lunes, 3 de abril de 2017

Jesucristo es Jehová

Hay personas que intentan enseñarnos que aun cuando el Señor Jesús sea muy grande y sublime, es todavía más grande y sublime Jehová. Pero vea­mos ahora lo que dicen las Escrituras inspiradas sobre esto.
     Setecientos años antes del nacimiento de Jesús el profeta Isaías en sus es­critos refirióse a los tres oficios de Jehová, v. gr. "Jehová es nuestro Juez, Jehová es nuestro Legislador, Jehová es nuestro Rey; él nos salvará" (Isaías 33:22). El desarrollo de los oficios es como sigue:
1ro, el de Juez. En Juan 5:22,23 se entiende que Jesús es Jehová el Juez, pues él dice: "El Padre no juzga a nin­guno, mas todo el juicio lo ha encomen­dado al Hijo; para que todos honren al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió."
2do. el de Legislador. En Mateo 5:21 vemos como Jesús es Jehová el Legislador, porque dice: "Habéis oído que fue dicho a los antiguos: No ma­tarás; y aquel que matare quedará ex­puesto al juicio. Más yo os digo, que todo aquel que se aíra sin causa contra su hermano, quedará expuesto al jui­cio. "
3ro, el de Rey. En Lucas 1:31,33, nos dice que Jesús es Jehová el Rey de Israel; pues leemos: "He aquí que concebirás en tu seno, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Je­sús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de su padre David: Y reinará sobre la casa de Jacob eter­namente; y de su reino no habrá fin."
Pues bien, Jesús mismo es Jehová Dios de los Hebreos, y está cumplien­do personalmente la profecía de Isaías 32:22.
En Isaías 43:11 dice: "¡Yo, yo soy Jehová, y fuera de mí no hay Salva­dor!” En Los Hechos 4:10-12 dice: "Sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vo­sotros crucificasteis, a quien Dios resucitó de entre los muertos, y por la virtud de él mismo, éste se presenta aquí delante de vosotros sano... y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en el cual podamos ser salvos." Ya que es cierto que aparte de Jehová no hay Salvador y que en ningún otro hay salvación sino en Jesús, se da por entendido que Jesús es Jehová Dios de los Hebreos.
En Isaías 43:14 dice: "Así dice Je­hová vuestro Redentor, el Santo de Israel:" En Efesios 1:5-7 vemos que Dios nos había "predestinado, en su amor, a la adopción de hijos, por me­dio de Jesucristo... en quien tenemos redención por medio de su sangre, la remisión de nuestros pecados, según las riquezas de su gracia." I Pedro 1:18,19 concuerda diciendo: "sabiendo que fuisteis redimidos... no con cosas corruptibles... sino con preciosa san­gre, la de Cristo." De manera que Jesús, el cual vertió su sangre en la cruz para redimirnos, es Jehová Dios, Redentor igualmente de judíos y genti­les.
En Oseas 13:4 dice: "Mas yo soy Je­hová tu Dios, desde la tierra de Egip­to, y tú no conocerás a otro Dios fuera de mí; pues que no hay ningún salvador sino yo. " Este testimonio que fue dado más de siete siglos antes que naciera Jesús nos obliga a concluir que Jesús es el mismo Jehová Dios de los He­breos, y el mismo que dijo a Moisés: "Yo soy él que soy. " (La nota margi­nal reza así: Heb. Seré él que seré.) (Éxodo 3:14). De otra manera se nos prohíbe reconocerle a Jesús como Dios y Salvador.
Y si negamos que Jesús sea Jehová, se nos obliga concluir que Tomás es­tuvo equivocado al decirle a Jesús: "¡Señor mío, y Dios mío!" (Juan 20: 28). Sin embargo en el versículo 27 Jesús le había dicho: "no seas incré­dulo, sino creyente. " Luego al conde­nar la fe de Tomás, se le condena tam­bién al Señor Jesucristo, el Autor de su fe.
El salmo 149:1 reza: "¡Cantad a Je­hová con cántico nuevo!" Dice en Apocalipsis caps. 4 y 5 que Juan vio una puerta abierta en el cielo, y oyó decir: "sube acá." Entonces vio el trono de Dios y a un cordero, que pa­recía como si hubiese sido inmolado; el cual tenía siete cuernos, y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios. Y los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos cayeron so­bre sus rostros, delante del Cordero, teniendo cada cual un arpa, y tazo­nes de oro llenos de incienso, que son las oraciones de los santos. Y canta­ban un cántico nuevo, diciendo: "¡Dig­no eres tú de tomar el libro, y de abrir sus sellos; porque fuiste inmolado, y has adquirido para Dios con tu misma sangre, hombres de toda tribu, y len­gua, y pueblo, y nación; y los has he­cho para nuestro Dios reyes y sacer­dotes reinarán sobre la tierra!” La dignidad del Cordero es el tema del cántico nuevo que Juan oyó en el cielo.
