La fe en 1 Timoteo
José Naranjo
1. Naufragio en la fe
à por mala conciencia à1 Timoteo 1:11
2. Apostatar de la fe
à por oír espíritus de error à 1 Timoteo 4:1
3. Negación de la fe
à por irresponsabilidad familiar à1 Timoteo 5:8
4. Falsear la fe à por infidelidad a Cristo à1 Timoteo 5:12
5. Descaminado de la fe à por amor al dinero à1 Timoteo 6:10
6. Extraviados de la fe
à por recibir falsa ciencia à1 Timoteo 6:21
7. Reprobados acerca de la
fe à por corrupto entendimiento à 2 Timoteo 3:8
Se ha comparado la fe a
un barco que surca las aguas de este mundo, cuya carta marítima, figura de
Hay los que creen que
han alcanzado todo; se han hecho sabios. El asunto empieza por tolerar una cosa
pequeña, no juzgando el pecado. Dicen: ¿Qué hay de malo en eso? ¿No es uno
libre para seguirse por su propia conciencia? La cosa va en aumento; de una
piedra va una base, de una base una pared y de una pared una casa. La
conciencia se ha cauterizado; todo lo que rebosa es sabiduría, y el naufragio
de la fe es inevitable.
¡Cuántos cadáveres
están boyando en las aguas de esta vida porque no fueron consecuentes al aviso
cuando la conciencia era sensible! Se acumuló tanto daño que la conciencia fue
contaminada. (Tito 1:15) Había algunos en la iglesia de Sardis a quien el Señor
dice: “Yo conozco tus obras, que tienes nombre que vives y estás muerto. Sé
vigilante y conforma las otras cosas que están para morir, porque no he hallado
tus obras perfectas delante de Dios.” (Apocalipsis 3:1,2)
No obstante, negar a
Cristo es apostasía. Negar la doctrina fundamental de nuestra fe es apostasía.
Hay muchos que, como Judas, anduvieron muy cerca de la verdad, pero nunca
llegaron a “comprar la verdad,” y, después que han sido atrapados “por espíritus
de error y doctrinas de demonios,” no tienen suficiente valor moral para
regresar confesando su pecado, sino que mitigan el extravío, ensalzando el
error y diciendo: Ahora sí estamos en la verdad; antes éramos unos ignorantes.
Así ha sucedido con algunos que han abrazado la herejía de los llamados
testigos de Jehová y otros que han abrazado las extravagancias del
pentecostalismo.
Pero, ¿a quién se
manifiestan estas cosas? A los que no están conforme con la pureza y sencillez
de la doctrina. “Antes teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros
conforme a sus concupiscencias. Apartarán de la verdad el oído y se volverán a
las fábulas.” (2 Timoteo 4:3,4) En vista pues de tanta apostasía alrededor, “No
seáis llevados de acá para allá por doctrinas diversas y extrañas, porque buena
cosa es afirmar el corazón en la gracia, no en viandas que nunca aprovecharán a
los que anduvieron en ellas.” (Hebreos 13:9)
Son muchos los lectores
de
Muchos son los hijos
que se levantan y se olvidan de la responsabilidad a los padres. Hace algún
tiempo que pude presenciar cuando una madre reclamaba a su hijo, que tenía
varios meses que no le daba nada. El hijo discutía con la madre, alegando que
no le alcanzaba el sueldo porque tenía cuatro hijos, estaba pagando una casa y
alguno había enfermado en la casa, pero yo, que conocía al sujeto, porque viví
en el mismo vecindario, sabía que todo era evasivo, pues esa persona podía
sostener lujo y comodidades vanidosas.
Los frutos de un
verdadero creyente se ven en un cambio grande al sentir responsabilidad para
con los suyos. Cumple con sus obligaciones. Inculca en sus hijos la caridad
cristiana, reconociendo a sus ascendientes vivos hasta la cuarta generación. La
ingratitud es señal manifiesta de los últimos tiempos. “Desobedientes a los
padres, ingratos, sin santidad.” En días de este mismo año, dos jóvenes
agredieron a puñetazos y puntapiés a la madre, porque ésta les recriminó
fabricar bombas en su hogar.
