domingo, 6 de abril de 2014

Doctrina. El Hombre (Parte IV)

IV. Constitución del hombre


Naturaleza física del hombre

El cuerpo, la carne (en griego soma),  fue la primera parte del hombre que fue formada. "Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente" (Génesis 2:7). El cuerpo es manifestado en las Escrituras como la habitación del hombre interior  (cf. 2 Corintios 5:1-4).
No sabemos cuál es el proceso mediante el cual Dios hizo al hombre. Esto es sólo es conocido por Dios. Los hombres pueden dar sus opiniones y presentar sus especulaciones, pero éstas no van más allá de lo que son. No imaginemos que la expresión “polvo” sea solo lo más común de la tierra, sino que  son los elementos más preciados de la tierra.
Si utilizamos los conocimientos de la ciencia o buscamos en la enciclopedia, podemos ver que está compuesto de elementos químicos que se encuentran en la naturaleza. El análisis químico detecta que el cuerpo humano tiene los mismos elementos que se hallan en la tierra; elementos como el sodio, el carbono, el hierro y cosas semejantes.
La misma tierra es la que sustenta al hombre. El cuerpo es alimentado por una variedad de productos que crece de la tierra. Es el cuerpo físico, y no el espíritu del hombre que se mantiene con los productos de la tierra. De hecho cualquier cosa que haga el hombre sobre la naturaleza afecta la producción de alimentos, y el cuerpo humano se ve afectado directamente por la falta de nutriente que lo mantengan.
Y en la  misma muerte podemos verificar este hecho que somos hechos de tierra. Es decir, al morir el cuerpo, producto de la corrupción que sobreviene,  el cuerpo del hombre vuelve al polvo de donde fue formado. Encontramos en las Escrituras lo siguientes textos que confirman lo anterior: "Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás." (Génesis 3:19)Y Salomón hablando sobre el ocaso de una vida dice:…y el polvo vuelva a la tierra,  como era,  y el espíritu vuelva a Dios que lo dio. (Eclesiastés 12:7)”

Naturaleza Espiritual del hombre.

