SEGUIR A JESÚS
Pasando Jesús de allí, vio a un hombre
llamado Mateo ... y le dijo: Sígueme. (Mateo
9:9)
Hace poco le
dije a mis hijos (que ya son adultos): «Ustedes los jóvenes siempre hablan de
quién siguen en Twitter*». Entonces continué: «Yo sé a quién sigo también; leo
sus mensajes cada mañana». Instintivamente, ellos ya sabían lo que les iba a
decir, así que les dije: «Así es. Cuando estudio mi Biblia cada día en la
mañana recibo mensajes de mi Señor, porque yo lo sigo».
Pedro le hizo
una pregunta al Señor acerca de su amigo Juan: “¿qué de éste?" Pero el
Señor Jesús le respondió: “Sígueme tú” (Jn. 21:21-22). Juan estaba siguiendo al
Señor Jesús, pero Pedro necesitaba poner más atención a su propia relación con
el Señor. ¿Qué hay de nosotros? ¿Lo estamos siguiendo? Cuando los «mensajes»
parecen ser menos frecuentes, en momentos de sequía, clamamos a Él: «¡Señor,
realmente necesito escucharte!» ¡Y entonces los mensajes comienzan a llegar!
Así me sucedió hace poco. Tenía por delante algunas reuniones y me preguntaba:
«¿Cómo puedo entregar a los demás lo que yo mismo no tengo?» Sin embargo, un
día a la mañana, mientras seguía a mi Señor, Él me envió el siguiente mensaje:
“Abre tu boca, y yo la llenaré” (Sal. 81:10).
Esto puede ser
igual para todos sus seguido-res. La Biblia dice: “No sólo de pan vivirá el
hombre" (Mt. 4:4). ¡Habla de los mensajes que Él te envía! “El Señor Dios
me ha dado lengua de discípulo, para que yo sepa sostener con una palabra al
fatigado. Mañana tras mañana me despierta, despierta mi oído para escuchar como
los discípulos” (Is. 50.4 LBLA). Es verdad que este versículo nos habla
profética- mente de Cristo, pero también podemos aplicarlo a nosotros. Puede
que no recibas mensajes de Él en la mañana, sin embargo, sus mensajes pueden
llegar en cualquier momento del día o la noche. Si no eres aún un “seguidor",
vuélvete uno. Él está esperando hablarle a los que están dispuestos a escuchar.
Brian Reynolds
El Señor está cerca
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