No sólo las viudas
jóvenes quebrantan la primera fe; también el que se casa con un infiel o
divorciado, el que haya mayor satisfacción en la compañía de inconversos que en
la comunión de sus hermanos, el que deja de asistir a los cultos y se arrellana
en un sillón a ver televisión, el que deja de asistir a la cena del Señor para
ir a la playa: el corazón de los tales ha falseado. Un nuevo afecto morboso se
ha metido en su vida que la hace quebrantar su primera fe.
Eso le pasó a Mical, la
esposa de David. Parece que se entregó en los brazos de otro hombre, sin protesta
alguna, mientras David estaba desterrado. Así le pasó a Demas, ofuscado con la
populosa Roma. Abandonó a Pablo, “amando a este siglo.” Si esto se hace con los
que estamos viendo, ¡cuánto más con el Señor que está ausente! “Guardaos pues
en vuestros espíritus y no seas desleales.” (Malaquías 2:16
El amor al dinero abre
las agallas de la avaricia y cierra las entrañas de compasión y sentimiento. El
socio del avaro es una persona llamada yo:
“mis frutos, mis alfolíes, mis bienes, mi alma, mi pan, mi agua, mis víctimas,
mis esquiladores.” (Lucas 12:16-24, 1 Samuel 25:11) Giezi vio las riquezas de
Naaman y las codició. ¡Cuán grande privilegio tenía este hombre de servir al
siervo de Dios! Pero no estaba contento con lo presente. La codicia le hizo
matemática para distribuir la plata en “vestidos, olivares, viñas, ovejas,
bueyes, siervos y siervas.” (2 Reyes 5:20-27)
Miles han descaminado
de la fe, no por tener dinero, sino por amor al dinero. Qué diferente al
hermano acomodado de Colosas, Filemón. “Porque tenemos gran gozo y consolación
de tu caridad, de que, por ti, oh hermano, han sido recreadas las entrañas de
los santos.” (Filemón 7)
Ciencia es el conjunto
de conocimientos relativos y variados. Yo digo que debiera tener una sola
aplicación: a Dios y al conocimiento que tengan los hombres de Dios, revelado
en la palabra de Dios. “Mas de él sois vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha
sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención.” (1
Corintios 1:30)
Desgraciadamente el
enemigo ha presentado al mundo la falsamente llamada ciencia. En los días de
Pablo y Timoteo proliferaban las falsas doctrinas y teorías extraídas de metes
fértiles en ideas, y con estas ciencias muchos estaban atacando las virtudes de
nuestro Señor Jesucristo. Había los que abundaban en fábulas. Himeneo y Fileto
enseñaban que la resurrección era ya hecha. (2 Timoteo 2:17,18) Otros enseñaban
filosofías y vanas sutilezas. (Colosenses 2:8) Hoy la falsa ciencia se ha
multiplicado y algunas de sus escuelas han cambiado de nombre, como los
llamados testigos de Jehová que enseñan la misma teoría del arrianismo. “Que
esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrena, animal,
diabólica.” (Santiago 3:15)
“Que seamos librados de
hombres inoportunos, porque no es de todos la fe.” (2 Tesalonicenses 3:2)
Ciertamente que tales personas no tienen ni aun un pensamiento honesto. Estos
son de aquellos a quien el Señor dijo: “No deis lo santo a los perros, ni
echéis vuestras perlas a los puercos; porque no las rehuellen con los pies, y
vuelvan y os despedacen.” (Mateo 7:6) La visión de éstos llega solamente a la
nariz. Estos hechiceros Jannes y Jambres eran tercos como sapos que quieren
salir del encierro cabeceando la pared. ¿No vieron esos hombres cuándo “la vara
de Aarón devoró las varas de ellos?” (Éxodo 7:10-12)
Hay personas que un día
gustaron del evangelio; luego cayeron. Hoy su entendimiento es tan corrompido
que no quieren que se les hable nada del evangelio.
El Señor rogó por Pedro
que su fe no faltara. Pedro tuvo su momento de cobardía, pero no falseó su fe.
Que también a nosotros nos guarde para que el enemigo no nos arrebate el tesoro
de nuestra fe.
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