El hombre no es esencialmente carne en su existencia, sino que existen una naturaleza que es inmaterial y que da razón de ser a este ser vivo.
En términos teológicos se define que la naturaleza del hombre como una tricotomía.  Este  término,  Tricotomía[1], significa una división en tres partes, y se aplica para referirse a la doctrina que dice que la naturaleza humana que está compuesta de tres partes: cuerpo, alma y espíritu.
La Biblia nos enseña claramente que el hombre es un ser tripartito: cuerpo, alma y espíritu  en I Tesalonicenses 5:23. Pero  es difícil para nosotros distinguir entre alma y espíritu, donde parte una y empieza la otra, puesto que ambos están en contraste con el cuerpo físico y el espíritu y el alma son la parte “espiritual” del hombre. La Biblia enseña que hay una diferencia. Una planta es un cuerpo que no posee alma ni espíritu. Un animal tiene cuerpo y alma pero no posee espíritu. En cambio,  el hombre es cuerpo, alma y espíritu, es en sí una creación especial y particular del mismo Dios. El alma distingue un ser viviente de uno muerto, pero el espíritu distingue al hombre de los animales. El espíritu del hombre hace posible para él tener comunión con Dios.
a)    Cuerpo
Se refiere a la parte material del ser, el cual contiene  al alma y el espíritu. Este cuerpo mientras tenga vida, le permite relacionarse con otros seres y hacer distintas actividades. Una vez que muere, los materiales que lo forman vuelven a la tierra (Eclesiastés 12.7).
b)    Alma
"Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento (espíritu) de vida, y fue el hombre un ser (alma) viviente" (Génesis 2:7 cf. I Corintios 15:45).
En su sentido más básico, la palabra hebrea nephesh significa “vida”. Designa al hombre originalmente creado como un ser viviente (alma) (Génesis 2:7) como también otras formas de vida (1:20–21, 24, 30; Levítico 17:11). Note también Éxodo 21:23 y Josué 2:13 habla del alma en sentido de la vida del hombre. Este es el sentido en el cual en español se hablaría de un individuo como un alma.
El Nuevo Testamento revela algunas similitudes y diferencias en su uso de la palabra (griega psyche). Denota la persona individual como un todo (Hechos 2:41; 27:37). Pero también puede referirse solamente a la parte inmaterial del hombre (Mateo 10:28). También designa a las personas en el estado intermedio entre la muerte y la resurrección del cuerpo (Apocalipsis 6:9).
El alma es el asiento de las emociones y los deseos humanos. Las plantas, los animales y el hombre tienen cuerpos; sólo los animales y el hombre tienen alma; pero únicamente el hombre tiene espíritu. El alma es esa vida consiente que está en los hombres y los animales. No obstante, hay una diferencia entre el alma de los animales y la de los hombres. El alma del animal está conectada con su cuerpo, mientras que el alma del hombre está conectada con su espíritu. El alma de un animal muere con su cuerpo, pero el alma del hombre no muere jamás, porque él fue hecho un "alma viviente" - un alma que nunca morirá.
Como se ha declarado, el alma del hombre es el asiento de sus emociones y apetitos, y los versos que siguen destacan los grados de los mismos:
(1) Tiene apetitos: "Con todo, podrás matar y comer carne en todas tus poblaciones conforme a tu deseo, según la bendición que Jehová tu Dios te haya dado; el inmundo y el limpio la podrá comer, como la de gacela o de ciervo" (Deuteronomio 12:15).
(2) Desea: "Y si el hombre le respondía: Quemen la grosura primero, y después toma tanto como quieras; él respondía; No sino dámela ahora mismo; de otra manera yo la tomaré por la fuerza" (I Samuel 2:16 Véase también en Deuteronomio 12:20; Salmo 107:18; Proverbios 6:30; Isaías 29:8; I Samuel 18:1).
(3) Odia: "Y dijo David aquel día: Todo el que hiera a los jebuseos, suba por el canal y hiera a los cojos y ciegos aborrecidos del alma de David. Por esto se dijo: Ciego ni cojo no entrará en la casa" (II Samuel 5:8)
(4) Se entristece: "Mas su carne sobre él se dolerá, y se entristecerá en él su alma." (Job 14:22) "Y les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí y velad" (Marcos 14:34).
(5) Se amarga: "...pero el varón de Dios le dijo: Déjala, porque su alma está en amargura y Jehová me ha encubierto el motivo, y no me lo ha revelado" (II Reyes 4:27).
(6) Se regocija: "En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas" (Isaías 61:10)
(7) Sufre: "Y decían el uno al otro: verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no le escuchamos; por eso ha venido sobre nosotros esta angustia" (Génesis 42:21)