A través de los tristes siglos desde Adán hasta hoy día, la raza, culpable e incrédula, ha cantado su antiguo cántico de la justificación propia, sin embargo es preciso que se lo substituya con el cántico nuevo de alabanzas a Jehová, a Jesús, el Cordero de Dios.
Lector, ¿sabe usted cantar alaban­zas al Cordero? Las cantarán allá para siempre los pecadores que han sido redimidos por su sangre preciosa.
En seguida aducimos citas corres­pondientes que comprueban aún más que Jesús de Nazaret es Jehová:
"El Primero y el Ultimo" "Así dice Jehová... Yo soy el primero y yo el Ultimo", Isaías 44:6. "Yo soy el Alfa y la Omega", Apoc, 1:8. "Y él puso su diestra sobre mí, diciendo: No temas; yo soy el Primero y el Postrero", Apoc. 1:18.
"Rey perpetuo y eterno" "Jehová es Rey perpetuo y eterno", Salmo 10:16. "Jesús... Hijo del Altísimo... reina­rá sobre la casa de Jacob eternamen­te", Lucas 1:31-33.
"La Roca" "¡Jehová es mi roca!", Salmos 18:2. "Y aquella roca era Cris­to", I Cor. 10:4.
"El Redentor" "Oh Jehová, roca mía y mi Redentor", Salmo 19:14. "Pero habiendo venido Cristo... por la vir­tud de su propia sangre, entró una vez para siempre... habiendo ya hallado eterna redención", Heb. 9:11, 12, "Conocerá toda carne, que yo, Jeho­vá, soy tu Salvador y tu Redentor, el poderoso Dios de Jacob", Isaías 49:26. "Cristo empero nos redimió dé la mal­dición de la ley", Gál. 3:13.
"Abogado" "El Redentor de ellos es fuerte, Jehová de los Ejércitos es su nombre; él defenderá eficazmente la causa de ellos", Jeremías 50:34. "Abogado tenemos para con el Padre, a saber, a Jesucristo el justo", I Juan 2:1. Siendo abogado, él defiende nues­tra causa.
"Pastor" "Jehová es mi pastor", Salmo 23:1. "Yo soy el buen pastor", Juan 10:11.
"El Fuerte, el Valiente". "¿Quién es este Rey de gloria? ¡Jehová, el fuerte, el valiente! ", Salmo 24:8. "Un caballo blanco (símbolo del ven­cedor) y aquel que estaba sentado sobre él se llamaba Fiel y Verdade­ro... el Verbo de Dios", Apoc. 19: 11-13. "En el principio era el Verbo... y el Verbo fue hecho carne", Juan 1: 1-14. He aquí el fuerte y valiente ven­cedor, Cristo Jesús.
"El Creador". "Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos (na­da): pero Jehová hizo los cielos", I Crónicas 16:26. "Todas las cosas por medio de él (Jesús) fueron hechas, y sin él ni una sola cosa de lo que ha sido hecho fue hecha", Juan 1:3.
"El Altísimo". "Tú, cuyo nombre es Jehová, tú solo eres Altísimo sobre toda la tierra", Salmo 83:18. "Jesús, les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y sobre la tierra", Mateo 28:18.
"El Autor de Gozo". "Mi alma se re­gocijará en el Señor" (Jehová), Salmo 35:9. "El bajó con prisa, y le recibió (a Jesús) gozoso", Lucas 19:6.
"Dios con nosotros". "Jehová de los Ejércitos es con nosotros; nuestro re­fugio es el Dios de Jacob", Salmo 46: 11. "Le llamarás Jesús... y será lla­mado Emmanuel, que traducido, quiere decir: Dios con nosotros", Mateo 1: 21-23.
"Nuestra esperanza". "Tú eres mi esperanza, oh Señor Jehová",, Salmo 71:5. "Cristo Jesús, esperanza nues­tra", I Timoteo 1:1.
"El Justo". "Vendré a los poderosos hechos de Jehová el Señor; haré men­ción de tu justicia, de la tuya sola", Salmo 71:16. "Jesucristo el justo", I Juan 2:1.
Nos revela en Los Hechos 7:2 que "el Dios de gloria apareció... a Abraham, estando él en Mesopotamia". Y en Éxodo 6:2,3 leemos "Yo soy Jehová; y yo me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Todopoderoso; más en la manifestación de mi nombre Jehová, no me di a conocer a ellos." Así nos damos cuenta de que Dios, al redimir a Israel de la casa de servi­dumbre, se dio a conocer a Moisés bajo el nombre "Jehová", diciéndole: “Así dirás a los hijos de Israel: Yo soy me ha enviado a vosotros'", Éxodo 3:14 (Pues el nombre "Jehová" signi­fica "el que es", o el eterno, o "el que tiene existencia propia", y equiva­le a "Yo soy").
Dios, al llamarse "Jehová" se dis­tingue de todos los dioses falsos. Se refiere a Sí Mismo por este nombre, más que por cualquier otro. Este es el nombre "sobre todo nombre" y es el nombre que él dio al Hijo de la virgen, "Jesús", o sea "Jehová, Dios de los Hebreos", Fil. 2:9.
Sendas de  Luz, 1968

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