Profanar
algunos pactos
Entre muchos de los de los compromisos que Israel
quebrantó para con su Dios, notamos cuatro infracciones que dieron por
resultado la profanación de varios pactos que Dios había hecho con ellos. De
las experiencias de aquéllos aplicamos a la urgente necesidad de
Aunque
en conjunto fue un solo pacto el de Dios con Israel, en su reglamentación
observamos las diferentes infracciones que cometió Israel.
• Profanando el pacto de Leví: “Mas
vosotros os habéis apartado del camino; habéis hecho tropezar a muchos en la
ley; habéis corrompido el pacto de Leví, dice Jehová de los ejércitos.”
(Malaquías 2:8)
Este
pacto fue de paz, y fue celebrado en virtud del celo que mostró Finees, hijo de
Eleazar, y la dignidad en vindicar el nombre de su Dios, el día en que el
pueblo se dio a la licencia abominable de caer en la idolatría de Baal-peor.
Pero ya para el tiempo de Malaquías el sacerdote se había bajado de sus
altares. “En sus labios ya no habla ley de verdad. En vez de apartar a otros
del pecado, más bien lo confundían y lo complicaban en la iniquidad.
También
hoy son muchos los creyentes que han perdido el celo de los primeros días.
“Todos buscan lo suyo propio y no lo que es de Cristo Jesús.” (Filipenses 2:21)
Unos han perdido aquella templanza para contener los apetitos. “Todo me es
lícito, mas no todo conviene.” “Antes hiero mi cuerpo y lo pongo en
servidumbre.” (1 Corintios 10:23, 9:27) Pablo fue celoso de la dignidad de la
iglesia de Cristo. (2 Corintios 11:2)
• Profanando el pacto de nuestros padres:
¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha criado un mismo Dios? ¿Por qué
menospreciaremos cada uno a su hermano, quebrantando el pacto de nuestros
padres?” (Malaquías 2:10)
Este
pacto era pacto de honor, alusivo a la alianza que Dios hizo con el pueblo en
el Sinaí. “Ahora pues, si diereis oído a mi voz y guardareis mi pacto, vosotros
seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos ... y vosotros seréis mi
reino de sacerdotes y gente santa.” (Éxodo 19:5,6) En todas las generaciones
estos judíos debían reconocerse como hermanos por ser descendientes de un mismo
Padre.
También
en la gracia dice el Señor: “Uno es vuestro maestro, el Cristo, y todos
vosotros sois hermanos. Y vuestro Padre no llaméis a nadie en la tierra; porque
uno es vuestro Padre, el cual está en el cielo.” (Mateo 23:8,9) Siendo Dios
nuestro Padre debemos andar dignos de tan noble adopción (Efesios 4:1) y el
honor principal debe ser para nuestro Padre. (Malaquías 1:6) Siendo hijos de
Dios por la fe en el Señor Jesucristo, todos somos hermanos. “Amando los unos a
los otros con caridad fraternal. Previendo con honra los unos a los otros.”
(Romanos 12:10,16)
Los
corintios dieron principio a la infracción de la unidad diciendo: “Yo cierto
soy de Pablo, pues yo de Apolos, y yo de Cefas, y yo de Cristo.” Estaban
peleando el hermano con el hermano en juicio ante los infieles. (1 Corintios
1:2, 6:10) Los corintios han tenido muchos sucesores que han multiplicado las
divisiones en el pueblo de Dios.
• Profanando el pacto de santidad:
“Prevaricó Judá y en Israel y en Jerusalén ha sido cometida abominación; porque
Judá ha profanado la santidad de Jehová que amó y se casó con hija de dios
extraño.” (Malaquías 2:11)
Este
pacto era de separación. La simiente santa no debía ser mezclada con la de los
pueblos gentiles. La noche que fueron redimidos por la sangre del cordero,
fueron también consagrados un pueblo exclusivo para Dios. Dios era considerado
como el esposo. El nunca falló a sus misericordias; por eso era considerado
como adulterio la infidelidad de Israel.
La
Iglesia tiene advertencias muy claras en cuanto a nuestra separación. “No os
juntéis en yugo con los infieles. ¿Qué compañía tiene la justicia con la
injusticia? ¿y qué comunión la luz con las tinieblas? (2 Corintios 6:14,18) La
separación del creyente implica más del yugo desigual en el matrimonio. Abarca
el negocio, los compañeros, la política, las reuniones sociales, la diversa
doctrina, los hermanos carnales. “No erréis: las malas conversaciones corrompen
las buenas costumbres.” (1 Corintios 15:33) Dios es santo, y como tal pide que
los hijos sean santos.
• Profanando el pacto del matrimonio:
“Jehová ha atestiguado entre ti y la mujer de tu mocedad, contra la cual has
sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto.” (Malaquías
2:14)
Este
pacto era de amor conyugal y la conservación de una simiente de Dios, v. 15.
Ese pueblo en su caída, ya que por su pecado Dios los echó en tierra de
extraños, empezó a ver las mujeres paganas con ojos codiciosos, como al
principio de las generaciones. “Viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres
eran hermosas, tomáronse mujeres, escogiendo entre ellas.” (Génesis 6:2)
Las
mujeres judías oraban a Dios por sus maridos para que regresaran y no
interrumpieron el pacto que en su mocedad juraron. Las mujeres llevaban sus
ofrendas al altar del Señor, y las ofrecían con lágrimas, v. 13, como Anna en
los días del sacerdote Elí. (1 Samuel 2:11)
También
A
propósito, ¿Qué hay de la fidelidad a nuestras esposas? ¿Tenemos secretos para
ellas? ¿Las amamos con el amor del principio? ¿Los años nos hacen ver en ella
algunos defectos? No nos engañemos; que, si no amamos a aquellos que estamos
viendo, ¿Cómo amamos al Señor que no vemos?
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