:
(1) Tiene
apetitos: "Con
todo, podrás matar y comer carne en todas tus poblaciones conforme a tu deseo,
según la bendición que Jehová tu Dios te haya dado; el inmundo y el limpio la
podrá comer, como la de gacela o de ciervo" (Deuteronomio 12:15).
(2) Desea: "Y si el hombre le
respondía: Quemen la grosura primero, y después toma tanto como quieras; él
respondía; No sino dámela ahora mismo; de otra manera yo la tomaré por la
fuerza" (I Samuel 2:16 Véase
también en Deuteronomio 12:20; Salmo 107:18; Proverbios 6:30; Isaías 29:8; I
Samuel 18:1).
(3) Odia: "Y dijo David aquel día:
Todo el que hiera a los jebuseos, suba por el canal y hiera a los cojos y
ciegos aborrecidos del alma de David. Por esto se dijo: Ciego ni cojo no
entrará en la casa" (II Samuel
5:8)
(4) Se
entristece: "Mas
su carne sobre él se dolerá, y se entristecerá en él su alma." (Job 14:22) "Y les dijo:
Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad" (Marcos 14:34).
(5) Se
amarga:
"...pero el varón de Dios le dijo: Déjala, porque su alma está en amargura
y Jehová me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado" (II Reyes 4:27).
(6) Se
regocija: "En
gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me
vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio
me atavió, y como a novia adornada con sus joyas" (Isaías 61:10)
(7) Sufre: "Y decían el uno al otro:
verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de
su alma cuando nos rogaba, y no le escuchamos; por eso ha venido sobre nosotros
esta angustia" (Génesis 42:21)
c)
El espíritu humano
El espíritu
(del hebreo rauch y del griego pneuma) se refiere solamente a la parte
inmaterial del hombre, no como el alma que puede denotar al hombre en su
totalidad, material e inmaterial. El hombre es un alma, pero no se dice de él que
sea un espíritu —él tiene un espíritu.
Aquí es donde el hombre difiere a
todas las criaturas. En hebreos 12:9
dice que Dios es "el Padre de los espíritus." Esto no
quiere decir "Padre de los ángeles," sino de los espíritus de los
hombres hechos perfectos. Jamás dice la Biblia que Dios es el Padre de las
almas.
"Porque como el cuerpo sin
espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta" (Santiago 2:26). Cuando un ser
humano muera, el alma y el espíritu se separan del cuerpo. Según la Biblia, el
alma y el espíritu pueden separarse. "Porque la palabra de Dios es viva y
eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el
alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos
y las intenciones del corazón" (Hebreos
4:12). No obstante, no existe ninguna prueba bíblica de que se
han separado. El hombre rico de Lucas capítulo 16, después de morir, abrió sus
ojos en el Hades, y es evidente que todavía era tanto alma como espíritu,
aunque separados de su cuerpo (Lucas
16:19-31 Véase: Mateo 10:28).
El espíritu del hombre es la sede
de su inteligencia. "Porque ¿quién de
los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que
está en él? Así, tampoco, nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de
Dios" (I Corintios 2:11). Los
animales no poseen inteligencia. "No seáis como el caballo, o como el
mulo, sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro, y con freno, porque
si no, no se acercan a ti" (Salmo
32:9).
La palabra "espíritu",
tanto en el hebreo como el griego, a veces, es traducida "aliento," o
"viento." El contexto de cada texto debe determinar la traducción e
interpretación.
El espíritu
se origina de Dios, y todas las personas tienen espíritus (Números 16:22; Hebreos
12:9). Simplemente, no es bíblico decir que el hombre no tiene espíritu hasta
que reciba el Espíritu Santo en la salvación (cf. 1 Corintios 2:11; Hebreos
4:12; Santiago 2:26).
Facetas
del ser espiritual del hombre.
Alguna de ellas son:
1) El “corazón” humano
El corazón es un concepto muy
amplio tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Usado como 873[2]
veces, representa el centro y la
base de la vida, tanto de la física como de la psíquica. Cuando hablamos del
corazón, no queremos significar el músculo propulsor de la sangre de nuestro
cuerpo, sino más bien, la sede de nuestra conciencia. "Acerquémonos con
corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala
conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura" (Hebreos 10:22, cf.: I Juan 3:19-20; Hechos 2:26; 5:3-5; Mateo 22:37).
1.
El
corazón es el asiento de la vida intelectual.
Reconoce
que Dios disciplina (Deuteronomio 8:5); obtiene conocimiento de la Palabra
(Salmo 119:11); es la fuente de malos pensamientos y acciones (Mateo 15:19–20);
tiene pensamientos e intenciones (Hebreos 4:12); puede ser engañoso (Jeremías
17:9).
2.
El
corazón es el centro de la vida emocional.
Ama
(Deuteronomio 4:29); produce auto reproche (Job 27:6); se regocija y se alegra
(Salmo 104:15; Isaías 30:29); puede estar afligido (Nehemías 2:2; Romanos 9:2);
tiene deseos (Salmo 37:4); puede estar amargado (73:21).
3.
Es
el centro de la vida volitiva. Busca
(Deuteronomio 4:29); puede volverse contra alguien o algo (Éxodo 14:5); puede
endurecerse (8:15; Hebreos 4:7); es capaz de escoger (Éxodo 7:22–23); puede ser
incircunciso (Jeremías 9:26; Hechos 7:51).
4.
