Absalón,
Ahitofel, Lot
Su luz puede radiar con destellos que encandilen a otros y los haga
precipitar al abismo. La reflexión de su luz puede encandilar a usted mismo y
hacerle perecer. Su luz muy baja enfocada hacia abajo puede traerle un grave
accidente. Su lámpara sin luz puede ser ocasión de choque y escándalos para
muchos. Si está accidentado o estacionado, ponga su luz en roja, señal de
peligro. Su luz debe ser de tal manera que le traiga beneficio a usted y a los
demás. No me propongo dar clases de señales de luces para el tráfico, sino
lecciones espirituales de varios personajes bíblicos y cómo usaron sus luces.
Absalón se presenta como luz alta; encandiló a otros que perecieron,
y él mismo se estrelló en la propia columna de su soberbia. (2 Samuel 18:18)
Absalón se ganó mucho pueblo con su astucia y traición. Con sus engañosas
promesas de justicia le siguieron, y se precipitaron en una guerra interna
donde perecieron veinte mil hombres. (2 Samuel 15:1-15; 18:1-9) Para los días
que vivimos aparecen muchos semejantes a Absalón que con mucha bulla y aparato
de altilocuencia mundana encandilan y “con suaves palabras y bendiciones
engañan los corazones de lo simples”.
Ahitofel con su consejo se presenta como el que se encandiló a
sí mismo por la reflexión de su propia luz. “El consejo que daba Achitophel en
aquellos días, era como si consultaran la Palabra de Dios.” (2 Samuel 16:23) Se hizo sabio
en su opinión. Puso su corazón como corazón de Dios. Su propia luz le cegó y
pereció de muerte fea. Hay muchos orgullosos que se creen saberlo todo y se
encandilan a sí mismos. “Aún no saben nada como deben saber.” (1 Corintios 8:2)
Lot presenta su
testimonio como una luz muy baja enfocada en tierra; salvó la vida de
casualidad. La luz de Lot en Sodoma fue muy opaca; su testimonio no tuvo ningún
poder. Hay los que han de ser salvos como por fuego, y hay muchos con “una
lámpara sin aceite.” Su visión terrena no les permite ver la perdición de los
demás.
Los discípulos que
volvieron atrás, éstos se presentan
como farol sin luz, tropiezo y escándalo para muchos. “Desde esto, muchos de
los discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con Jesús.” (Juan 6:66) Cuántos
hay que son piedras decaídas y obstáculos para muchos no seguir. “Demas me ha
desamparado, amando este siglo.” (2 Timoteo 4:10) Los tales deben ser luz roja
oscilante, señal de peligro inminente.
La luz del cristiano debe ser resplandeciente, que
alumbre a sí mismo a beneficio a otros. (Lucas 8:16) Cristo es la luz verdadera
que alumbra a todo hombre que viene a este mundo. (Juan 1:9) En esta luz se
iluminó Pablo y la llevó incandescente para alumbrar las regiones del
paganismo. A esa diáfana luz andan muchas naciones de este mundo. Nuestro Señor
Jesucristo es el poder generador de luz para los fieles. “La senda de los
justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es
perfecto.” (Proverbios 4:18).
José Naranjo, en la revista “La Sana Doctrina”
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