c)     El espíritu humano
El espíritu (del hebreo rauch y del griego pneuma) se refiere solamente a la parte inmaterial del hombre, no como el alma que puede denotar al hombre en su totalidad, material e inmaterial. El hombre es un alma, pero no se dice de él que sea un espíritu —él tiene un espíritu.
Aquí es donde el hombre difiere a todas las criaturas. En hebreos 12:9 dice que Dios es "el Padre de los espíritus." Esto no quiere decir "Padre de los ángeles," sino de los espíritus de los hombres hechos perfectos. Jamás dice la Biblia que Dios es el Padre de las almas.
"Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta" (Santiago 2:26). Cuando un ser humano muera, el alma y el espíritu se separan del cuerpo. Según la Biblia, el alma y el espíritu pueden separarse. "Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón" (Hebreos 4:12). No obstante, no existe ninguna prueba bíblica de que se han separado. El hombre rico de Lucas capítulo 16, después de morir, abrió sus ojos en el Hades, y es evidente que todavía era tanto alma como espíritu, aunque separados de su cuerpo (Lucas 16:19-31 Véase: Mateo 10:28).
El espíritu del hombre es la sede de su inteligencia. "Porque ¿quién de  los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así, tampoco, nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios" (I Corintios 2:11). Los animales no poseen inteligencia. "No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, que han de ser sujetados con cabestro, y con freno, porque si no, no se acercan a ti" (Salmo 32:9).
La palabra "espíritu", tanto en el hebreo como el griego, a veces, es traducida "aliento," o "viento." El contexto de cada texto debe determinar la traducción e interpretación.
El espíritu se origina de Dios, y todas las personas tienen espíritus (Números 16:22; Hebreos 12:9). Simplemente, no es bíblico decir que el hombre no tiene espíritu hasta que reciba el Espíritu Santo en la salvación (cf. 1 Corintios 2:11; Hebreos 4:12; Santiago 2:26).
Facetas del ser espiritual del hombre.
Alguna de ellas son:
1)     El “corazón” humano
El corazón es un concepto muy amplio tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Usado como 873[2]  veces, representa el centro y la base de la vida, tanto de la física como de la psíquica. Cuando hablamos del corazón, no queremos significar el músculo propulsor de la sangre de nuestro cuerpo, sino más bien, la sede de nuestra conciencia. "Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura" (Hebreos 10:22, cf.: I Juan 3:19-20; Hechos 2:26; 5:3-5; Mateo 22:37).
1.      El corazón es el asiento de la vida intelectual. Reconoce que Dios disciplina (Deuteronomio 8:5); obtiene conocimiento de la Palabra (Salmo 119:11); es la fuente de malos pensamientos y acciones (Mateo 15:19–20); tiene pensamientos e intenciones (Hebreos 4:12); puede ser engañoso (Jeremías 17:9).
2.      El corazón es el centro de la vida emocional. Ama (Deuteronomio 4:29); produce auto reproche (Job 27:6); se regocija y se alegra (Salmo 104:15; Isaías 30:29); puede estar afligido (Nehemías 2:2; Romanos 9:2); tiene deseos (Salmo 37:4); puede estar amargado (73:21).
3.      Es el centro de la vida volitiva. Busca (Deuteronomio 4:29); puede volverse contra alguien o algo (Éxodo 14:5); puede endurecerse (8:15; Hebreos 4:7); es capaz de escoger (Éxodo 7:22–23); puede ser incircunciso (Jeremías 9:26; Hechos 7:51).
4.      Es el asiento de la vida espiritual. Con el corazón el hombre cree para justicia (Romanos 10:9–10). Para el creyente el corazón es la habitación del Padre (1 Pedro 3:15), el Hijo (Efesios 3:17), y el Espíritu Santo (2 Corintios 1:22). El corazón del creyente debe ser puro (1 Timoteo 1:5; Hebreos 10:22) y circuncidado (Romanos 2:29).
Hay una advertencia de que uno puede hacer una profesión de fe en Cristo, sin poseer la salvación por tener un conocimiento mental sin un corazón confiado. "No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos" (Mateo 7:21 cf. 22-23).
2)     Conciencia
La conciencia es un testigo dentro del hombre que le ordena hacer lo que él considera correcto y no hacer lo que cree incorrecto. No nos enseña lo que está bien o mal, pero nos estimula a hacer lo que se nos ha enseñado que es lo justo. Uno puede obrar mal en buena conciencia porque ha sido mal informado en cuanto a lo bueno y lo malo (Hechos 23:1).