Es
el asiento de la vida espiritual. Con
el corazón el hombre cree para justicia (Romanos 10:9–10). Para el creyente el
corazón es la habitación del Padre (1 Pedro 3:15), el Hijo (Efesios 3:17), y el
Espíritu Santo (2 Corintios 1:22). El corazón del creyente debe ser puro (1 Timoteo
1:5; Hebreos 10:22) y circuncidado (Romanos 2:29).
Hay una advertencia de que uno
puede hacer una profesión de fe en Cristo, sin poseer la salvación por tener un
conocimiento mental sin un corazón confiado. "No todo el que me dice:
Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad
de mi Padre que está en los cielos" (Mateo 7:21 cf. 22-23).
2) Conciencia
La
conciencia es un testigo dentro del hombre que le ordena hacer lo que él considera
correcto y no hacer lo que cree incorrecto. No nos enseña lo que está bien o
mal, pero nos estimula a hacer lo que se nos ha enseñado que es lo justo. Uno
puede obrar mal en buena conciencia porque ha sido mal informado en cuanto a lo
bueno y lo malo (Hechos 23:1).
La palabra
conciencia aparece sólo en el Nuevo Testamento. Las funciones de la conciencia
se le asignan al corazón en el Antiguo Testamento (por ejemplo en 1 Samuel
24:5; Job 27:6). En el Nuevo Testamento se emplea conciencia con más frecuencia
en los escritos de Pablo (Juan usa la palabra corazón, como en 1 Juan 3:19–21).
La
conciencia de una persona no salvada puede ser una guía buena (Juan 8:9;
Romanos 2:15), o puede no serlo aunque parezca que está guiando correctamente
(Hecho 23:1; 1 Timoteo 4:2; Tito 1:15; Hebreos 10:22). La conciencia se puede
comparar a unos frenos defectuosos en un automóvil. Puede que hagan su trabajo
en algunas ocasiones, pero no se puede contar con ellos.
La
conciencia del cristiano lo estimula a hacer lo recto en las varias relaciones
de la vida:
(1)
Lo anima a obedecer al gobierno bajo el
cual vive (Romanos 13:5).
(2)
Le dice que tolere a un jefe injusto (1
Pedro 2:19).
(3)
La conciencia de un hermano débil, la
cual no le permite comer carne sacrificada a los ídolos, debe ser respetada por
el hermano más fuerte (1 Corintios 8:7, 10, 12).
(4)
La conciencia puede llamarse a
testificar de la profundidad y realidad de una dedicación espiritual (Romanos
9:1; 2 Corintios 1:12; 4:2).
3)
Mente
Como la
conciencia, la mente es un concepto más característico del Nuevo Testamento. En
el Antiguo Testamento corazón es generalmente la palabra detrás de la traducción
mente. La mente incluye tanto las facultades de percibir y entender como las de
sentir, juzgar, y determinar. Las palabras griega “Phroneo” (pensar), “nous”
(inteligencia) y “sunesis” (lt. unión, encuentro, confluencia – inteligencia
general) son las palabras
principales del Nuevo Testamento para este concepto. De la mente del no salvado
se dice que es reprobada (Romanos 1:28), vana (Efesios 4:17), corrompida (Tito
1:15), cegada (2 Corintios 4:4), entenebrecida (Efesios 4:18). Además carece de
esa facultad crítica representada por sunesis (Romanos 3:11).
La mente del
creyente ocupa un lugar central en su desarrollo espiritual. Dios la usa para
su entendimiento de la verdad (Lucas
24:45; 1 Corintios 14:14–15). La vida dedicada tiene que incluir una mente
renovada (Romanos 12:2). La mente participa en decidir sobre cosas dudosas
(14:5), en procurar la santidad (1 Pedro 1:13), en comprender la voluntad del
Señor (Efesios 5:17), y en amar al Señor (Mateo 22:37). Cada pensamiento tiene
que ser llevado cautivo a la obediencia de Cristo (2 Corintios 10:5).
4)
Carne
Aunque la
carne algunas veces se refiere a tejido (Lucas 24:39) o a la totalidad de la
parte material del hombre (1 Corintios 15:39; Hebreos 5:7), cuando se usa de
una faceta de la naturaleza inmaterial del hombre se refiere a esa disposición
de pecar y oponerse a Dios (Romanos 7:18; 1 Corintios 3:3; 2 Corintios 1:12;
Gálatas 5:17; Colosenses 2:18; 2 Pedro 2:10; 1 Juan 2:16). Tanto el creyente
como el no creyente poseen ésta capacidad.
5)
Voluntad
En realidad,
la Biblia dice mucho más acerca de la voluntad de Dios que de la del hombre, y
lo que dice no es sistemático. Un creyente puede decidir hacer lo bueno o lo
malo (Romanos 7:15–25; 1 Timoteo 6:9; Santiago 4:4). Voluntad puede ser más una
expresión de uno mismo por medio de las otras facetas de la personalidad, en
vez de una facultad en y de sí misma. Estas son las facetas de la parte
inmaterial del hombre por las cuales él puede glorificarse a sí mismo o glorificar
y servir a su Señor.
Conclusión.
Las tres partes
que componen el Ser humano, tiene finalidades claras y precisas en un creyente
(y en todo hombre, pero los no cristianos no las usan)
1)
El Espíritu:
Por medio del espíritu el hombre puede conocer
a Dios y comunicarse con Él.
2)
El Alma: Es
el asiento de las emociones y de los sentidos, y es el eslabón entre el
espíritu y el cuerpo
3)
El cuerpo:
Es el templo material en el cual mora el espíritu y el alma, y es lo que relaciona
el hombre con la tierra.
El espíritu y el alma que son las
partes inmateriales del ser humano, sobreviven a la muerte y entran a la región
del más allá de la tumba.
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