La palabra conciencia aparece sólo en el Nuevo Testamento. Las funciones de la conciencia se le asignan al corazón en el Antiguo Testamento (por ejemplo en 1 Samuel 24:5; Job 27:6). En el Nuevo Testamento se emplea conciencia con más frecuencia en los escritos de Pablo (Juan usa la palabra corazón, como en 1 Juan 3:19–21).
La conciencia de una persona no salvada puede ser una guía buena (Juan 8:9; Romanos 2:15), o puede no serlo aunque parezca que está guiando correctamente (Hecho 23:1; 1 Timoteo 4:2; Tito 1:15; Hebreos 10:22). La conciencia se puede comparar a unos frenos defectuosos en un automóvil. Puede que hagan su trabajo en algunas ocasiones, pero no se puede contar con ellos.
La conciencia del cristiano lo estimula a hacer lo recto en las varias relaciones de la vida:
(1)  Lo anima a obedecer al gobierno bajo el cual vive (Romanos 13:5).
(2)  Le dice que tolere a un jefe injusto (1 Pedro 2:19).
(3)  La conciencia de un hermano débil, la cual no le permite comer carne sacrificada a los ídolos, debe ser respetada por el hermano más fuerte (1 Corintios 8:7, 10, 12).
(4)  La conciencia puede llamarse a testificar de la profundidad y realidad de una dedicación espiritual (Romanos 9:1; 2 Corintios 1:12; 4:2).
3)     Mente
Como la conciencia, la mente es un concepto más característico del Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento corazón es generalmente la palabra detrás de la traducción mente. La mente incluye tanto las facultades de percibir y entender como las de sentir, juzgar, y determinar. Las palabras griega “Phroneo” (pensar), “nous” (inteligencia) y “sunesis” (lt. unión, encuentro, confluencia – inteligencia general) son las palabras principales del Nuevo Testamento para este concepto. De la mente del no salvado se dice que es reprobada (Romanos 1:28), vana (Efesios 4:17), corrompida (Tito 1:15), cegada (2 Corintios 4:4), entenebrecida (Efesios 4:18). Además carece de esa facultad crítica representada por sunesis (Romanos 3:11).
La mente del creyente ocupa un lugar central en su desarrollo espiritual. Dios la usa para su entendimiento de la verdad  (Lucas 24:45; 1 Corintios 14:14–15). La vida dedicada tiene que incluir una mente renovada (Romanos 12:2). La mente participa en decidir sobre cosas dudosas (14:5), en procurar la santidad (1 Pedro 1:13), en comprender la voluntad del Señor (Efesios 5:17), y en amar al Señor (Mateo 22:37). Cada pensamiento tiene que ser llevado cautivo a la obediencia de Cristo (2 Corintios 10:5).
4)     Carne
Aunque la carne algunas veces se refiere a tejido (Lucas 24:39) o a la totalidad de la parte material del hombre (1 Corintios 15:39; Hebreos 5:7), cuando se usa de una faceta de la naturaleza inmaterial del hombre se refiere a esa disposición de pecar y oponerse a Dios (Romanos 7:18; 1 Corintios 3:3; 2 Corintios 1:12; Gálatas 5:17; Colosenses 2:18; 2 Pedro 2:10; 1 Juan 2:16). Tanto el creyente como el no creyente poseen ésta capacidad.
5)     Voluntad
En realidad, la Biblia dice mucho más acerca de la voluntad de Dios que de la del hombre, y lo que dice no es sistemático. Un creyente puede decidir hacer lo bueno o lo malo (Romanos 7:15–25; 1 Timoteo 6:9; Santiago 4:4). Voluntad puede ser más una expresión de uno mismo por medio de las otras facetas de la personalidad, en vez de una facultad en y de sí misma. Estas son las facetas de la parte inmaterial del hombre por las cuales él puede glorificarse a sí mismo o glorificar y servir a su Señor.

Conclusión.
Las tres partes que componen el Ser humano, tiene finalidades claras y precisas en un creyente (y en todo hombre, pero los no cristianos no las usan)
1)    El Espíritu: Por medio del espíritu el hombre puede conocer  a Dios y comunicarse con Él.
2)    El Alma: Es el asiento de las emociones y de los sentidos, y es el eslabón entre el espíritu y el cuerpo
3)    El cuerpo: Es el templo material en el cual mora el espíritu y el alma, y es lo que relaciona el hombre con la tierra.
El espíritu y el alma que son las partes inmateriales del ser humano, sobreviven a la muerte y entran a la región del más allá de la tumba.



[1] Del griego tricha, “en tres partes”;  temnein, cortar
[2] Contados en la versión Reina Valera 1960. Este número varía en otras traducciones.

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